Leemos a menudo el calificativo de “genocida” dirigido a Franco, en la onda de la propaganda bélica según la cual trataba de exterminar a los obreros. F. Moreno se explaya en el libro coordinado por Santos Juliá Víctimas de la Guerra Civil (1999): “Han caído ya, con la victoria militar, las instituciones democráticas”. Habían caído mucho antes. De hecho, fue su caída lo que ocasionó la guerra. Pero ya sabemos qué entienden por democracia estos autores. “La violencia fue un elemento estructural del franquismo”. Lo es de todos los regímenes. El terror sería “parte integral del glorioso Movimiento Nacional, de su asalto a la República y de la conquista gradual del poder, palmo a palmo, masacre tras masacre”. “La represión y el terror (eran) el pilar central del nuevo Estado, una especie de principio fundamental del Movimiento”. “El fenómeno de la tortura fue masivo y generalizado”. “Se puede afirmar que Franco convirtió a Madrid en un gran presidio”. Etc. En suma, “Un exterminio de clase”. “Las declaraciones de Franco y de sus generales no disimularon nunca su propósito de exterminio”, “Cárceles, torturas y muerte, lejos de disminuir al término de la guerra, se incrementaron al máximo”. “Por todas partes se humilla a la gente sencilla”, y especialmente, dicen, a las mujeres. Durante años, cuenta Juliá, “el fusilamiento de los derrotados continuó siendo un fin en sí mismo (…) Los enemigos solo gozaban de un destino seguro: el exilio o la muerte”. Preston banaliza el holocausto judío, aplicando el término a los sucesos de España.
Todo esto es simplemente propaganda de guerra, que autores como estos intentan revivir de algún modo. Por supuesto, ni de lejos hubo tal exterminio, de clase o no de clase. La casi totalidad de quienes, de buen o mal grado, lucharon por el Frente Popular (1.700.000 hombres), de quienes lo votaron (supuestamente) en las elecciones (4.600.000) o vivieron en su zona (14 millones) ni fueron fusilados ni se exiliaron. Siguieron viviendo en España como los demás, dentro de las penurias que por entonces afectaron a casi toda la población. Es algo tan obvio que asombra leer hoy tales diatribas, claramente pensadas para remover viejos resentimientos, sobre todo entre jóvenes que no vivieron la guerra ni el franquismo.
Con perfecta desenvoltura, los sembradores de tanta falsificación son capaces de escribir al mismo tiempo: “[Que] el dolor de tantas y tantas víctimas anónimas del odio más irracional no sea inútil y, establecida la verdad tras el necesario debate, la guerra civil se incorpore definitivamente a nuestra historia”. “La verdad”. Su “debate” ha consistido en la aplicación de la censura y el intento de condenar a muerte civil y, últimamente, a multas y cárcel, a los discrepantes de tales “historias”.
Hubo sin embargo un genocidio tipificado como tal: “aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un pueblo o grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos”. Y fue el intento de exterminar a la Iglesia. El encarnizamiento con que se llevó a cabo revela hasta qué punto el aborrecimiento al catolicismo era una de las poquísimas señas de identidad comunes a todos los partidos del FP, excepto el PNV, que no obstante cumplió también su papel en la empresa.
Por citar algunos casos, bastantes fueron torturados en espectáculos públicos o “toreados” con banderillas, a otros los castraron y metieron en la boca sus genitales. A un capellán le sacaron un ojo, le cortaron la lengua y una oreja antes de degollarle; otro fue arrastrado por un tranvía, otros más golpeados y cortados con palos, mazas y cuchillos hasta hacerlos pedazos. Algunos quemados vivos. A seglares como una profesora de la Universidad de Valencia le arrancaron los ojos y le cortaron la lengua para impedirle seguir dando vivas a Cristo Rey; otra fue violada delante de su hermano, atado a un olivo, antes de asesinar a ambos. El obispo de Barbastro fue torturado, castrado y fusilado junto con otros clérigos y seminaristas. Cientos de monjas fueron violadas y asesinadas… Casos tales menudearon, y con frecuencia los cadáveres eran golpeados, quemados o tirados por barrancos como de perros. En varios conventos, los milicianos exhumaron ataúdes y esqueletos o cuerpos momificados y los exhibieron en ceremonias grotescas, con imitaciones obscenas de misas. En muchos cementerios fueron rotas las cruces y lápidas con frases cristianas
Los clérigos asesinados sumaron unos 7.000, incluyendo 13 obispos, a los que hay que añadir un mínimo de 3.000 laicos católicos por el mero hecho de serlo. Fue probablemente la persecución más intensa y sanguinaria sufrida por el cristianismo en su historia, superior a las de Roma y a otras más recientes como la de los bolcheviques en Rusia o las del gobierno masónico en Méjico. Y el aspecto más profundamente característico de nuestra guerra civil.
La extrema violencia contra las personas se proyectó también contra templos y obras de arte: “tesoros históricos y artísticos de incalculable valor fueron pasto de las llamas: retablos, tapices, cuadros, custodias (…) imágenes sagradas de grandes pintores y escultores como Montañés, Salcillo, Pedro de Mena, Alonso Cano, Sert y otros monumentos insignes de la arquitectura y escultura religiosa quedaron abatidos, y ardieron antiquísimas y valiosísimas bibliotecas de conventos, seminarios y catedrales, así como archivos”. Solo en Cataluña fueron destruidos hasta cien mil volúmenes de la biblioteca franciscana de Sarriá , del seminario y del convento de los Capuchinos de Barcelona; cincuenta mil en Igualada. Joyas del románico, del gótico, del barroco y del mudéjar fueron quemadas o voladas. En Madrid, la catedral de San Isidro, en sí misma un gran museo de arte con pinturas italianas y españolas, fue incendiado…. A la primera oleada de destrucciones siguió pronto el saqueo de obras de arte y tesoros diversos, que los dirigentes del FP llevaron al extranjero al perder la guerra.
Se ha pretendido que los jefes “republicanos” trataron de frenar aquellos hechos, pero es más cierto decir que los atizaban en su prensa y que expoliaron cuanto pudieron. El efecto fuera de España resultó muy perjudicial para las izquierdas. Ante las críticas, el órgano del partido azañista Política, “razonaba”: “Ningún tesoro más precioso que la razón, la justicia y la libertad (…) Casi todos esos monumentos, cuya caída deploramos, son calabozos donde se ha consumido durante siglos el alma y el cuerpo de la humanidad”. ¿Por qué lo deploraban, entonces? La incitación a la destrucción era bien clara. Justificar en ¡la razón, la justicia y la libertad!” una persecución tan feroz, sangrienta y culturalmente destructiva, ya dice mucho. Pues bien, aquel periódico y partido suelen ser considerados los más moderados e ilustrados de cuantos componían el FP
Con todo, una explosión de odio tan desenfrenado en un país tradicionalmente católico no tiene explicación fácil. Madariaga y otros le achacan una gran incultura del clero y arguyen que “el pueblo” se había disociado de la Iglesia porque esta le había olvidado, no atendía a sus necesidades y se había aliado con “las capas reaccionarias” o “con la derecha”, “el capitalismo”, “apoyando siempre al poderoso, al rico, a la autoridad opresora”. Así los crímenes no los habrían perpetrado pequeñas minorías sino “el pueblo”, en particular “el pueblo trabajador”, que, como se sabe, carga con lo que le echen. Pero el argumento es muy difícil de sostener.
Existían en España, como en todos los países, bolsas más o menos extensas de miseria, y también una tradicional despreocupación de las clases altas por la falta de instrucción y la pobreza sufrida en los barrios industriales de Barcelona o Bilbao, y sobre todo entre los jornaleros de Extremadura y Andalucía. Contra un tópico común, desde la primera guerra carlista, un siglo antes, en España había gobernado casi siempre la izquierda, representada por los liberales, fueran moderados o exaltados. Y estos habían oscilado entre un anticatolicismo radical y un “acomodo incómodo” con la Iglesia, a la que habían despojado de grandes bienes y ocasionado atentados y alguna matanza ya en el siglo XIX. Aquellos liberales habían aprendido bien la lección de que la riqueza no procede de sentimientos altruistas sino de que cada uno mire por lo suyo. Por eso era la Iglesia quien, mejor o peor, “miraba por los pobres” con una red de asilos, orfanatos y hospitales, y también promoción personal con escuelas populares, centros de enseñanza profesional, montes de piedad, cajas de ahorro y algún sindicato menor. Y culturalmente sostenían revistas y editoriales, algunos centros universitarios prestigiosos y cuidaban un ingente tesoro artístico legado por los siglos. Por muchas críticas y ataques justificables que pudieran hacerse a estas labores, es imposible que puedan explicar una persecución tan brutal.
