Historia criminal del PSOE: Cómo la derecha destrozó a la derecha | Legitimidad de la monarquía https://www.youtube.com/watch?v=4SuPs8BkWj0.
**************************************
Crónica. El problema con el Coletas
**El problema con el Coletas no es que sea hijo de terrorista, sino que está orgulloso de serlo y aspira a superar al padre. Sospecho que Cayetana no durará mucho en el PP.
**Dice el director del ABC Benito Rubido que no todos los que se oponían al franquismo estaban por la democracia. Ningún demócrata estuvo en la cárcel en el franquismo. Todos estaban prosperando, si es que no trepando, en el régimen. La oposición fue comunista y/o terrorista. Seguro que Benito estaría primero con el franquismo y luego contra él. “Saber estar”, se llama a la cosa.
**El antifranquismo siempre fue y es antidemocrático e hispanófobo. Y el antifranquismo del PP es el más abyecto.
**El Alex de la Iglesia va a montar lo que llama “The fear collection”, y dice que a España “La define lo macabro, los grotesco… lo torrezno”. El Álex y su España son así, la de hoy en gran parte. Pero no la única.
**El PP no es auxiliar de separatistas y totalitarios de izquierda por complejo o miedo. Lo es por convicción. Falto de ideas y principios, sigue a quienes los tienen más nefastos.
**El PP es el único partido capaz de escupir sobre las tumbas de sus padres y abuelos. De hermanarse con quienes los asesinaron. Por “democracia”, dicen.
**En Galicia parece que gana el PP. Que es allí un nuevo partido separatista, fingiendo no serlo.
https://www.amazon.es/Frente-Popular-perdi%C3%B3-Guerra-Civil/dp/849739190X
***********************
Dos odios a Franco
Es lógico que los marxistas, anarquistas y republicanos de izquierda odien a Franco: él los derrotó en la guerra y en la paz. Es lógico que ese odio se exprese sobre todo en la propaganda comunista, porque los comunistas fueron los únicos que, desde el principio, luchasen contra aquel. Es una propaganda tan falsa como la pretensión de que ellos o la URSS eran demócratas.
Pero hay otro odio, no menos fuerte y de otro origen, generalmente anglómano, más difuso y más eficaz. Sus líneas generales son que Franco fue un individuo mediocre, incapaz y brutal, que sumió a España en la ruina de la que solo se empezó a salir en los años 60, cuando se adoptaron, contra sus absurdos puntos de vista, fórmulas económicas más parecidas a las anglosajonas en un reflejo poco interesante de la prosperidad generel en Europa. Todo esto, como he demostrado en Los mitos del franquismo, es tan absurdo como la propia propaganda comunista, con la que coincide en muchos puntos. ¿Cuál es la causa de esa animadversión?
En principio, los ingleses tienen muy grandes motivos de gratitud a Franco. La victoria de este en la guerra civil evitó una España sovietizada, que seguramente no habría convenido a los intereses de Londres, y su neutralidad durante la guerra mundial evitó a los ingleses un derroche de dinero y sangre, y nuevas derrotas que hubieran podido incluso disuadir a Usa de intervenir. Pero hay tres cosas, al menos, que obraban en contra de esa gratitud: la alianza con Stalin, la independencia política del franquismo, y la victoria de Franco en la ONU y aislamiento de Gibraltar, derrotas para Inglaterra no demasiado transcendentales pero sí humillantes.
Inglaterra y Usa pudieron ganar a Hitler gracias fundamentalmente a la URSS, donde se quemó el 80% del esfuerzo alemán. La alianza anglosajona-soviética, a pesar de la posterior guerra fría, creó cierto espíritu de comprensión en medios anglosajones. Si ustedes miran la historiografía anglosajona y anglómana verán que nunca cita como mérito de Franco la derrota del comunismo, sino que insiste en “la represión”, adoptando las calumnias comunistas; y que la neutralidad en la SGM, estratégicamente tan beneficiosa para ellos, se atribuye a cualquier cosa menos a Franco. Incluso se la atribuyen a sí mismos, como producto de supuestos sobornos a generales franquistas. La idea es que era un régimen tan corrompido que ellos podían manejarlo a su antojo. Es difícil superar una arrogancia tan estúpida.
Es bien conocido el mesianismo soviético, pero no debe olvidarse el mesianismo anglosajón, no menos fuerte. Según él, todo lo bueno de la historia humana en los últimos siglos proviene de Usa e Inglaterra, y todo el mundo debería intentar seguir sus pautas políticas y sociales. El actual mundialismo es solo un desarrollo de esa pretensión. Pero la España de Franco tuvo la increíble osadía de simpatizar con los vencidos en la II Guerra Mundial –en las palabras más que en los hechos y sin conocer sus crímenes—; de ayudar al mismo tiempo a los judíos perseguidos –cosa de la que se desentendieron los anglosajones–; de no deber nada, caso prácticamente único en Europa, a la alianza soviético-anglosajona; de reconstruirse con sus propias fuerzas, sin Plan Marshall y contra un aislamiento criminal decretado por soviéticos y anglosajones; de mantener un sistema político “inadmisible” para unos y otros mesiánicos; de renunciar a la neutralidad para oponerse al enemigo principal soviético, pero manteniendo una política independiente en Europa, Hispanoamérica y mundo árabe; de rechazar la participación en la guerra de Vietnam y pronosticar la derrota useña… Cosas todas ellas muy difíciles de tragar.
Y por primera vez en dos siglos, el franquismo se propuso recobrar Gibraltar, para lo que avanzó derrotando a Inglaterra en la ONU. ¡Inadmisible! ¡Cómo un país mucho más aislado y pobre (aunque acercándose con bastante rapidez a los niveles de renta per capita ingleses), y además “fascista” o “dictatorial”, osaba enfrentarse a Inglaterra, segunda potencia de la OTAN! Potencia que había contribuido a derrotar a la Alemania nazi, que pese a la pérdida de la mayor parte de su imperio seguía influyendo poderosamente en los asuntos mundiales, con mentalidad imperial manifiesta en sus enclaves militares por todo el mundo. ¡Y que además, junto con Usa y la URSS, había organizado la propia ONU, donde se reservaba el privilegio del veto! Naturalmente, la victoria de Franco era imperdonable, y la decisión de la ONU no fue en absoluto respetada. Con lo que Franco les cerró la verja y aisló la colonia, volviendo muy costoso lo que además de enclave estratégico podía convertirse en emporio económico… Pero Londres es tenaz, y aparte de contar con el respaldo useño, creía que a los políticos españoles se les podía manejar o sobornar fácilmente. Lo cual no fue verdad en el franquismo, pero sí después. Por desgracia, para la mayoría de los actuales políticos españoles democracia es sinónimo de corrupción e hispanofobia. La reapertura de la verja fue seguida de una política de abierta satelización de España a los intereses de Londres, “nuestra amiga y aliada”, hasta extremos de un servilismo indecente.
