Ante la Nueva Atlántida
Las actuales tendencias totalitarias en los países occidentales, expuestas, entre otros organismos, por el Foro de Davos, requieren un examen a fondo. En 1626 Francis Bacon escribió una novela-ensayo Nueva Atlántida, que en mi opinión marca el fondo de lo que he llamado Ideología anglosajona (aunque no sea la única corriente ideológica en Inglaterra o Usa). Es fundamentalmente la ideología de la técnica que rige una sociedad en la que un pequeño grupo de sabios e investigadores técnicos y científicos (la casa de Salomón), dirige/domina un estado encargado de mantener una perfecta organización social sin vicios ni corrupciones, vueltos innecesarios por la aplicación de la ciencia y la técnica. La moral se haría así innecesaria y los individuos serían felices comportándose “naturalmente” de manera correcta y con riqueza en constante aumento. Tiene semejanza con La República de Platón, pero en la de Bacon los filósofos son sustituidos por científicos y experimentadores técnicos. La ideología masónica, tan influyente en el ámbito anglosajón, viene a ser muy parecida, como he expuesto en mi ensayo al respecto (Masonería (XII) Influencia. De la Restauración a la II República. | Más España y más democracia (piomoa.es). Una ideología prometeica, aunque la divinidad es aparentemente respetada. Una divinidad a su vez técnica (“el Gran Arquitecto”): Dios es Prometeo.
Hay, sin embargo, un problema de fondo: ¿de qué manera podría abolirse la moral y hacer que los hombres fueran felices comportándose, digamos “como es debido”, y quién decidiría lo que “es debido”? ¿Se conformarían los seres humanos con una vida valorada por científicos y dedicada a consumir todo tipo de bienes? Este problema fue abordado en el siglo pasado por B. Skinner, que también propuso su nueva atlántida (Walden dos). La psicología, prescindiendo de nociones a su entender inanes y confusas, como libertad o dignidad, permitiría regular la conducta de los hombres hacia la felicidad, de manera técnica, creando los ambientes sociales adecuados. Sería “la ciencia”, interpretada por los científicos, la que decidiría sobre el bien y el mal, excluyendo al segundo de la conducta.
Ante nuestros ojos se están desarrollando y aplicando estas “ciencias” y la tecnología correspondiente, empleando para ello un lenguaje perturbado, que combina arbitrariamente abstracciones como igualdad, libertad, cultura, mujer, humanidad, etc. Y ya pretende lo nunca antes visto: que estados inspirados por unos pocos grandes amos tecnológicos dicten los sentimientos “correctos” de la gente, con leyes como las de “odio”. Es necesario tratar estas cuestiones con más detenimiento, en el contexto de las ideologías, cuyo fondo común se dirige a la abolición de la moral. Es decir, del hombre mismo, despojado de algunos de los rasgos que lo hacen humano, como señalaba Tocqueville, peligro ya expuesto en los mitos de Prometeo y del pecado original.
************************
Demoler un mito crucial
El gran fraude en la raíz de las derivas totalitarias actuales es la equiparación de democracia y antifranquismo. No hubo, y hay que insistir mil veces en esto, oposición democrática al franquismo, aunque comunistas y etarras se envolvieran en la bandera de la libertad: libertad de disgregar España, unos, y de sovietizarla, otros, rápidamente o poco a poco, pues no era otra cosa. Hoy vemos cómo unas bandas de delincuentes llaman democracia precisamente a la corrosión permanente de las libertades. Y de la herencia franquista.
Hubo al comenzar la transición un optimismo exagerado. Si al terminar la guerra mundial los manejos de Don Juan habrían provocado una nueva guerra civil, al terminar el franquismo ya era imposible, gracias a la nueva sociedad salida de aquel régimen. Además, los rupturistas que se consideraban herederos del Frente Popular se mostraban moderados, los separatistas se vestían de autonomista y hasta el PCE aceptaba la herencia franquista: bandera, monarquía, economía libre, pluralismo ampliado (el franquismo no fue un régimen de partido único). Por desgracia, la causa real de aquella moderación no era la convicción, sino la debilidad del momento, y, fuera de modo consciente o llevados por la propia dinámica de sus ideas y versiones históricas, se aplicaron a socavar el legado de Franco. Iban tan aprisa que se llevaron el susto del 23-f de 1981, pero persistieron luego con más calma. El fruto del antifranquismo ha sido la corrupción, las leyes a la soviética, el golpismo, la corrosión de la unidad nacional ligada a la de las libertades políticas, partidos convertidos en mafias delincuentes… Es más que hora de que percibamos con claridad el inmenso fraude y lo corrijamos. Porque o los delincuentes terminan en el banquillo, o ellos convierten a España en una cárcel o la disgregan en varias cárceles.