El argumento se debilita aún más por cuanto los curas y frailes consagrados a tareas asistenciales y de promoción, que a menudo vivían ellos mismos en auténtica pobreza, fueron cazados como alimañas tanto o más que aquellos que aparecían ligados “al rico y la autoridad opresora”. El empuje de nuevos movimientos más extremos desde principios del siglo XX (marxismo, anarquismo, republicanismo) había agravado más aún la aversión a la Iglesia. Y en esas ideologías creo que cabe encontrar la raíz de un aborrecimiento tan furibundo. Como veremos en la cuarta parte, cada una de ellas presentaba una concepción total del mundo y de la vida, prometedora de sociedades grandiosas; y la Iglesia eran enfocadas como el mayor o uno de los mayores obstáculos a sus proyectos sociales. Esas ideologías, vulgarizadas en tópicos sencillos, podían tener un fuerte efecto sugestivo en mentes incultas. Y también en las refinadas.
No faltan hoy quienes siguen tocando la misma música que Madariaga o Política. Dos botones de muestra: A. Beevor, en su La guerra civil española, 2005 lo entiende como una furia “que parecía rebosar de un pozo centenario de humillaciones y atropellos, de la desesperación de gentes maceradas en el silencio temeroso y en el odio íntimo que de repente ven desaparecer los viejos tabúes”. Buena apología del crimen basada en su ignorancia de la historia de España. Una escritora más o menos pornógrafa, A. Grandes cantaba el goce que según ella sentirían las monjas violadas por “milicianos jóvenes, armados y –¡mmm!—sudorosos”, en un artículo que le valió algunas protestas. A decir verdad, las izquierdas jamás han expresado el menor sentimiento por aquel genocidio. Más aún, han querido intimidar a quienes lo recuerdae. Desde El País, por ejemplo, se ha acusado a la Iglesia de promover un espíritu de guerra civil por beatificar a los mártires de aquella orgía de sangre. Y desde hace años vuelven los conatos de incendios, agresiones y sobre todo la vieja propaganda que desde el siglo XIX ha provocado tantos crímenes, destrucciones y expolios.
Cabe añadir que desde que el Concilio Vaticano II, en los años 60, optase por el “diálogo con los marxistas”, sectores de la Iglesia han llegado a colaborar con sus antiguos exterminadores, y hasta a pedirles perdón; y hoy su jerarquía muestra indiferencia ante la planeada profanación de la tumba de Franco, que la salvó justamente del exterminio. Son hechos, digamos, llamativos.
Historiadoradomicilio, si se le reitran los organos a, un anestesiado, se muere. Si atacs a, un feto se muere. No sufre, se mjere. Y esgoy en contra d eprovocar la muerte. Y aunque no se muriera: causar dolor o quitarle organos sin su consentimiento es algo inmoral. Es más: un muerto no sufre. Pues robar el cadaver a escondidas para quitarlw los organos es inmoral. No porque sufra, sino porque el cuerpo de esa persona merece un respeto y pertenece a ese sujeto.
Lo de que la vida pertenece a Dios es algo bqstante obvio tras un razonamiento relativamente sencillo.
En ningún momento he dicho que no ocurran daños. Pero si está dormida y jamás despierta, no los va a sufrir. Existian esos daños, pero si no le hacen sufrir, no piede quejarse.
Tu mensaje e suna contradicción constante. Admites que no nota el dolor pero luego te quejas de que sufran los musculos aunqueel no se entere. Si se despierta del coma evidentemente ya notará el dolor. Admites que él no se entwra del dolor, pero como el cuerpo sufre, aun así te da igual. Es que tu punto de vista es demencial. Te autorrefutas abiertamente. Por no hablar de que si matas al enfwrmo es imposible aue despierte del coma.
Un feto, si no tiene capacidad de tenwr dolor, no sufre. Cierto. Y una eprsona incapaz de sentir dolor no sufre. También cierto. Si no puedes sentir dolor no sufres. Pues sufrir sin poder sufrir es una contradicción. No sé qué prwtendes decir.
Es inmoral matar a un feto o dañar a alguien incapaz de sentir dolor por el simple hecho de que no existe el derecho a atacar al prójimo. Así de sencillo. Un maaokista amara el aufrimiwnto. Pero no puedes atacar a un masoka por la calle de repente solo porque sepas que es masoka. Es que es algot an evidente que da hasta vergüenza tener que decirlo.
Lo de ser incapaz de sufrir lo digo porque puedo entender que quieran aliviar a alfuiwn que aufrw matandole, aunque no lo comparta. Pero querer aliviar a alguien que no es capaz de sufrir matandole es absurdo. Y solo puedes salir con que los huesos sufrwn aunque él no se entere. Es que es tan absurdo que no mereces una contestación
Falacia de las consecuencias indeseables.
Las conseciencias naturales y necesariaa dan bastante información sobre ka moralidad d elos actos.
Bueno, pues nada. Habrá que decir que Marx no tuvo nada que ves con las matanzas leninistas, cuando en realidad aon el desarrollo natural de su pensamienro. O que no tiene nada que ver las denuncias falsas con la Ley Viogen, cuando es una Ley que laa peemite.
La autanasia por suvpropia naturaleza lleva al exterminio de los «inutiles». Es así. Es una consecuencia natural y necesaria.
Historiadoradomicilio. La bondad del martirio depende de si se sufre la muerte por un bien verdaderamente superior o no.
En moral objetiva, morir por Hitler, por Vishnu o por unavfalsa rreligión es un mal. Pues sacrifican su propia vida en pos de un mal mayor.
Pero puede ser que subjetivamente hagan un bien, ya que cren sinceramente que son bienes superiores. Y una ignorancia no culpable y una buena fe equivocada pueden transofrmar en virtuoso lo que de por sí sería malo.
Un ejemplo. Dar dinero para un hospital es algo bueno. Darlo para un campo de ezterminio es algo malo. Si un rico a dinero para construir un hospital pero este es desviado por alguien sin su conocimiento para construir un campo de exterminio, tenemos qie ovejtivamente ha dado diberovpara una causa mala pero creyebdo de buena fe que es para una causa buena. Eso hace que, aunquey el acti vusto en sí sea malo, su actuación paeticular sea buena, pues su objegivo buscado era bueno.
Si eres incapaz de ver la diferencia entre un suicida y alguiwn aue se sacrifica wn pos de un bien mayor, lo lamento por ti. Eres incapaz de entender conceptos como mal menor y bien mayor. O tolerancia y resignación en pos de un bien. Eso demuestra que eres incapaz de entener cocneptos de la metafisica tan evidentes y faciles, que hasta un niño podria entender. No me extrala que compares la Asteologia con la Metafísica. Pero entonces es que no quieres entender, eres como la semilla puesta en el camino que los pájaros arrebatan.
Resumen: parece mentira que alguien tan inteligente como historiadoradomicilio sea incapa de entender xonceptos tan sencillos como que un inconsciente que no se despierta ya es incapaz de suufrir, qie no es lo mismo buscar un mal en sí mismo que tolerarlo en pos de un bien mayir y que una acción de suyo mala puede ser buena si se hace poe ignorancia invencible y de buena fe. Es que son conceptos que hasta un niño entendería.
Bien lo vio San Pablo: «Por alardear de sabios, se hicieron necios» y « como no quisieron alabar a Dios, Él los entregó a un reprobo sentido» y «la locura de Dios es más sabia que loa hombres».