Así se explica que las aproximaciones historiográficas anglosajonas y sobre todo inglesas al franquismo estén tan cargadas de aversión como las marxistas. Preston, Jackson, la Graham y tantos “hispanistas” más, combinan la distorsión sistemática de la historia con una arrogancia intelectual no sin base, porque es aceptada por la mayor parte no solo de los ignorantes periodistas españoles, sino de un mediocre mundillo universitario capaz de aceptar y de aplicar una ley de tipo soviético como la de la memoria histórica. Podríamos decir que la alianza soviético-anglosajona de la guerra mundial pervive hoy hacia España en el plano ideológico, a pesar de la neutralidad franquista, de la guerra fría y de la implosión de la URSS. Y este desafío intelectual debe tener su réplica.
https://www.amazon.es/Los-Mitos-Del-Franquismo-Bolsillo/dp/849060729X
********************
Novela “fuera del carril”
“Sonaron gritos y golpes a la puerta me ha parecido el relato más apasionante que se haya escrito sobre aquellos años, es la voz más propiamente española que yo haya leído. Y digo española a conciencia de que sus personajes no tienen nada de típicos ni de tópicos ni de folclóricos, que son muy complejos y con altibajos de carácter y de ánimo, o sea, personajes reales, vivos, cosa que no ocurre en la inmensa mayoría de las novelas, no solamente sobre aquella época. Son españoles, aunque podrían ser de cualquier país, lo que les da ese carácter español, nada patriotero, entiéndame, es el entorno temporal y espacial tan logrado (…) Hoy parece que las novelas se escriben sobre plantillas técnicas de “cómo escribir un relato” o “cómo describir un carácter” y trucos para “impresionar” y “enganchar”. La suya engancha sin esos trucos (…) Hay una decadencia literaria terrible y no sabe lo que he disfrutado leyendo algo tan fuera del carril. Espero con impaciencia la próxima que ha anunciado. De momento leeré la del crimen erótico, ya le contaré mi impresión”. Saluspopuli
https://www.amazon.es/Sonaron-gritos-golpes-puerta-Historica-ebook/dp/B007UQCJNI
Esta mañana he vuelto a recomendarle a García Domínguez el libro de Moa “La Reconquista y España”, con varios tuits sobre la Reconquista, del arsenal de tuits de Moa que tengo archivado. Aunque recuerdo, hace ya un tiempo, que en ese debate o discusión amistosa entre Domínguez y Moa en tuíter, acerca del franquismo, el primero se mostraba muy cabezón, poco dado a dejarse convencer por la evidencia histórica. De todos modos, era un gustazo ver cómo Domínguez le atizaba a los catalufos.
jaquejaque dice:
29 mayo, 2020 a las 11:16
Aunque la mayoría de eruditos en la historia del cristianismo aceptan la historicidad de Jesús, no deja de haber voces discrepantes, como las de G.A.Wells, director de la Rationalist Press Association, que publicaba en los setenta el New Humanist al que yo me había suscrito, y en el que escribía artículos negando la historicidad de Jesús.
Yo me inclino por creer que hubo un Cristo histórico, aunque sea imposible deslindarlo de las acreciones míticas.
En cuanto a Pelayo, dice que dicen que dicen que sí existió…
Por cierto,en el new Humanist escribí un artículo “In defence of half-Persons” a raíz del veredicto de absolución del caso del Dr. Arthur, acusado de haber dejado morir de inanición y deshidratación con el consentimiento de los padres, a un bebé recién nacido por tener el síndrome de Down. Un artículo que debió de chirriar en la mente de los racionalistas lectores de la revista, mayoritariamente favorables al veredicto. Ese artículo fue el primer paso en mi evolución hacia una actitud provida militante.
Porque la asociación que denunció el hecho , la asociación Life, era una de las dos asociaciones principales provida de Inglaterra , la otra es SPUC (Society for the protection of the unborn child). El dr. Arthur fue absuelto sobre todo por el testimonio de los dirigentes del colegio de médicos británico, que afirmaron que el comportamiento del doctor había sido acorde con los principios deontológicos de la medicina. Intimidado por esta voz de la medicina oficial, el juez dictó que le era imposible pensar que una asociación tan venerable como el Colegio de Médicos pudiese haber elaborado criterios éticos contrarios a la Ley y a la ética…Ego te absolvo…El dr Arthur era un hombre religioso, o por lo menos apareció en el juicio con una Biblia bajo el brazo, y hubo voces de clérigos que en cartas al Times lo apoyaron, aparte de la mayoría de intelectuales ateos, agnósticos, feministas etc…de Inglaterra.
Que las personas que hasta entonces hubiesen sido de alguna manera figuras prestigiosas de mi constelación intelectual se pronunciasen a favor de una acción que a mí me resultaba flagrantemente inmoral y discriminatoria, fue un choque saludable para examinar con más escepticismo sus doctrinas, en concreto sobre el aborto.
Deja un comentario
Violencia en el hospital: la visión de un padre
En agosto de 1981, los padres de una niña, Alexandra, con síndrome de Downs que tenía un bloqueo intestinal, pensaron que era lo más amable y mejor que se permitiera que su hijo muriera. La Autoridad Local y el Abogado Oficial (abogado) del niño argumentaron en contra. Había futuros padres adoptivos y la condición era operable. El caso creó un historial legal. El mismo año (irónicamente “El año de los discapacitados”) Un bebé nacido en Derby. llamado John Pearson, que tenía el síndrome de Downs, recibió cuidados de enfermería y analgésicos intensos y murió a los 4 días. El médico, Leonard Arthur, fue puesto en el camino por asesinato y absuelto. Por una extraña coincidencia, Leonard Arthur está casado con la bisnieta del Dr. John Langdon Down, quien describió por primera vez el síndrome de Downs.