Ahora el 90 aniversario de la república, nos ofrece una buena ocasión para demoler uno de los principales mitos inspiradores del frente popular. Hay que plantearlo como una verdadera batalla de ideas, y creo que mi reciente estudio sobre la Segunda República proporciona la munición más eficaz. Como es lógico, en la falseada democracia actual, la Triple M se ha ocupado de silenciarlo e impedir el debate. Pero cada uno tiene la posibilidad, y la obligación moral de utilizar esa munición intelectual y política: “No pienses en lo que va a pasar, sino en lo que puedes hacer”, recomendaba Julián Marías.
*******************
Santi
Santi va a ver la salida del sol y se asombra: de ella depende la vida humana, y nadie se preocupa de ello. A nadie le impresiona. Vuelve y discute con Moncho: nuestra razón no alcanza a discernir el sentido de la vida, de acuerdo, pero el sentido ha de existir. Negarlo es elegir el tormento y el suicidio. Es católico no muy convencional, pero practicante. Urgido por sus estudios, despacha a Chano, que quisiera seguir conversando con él, y se arrepiente. Pero ya se ha ido, de manera que va en su busca a la facultad de Políticas. De camino va recordando una vieja historia. Un antiguo amigo, homosexual, que se le había declarado. Había roto con él y le supone autor de un crimen brutal. Hace un esfuerzo por entender, y el retrato que hace de él supone otro “perro verde”. No encuentra a Chano, que no ha ido a la facultad, ni a Javi con quien casi coincide. De vuelta a comer en el SEU encuentra a alguien relacionado con aquel crimen, que sin embargo lo interpreta falsamente. En los comedores del SEU encuentra a Chano y luego a Moncho. Interviene el “fantasma”, otro perro verde ya talludo, que ha conocido el Gulag. Encuentra también a Diego, el joven comunista relacionado de modo extraño con el “fantasma”. La discusión deja a Santi con mal cuerpo y se va con Moncho, más relajado, a tomar café al Flandes, donde ha recalado Javi. Bromean y se burlan de otro comensal. Finalmente se separan. El tiempo ha sido demasiado caluroso para el mes de noviembre, pero el hombre del tiempo anuncia que cambiará. En noviembre anochece pronto, él va a contemplar el ocaso desde el templo de Debod (no estaba allí en aquellas fechas). Vuelve a dar vueltas mentales al destino humano, a su ex amigo. ¡Y cuántos amaneceres y atardeceres habrá contemplado aquel templo en su Egipto originario! ¡Cuánta gente habrá ido a aquel templo con ofrendas y súplicas al dios!… Las reflexiones le producen cansancio mental. Piensa que ha sido una jornada extraña para él y para todos, y que cuando se reúnan a cenar en el restaurante Irún (existe), tendrán los cuatro mucho tema de charla. Tienen esa costumbre de cenar juntos. Pero dos de los amigos no podrán asistir: la normalidad se ha roto. Manolo
***********************
Crónica
**Lo único importante en el panorama político actual es la evolución de VOX, todo el resto es más de lo mismo, aunque dé pie a cotilleos interminables. Es el único partido democrático, los demás son auténticas mafias. Olona lo puso de manifiesto al exigir a los otros candidatos en Cataluña que condenasen el acoso violento, antidemocrático y anticonstitucional a los actos de VOX. Todos guardaron silencio cómplice. Por supuesto, dentro de la política general, esa exhibición de bellaquería mafiosa es solo una anécdota, aunque muy reveladora.
*********************
A fin de sostener el programa Una hora con la historia, que carece de subvenciones, estamos recurriendo a la microfinanciación, concretamente la campaña “300 por 10″, es decir, 300 oyentes que den orden a su banco la orden de ingresar 10 euros al mes en esta cuenta del BBVA “Tiempo de ideas” ES09 0182 1364 3302 0154 3346. La época no es nada buena, por la crisis, pero se trata del único programa que defiende la historia contra la “memoria” contra el embuste profesionalizado, que decía Julián Marías:
1944: España frente a la invasión
Cuando la guerra mundial se acercaba a su fin, las amenazas y peligros de invasión de España se hacían más y más inminentes y motivaban dentro del propio franquismo intrigas y vacilaciones. Los comunistas decidieron adelantarse con una inteligente estrategia: tratar de unir a las fuerzas del exilio, incluso a algunos monárquicos, en un órgano político común, y al mismo tiempo crear un ejército guerrillero. De esta manera, a la hora de la caída del franquismo ellos serían la fuerza decisiva, a tener las armas amparadas por una supuesta legalidad interna e internacional 170 – España ante la invasión | ¿Por qué salvó Franco a miles de judíos? – YouTube
Gran tema el que empieza sobre esta ideología del NOM, don Pío. Intereante y necesario. A Historiadoradomicilio le van a dar arcadas
Esto https://www.libertaddigital.com/espana/2021-02-03/vox-sale-en-defensa-de-los-youtubers-y-pugna-con-podemos-por-el-voto-joven-6705025/ es un magnifico ejemplo de como van a ir las cosas en materia fiscal….cuando chicos podemitas pero valiosos y emprendedores se dan cuenta que su trabajo lo chupan las izquierdas para su propio beneficio….se ve que VOX va bien encaminado y no olviden Santiago Abascal se da cuenta de todo…..