Al haber esta aociedad abandonado la fe cristiana, ha perdido la propia razón natural de que diaponian los paganos, y ahora es una civilización sumamente ignorante en metafísica, que se cree muy sabia solo por serlo en «la sabiduria de este mundo» como la ciencia u otras diaciplinaa
Del hilo anterior, Pío Moa, 13 agosto 20.24, “…Sobre la eutanasia, no me gustaría convertirme en una especie de vegetal mantenido artificialmente en vida.”. Totalmente de acuerdo, pero ¡Ojo al parche!:
https://www.abc.es/salud/enfermedades/abci-recibir-rinon-donante-mas-80-anos-mejor-seguir-dialisis-201908121244_noticia.html
Desde luego, las torturas de los rojos hacen palidecer el Martirio de Santa Eulalia. Pero, como fueron y son los reyes de la propaganda, resulta que los que toreaban a pobres indefensos en las plazas, como la de Badajoz, con señoritas ataviadas con mantilla, eran los nacionales…
Aun más estupefacientes han sido intentos como el de Maritain de equiparar el asesinato de curas con el de obreros “por el hecho de serlo”. Ningún obrero fue asesinado por serlo. O la especulación asombrosa de que los rojos mataban curas y los nacionales maestros (¡un genocidio de maestros!), expuesta por gente de derecha, incluso procedente del franquismo, como Martín Villa (https://www.piomoa.es/?p=1939) . Tampoco fue ejecutado ningún maestro por ser maestro. El PNV ha querido jugar con la ejecución de 14 curas en Guipúzcoa poniéndolos en el mismo plano que los asesinados por sus amigos de izquierda. Ninguno de esos curas fue fusilado por cura, sino por sus actividades separatistas. Nada que ver con genocidio alguno.
Cómo se fabricó el mito de la matanza de Badajoz
https://fnff.es/memoria-historica/653094549/Como-se-fabrico-el-mito-de-la-matanza-de-Badajoz.html?utm_source=boletin&utm_medium=mail&utm_campaign=boletin&origin=newsletter&id=35&tipo=3&identificador=653094549&id_boletin=513154225&cod_suscriptor=542957898
Rocío Monasterio interviene en la Asamblea de Madrid en la sesión de investidura
Discurso de la la portavoz del Grupo Parlamentario VOX en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, realizado en el Pleno de Investidura de Díaz Ayuso de la XI legislatura de la Comunidad de Madrid.
https://www.youtube.com/watch?v=wVOGXW6g91g
Este pobre hombre delira. Ya no sbe mas que vomitar estupideces a un ritmo acelerado. Era conveniente que antes de hablar, pensaras un poco. Pongamos por ejemplo:
En moral objetiva, morir por Hitler, por Vishnu o por unavfalsa rreligión es un mal. Pues sacrifican su propia vida en pos de un mal mayor.
Ya, y para un creyente en Visnhu o en una religión “falsa” cualquiera, sacrificar su vida por el dios cristiano, como un santo, es un mal mayor. Entonces o bien no existe eso que llama usted “un bien superior objetivo” o bien existen una multitud de bienes superiores objetivos, que dependen de cada sujeto, lo que es exactamente lo mismo que decir que no existen esos bienes objetivos para sacrificar la vida de uno. lo mismo que usted aplica al cristianismo usted debe forzosamente aplicarlo a las demás religiones, por lo que su razonamiento su por su propia base.
La categoría “bien moral objetiva” es una categoría que no existe de forma independiente del sujeto. Para los aztecas, sacrificar a gente a su dios, era una moral objetiva, incluso superior, porque incluso estaban haciendo el favor de hacer que el sol brillase para todos. Los actos de los terroristas suicidas son buenos para ellos, pues van al paraíso, y son un bien moral superior, pues llenan de terror a los infieles (y mandan al infiernos unos cuantos) e impresionan a otros a convertirse al islam, con lo que se salvan almas y se castiga a los malvados, y así sucesivamente. Luchar por un futuro para Alemania es un cosa muy buena, porque se lucha por un bien mayor que afecta a millones de personas, y una entrega su vida por su causa, y así sucesivamente. Su propio discurso invalidad su discurso en una sucesión de falacias.
La falacia estriba en derivar el problema moral de la eutanasia el problema económico del pago de las pensiones, que no tiene nada que ver una cosa con la otra: uno es un problema moral y el otro de falta de recursos públicos. Ahí radica la falacia de consecuencias indeseables, que es, por lo demás, de libro en u caso.
yo desde luego, lo que no voy a hacer es discutir gilipolleces del calado que una persona inconsciente no sufre. Mire, coja un libro de medicina y aprenda algo, porque yo no voy a perder el tiempo con semejantes idioteces.
Y luego dígame si la merma mental o los daños cerebrales de una persona es sufrimiento o no. Sin dolor físico, eh. A ver lo que me dice. Y luego trate de estructurar su discurso sin que implosione o desbarate sus propias posturas.
Lo de que la vida pertenece a Dios es algo bqstante obvio tras un razonamiento relativamente sencillo.
Si, solo hay que lograr demostrar primero a Dios. Cosa que nadie ha logrado hacer en cuatro mil años.
Una cosa bastante obvia y sencilla, como puede verse.
Pero si está dormida y jamás despierta, no los va a sufrir. Existian esos daños, pero si no le hacen sufrir, no piede quejarse.
Después de esta frase, Alberto opta muy seriamente al Nobel de Medicina. Procuren enmarcarla.
Si eres incapaz de ver la diferencia entre un suicida y alguiwn aue se sacrifica wn pos de un bien mayor, lo lamento por ti. Eres incapaz de entender conceptos como mal menor y bien mayor. O tolerancia y resignación en pos de un bien. Eso demuestra que eres incapaz de entener cocneptos de la metafisica tan evidentes y faciles, que hasta un niño podria entender.
Nadie a lo largo de la historia, ha logrado entenderlos. Como ejemplo tienes a los dioses aztecas, que exigían sacrificios humanos en pos de un bien mayor (tener sol para todos) los que exigian cruzadas en pos de un bien mayor (recuperar Jerusalen) los terroristas suicidas en pos de un bien mayor (salvar un mayor numero de almas) los que mataban enemigos y traidores o contrarrevolucionarios (un país o una sociedad mejor) y asi sucesivamente. Ni siquiera Platon o Aristoteles lo debían tener muy claro: uno quería una sociedad totalitaria regida por la eutanasia y la fuerza militar y el otro le gustaba la esclavitud, el racismo y el machismo.El bien mayor, ya se sabe, exigían esos sacrificios a estos estudiantes de metafísica.
la eutanasia
la eugenesia.
Es gracioso el desloz entre eutanasia y eugenesia, pues en el fondo parten de la musma raiz.
De metafísica paso de diacutir contigo, pues niegas la fibalidad de las cosas, lo qie hace imposible todr razonamiento metafísico.
La dierencia entre el catolicismo y las otras religiones es que esta es la unica religión verdadera y las otras no. No porque los católicos lo pensemos. Es que es así. Igual que el árbol enfrwnte de mi habitación existe d emanera objetiva, el catolicismo es la religión verdadera de forma objwtiva. Solo que la existebcia dellos arbol es evidente y que el catolicismo es la verdadera religión no es tan evidente (quitando la fe), pero son igual de verdaderas ambas proposiciones.
Ya has demostrado que para ti no existen ni Ley moral natutal, ni finalidad, ni valores objetivos. Con alguien que niega todo esto es imposible diacutir.
yo desde luego, lo que no voy a hacer es discutir gilipolleces del calado que una persona inconsciente no sufre. Mire, coja un libro de medicina y aprenda algo, porque yo no voy a perder el tiempo con semejantes idioteces.
Y luego dígame si la merma mental o los daños cerebrales de una persona es sufrimiento o no. Sin dolor físico, eh. A ver lo que me dice. Y luego trate de estructurar su discurso sin que implosione o desbarate sus propias posturas.
Repito:una persona inconsciente no sufre. Igual que si estás dormido sin sueños no sufres. Puedes sufrir si despiertas y te enguentras los musculos destrozados, etc. Claro que hay dolor no físico, sino mental. Claro que hay sufrimiento en la merma mental y los daños cerebrales si te enteras. Pero si estás inconsciente no te enteras de esos daños hasta que despiertes, y por tanto no sufres hasta ese momento.
Nadie a lo largo de la historia, ha logrado entenderlos. Como ejemplo tienes a los dioses aztecas, que exigían sacrificios humanos en pos de un bien mayor (tener sol para todos) los que exigian cruzadas en pos de un bien mayor (recuperar Jerusalen) los terroristas suicidas en pos de un bien mayor (salvar un mayor numero de almas) los que mataban enemigos y traidores o contrarrevolucionarios (un país o una sociedad mejor) y asi sucesivamente. Ni siquiera Platon o Aristoteles lo debían tener muy claro: uno quería una sociedad totalitaria regida por la eutanasia y la fuerza militar y el otro le gustaba la esclavitud, el racismo y el machismo.El bien mayor, ya se sabe, exigían esos sacrificios a estos estudiantes de metafísica.