Este es el artículo escrito por Gordon Slater, padre de una hija con síndrome de Downs, en respuesta al juicio y veredicto.
El caso del Dr. Arthur y el bebé con síndrome de Down plantea una serie de preguntas muy difíciles, que el caso en sí no ha ayudado a responder. En su nivel más amplio, el problema se resuelve en si una persona, o grupo de personas, por bien intencionadas que sean, tienen el derecho moral de tomar decisiones que afecten la vida o la muerte de otra. En otra y más práctica, me parece urgentemente necesario cambiar un estado de cosas donde la posibilidad de supervivencia de un bebé depende de la elección de los padres correctos y el hospital adecuado para nacer.
Mi propia experiencia puede ser relevante, aunque reconozco que una de las dificultades en esta área es precisamente la gran variedad de circunstancias individuales. Nuestra segunda hija nació con síndrome de Down; nos dijeron, con mucha simpatía, cuando ella tenía cinco días. En ese momento ella estaba bastante enferma de ictericia y estaba siendo alimentada a través de un tubo porque estaba demasiado débil para succionar normalmente. Una cosa de la que estoy bastante seguro es que no estábamos en un estado mental adecuado en ese momento (y durante algún tiempo después) para tomar decisiones racionales sobre su futuro. Nuestras mentes naturalmente tendían a detenerse en el lado negro, y la ansiedad era alimentada por la ignorancia sobre la discapacidad mental. Si el médico hubiera creído conveniente sugerir que a nuestro bebé se le debería permitir morir en lugar de luchar por la vida, francamente no sé cómo habría reaccionado.
Afortunadamente, no se hizo tal sugerencia e inmediatamente recibimos una gran oferta de ayuda y apoyo que nos permitió ser bastante más optimistas. Me alegra decir que nuestra hija ahora es una niña de dos años y medio que rebota y que nos ayuda a todos.
En la práctica, la cuestión de la vida o la muerte es resuelta principalmente por el médico, que al menos puede reclamar cierto desapego emocional; pero los médicos actúan según un código ético inédito, y las áreas grises son tan grandes que mucho depende de la actitud del médico en particular. Creo que es injusto que tanto el médico como el niño impongan esa carga de juicio a una persona. Particularmente preocupante es la suposición que parecía hacerse en el caso Arthur, que el rechazo de un niño por parte de los padres era justificación suficiente para permitir, si no causar, que el niño muera. Seguramente los niños no son propiedad exclusiva de sus padres, y seguramente el derecho del niño a la vida no debe depender de si sus padres están dispuestos o no pueden cuidar de él o ella. Este punto parecía haberse resuelto en otro caso legal a principios de este año cuando el tribunal intervino para permitir una operación en otro bebé de Down cuyos padres habían rechazado antes el consentimiento. El bebé vivió y fue llevado a un hogar de acogida; quizás algún día sus padres la recibirán de regreso con su familia.
También se debe prestar atención a los medios utilizados para permitir la muerte. Dejar una condición médica sin tratamiento es una cosa, sedar a un bebé sano de otra manera para que no demande comida, es para mí otra muy diferente e inaceptable. Esta es un área donde es claramente competencia de la profesión médica codificar qué tipo de tratamiento es éticamente justificable.
Muchas decisiones en este campo se basan en suposiciones, a menudo no expresadas, sobre la calidad de vida futura disponible para una persona con discapacidad grave. Este es un terreno peligroso por dos razones. En primer lugar, los supuestos pueden equivocarse; Es imposible predecir los avances futuros en la ciencia médica y las ayudas tecnológicas incluso para los discapacitados graves. En cualquier caso, la escasez actual de instalaciones para discapacitados refleja una escala de prioridades sociales que podrían modificarse fácilmente, y más recursos materiales podrían mejorar en gran medida la calidad de vida de muchas personas discapacitadas.
En segundo lugar, parece erróneo, en principio, permitir que un ser humano asigne un valor a la vida de otro; Esta es una pendiente resbaladiza que tiene su final lógico en la cámara de gas de Hitler. El problema con la muerte es que es irreversible; hasta que la ciencia médica pueda superar ese problema, debemos ser muy cautelosos al jugar a Dios.
Gordon Slater Diciembre de 1981
Mostrar más
Mostrar menos
Sugerir un cambio
Compartir traducción
Enviar
Cancelar
Tu contribución servirá para mejorar la calidad de las traducciones y podría mostrarse a los usuarios de forma anónima
Vuelve a intentarlo
Violence in the Hospital – A Father’s View In August 1981 , the parents of a child, Alexandra, with Downs Syndrome who had an intestinal blockage thought it be kindest and best that their child should be allowed to die. The Local Authority and the Official Solicitor (lawyer) for the child argued against it. There were prospective adoptive parents and the condition was operable. The case created legal history .The same year ( ironically “The Year of the Disabled”)A baby born in Derby . called John Pearson who had Downs Syndrome , was given nursing care only and heavy analgesic and died aged 4 days old. The doctor, Leonard Arthur was put on trail for murder and acquitted. By a strange coincidence, Leonard Arthur is married to the great-grand daughter of Dr John Langdon Down who first described Downs Syndrome. This is the article written by Gordon Slater, father of a daughter with Downs Syndrome, in response to the trial and verdict. The case of Dr Arthur and the baby with Down’s syndrome raises a number of very difficult questions, which the case itself has not helped to answer. At itsbroadest level the issue resolve itself into whether one person, or group ofpeople, however well intentioned, has the moral right to make decisionsaffecting the life or death of another. At another and more practical, it seemsto me urgently necessary to change a state of affairs where a baby’s chance ofsurvival depends on its choosing the right parents and the right hospital to be born in. My own experience may be relevant, though I recognise that one of thedifficulties in this area is precisely the great variety of individual circumstances. Our second daughter was born with Down’s syndrome; we were told,very sympathetically, when she was five days old. At that time she was quite illwith jaundice and was being fed through a tube because she was too weak to sucknormally. One thing I am quite certain of is that we were in no fit mental state at that time (and for some time afterwards) to make rational decisions about herfuture. Our minds naturally tended to dwell on the black side, and anxiety wasfed by ignorance about mental handicap. If the doctor had thought fit to suggestthat our baby should be allowed to die rather than struggle for life, frankly Ido not know how I would have reacted. Fortunately, no such suggestion was made, and we were immediately given a greatdeal of help and support which enabled us to be rather more optimistic. I amhappy to say that our daughter is now a bouncing two-and-a-half year old, and ajoy to us all. In practice the question of life or death is mainly resolved by the doctor, whocan at least claim a certain emotional detachment; but doctors act on anunpublished ethical code, and the grey areas are so large that much depends onthe attitude of the particular doctor. It is I think unfair both to the doctorand the child to place such a burden of judgment on one