O. Jayam (XII) La inútil sabiduría
En los cuatro versos de Jayam mencionados se expone con la máxima evidencia y condensación un tema largamente tratado, empezando, si se quiere, por el autor del Eclesiastés, hasta nuestros días: la condición humana, señalada por la angustiosa imposibilidad del hombre para conocer el sentido de su existencia…, siendo ese conocimiento el anhelo más profundo de su psique. Anhelo bien demostrado por las elaboraciones religiosas, filosóficas y más recientemente en la historia, las ideológicas. Elaboraciones que, por su variedad y contradicciones, testimonian la paradoja: el anhelo y la imposibilidad de satisfacerlo. Sin embargo lo que llamamos cultura, lo que diferencia al hombre de los animales, es precisamente ese esfuerzo titánico por poner orden y sentido en su experiencia y en su existencia, perceptible asimismo en la literatura y el arte.
Jayam da por inútil ese empeño, se burla de los que pretenden enseñar a los demás, empezando por su anterior ambición de estudiar y hacerse sabio, presunción que solo quedaba “en humo que disipa el viento”. Pero, de todas maneras, la vida tiene sus exigencias imperativas: ¿qué hacer con la que cada cual ha recibido? A pesar de su desdén por los pretendidos sabios, él no cesa de aconsejar la conducta: algo así como un hedonismo exasperado, vino y sexo, poco propicio para una vida larga y tranquila.
Con ello da una respuesta al “quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos”, también a las preguntas kantianas “qué puedo saber, qué debo hacer y qué puedo esperar”; y que sería: no puedes saber el por qué de tu “llegada, estancia y partida de la vida”, por lo que tampoco puedes saber qué hacer en ella, y menos aún lo que puedes esperar: “confórmate con saber tan solo que todo es misterio; la creación del mundo y la tuya, el destino del universo y tu suerte”. El pasado y el futuro escapan a tu voluntad, y el presente te ofrece obligatoriamente una combinación de placeres y pesares. Consistiendo la sabiduría posible en aferrarte a los primeros. ¿Pero disipa esa sabiduría la angustia de la existencia?
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“¿Cuándo se jodió la democracia?”
**Decir que España es un país democrático es exagerar mucho la nota. Otro tanto en la UE lgtbi y belicista con sus “delitos de odio”, tan reveladores. Nunca antes la tiranía y el totalitarismo habían llegado a la pretensión de las oligarquías de reglamentar y castigar los sentimientos. Por supuesto, está excluido el odio al cristianismo, a España, a la familia, etc. Solo es punible el odio a los lgtbi y similares.
**En España quedan restos de democracia, pero esta ha perecido en lo esencial a manos del contubernio PP-PSOE-separatistas y sus grandes medios de masas que manipulan y enferman a la opinión pública. El único hecho político relevante desde hace varias décadas es el surgimiento de VOX
**El referéndum de 1976, paso a la democracia partiendo de la legitimidad del franquismo, es decir, fue un éxito transcendental al mantener una básica continuidad histórica). El nuevo régimen pronto empezó a renquear, pero si nos hiciéramos la pregunta, imitando otra célebre, “¿En qué momento se jodió la democracia?, lo situaríamos en la fecha simbólica del 20 de noviembre de 2002, cuando al necio Aznar se le ocurrió condenar el franquismo, para unirse a los “demócratas” PSOE y separatistas. En todas las cuestiones políticas clave, PP y PSOE piensan exactamente igual. Solo se pelean por los puestos, que no hay para todos.
**Al condenar el franquismo, el PP condenaba la unidad nacional y la continuidad histórica de España (que es lo que significó Franco), así como sus efectos finales: la transición democrática y la monarquía. El lumbrera no veía esas implicaciones. El PP ha demostrado cumplidamente su nulidad intelectual y política.También moral.
**Con su delictiva condena, el PP abrió paso a Zapatero, a las leyes totalitarias de memoria y a la demolición progresiva de la democracia. A dicha condena se unió la sumisión lacayuna a los intereses concentrados en Gibraltar y a las aventuras de Anglolandia en Irak. Esto último permitió al PSOE explotar los atentados de Madrid y ganar las elecciones de 2004.
**Hay, pues, una estrecha relación entre el socavamiento de la democracia y la adopción de una política exterior al servicio de los intereses condensados en Gibraltar. Y por eso la cuestión de la neutralidad de España es crucial para salvaguardar nuestra independencia y nuestras libertades. Y por eso los partidos y sus medios tratan de declararla tabú y que no asome al debate político. Difúndase el manifiesto: Europa sonámbula / Manifiesto por la neutralidad de España
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El franquismo antifranquista
El franquismo surgió como una reacción in extremis a la doble amenaza, extraordinariamente grave, de romper la continuidad histórica de España, de indudable raíz cristiana, sustituyéndola por la sovietización y /o la disgregación en unos cuantos estaditos hostiles entre sí y manejables para potencias exteriores. Ante la degradación de los partidos políticos, atentos solo a sus intereses particulares, el franquismo se proclamó régimen sin partidos, pero esto era más bien una ilusión: en toda sociedad surgen partidos y banderías como reflejo de la gran variedad y oposición de intereses, sentimientos, etc., presente en ella. La democracia permite jugar con esas oposiciones sin que lleguen al golpismo y al choque directo, siempre que todos respeten la básica unidad nacional y las reglas de funcionamiento.
El franquismo llamó “familias” a los partidos que lo integraban, fundamentalmente el católico-político ligado al Episcopado, la Falange, el carlismo y los monárquicos de tradición liberal. Estos partidos eran muy distintos y poco amistosos entre sí, en cada uno de ellos había un sector minoritario abiertamente antifranquista, y dos de ellos estuvieron cerca de provocar el derrumbe del régimen: el monárquico hacia el final de la II Guerra Mundial y posguerra europea; y el católico democristiano con una labor de zapa desde mediados de los años 60. Si algo demuestra el realmente extraordinario talento político de Franco, realmente incomparable con cualquier político anterior o posterior, fue su habilidad para mantener bajo la rienda a todas las familias, torear a algunos de sus políticos y superar sin sangre las crisis provocadas por las rivalidades entre ellas.
No obstante, hacia la muerte de Franco, el sistema hacía agua por todas las familias, lo que podía haber provocado un hundimiento catastrófico del régimen. Sin embargo, los logros sociales y económicos de este, en particular un ambiente políticamente reconciliado, hacía que las tendencias extremistas y deseosas de enlazar con el Frente Popular, fueran muy débiles, lo que hizo posible una transición relativamente pacífica, sin más amenaza grave que la del terrorismo. Hoy nos hallamos en situación similar a la que precedió a la guerra civil, con grave amenaza de disgregar al país y romper su continuidad histórica. Solucionar el problema antes de llegar al enfrentamiento radical es la tarea del momento.
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