Ya te estás contradiciendo. Todos esos ejemplos han ente.dido perfectamente el concepto de mal.menor en pos de un bien mayor. Por eso hacian esas cosas. La diferencia es que el bien buscado puede ser verdaderamente un bien o no, y que mientras es licito tolerar un mal menor jamás es lícito hacer un mal menor ni siquiera en pos de un bien mayor. Por eso el terrorismo siempre es pecado: no se likita a tolerar un mal menor, sino que busca ese mal.
Además, tanto ls religión azteca como la islámica son religiones falsas objetivamente, aunque la mayoria dede la gente no lo supiese, y aunque los aue hacian esas cosas no lo supieran.
La verdad es verdad objetiva independientemente de si es conocida o no por los hombres, y de si es accesible o no a la razón.
Usar una parte d su pensamiento para ya desechar toda la obra metafisica de Platón y Aristóteles es de traca. Paso de responder.
No se líen ustedes. Si la izquierda defiende la eutanasia, es que la eutanasia es mala, no les quepa ninguna duda. Al final, lo que persiguen esos hijos de Satanás, es controlar la población a su gusto. Y hoy sería un acto de caridad frente al sufrimiento extremo de algunos enfermos, y mañana sería la liquidación discrecional del ciudadano que estorbe, porque el progresismo y la izquierda son amantes del crimen por naturaleza, y partidarios del engaño sin remedio… Nosotros no debemos tener otra preocupación que sacar a la izquierda y el materialismo de las sociedades de Occidente, a como de lugar. La ideología socialista, o comunista, es la otra cara de la moneda del nazismo. Y es como si en pleno siglo XXI, considerásemos los sacrificios humanos que practicaban los incas como una buena costumbre a imitar.
PSOE=Crimen de estado, y por supuesto cualquier frentepopulista es un asesino en potencia…
Aparte de intentar echar a la izquierda,es muy importante la batalla cultural de las ideas.Si nos centramos únicamente en echar a los rojos,pondremos en evidencia el vacío ideológico de los que nos oponemos a la izquierda.00
Uno de los mayores éxitos propagandísticos del Frente Popular ha sido establecer muy extendidamente, dentro y fuera de España, la creencia de que la mayoría de los intelectuales se exilió huyendo de la represión nacional, dejando al país “culturalmente muerto”, como pretende el escritor J. C. Mainer al final de su ensayo, no falto de interés, sobre la quellama Edad de Plata de la literatura española.
Y como casi siempre, la verdad difiere un tanto. Hubo dos exilios intelectuales: el primero, de los que huían precisamente del Frente Popular (algunos como Pío Baroja, simplemente de la guerra). Una oleada en la que figuraban varios de los más destacados escritores, historiadores, pensadores y artistas, como Menéndez Pidal, Azorín, Xavier Zubiri, Josep Pla, Fernández Flórez, Severo Ochoa, Jiménez Fraud, Juan Ramón Jiménez, García Morente, Eugenio D´Ors, Gómez de la Serna, Ignacio Agustí, Fernando Valls Taberner y bastantes más. Destacaron precisamente los “padres espirituales de la república” Ortega, Marañón y Pérez de Ayala. Este exilio duraría más o menos tiempo, según los personajes, algunos permanecieron fuera de España definitivamente, por haberse afincado profesionalmente fuera o por aversión al régimen de Franco. Los hubo que vivieron todo el período en la zona izquierdista por no encontrar modo de salir o por verse amenazados si mostraban desafección: así el premio Nobel Jacinto Benavente, según explicó al terminar la guerra.
La segunda oleada, según se iba definiendo la lucha, afectó a los intelectuales próximos al FP, como Antonio Machado, José Bergamín, Alberti, Miguel Hernández, Buñuel, León Felipe, Sender, Barea, Sánchez Albornoz y tantos más. No se puede decir que estos, con ser importantes en el panorama literario, tuvieran más enjundia intelectual que los otros.
Particular relevancia tuvo la actitud de los Padres espirituales de la república. Los tres habían querido una típica democracia liberal, habían simpatizado con las izquierdas y llegado a admitir una “república de trabajadores” y “no burguesa”, fuera eso lo que fuere. Aun así, su decepción había ido en aumento según avanzaba el régimen hasta convertirse en profunda indignación. Marañón reconocía: “Mi respeto y amor a la verdad me obligan a reconocer que la República ha sido un fracaso trágico (…) Desde el principio del Movimiento Nacional lo he aprobado explícitamente y le he enviado mi adhesión (…) Estoy orgulloso de tener a mis dos hijos en el frente como simples soldados”. Su ira iba más allá: “¡Qué gentes! Todo es en ellos latrocinio, locura y estupidez”. “Bestial infamia de esa gentuza inmunda” “Horroriza pensar que esa cuadrilla hubiera podido hacerse dueña de España (…) Y aun es mayor mi dolor por haber sido amigo de tales escarabajos y haber creído en ellos”. “Cómo poner peros, aunque los haya, a los dl otro lado?”.
No opinaba de distinta forma Pérez de Ayala: “Cuanto se diga de los desalmados mentecatos que engendraron y luego nutrieron a sus pechos nuestra gran tragedia, todo me parecerá poco (…) Nunca pude concebir que hubieran sido capaces de tanto crimen, cobardía y bajeza”
Especial enojo provocaba en Ortega la actitud proizquierdista de muchos intelectuales extranjeros: “Mientras en Madrid los comunistas y sus afines obligaban, bajo las más graves amenazas, a escritores y profesores a firmar manifiestos, a hablar por radio, etc., cómodamente sentados en sus despachos o en sus clubs, exentos de toda presión, algunos de los principales intelectuales ingleses firmaban otro manifiesto donde se garantizaba que esos comunistas y sus afines eran los defensores de la libertad”. Y criticaba a Einstein por tomas partido sin tener la menor idea de España. Marañón no era menos explícito al respecto: “Ser demócrata ha llegado a ser, en la práctica, esto: creer que Rusia representa la libertad; que Negrín es un sabio y un gran político; que el ejército rojo se rehace cada vez que le derrotan (esto era bastante cierto) (…) La inmensa tragadera del demócrata se extiende a todo lo demás”.
Don Pío: sacan el LD un mapamundi histórico del comunismo, pintando en rojo los países que lo han sufrido alguna vez… ¿No sería correcto pintar a España entre ellos, al menos por los años del frente popular?..
También Unamuno apoyó desde el primer momento el alzamiento contra “el faraón de El Pardo” (Azaña), por lo que el gobierno lo destituyó de sus cargos académicos en medios de amenazas. Posteriormente tuvo el célebre incidente con Millán Astray, fundador de la Legión, fue a su vez destituido por el gobierno rebelde, pero siguió confiando en Franco, falleciendo poco después.
No deja de ser curioso que ahora se intente presentar a estos autores como una “tercera España” inexistente salvo en la imaginación. En realidad prácticamente todos ellos tomaron partido, de un lado o del otro, con distintos grados de vehemencia o de adhesión. Unos pocos simplemente prefirieron desentenderse, sin intentar exponer una postura concreta.
Baste este mínimo resumen para entender que la posguerra distó mucho de ser un tiempo culturalmente muerto. Durante la misma contienda y en los años 40 permanecieron en la España nacional o volvieron a ella figuras tan representativas como D´Ors, Ortega, García Morente, Azorín, Benavente, Baroja, Rosales, Pemán, Vicente Aleixandre (futuro premio Nobel), Manuel Machado, Sert, Zuloaga, Agustí, Fernández Flórez, el maestro Rodrigo, Camba, Risco, Martín de Riquer, Neville, Aleixandre etc. Y la generación de autores jóvenes, como el maestro Rodrigo, Foxá, Sánchez Mazas, Cela, Víctor de la Serna, Cunqueiro, Mourlane, Ridruejo, Laín, Torrente Ballester, Tovar, Celaya, Blas de Otero, etc. se adhirieron al nuevo régimen. Otros, como Julián Marías, permanecieron antifranquistas, pero pudieron escribir y publicar libremente. Un caso significativo fue el de Buero Vallejo: fue condenado a muerte por tratar de reconstruir el Partido comunista, conmutada a prisión perpetua, como casi todas no le supuso más de seis años. Tres años después, en 1949, ganaba el premio Lope de Vega por su Historia de una escalera.