person. Particularlyworrying is the assumption which seemed to be made in the Arthur case, thatrejection of a child by the parents was sufficient justification for permitting,if not causing, the child to die. Surely children are not the exclusive propertyof their parents, and surely a child’s right to life should not depend onwhether his or her parents are willing or able to care for him or her? Thispoint seemed to have been settled in another legal case earlier this year whenthe court stepped in to permit an operation on another Down’s baby whose parentshad earlier refused consent. The baby lived, and was taken into foster care;perhaps one day her parents will welcome her back to their family. Some attention also needs to be paid to the means used to permit death. To leavea medical condition untreated is one thing, to sedate an otherwise healthy babyso that it will not demand food, is to me quite another, and quite unacceptable.This is one area where it is clearly in the competence of the medical professionto codify what sort of treatment is ethically justifiable. Many decisions in this field are based on assumptions, often unstated, about thefuture quality of life available to a severely handicapped person. This isdangerous ground for two reasons. Firstly, the assumptions may wrong; it isimpossible to predict future advances in medical science and technological aidsfor even the severely handicapped. In any case, the present dearth of facilitiesfor the handicapped reflects a scale of social priorities which could easily alter, and more material resources could greatly improve the quality of life ofmany disabled people. Secondly, it seems wrong in principle to allow one human being to place a valueon the life of another; this is a slippery slope which has its logical end inHitler’s gas chamber. The problem with death is that it is irreversible; untilmedical science can overcome that problem, we ought to be very cautious aboutplaying God. Gordon Slater December 1981
Traducciones de Violence in the Hospital – A Father’s View In August 1981 , the parents of a child, Alexandra, with Downs Syndrome who had an intestinal blockage thought it be kindest and best that their child should be allowed to die. The Local Authority and the Official Solicitor (lawyer) for the child argued against it. There were prospective adoptive parents and the condition was operable. The case created legal history .The same year ( ironically “The Year of the Disabled”)A baby born in Derby . called John Pearson who had Downs Syndrome , was given nursing care only and heavy analgesic and died aged 4 days old. The doctor, Leonard Arthur was put on trail for murder and acquitted. By a strange coincidence, Leonard Arthur is married to the great-grand daughter of Dr John Langdon Down who first described Downs Syndrome. This is the article written by Gordon Slater, father of a daughter with Downs Syndrome, in response to the trial and verdict. The case of Dr Arthur and the baby with Down’s syndrome raises a number of very difficult questions, which the case itself has not helped to answer. At itsbroadest level the issue resolve itself into whether one person, or group ofpeople, however well intentioned, has the moral right to make decisionsaffecting the life or death of another. At another and more practical, it seemsto me urgently necessary to change a state of affairs where a baby’s chance ofsurvival depends on its choosing the right parents and the right hospital to be born in. My own experience may be relevant, though I recognise that one of thedifficulties in this area is precisely the great variety of individual circumstances. Our second daughter was born with Down’s syndrome; we were told,very sympathetically, when she was five days old. At that time she was quite illwith jaundice and was being fed through a tube because she was too weak to sucknormally. One thing I am quite certain of is that we were in no fit mental state at that time (and for some time afterwards) to make rational decisions about herfuture. Our minds naturally tended to dwell on the black side, and anxiety wasfed by ignorance about mental handicap. If the doctor had thought fit to suggestthat our baby should be allowed to die rather than struggle for life, frankly Ido not know how I would have reacted. Fortunately, no such suggestion was made, and we were immediately given a greatdeal of help and support which enabled us to be rather more optimistic. I amhappy to say that our daughter is now a bouncing two-and-a-half year old, and ajoy to us all. In practice the question of life or death is mainly resolved by the doctor, whocan at least claim a certain emotional detachment; but doctors act on anunpublished ethical code, and the grey areas are so large that much depends onthe attitude of the particular doctor. It is I think unfair both to the doctorand the child to place such a burden of judgment on one person. Particularlyworrying is the assumption which seemed to be made in the Arthur case, thatrejection of a child by the parents was sufficient justification for permitting,if not causing, the child to die. Surely children are not the exclusive propertyof their parents, and surely a child’s right to life should not depend onwhether his or her parents are willing or able to care for him or her? Thispoint seemed to have been settled in another legal case earlier this year whenthe court stepped in to permit an operation on another Down’s baby whose parentshad earlier refused consent. The baby lived, and was taken into foster care;perhaps one day her parents will welcome her back to their family. Some attention also needs to be paid to the means used to permit death. To leavea medical condition untreated is one thing, to sedate an otherwise healthy babyso that it will not demand food, is to me quite another, and quite unacceptable.This is one area where it is clearly in the competence of the medical professionto codify what sort of treatment is ethically justifiable. Many decisions in this field are based on assumptions, often unstated, about thefuture quality of life available to a severely handicapped person. This isdangerous ground for two reasons. Firstly, the assumptions may wrong; it isimpossible to predict future advances in medical science and technological aidsfor even the severely handicapped. In any case, the present dearth of facilitiesfor the handicapped reflects a scale of social priorities which could easily alter, and more material resources could greatly improve the quality of life ofmany disabled people. Secondly, it seems wrong in principle to allow one human being to place a valueon the life of another; this is a slippery slope which has its logical end inHitler’s gas chamber. The problem with death is that it is irreversible; untilmedical science can overcome that problem, we ought to be very cautious aboutplaying God. Gordon Slater December 1981
Definiciones de Violence in the Hospital – A Father’s View In August 1981 , the parents of a child, Alexandra, with Downs Syndrome who had an intestinal blockage thought it be kindest and best that their child should be allowed to die. The Local Authority and the Official Solicitor (lawyer) for the child argued against it. There were prospective adoptive parents and the condition was operable. The case created legal history .The same year ( ironically “The Year of the Disabled”)A baby born in Derby . called John Pearson who had Downs Syndrome , was given nursing care only and heavy analgesic and died aged 4 days old. The doctor, Leonard Arthur was put on trail for murder and acquitted. By a strange coincidence, Leonard Arthur is married to the great-grand daughter of Dr John Langdon Down who first described Downs Syndrome. This is the article written by Gordon Slater, father of a daughter with Downs Syndrome, in response to the trial and verdict. The case of Dr Arthur and the baby with Down’s syndrome raises a number of very difficult questions, which the case itself has not helped to answer. At itsbroadest level the issue resolve itself into whether one person, or group ofpeople, however well intentioned, has the moral right to make decisionsaffecting the life or death of another. At another and more practical, it seemsto me urgently necessary to change a state of affairs where a baby’s chance ofsurvival depends on its choosing the right parents and the right hospital to be born in. My own experience may be relevant, though I recognise that one of thedifficulties in this area is precisely the great variety of individual circumstances. Our second daughter was born with Down’s syndrome; we were told,very sympathetically, when she was five days old. At that time she was quite illwith jaundice and was being fed through a tube because she was too weak to sucknormally. One thing I am quite certain of is that we were in no fit mental state at that time (and for some time afterwards) to make rational decisions about herfuture. Our minds naturally tended to dwell on the black side, and anxiety wasfed by ignorance about mental handicap. If the doctor had thought fit to suggestthat our baby should be allowed to die rather than struggle for life, frankly Ido not know how I would have reacted. Fortunately, no such suggestion was made, and we were immediately given a greatdeal of help and support which enabled us to be rather more optimistic. I amhappy to say that our daughter is now a bouncing two-and-a-half year old, and ajoy to us all. In practice the question of life or death is mainly resolved by the doctor, whocan at least claim a certain emotional detachment; but doctors act on anunpublished ethical code, and the grey areas are so large that much depends onthe attitude of the particular doctor. It is I think unfair both to the doctorand the child to place such a burden of judgment on one person. Particularlyworrying is the assumption which seemed to be made in the Arthur case, thatrejection of a child by the parents was sufficient justification for permitting,if not causing, the child to die. Surely children are not the exclusive propertyof their parents, and surely a child’s right to life should not depend onwhether his or her parents are willing or able to care for him or her? Thispoint seemed to have been settled in another legal case earlier this year whenthe court stepped in to permit an operation on another Down’s baby whose parentshad earlier refused consent. The baby lived, and was taken into foster care;perhaps one day her parents will welcome her back to their family. Some attention also needs to be paid to the means used to permit death. To leavea medical condition untreated is one thing, to sedate an otherwise healthy babyso that it will not demand food, is to me quite another, and quite unacceptable.This is one area where it is clearly in the competence of the medical professionto codify what sort of treatment is ethically justifiable. Many decisions in this field are based on assumptions, often unstated, about thefuture quality of life available to a severely handicapped person. This isdangerous ground for two reasons. Firstly, the assumptions may wrong; it isimpossible to predict future advances in medical science and technological aidsfor even the severely handicapped. In any case, the present dearth of facilitiesfor the handicapped reflects a scale of social priorities which could easily alter, and more material resources could greatly improve the quality of life ofmany disabled people. Secondly, it seems wrong in principle to allow one human being to place a valueon the life of another; this is a slippery slope which has its logical end inHitler’s gas chamber. The problem with death is that it is irreversible; untilmedical science can overcome that problem, we ought to be very cautious aboutplaying God. Gordon Slater December 1981
Ejemplos de Violence in the Hospital – A Father’s View In August 1981 , the parents of a child, Alexandra, with Downs Syndrome who had an intestinal blockage thought it be kindest and best that their child should be allowed to die. The Local Authority and the Official Solicitor (lawyer) for the child argued against it. There were prospective adoptive parents and the condition was operable. The case created legal history .The same year ( ironically “The Year of the Disabled”)A baby born in Derby . called John Pearson who had Downs Syndrome , was given nursing care only and heavy analgesic and died aged 4 days old. The doctor, Leonard Arthur was put on trail for murder and acquitted. By a strange coincidence, Leonard Arthur is married to the great-grand daughter of Dr John Langdon Down who first described Downs Syndrome. This is the article written by Gordon Slater, father of a daughter with Downs Syndrome, in response to the trial and verdict. The case of Dr Arthur and the baby with Down’s syndrome raises a number of very difficult questions, which the case itself has not helped to answer. At itsbroadest level the issue resolve itself into whether one person, or group ofpeople, however well intentioned, has the moral right to make decisionsaffecting the life or death of another. At another and more practical, it seemsto me urgently necessary to change a state of affairs where a baby’s chance ofsurvival depends on its choosing the right parents and the right hospital to be born in. My own experience may be relevant, though I recognise that one of thedifficulties in this area is precisely the great variety of individual circumstances. Our second daughter was born with Down’s syndrome; we were told,very sympathetically, when she was five days old. At that time she was quite illwith jaundice and was being fed through a tube because she was too weak to sucknormally. One thing I am quite certain of is that we were in no fit mental state at that time (and for some time afterwards) to make rational decisions about herfuture. Our minds naturally tended to dwell on the black side, and anxiety wasfed by ignorance about mental handicap. If the doctor had thought fit to suggestthat our baby should be allowed to die rather than struggle for life, frankly Ido not know how I would have reacted. Fortunately, no such suggestion was made, and we were immediately given a greatdeal of help and support which enabled us to be rather more optimistic. I amhappy to say that our daughter is now a bouncing two-and-a-half year old, and ajoy to us all. In practice the question of life or death is mainly resolved by the doctor, whocan at least claim a certain emotional detachment; but doctors act on anunpublished ethical code, and the grey areas are so large that much depends onthe attitude of the particular doctor. It is I think unfair both to the doctorand the child to place such a burden of judgment on one person. Particularlyworrying is the assumption which seemed to be made in the Arthur case, thatrejection of a child by the parents was sufficient justification for permitting,if not causing, the child to die. Surely children are not the exclusive propertyof their parents, and surely a child’s right to life should not depend onwhether his or her parents are willing or able to care for him