Sí, deberían incluir a España.
El comunismo es una amenaza global, que se presenta en todas partes de una, u otra forma…
El caso de Buero expone el carácter básicamente liberal de la cultura en los años 40, pues aquellos autores continuaron escribiendo y publicando o empezaron a hacerlo por aquellos años. Bastantes de ellos derivarían a posiciones desafectas o contrarias al régimen, lo cual no les impidió publicar, con escasos problemas con la censura. Estos breves apuntes quizá den idea de hasta qué punto ha sido tergiversado o falseado aquel período y de la necesidad de estudiarlo seriamente, pues la mayor parte del material publicado apenas tienen otro valor que el ideológico.
Otro capítulo de esta historia es el de los escritores asesinados. El más conocido en todo el mundo, con inmensa diferencia, es el de García Lorca. Sin que este se significara políticamente (al parecer tenía amistad con José Antonio, el fundador de la Falange, y en Granada le protegió el poeta falangista Luis Rosales), la propaganda izquierdista logró convertirlo en mártir propio y airearlo como tal por el mundo entero. En los últimos años se ha loado su homosexualidad de la que no debía de estar muy orgulloso (alguno de sus poemas en Poeta en Nueva York sonaría muy “homófobo” como ahora se dice). El crimen molestó mucho a Franco, y se debió a rivalidades entre falangistas y militares complicadas con odios de familias.[1]
El número de intelectuales asesinados por las izquierdas es mayor con toda probabilidad. Incluye como mínimo al destacado filósofo Ramiro de Maezrtu, al humorista Muñoz Seca, a los escritores de la revista intelectual de derecha Acción española, como Victor Pradera, García Villada, Bermúdez Cañete y otros seis.
[1] El relato probablemente más fiable es el de J. Cotta Rosas de plomo, 2015.I. Gibson ha dedicado media vida a tratar el tema, y en parte a desvirtuarlo.
Hombre, pero el Frente Popular duro muy poco en. El poder. No llegó a los 4 años
Pues parece que Argentina se está yendo, otra vez, a la mierda.
Medio mundo huyendo al rato.
Aquí con el abuelo de mierda ya tenemos recesión técnica.
Pío Moa 19.26, mi recuerdo para Ramiro Ledesma Ramos, a pesar de su fascismo.
Así dijo de él, Ortega y Gasset, con una de sus frases lapidarias:
“No han matado a un hombre, han matado un entendimiento”.
Un accidente aéreo que conmocionó a la ciudad de Badajoz
La historia contemporánea de Badajoz ha estado ligada, sin duda alguna, a los sucesos que ocurrieron en esta capital de frontera en el mes de agosto de 1936, por lo que, al ver las imágenes que acompañan a este trabajo sin contextualizar, se podría colegir que se trata de instantáneas captadas después del ataque de las fuerzas del teniente coronel Yagüe o de los ataques aéreos que sufrió la ciudad por parte de la aviación del Frente Popular durante la Guerra Civil.
https://borakruo.blogspot.com/2019/08/un-accidente-aereo-que-conmociono-la.html
https://elblogdekufisto.blogspot.com/2019/08/entierro.html
Ayer estuve hablando con una mosquita muerta católica… ¡no sabe nada de lo del diálogo con el marxismo, ni lo del separatismo católico, ni de lo de la ayuda a la ETA!… “de todos se puede aprender” me dijo sobre lo del diálogo con el marxismo…
https://www.youtube.com/watch?time_continue=47&v=RI16dMyPZh4
Antonio Tejero: “Tomamos el Congreso a las órdenes del Rey”
https://www.elcorreodemadrid.com/nacional/143668460/Antonio-Tejero-Tomamos-el-Congreso-a-las-ordenes-del-Rey.html
Ya les decía. Si no lo hacen ustedes lo harán “los chinos”.
Un científico japonés de células madre es el primero en recibir apoyo de su gobierno para crear embriones animales que contienen células humanas y trasplantarlos a animales sustitutos desde que se anuló la prohibición de esta práctica a principios de este año.
Hiromitsu Nakauchi, quien dirige los equipos de la Universidad de Tokio y la Universidad de Stanford en California, planea cultivar células humanas en embriones de ratas y ratones y luego trasplantar esos embriones a animales sustitutos. El objetivo final de Nakauchi es producir animales con órganos hechos de células humanas que, eventualmente, puedan trasplantarse a las personas.
https://invdes.com.mx/ciencia-ms/permiten-en-japon-insertar-celulas-humanas-en-embriones-de-animales/
Según se vaya perdiendo todo sentido, tal vez llegué el día en que el trabajo lo hagan no los robots, como solemos imaginar, sino animales con aspecto humanoide.
Es decir, sustituirán a los obreros.
Luego, los progres del futuro, defenderán sus derechos y van a querer casarse con esas criaturas desdichadas.
El problema es que serán la competencia de los humanos pobres, del primer y del tercer mundos.
Desde las ideologías es perfectamente defendible crear esos esclavos.
Pero bueno, por lo mientras habría órganos para todos.
Y a ver si ya quitan esas leyes estúpidas que vuelven a los cuerpos propiedad pública.
Pensé que se la pasarían comentando sobre la señora de Madrid.
Además, tanto ls religión azteca como la islámica son religiones falsas objetivamente
Además, tanto ls religión azteca como la islámica son religiones falsas objetivamente
Además, tanto ls religión azteca como la islámica son religiones falsas objetivamente
Aja. Pues solo falta informar de ello a setecientos u ochocientos millones de musulmanes, que no se han dado cuenta todavía. Eso me recuerda a los testigos de Jehova, que creen que el apocalipsis ya ocurrió, pero que el resto de los mortales no nos dimos cuenta.
De todas formas, es consciente que, por ejemplo para un comunista, todas las religiones son objetivamente falsas, no? O que para un judío, la religión cristiana es objetivamente falsa ¿No?
La cuestión de los intelectuales se presenta relacionada con la de la devastación de bienes culturales, la tercera en gran escala sufrida por el país en siglo y medio. La primera se debió a la invasión francesa, la segunda a la desamortización de Mendizábal y la tercer a esta guerra civil, a la que me he referido con cierta amplitud en Los mitos de la guerra civil, pero es indispensable recordarlos. A lo largo del conflicto, sobre todo en los primeros meses, fueron destruidas por el fuego o a golpes enorme cantidad de bienes culturales como iglesias antiguas, bibliotecas, registros, pinturas, imágenes, retablos… (Alberti tiene un poema elogiando al modo chekista la destrucción de bibliotecas de particulares).
Los comunistas hicieron algo por frenar los desmanes desde el ministerio de Instrucción Pública y de la Alianza de Intelectuales Antifascistas. “El Tesoro Artístico nacional te pertenece como ciudadano. ¡Ayuda a conservarlo!”. Con flojos resultados. Todavía en el septiembre de 1938, próxima ya la derrota, deploraba el responsable Ángel Ferrant: “Es de lo más desolador enterarse constantemente de la desaparición de piezas importantes”. Y de la actividad práctica de la Alianza de Intelectuales da idea lo ocurrido en el palacio de Zabálburu, en Madrid, su sede por un tiempo, que contenía una de las mejores bibliotecas de libros antiguos del mundo. De él desaparecieron 90 ejemplares de enorme valor, entre ellos el libro becerro de Arlanza, 22 incunables, una primera edición del Quijote, etc. Mas una magnífica colección de monedas antiguas de oro y numerosos objetos de plata.
La desaparición que deploraba Ferrant no se debía siempre a destrucciones. Negrín, hombre práctico, pensó desde muy pronto que la requisa tenía más utilidad. Cuando, ya en el exilio, quiso recuperar el tesoro llevado a Méjico en el yate Vita, y que Prieto le había robado a su vez, escribió: “Gracias a nuestra previsión y diligencia han podido salvarse elementos tales que (…) nunca se ha visto que un Gobierno o su residuo, después de una derrota, facilite a sus partidarios, como lo hacemos, medios y ayuda que ningún Estado otorga a sus ciudadanos después de una victoria”. Los “elementos” que permitían a los dirigentes exiliados y otros vivir con comodidad eran, entre otras cosas, cerca de 3.000 monedas antiguas de oro (griegas, romanas, etc.,) robadas del Museo Arqueológico y de valor muy superior al del metal, que fueron vendidas en Méjico o fundidas
La verdad es verdad objetiva independientemente de si es conocida o no por los hombres, y de si es accesible o no a la razón.