or her? Thispoint seemed to have been settled in another legal case earlier this year whenthe court stepped in to permit an operation on another Down’s baby whose parentshad earlier refused consent. The baby lived, and was taken into foster care;perhaps one day her parents will welcome her back to their family. Some attention also needs to be paid to the means used to permit death. To leavea medical condition untreated is one thing, to sedate an otherwise healthy babyso that it will not demand food, is to me quite another, and quite unacceptable.This is one area where it is clearly in the competence of the medical professionto codify what sort of treatment is ethically justifiable. Many decisions in this field are based on assumptions, often unstated, about thefuture quality of life available to a severely handicapped person. This isdangerous ground for two reasons. Firstly, the assumptions may wrong; it isimpossible to predict future advances in medical science and technological aidsfor even the severely handicapped. In any case, the present dearth of facilitiesfor the handicapped reflects a scale of social priorities which could easily alter, and more material resources could greatly improve the quality of life ofmany disabled people. Secondly, it seems wrong in principle to allow one human being to place a valueon the life of another; this is a slippery slope which has its logical end inHitler’s gas chamber. The problem with death is that it is irreversible; untilmedical science can overcome that problem, we ought to be very cautious aboutplaying God. Gordon Slater December 1981
Sinónimos de Violence in the Hospital – A Father’s View In August 1981 , the parents of a child, Alexandra, with Downs Syndrome who had an intestinal blockage thought it be kindest and best that their child should be allowed to die. The Local Authority and the Official Solicitor (lawyer) for the child argued against it. There were prospective adoptive parents and the condition was operable. The case created legal history .The same year ( ironically “The Year of the Disabled”)A baby born in Derby . called John Pearson who had Downs Syndrome , was given nursing care only and heavy analgesic and died aged 4 days old. The doctor, Leonard Arthur was put on trail for murder and acquitted. By a strange coincidence, Leonard Arthur is married to the great-grand daughter of Dr John Langdon Down who first described Downs Syndrome. This is the article written by Gordon Slater, father of a daughter with Downs Syndrome, in response to the trial and verdict. The case of Dr Arthur and the baby with Down’s syndrome raises a number of very difficult questions, which the case itself has not helped to answer. At itsbroadest level the issue resolve itself into whether one person, or group ofpeople, however well intentioned, has the moral right to make decisionsaffecting the life or death of another. At another and more practical, it seemsto me urgently necessary to change a state of affairs where a baby’s chance ofsurvival depends on its choosing the right parents and the right hospital to be born in. My own experience may be relevant, though I recognise that one of thedifficulties in this area is precisely the great variety of individual circumstances. Our second daughter was born with Down’s syndrome; we were told,very sympathetically, when she was five days old. At that time she was quite illwith jaundice and was being fed through a tube because she was too weak to sucknormally. One thing I am quite certain of is that we were in no fit mental state at that time (and for some time afterwards) to make rational decisions about herfuture. Our minds naturally tended to dwell on the black side, and anxiety wasfed by ignorance about mental handicap. If the doctor had thought fit to suggestthat our baby should be allowed to die rather than struggle for life, frankly Ido not know how I would have reacted. Fortunately, no such suggestion was made, and we were immediately given a greatdeal of help and support which enabled us to be rather more optimistic. I amhappy to say that our daughter is now a bouncing two-and-a-half year old, and ajoy to us all. In practice the question of life or death is mainly resolved by the doctor, whocan at least claim a certain emotional detachment; but doctors act on anunpublished ethical code, and the grey areas are so large that much depends onthe attitude of the particular doctor. It is I think unfair both to the doctorand the child to place such a burden of judgment on one person. Particularlyworrying is the assumption which seemed to be made in the Arthur case, thatrejection of a child by the parents was sufficient justification for permitting,if not causing, the child to die. Surely children are not the exclusive propertyof their parents, and surely a child’s right to life should not depend onwhether his or her parents are willing or able to care for him or her? Thispoint seemed to have been settled in another legal case earlier this year whenthe court stepped in to permit an operation on another Down’s baby whose parentshad earlier refused consent. The baby lived, and was taken into foster care;perhaps one day her parents will welcome her back to their family. Some attention also needs to be paid to the means used to permit death. To leavea medical condition untreated is one thing, to sedate an otherwise healthy babyso that it will not demand food, is to me quite another, and quite unacceptable.This is one area where it is clearly in the competence of the medical professionto codify what sort of treatment is ethically justifiable. Many decisions in this field are based on assumptions, often unstated, about thefuture quality of life available to a severely handicapped person. This isdangerous ground for two reasons. Firstly, the assumptions may wrong; it isimpossible to predict future advances in medical science and technological aidsfor even the severely handicapped. In any case, the present dearth of facilitiesfor the handicapped reflects a scale of social priorities which could easily alter, and more material resources could greatly improve the quality of life ofmany disabled people. Secondly, it seems wrong in principle to allow one human being to place a valueon the life of another; this is a slippery slope which has its logical end inHitler’s gas chamber. The problem with death is that it is irreversible; untilmedical science can overcome that problem, we ought to be very cautious aboutplaying God. Gordon Slater December 1981
Ver también
Enviar comentarios
Historial
Guardadas
Comunidad
Repitiendo cosas.
https://youtu.be/_gvmitgqyvM
Hace ya años que oigo en youtube, en vídeos de hispanos, expresiones del tipo “¿cuánto de caliente, verde, alto, etc es algo?” …. y el otro día se lo oí a un español … suena raro, ¿no? …
Alvo aguafiestas…
Así pensando, me parece que es una traducción directa del “how much” del inglés …
…. ¿cuánto de viejo eres tú, Lasperio? …… vaya tela …
No sé mi edad, que soy eterno, pero no deja de hacer sentido el malestar ese…
Pero al menos sabrás de dónde son sus padres, ¿no? …
Buenas noticias. El mismo día que Trump planta cara a la censura en Internet, Q expone el gerontocidio (asesinato en masa de ancianos), demostrando que Trump va a exponer la “Plandemia”.
https://rafapal.com/2020/05/29/el-mismo-dia-que-trump-planta-cara-a-la-censura-en-internet-q-expone-el-gerontocidio-asesinato-en-masa-de-ancianos-demostrando-que-trump-va-a-exponer-la-plandemia/
Insisto en que no sé mi edad…
https://youtu.be/a3hOeU7w59o
Insistencia parte 3 o 4.