Una verdad que fuera objetivamente cierta pero que no pueda ser conocida por la razón del hombre es objetivamente indistinguible del caso de que no hubiera verdad objetivamente cierta. Ademas , si no es posible acceder a ella con la razón ¿Como sabría usted que es objetivamente cierta? ¡Rezando? ¡Se lo susurró un ángel al oído?
Es de cajón de madera de pino.
Pero estas, o las de Zabálburu, eran casi insignificancias. El tesoro del Vita, del que nunca apareció un inventario preciso, contenía en más de cien grandes maletas objetos sagrados y artísticos expoliados de las catedrales de Tortosa y Toledo, más grandes cantidades de oro amonedado, con algunos ejemplares únicos, muchos robados a particulares, joyeros, pinturas, colecciones de relojes antiguos, objetos como el manto de las cincuenta mil perlas de la catedral de Toledo, etc.
Y aun el tesoro del Vita, que era solo una parte de lo expoliado por Negrín y su agente Méndez Aspe, fue poca cosa al lado de otras acciones como las que describe Azaña
¿Creen que los tipos que van a meter ADN humano en animales ya se condenaron?
Tal vez lleven hasta peor castigo que Hitler.
La nota pasó sin pena ni gloria en los medios, creo.
Di con la noticia gracias a una página de memes.
Pobres criaturas. Nada más vivirían para que les sacaran el hígado o algo, como en la película esa en donde sale la Scarlett.
Peor que comérselos. Peor que los perros y el oso.
Además de la pasta y la dedicación, los asiáticos tienen la facultad de pasarse la bioética por el culo.
La bioética tiene algo de cristianismo embarrado, aunque quienes vivan de ello lo nieguen.
Los asiáticos lo notan y no ven necesidad de apegarse a un discurso de asignatura optativa, pero está el hecho de, al menos por ahora, tienen que seguir con los patrones para la investigación que dependen de consensos entre burócratas-científicos, donde se impone Occidente y el tufillo de cristianismo que queda.
Historiadoradomicilio. Da igual lo que crea un judío o un comunista. Da igual lo que yoc rea o lo que tú creas. La religión verdadera e sla catolica unicamente y es un dato objetivo. Eso no significa que sea evidente. Simplemente es. Aunaue la mayoria dede la gent eno lo sepa y aunaue la sola razón no pueda conocer esta verdad sin la fe.
Y aun la carga del Vita, que era solo una parte de lo expoliado por Negrín y su agente Méndez Aspe, fue poca cosa al lado de otras acciones. Azaña escribe sobre los enormes depósitos artísticos guardados urgentemente en una mina de La Vajol, y en los castillos de Perelada y Figueras, con vistas a llevarlos a Francia ante el avance de los nacionales. Negrín dijo a Azaña que solo los bienes almacenados en la mina valdrían 200 millones de pesetas de entonces (unos 250 millones de euros). Los de los castillos eran mucho más valiosos: las pinturas del Museo del Prado, de la Academia de San Fernando, de El Escorial, Palacio de Liria y otros, aparte de orfebrería, tapices, libros antiguos y raros. “Los cuadros de Perelada –expone Azaña– estaban en grave peligro de bombardeo porque en los jardines del castillo ¡había un parque de material de guerra! (…) En el Ayuntamiento de Barcelona sostuve una conversación algo violenta por mi parte con el ministro de Hacienda (Méndez Aspe): ¿Puede usted dormir tranquilo con esa responsabilidad?, le dije (…) Como el sujeto es morfinómano, debía de vivir en una euforia provocada” “El Museo del Prado, le dije (a Negrín), es más importante para España que la República y la monarquía juntas”. “Debajo de nuestro comedor (en Perelada) estaban los Velázquez. En un edificio anejo, otro gran depósito. Cada vez que bombardeaban en las cercanías, me desesperaba (…) Hice notar que eso sería poner en peligro el edificio mismo y las valiosas colecciones de propiedad particular que guardaban. Alegaron “necesidades militares” como si yo fuese algún bobo” “Tardíamente (…) se concertó el traslado de uno de los grandes tesoros del mundo”. No hubo bombardeos porque el mando nacional conocía la localización de los bienes.
En más de dos mil cajones salió para Francia mucho de los mejor del patrimonio artístico español. Las prisas impidieron llevar todos los depósitos de los castillos, por lo que ambos fueron volados. La explosión del de Figueras retumbó en toda la comarca y salieron despedidas a gran distancia cajas y fardos mezclados con cientos de millones de pesetas en títulos y valores de banco, lingotes de oro y de plata, monedas y otros objetos. Los nacionales encontraron también “las magníficas sillerías y muebles de Perelada destrozadas a culatazos, los cuadros acuchillados” En el claustro románico, botellas de gasolina que no pudieron utilizarse por la rapidez de la llegada de los nacionales
Toda esta labor fue realizada por los socialistas. Algunos comunistas se opusieron o le mostraron desagrado. Uno de ellos, José María Rancaño, informaba a la dirección de hechos como este: “También estaban allí 17 o 18 cajas que componían el depósito cerrado de los condes de Heredia Spínola en el Banco de España, cajas que conocía yo muy bien (…) porque tuve que defenderlas contra la insensatez de que se las entregásemos (…) argumentando que (…) había en aquellas cajas autógrafos valorados en millones de libras esterlinas –del Gran Capitán y de no sé quién más–, que fue justamente la razón por la que no se las entregamos”.
Azaña no parece haberse preguntado qué hacían aquellos tesoros en aquellos parajes. Los jefes izquierdistas explicaban que los bombardeos nacionales “ponían en gravísimo peligro el patrimonio artístico español”. Bombardeos realizados “con predilección” sobre los museos, informaba también en el extranjero el embajador del FP Ossorio y Gallardo, católico peculiar, que también acusaba a los conventos de ser fortines contra “el pueblo” (otro católico del mismo tipo, José Bergamín, había apoyado la masacre de los stalinistas contra el POUM).
Otra “explicación” de los dirigentes izquierdistas fue que no había en Madrid lugar adecuado para preservar las obras de arte. El subdirector del Museo del Prado, Sánchez Cantón, intentó en vano impedir el traslado, pues los sótanos del museo ofrecían protección suficiente, y de hecho siguieron guardándose durante la guerra hasta 20.000 piezas artísticas requisadas en tránsito hacia el noreste. Salvador de Madariaga, entonces presidente de la Oficina Internacional de Museos de la Sociedad de Naciones, lo explica mejor: “El cacareado salvamento de los cuadros del Prado, (…) fue uno de los mayores crímenes que contra la cultura española se han cometido jamás (…) Madrid poseía precisamente la mejor cámara subterránea quizá del mundo para la protección de tesoros artísticos (…) a treinta metros de profundidad bajo el Banco de España. A los técnicos ingleses (…) se les enseñó un par de cuadros de El Greco enmohecidos por la humedad para hacerles creer que esta cámara subterránea no era suficiente”.
Por lo demás, los nacionales procuraron precisamente evitar los bombardeos sobre museos o edificios de valor cultural. Los que realizaron sobre Madrid fueron débiles (además, la aviación soviética dominaba entonces el aire). Cerca del Museo del Prado había objetivos militares como los hoteles donde se hospedaban consejeros soviéticos y un parque de artillería a pocos cientos de metros, por lo que alguna bomba menor cayó sobre el museo sin apenas causar daños. Lo mismo ocurrió en la Biblioteca Nacional. Ello aparte, la evacuación comenzó el 5 de noviembre, antes de los bombardeos.
Por asombroso que suene, todavía hoy se habla del “salvamento de los cuadros de El Prado”, incluso por historiadores derechistas como J. Tusell, a quien dediqué un artículo de denuncia. La capacidad de los memoristas por desfigurar e incluso invertir el significado de los hechos llega a verdaderas atrocidades..