https://youtu.be/eap0G9ldKc0
Una tertuliana de TVE se pregunta por qué no puede calificar a VOX de «golpistas» y Macarena Olona la deja frita
Olona le aclara un par de conceptos a Carmen del Riego.
https://www.periodistadigital.com/politica/20200529/tve-carmen-riego-vox-golpistas-comunistas-macarena-olona-noticia-689404316347/
Miguel Angel: tengo la sensación de que la última táctica izquierdista contra VOX, viendo que no decrece el apoyo en las encuestas y que se atreven a salir en manifestación , etc…, es tirar de lo de golpistas, pero ojo, con ese calificativo no están pensando precisamente en el golpe de Tejero: están pensando en que consideran a VOX herederos y simpatizantes del 18 de julio. No se atreven a dar este paso de “acusación”, pero es lo que hay en el fondo. Cuando M.Olona dice “nosotros no somos golpistas”, etc… al izquierdista que tenga en frente le sobran las ganas de relacionar a VOX de alguna manera con el alzamiento nacional, pero no se atreve, y VOX ahí debe tener muy bien pensados los movimientos y las contestaciones, porque eso se va a producir antes o después.
This just unlocked a part of my brain I’d forgotten completely about.
Podemos estar cerca de la madre del cordero. La izquierda más extrema, enferma de antifranquismo como está, espera que VOX se posicione para machacarlo, o eso creen, pero si VOX estudia y responde con un posicionamiento adecuado, los mal parados pueden ser los podemitas y los socialistas.
Posicionamiento naturalmente sobre el 18 de julio y el franquismo.
A mí me parece que Margarita Olona ha dejao bien clara la cuestión. Y, lo que debemos hacer es revelar a toda la nación que ellos sí se han atrevido a dar un golpe de Estado, y lo están dando. Hay que llamarles a ellos golpistas, porque ellos sí lo son…
En cualquier caso España será la que nos juzgue. Nosotros, debemos seguir nuestro camino, sin cambiar nada, por lo que nos puedan decir, o hacer. Yo estoy seguro que el “Chepas” acabará en la cárcel, o será “despachado”, antes de acabar el año…
https://youtu.be/DF9aSuPhaVM
Don Pío, en la enumeración de los logros de Franco, donde dice “[...] de reconstruirse con sus propias fuerzas y sin Plan Marshall; de mantener un sistema político “inadmisible” para unos y otros mesiánicos; [...]” creo que debería haber puesto “[...] de reconstruirse con sus propias fuerzas y sin Plan Marshall (más aún: ¡y a pesar del criminal aislamiento internacional al que éstos mismos nos sometieron!); de mantener un sistema político “inadmisible” para unos y otros mesiánicos; [...]“.
Los Ángeles Negros|Y volveré
https://www.youtube.com/watch?v=NZuFH2kH17g
hacer sentido
Es una idiotez que últimamente he oído.
Pero ya se verá que se fija en la lengua.
Me recuerda un poco a un tipo que como no podía decir ‘acechador nocturno’ decía ‘acosanoches’. Para el vómito.
Otras movidas sí me parecen prudentes. Cuando alguien hace todo mal hecho le dicen ‘malhechote’.
Lo anterior va en combinaciones del tipo “El Cristian es un pinche malhechote. ¿Ya vistes las cagadas de informes que entrega?”
Y como siempre voy de diplomático hago como que no pasa na.
-Puede que Cristian entregue informes incompletos y hasta jurídicamente muy discutibles, mi estimable y honorable empleadora, pero estamos aquí por un sueldo tan ajustado que apenas da para zapatos, y nadie que gane eso ha aprendido a expresarse, por escrito, según la importancia de lo que va aconteciendo.
-No seas mamón.
-Colgamos al tipo, ¿sí o no, Lasperio?
-Sus crímenes son monstruosos y absurdos, numerosos y humillantes. ¿Debemos concederle la piedad de la muerte o hemos de preferir que los demás criminales le enseñen virtud? Quizás sería preferible la derrota constante de la sodomía que vernos envueltos en una especie de suicidio agradable a costa de los dineros públicos.
-No seas mamón.
¿Cuánto de viejo eres tú?
Soy veinte años de viejo, coleguín.
Ese es el destino de la lengua.
Un sistema educativo precario y la agachonería.
Intento 2, más feo:
¿Qué de viejo ere tú?
Soy veinte año de viejo, coleguín.
A ver si reencarnamos en un mejor lugar. Nacer ingleses de clase media alta, por ejemplo. Que los tíos como Maduro sean cosa lejana e imposible.
Pero puede pasar lo extraordinario, como con el coronavirus. Al rato estamos en el renacimiento y nadie se lo puede explicar.
En fin. Me voy a acostar un rato.
Primera denuncia ciudadana contra Pablo Iglesias por «homicidio imprudente» en las residencias
El escrito también acusa al vicepresidente de los delitos de lesiones, omisión de socorro y prevaricación.
https://okdiario.com/espana/primera-denuncia-ciudadana-contra-pablo-iglesias-homicidio-imprudente-residencias-5681658
Los racionalistas:
En esa época la gente tenía un miedo irracional al agua. Pensaban que una vez se abrían los poros de la piel, toda clase de sustancias venenosas pasaban del agua al cuerpo…
Al revés, si ellos creían eso, entonces su miedo era muy racional..
Si crees que el agua está llena de sustancias venenosas, entonces bañarse sería irracional…
Pero los racionalistas pensaban que ellos habían descubierto de la pólvora, que antes de ellos la gente era imbécil….
El día 14, de madrugada Largo Caballero era finalmente localizado y capturado en su domicilio de la Dehesa de la Villa. Tras la disputa con Prieto se había ocultado en un piso del barrio de Salamanca, de donde salió a los tres días y finalmente, se había refugiado en su propio domicilio, con su mujer e hijos. Allí fue trasladado en ambulancia por un médico afín: “El doctor, con su bata blanca, cuidando del pobrecito enfermo (…) La glorieta de Cuatro Caminos estaba ocupada militarmente (…) Pensando en la confianza que habíamos depositado en algunos elementos militares, creí que iba a ponerme verdaderamente enfermo. Seguí en casa recibiendo a mi enlace” para intentar coordinar todavía algunas acciones.