¿Cuál podía ser el objeto de aquellos traslados? Muchos miles de piezas podían venderse fácilmente, pero no así los cuadros del Prado, internacionalmente bien conocidos. A Sánchez Cantó le comentaron unos intelectuales “antifascistas”. “Salido de Madrid, hace meses, el oro del Banco, el que queda es el Museo. Sobre él pueden obtenerse empréstitos. Con las divisas habrá cañones y aeroplanos. Sería tonto dejárselo a los rebeldes”. Es la explicación más aceptable, porque aquellos traslados, aparte de deteriorar las obras, sí las exponían a bombardeos involuntarios. En todo caso, el propósito se frustró al reconocer Francia al gobierno de Franco, y las obras, que habían llegado a Suiza, volvieron a España. No así otras muchas menores, que pasaron a formar parte de los “elementos” del previsor Negrín.
Tanto el terror izquierdistas como las destrucciones mencionadas, dieron lugar a la represión de posguerra por los nacionales. A menudo se señala que también estos cometieron crímenes, y es cierto, pasa en todas las guerras y más aún que en la de España, pero hasta ahora no se ha visto que los vencedores juzguen a sus propios sicarios. Los bombardeos sobre población civil en la II Guerra Mundial fueron evidentes crímenes de guerra, pero a nadie se le ha ocurrido que los gobiernos inglés o useño debieran juzgar a sus propios pilotos o responsables directos.
Con habitual exageración, la izquierda cultivó largo tiempo el bulo de unos 200.000 fusilados de posguerra. Hoy suelen rebajar la cifra a la mitad o menos. Ramón Salas y Martín Rubio calculan unas 50.000 penas de muerte, de las que se ejecutarían en torno a la mitad, conmutándose el resto a una cadena perpetua que en la gran mayoría de los casos no pasaría de seis años. Aunque parezca mentira, nadie llegó a examinar a fondo los archivos de los juicios. En la actualidad está en marcha esa investigación, por el historiador Miguel Platón, cuya minuciosidad está bien acreditada en otros trabajos suyos. Aunque su investigación no está concluida, parece que el total de penas de muerte rondaría las 30.000, de las que se habrían conmutado la tercera parte, quedando, pues, en torno a las 20.000 ejecuciones. Este trabajo dejaría definitivamente zanjado el macabro asunto, aunque es probable que las leyendas continúen, por el rendimiento político que suponen aun hoy a unas izquierdas y separatismos que no acaban de asimilar su pasado.
Muy a menudo se exponen las ejecuciones de posguerra como un suceso excepcionalmente cruel y sanguinario. En realidad no tuvieron nada de excepcional ni especialmente cruel. La II Guerra Mundial se dobló de civil en su última fase en Francia e Italia, aunque con duración y número de muertes menor que en España, y sin embargo las represalias fueron proporcionalmente mayores cuantitativamente y mucho más cualitativamente, pues en su gran mayoría se trató de simples asesinatos sin juicio alguno. En Francia, un mínimo de 7.000, probablemente muchas más. En Italia se han querido limitar a unos centenares, pero hay pocas dudas de que sumaron varios millares. Por no hablar de Yugoslavia (o Finlandia en 1918); y desde luego Alemania, donde se subrayaron con masivas violaciones de mujeres por el ejército soviético, y también, en mucha menor medida, por los aliados occidentales.
Se ha dicho que los juicios en España contaban con pocas garantías, argumento muy repetido por los promotores de la memoria, que quieren declararlos nulos alegando dicha falta de garantías y el haberse ensañado en inocentes republicanos que defendían un gobierno legítimo. Pero fueron juicios con ciertas garantías, desde luego muchas más que las de los “tribunales populares” del gobierno legítimo. Como expone M. Platón, el procedimiento pasaba por tres fases, el consejo de guerra propiamente dicho, del cual se sospechaba insuficiente solvencia, por las prisas y el excesivo trabajo o insuficiente formación jurídica de los juzgadores. Por eso una segunda fase pasaba a los auditores jurídicos del ejército, que revisaban la sentencia, en la que se incluían testimonios favorables al reo y peticiones de indulto de familiares o de otras personas, y con frecuencia modificaban la sentencia previa aconsejando la conmutación o la absolución. Todo lo cual era remitido al gobierno, Siendo Franco quien en última instancia decidía, ajustándose en la práctica totalidad de los casos al dictamen de los auditores.
Según una leyenda muy difundida, y no a partir de la izquierda sino de Sainz Rodríguez, monárquico juanista e intrigante compulsivo, Franco se dedicaría a examinar y firmar las penas de muerte mientras tomaba chocolate con picatostes y añadía al margen, según le pareciera “garrote y prensa”. Sainz comentaba virtuosamente que a él, en cambio, cualquier perjuicio a otra persona le causaba malestar moral, aunque estuviera justificado. Todo ello es pura invención. Ni se ha presentado un solo documento con el “garrote y prensa” ni siquiera acostumbraba Franco a tomar chocolate.
Aun peor que la acusación de falta de garantías es la pretensión de la memoria igualar a inocentes y culpables de crímenes a menudo espantosos, como “víctimas del franquismo”. Sin duda cayeron algunos inocentes, dadas las circunstancias de la época, y así lo indica Platón en su estudio, pero en la inmensa mayoría de los casos se trató de delitos de sangre bien constatables, casi nunca cometidos ocultamente, dada la sensación de impunidad reinante. Igualar a culpables e inocentes supone insultar a los segundos y ensalzar a los primeros, lo que indica suficientemente con quiénes se identifican los memoristas.
Y se oculta de paso otra cuestión clave: por qué cayeron en manos de los vencedores tantos implicados en el terror contrario. Asunto lógicamente disimulado por la peculiar historiografía hoy en curso, porque pone de relieve el hecho tan ilustrativo de que los dirigentes huyeron llevándose bienes y dineros, sin hacer la menor previsión para salvar a sus agentes, a quienes habían animado a “resistir con pan o sin pan, con armas o sin ellas”.
En su mayoría, los encausados eran personas de baja posición social (muchos jornaleros) y escasa cultura (a muchas víctimas de los contrarios les pasaba lo mismo), y cuya mera detención, en las condiciones de penuria general de la inmediata posguerra, dejaba a sus mujeres e hijos en la miseria más profunda, dato que era invocado constantemente en las peticiones de indulto o conmutación
PSOE+Podemos no son la izquierda, sino organizaciones antidemocráticas que amenazan la existencia de la propia nación. Deberíamos hablar con propiedad. C’s sí podemos considerarlo izquierda, pero el resto de organizaciones de supuesto carácter progresista no son más que “herederos” del Frente Popular que acabó con la legalidad republicana en 1936…
https://www.libertaddigital.com/madrid/2019-08-15/begona-villacis-ayuntamiento-madrid-izquierda-mal-perder-1276643342/
Muy útil esa aclaración de qué es nación y qué es nacionalismo al principio de “Qué es España”…
La guerra de España, como señala Payne, fue la más importante de las ocurridas en la Europa de entreguerras, después de la que en Rusia determinó la victoria bolchevique. Pero no fue excepcional por su mortandad, como a menudo leemos.
Se ha hecho mucha literatura barata sobre su mortandad y sacrificios casi como cosa excepcional en la historia, por lo menos la de Europa, hablando de muertos en todas las familias, insistiendo en tópicos como el carácter “cainita” de los españoles y un sinfín de retórica seudohumanitaria propia de unas clases cultas poco interesadas e informadas, tradicionalmente, sobre el mundo exterior.
Será bueno, por tanto, poner las cosas en su lugar: la contienda española fue proporcionalmente de baja intensidad comparada con la europea que siguió pocos meses después. Esta fue muy diferente en el este y en el oeste. En el este adquirió un carácter terrorífico. La URSS sufrió una verdadera hecatombe, perdiendo en torno a al 14% de su población, y Alemania no anduvo muy lejos, el 9% , contando también las pérdidas en el frente occidental. Baste señalar que solo el cerco de Leningrado, de duración similar a la contienda española, ocasionó alrededor de tres veces más víctimas, por hambre, frío y bombardeos. La lucha en el oeste tuvo un carácter bastante distinto, como revelan las proporciones con la población: a Francia le costó un 1,35% de sus habitantes, a Italia 1,02, a Reino Unido 0,94 y a Usa, contando también el Pacífico, un 0,32. España está entre un 1,09 y 1,2, a pesar de que los caídos por cualquier causa eran todos españoles: si pertenecieran a dos países distintos la proporción de cada uno sería la mitad.