Los guardias de asalto que rodearon su casa se dieron a conocer y, versallescamente, aguardaron media hora a que les abrieran la puerta, dando tiempo a la destrucción de documentos. Poco después le interrogó un coronel juez instructor: “¿Es usted el jefe del movimiento revolucionario?” “No, señor”. ¿Cómo es posible, siendo presidente del Partido Socialista y secretario de la Unión General de Trabajadores? “¡Pues ya ve usted que todo es posible!” “¿Qué participación ha tenido usted en la organización de la huelga?” “Ninguna”. “¿Qué opinión tiene usted de la revolución?” “Señor juez, yo comparezco a responder de mis actos, y no de mis pensamientos” . “¿Quiénes son los organizadores de la revolución?” “No hay organizadores. El pueblo se ha sublevado en protesta por haber entrado en el Gobierno enemigos de la República”. Etc. Así recuerda el propio Largo su interrogatorio, sin duda no menos versallesco que el del resto del comité, según Carrillo. Pero los jueces se mostrarían aún más versallescos cuando, meses después, liberarían a Largo “por falta de pruebas”. Lo cual aprovecharía Carrillo para exigir el mismo trato.
El informe judicial concuerda con lo anterior. Largo se habría enterado de los sucesos “por la radio” sin haber salido nunca de su casa, y sus discursos “no eran revolucionarios, ni él tenía por qué hablar del movimiento, al cual no condenaba ni aplaudía, y que su influencia en el PSOE era nula”. El “fascismo” parecía haberse contagiado de una epidemia salida de Versalles.
Y más imbéciles son ellos… ¡quieren que se bañara gente que creía que el agua era venenosa…¡
Es como si crees que el agua de una piscina está contamida, lo racional es no bañarse…
El locutor de Telemadrid se despide de los coleguis televidentes con “mucha fuerza”…
*telespectadores, mejor dicho…
Hace gracia oir a los racionalistas lo de “mucha fuerza”… ¿positiva o negativa?… Cuando lo del niño que se cayó al pozo, famosos enviaban a sus padres fuerza a distancia…
“la fuerza con la que vamos a salir”, acaba de decir en la tele un anuncio del Psoe, con el sello del “gobierno de España”…
Los palurdillos historiadores de Telemadrid, están alucinados con el Hemingway y los San Fermines…
Como la religión infantil de “la guerra de las galaxias”, “la fuerza”, “que la fuerza te acompañe” y cosas de esas…
¿No impresiona? Ni una sola persona de esas multitudes, ni un solo caballo, ni un solo carruaje existen hoy. https://www.youtube.com/watch?v=sEZxDEOuCwI&feature=related
… ¿No existen? Lo que era su cuerpo sigue existiendo, aunque se haya disgregado… y seguramente, alguna parte, aunque sea pequeña, forma parte del cuerpo actual de otros…
Qué palurdillos, “Fórmula Show”…
Y la materia de la madera, cuero, hierro de los carruajes sigue por ahí… no ha desaparecido…
Y un hierros oxidados de un carruaje enterrados en el campo, pueden pasar a las patatas, y de las patatas a la nariz de alguien, por un tiempo…
Igual te vas a la fuente del pueblo, a coger unas borujas, y luego alguna parte del cuerpo de alguno que esté por ahí enterrado pasa a ser parte de tu cuerpo….
Sí impresiona…
Aunque cuando dice persona, supongo que además del cuerpo se refiere al yo que fuedo dueño temporal de ese cuerpo… ¿Sigue ese yo siendo?… ¿quizá teniendo otro cuerpo, en otro lugar, en otro tiempo?…
Me recuerda un poco el caso de las monedas. Esa moneda que ahora traes en el bolsillo a saber por cuántas aventuras ha pasado. A saber, además, si alguna vez la tuviste y ya regresó.
Una moneda que traigo y que en un rato se irá en un refresco junto con su compañera, tiene escrito ser de 1994. Ya estaba en circulación cuando la mayor parte de los maleantes que veo pasar todavía no nacían. En cierto modo es fascinante.
Vaya quemazón en Minneapolis.
Pues en Minneapolis, lo que se dice calor, no es que haga mucha, que digamos…
Tiene razón don Raúl Fernández. Siempre lo recuerdo, pero esta vez se me escapó. Ya está corregido.
Hablemos sobre cuerpos como hacía recién Alvo. El 99% de personas, cuando se miran al espejo, ven una forma, y dicen:
—Ese soy yo, Luis Pío Moa.
¡¡¡Error…!!!
Esa forma que usted ve, esencialmente es como el coche que utiliza para desplazarse al trabajo.
La única diferencia, es que el cuerpo de ustedes, es biológico, y está vinculado a sus otros vehículos de manifestación.
Su verdadero aspecto, es lo que en sánscrito se dice: arūpa (sin forma). Igual que el Creador que los hizo, a su imagen y semejanza.
Luego, a partir de ahora, cuando tengan hambre, digan: ¡¡¡Mi cuerpo, o mi estómago tiene hambre…!!! ¡¡¡Mi cuerpo, desea a esa muchacha…!!! Lo cual, no tiene nada ver conmigo, y haré lo que mi cuerpo me pide, si a mi verdadera esencia, le conviene.
¡¡¡ASÍ, ESTÁN LAS COSAS, MIS CUATES!!!
Vamos a ver: es mucho más sencillo. Como ellos no creen en la nación, cuando hablan de nacionalizar, están hablando de robar, al modo mafioso, para la «familia»…
NACIONALIZAR ATLÁNTICO Y MEDITERRÁNEO
La única negociación posible, es que el miserable de Sánchez se entregue a la justicia, y confiese sus crímenes. Se tendrá en cuenta su buena voluntad…
Sánchez toma las riendas de la negociación y orilla a Lastra tras su “doble error” al pactar con Bildu
Los átomos que componen nuestro cuerpo existían antes de que naciésemos y seguirán existiendo después. Y durante la vida gran parte de los átomos originales se pierden y se adquieren otros de fuera. Pero concluir de ahí que somo eternos o inmortales parece una conclusión exagerada.
Nuevo hilo
“Hacer sentido” es una traducción literal del inglés “to make sense”. En español siempre hemos dicho “tener sentido”.