En cuanto a guerras civiles, la finlandesa de 1918 costó 35.000 vidas para una población de tres millones, proporcionalmente ocho veces más que la de España. Y la siguiente de Rusia pudo acabar con 1,5 millones de soldados, otro millón causado por el terror y de cinco a ocho por hambre, tifus, etc. para 130 millones, casi el doble en proporción que la española. La griega de 1946-49 ocasionó entre 100.000 y 150.000 víctimas mortales, también una intensidad 3,5 veces superior a la española.
Lo mismo cabe decir de contiendas más localizadas: la ruso-finesa de 1939-40 solo duró tres meses, pero igualó a los 150.000 caídos en combate en España. La guerra de independencia de Argelia, ocho años de muy mortandad, segó las vidas de quizá medio millón de personas en una población mitad que la española de los años 30. La de Corea superó en tres años el medio millón de muertos militares, 2,5 millones de civiles muertos o heridos y una cantidad indeterminada, pero enorme, de desaparecidos, para una población algo mayor que la española (30 millones). En los once años que duró la implicación useña en Vietnam, de 1964 a 1975, los cálculos varían mucho, entre 2,5 y 4 millones para unos 45 millones. La Guerra del Golfo de 1990-91, que en la práctica duró solo un mes, pudo causar la muerte a 100.000, casi todos irakíes (aunque continuó muchos años con otras formas). Las recientes intervenciones exteriores en Afganistán (inacabada) o Libia han destruido prácticamente esos estados y provocado un número desproporcionado de muertos y desplazados o refugiados. Especial gravedad ha tenido la guerra civil siria, también inducida desde el exterior: con una población de 19 millones, parece haber sufrido unos 300.000 muertos militares y 150.000 civiles, más destrucciones generalizadas que han ocasionado el desplazamiento interior de unos 6 millones y otros 5 al exterior
Los datos revelan que la contienda española, con ser muy sangrienta y dejar hondas raíces de sentimientos encontrados, resultó bastante menos “cainita” que otras en los países del entorno. En cuanto a las destrucciones materiales, si bien no alcanzaron las dimensiones de otros conflictos bélicos, fueron también muy dolorosas: destruidas 250.000 casas y cientos de fábricas, casi la mitad del parque automovilístico y ferroviario, puentes, un cuarto de millón de toneladas de barcos hundidos o retenidos en puertos soviéticos u hostiles. La zona populista había perdido extensos cultivos por abandono, la mayor parte de su ganadería, sacrificada sin control y amplias áreas de bosque consumido para leña. La fuerza humana había descendido por las bajas bélicas, en su mayoría jóvenes, más unos 50.000 mutilados, 270.000 prisioneros en espera de ser depurados –como ocurrió tras la guerra mundial en toda Europa—y medio millón de exiliados del primer momento. Se desmovilizaron 750.000 soldados, pero fue preciso mantener un número de tropas desproporcionado, ante la tensa situación europea. Fue preciso también asumir las deudas del Frente Popular, con lo cual Francia se convertía en principal acreedor de España, seguida de Italia y Alemania. Todo ello con mínimas reservas financieras. y me
Por cierto,¿qué os parece el hilo en tute sobre Gibraltar del diputado de Vox Agustín Rosety?.Lo veo bien,pero me da la sensación de que es muy economicista.He enviado a un grupo de Vox el manifiesto por Gibraltar de D.Pío a ver qué les parece.
*tuíter
Los exiliados merecen atención, pues casi siempre se menciona el medio millón de ellos sin citar que más de dos tercios de ellos volvieron a España el mismo año 1939, clara prueba de que no esperaban ni les esperaba la muerte, contra los dictámenes de tantos historiadores digamos que poco documentados. Muchos habían sido empujados por las tropas en retirada, contra su voluntad. El número real de exiliados ascendió, por tanto, a 140.000, con un chorreo anual de retornos difícil de cuantificar. La mayor parte de los que salieron por Cataluña fueron internados en campos junto al mar, rodeados de alambradas y guardados por soldados senegaleses. Muchos murieron por disentería y otras enfermedades, por las pésimas condiciones higiénicas y alimentarias. A los que no quisieron volver a España se le ofreció enrolarse en la Legión Extranjera, y la mayoría fueron reclutados a la fuerza en batallones de trabajo para construir fortificaciones ante la inminencia de la guerra europea. La memoria suele adjudicarles la calidad de combatientes en el lado de los Aliados contra Alemania, versión un tanto peculiar de la realidad.
Sánchez recibió dinero de los demócratas americanos y ONG’s financiadas por el especulador Soros
Pedro Sánchez percibió dinero del especulador George Soros en su etapa de observador en procesos electorales y en otras misiones internacionales de carácter humanitario, a través de los demócratas norteamericanos del National Democratic Instituto (NDI) y de otras ONG’s, vinculadas al magnate de las finanzas. Desde entonces, el presidente mantiene una estrecha relación con la organización fundada por el multimillonario, Open Society Foundation (OSF).
https://okdiario.com/investigacion/pedro-sanchez-recibio-dinero-democratas-americanos-ongs-financiadas-especulador-soros-4036134?fbclid=IwAR0KvvZeuAERCdkcvCUDvSWG4tKSTHHrul9VBYodd1TSYFffeYwYPGPdMcw#.XUuqK0QFhJ8.facebook
En cambio una minoría de exiliados pudo beneficiarse de los bienes expoliados por Negrín, con los que se constituyeron dos organismos rivales de ayuda, SERE de Negrín y JARE, de Prieto. Ya hemos mencionado los enormes daños al tesoro histórico y artístico, pero también tuvieron gran importancia los bienes arrebatados a los particulares. “En Figueras –escribe el citado comunista Rancaño– pude ver el espectáculo de un ministro (Méndez Aspe) rodeado de funcionarios (…) en una angustiosa lucha contra el tiempo, deshaciendo relojes y echando a un lado las tapas de oro o plata destripando alhajas de toda clase; metiendo en maletas y cajas, empaquetando. (…) dando voces, presa del mayor histerismo”. El saqueo no había sido movido por urgencias de última hora ante la derrota, sino organizado precavidamente por Negrín y Méndez Aspe desde los primeros meses de la guerra, exigiendo por ley y bajo severas penas a los particulares la entrega de cuantas divisas, joyas o metales preciosos poseyeran. Como señala Rancaño, “Entre las alhajas estaban las alianzas de boda de centenares de gentes modestas, leales, además, a la República, y los recuerdos familiares de cientos de familias (sacados) de los Montes de Piedad, donde estaban empeñados. Primero salió la disposición –decreto o lo que fuera—ordenando la entrega de las alhajas (…) a los bancos (…) Después se bloquearon las cajas de alquiler y los depósitos de los bancos, así como las existencias de los Montes de Piedad (…) Y en los primeros días de noviembre (…) se procedió a abrir con soplete las cajas de alquiler”.
Pero, como se quejaría Negrín a Prieto, “Lo que estos hombres previsores no pudieron adivinar, ni para ello existe reactivo que lo delate, es hasta qué punto la infidelidad y deslealtad de unos guardianes podrían malograr sus cálculos. La situación resultante de nuestro error ha sido que una buena parte de esos caudales, con la intervención personal de usted, o por su consejo, se encuentra hoy no sabemos dónde”. La capacidad de previsión humana siempre es limitada.
“A las personas de izquierda, a los vencidos, que anhelaban reconstruir sus vidas, se les negó por completo tal derecho, se les condenó a la humillación, a la marginación (social, económica, laboral). El franquismo les negó la consideración de personas”.
Araquistáin, el gran mentor de la guerra civil con Largo Caballero y que estaba ya enemistado con los comunistas, definiría el exilio como “una admirable Numancia errante que prefiere morir gradualmente a darse por vencida” No pensaba lo mismo Constancia de la Mora, destacada comunista y aristócrata, que acusaba al numantino de haber ocupado ambulancias militares para transportar a Francia sus bienes en el desastre de la huida a Francia: “¡Ambulancias para transportar papeles y alfombras cunado nuestros heridos no podían escapar!”
Todo mi apoyo a Plácido Domingo.
Nuevo hilo