La izquierda se encamina (utilizando la técnica) hacia una especie de democratismo universalista totalitario….y nosotros tenemos historicamente un antídoto perfecto….un nacionalismo liberal-socialista franquista…..pero por favor seamos inteligentes no nos metamos en la cueva del lobo puramente franquista…por ejemplo, ese Youtuber hubiese vivido placidamente haciendo su trabajo con Franco….ahora los antifranquistas le quieren robar su trabajo…¿no queda bien? y además sería verdad…..
Esto https://www.libertaddigital.com/espana/2021-02-03/vox-sale-en-defensa-de-los-youtubers-y-pugna-con-podemos-por-el-voto-joven-6705025/ es un magnifico ejemplo de como van a ir las cosas en materia fiscal….cuando chicos podemitas pero valiosos y emprendedores se dan cuenta que su trabajo lo chupan las izquierdas para su propio beneficio….se ve que VOX va bien encaminado y no olviden Santiago Abascal se da cuenta de todo…..y así es
Sociedad civil catalana decora las entradas de Barcelona con un ‘caganer’ gigante y la frase “el procés, la gran cagada”. Han leído a Pío Moa. ¿O es una coincidencia?
– Seguir leyendo: https://www.libertaddigital.com/espana/2021-02-03/elecciones-catalanas-caganer-sociedad-civil-catalana-pancarta-gran-cagada-6704994/
Están saliendo a la luz asuntos de la podredumbre del PP a través de Villarejo y de Bárcenas, que atacan directa o indirectamente a Rajoy. Lo importante de Villarejo es la relación con Mauricio casals “el príncipe de la tinieblas” y al parecer testaferro de Rajoy en negocios peculiares. Casals, hombre de derecha, no tiene inconveniente en compincharse con Podemos. Es el dueño de La Razón, de la Sexta y de antena 3, según parece. Todo un imperio mediático.
Pablo Casado en la SER se ha felicitado de su excelente relación con el Doctor, “es algo que se nota”. Pueden pasarse horas charlando amigablemente Hay que reconocer que entre un máster y un doctor hay cierta diferencia, aunque los dos muy intelectuales. Afirma que el PSOE es un gran partido al que debe España muchas cosas, la democracia como quien dice. ¡Qué monigote!
Eva Parera, nº 3 del PP en las elecciones catalanas:”No nos debe dar miedo la palabra “indulto”. Es una valiente. Era partidaria del referendum golpista: “es democracia”.
Hay que reconocer que don Pio sabia de las esencias del Pp antes que nosotros….pero hay una cosa interesante creo que el 78 ha terminado incluso con el Pp…..lo cual deja libre a Vox…..
Pío Moa 17.46: Por mis informaciones, de hace ya bastantes años, entiendo que Casals ha sido hombre de Confianza de Ansón, la familia Lara y de Creuheras, actual consejero delegado del grupo Planeta, pero que no es el dueño del conglomerado de Atresmedia y Grupo Planeta. Mis referencias son malas, respecto a su persona.
La Inquisición iba a marcar, con distinta fuerza, más de tres siglos de la historia de España. Sus enemigos la utilizarían para desvalorizar la edad de hegemonía hispana como muestra de oscurantismo cultural, de persecución de la inteligencia y de la libertad. Se la acusa de utilizar masivamente las más refinadas torturas, así como las denuncias anónimas para crear un clima de terror, que habría anonadado la cultura española. Suele comparársela con los estados policíacos y totalitarios del siglo XX, y ello desde organismos prestigiosos como la BBC inglesa, entre mucho otros.
Estos juicios proceden de la propaganda protestante y de otros países rivales de España en aquellos siglos, y desde luego son falsos, o muy exagerados, o ajenos al contexto histórico en España y Europa, como van descubriendo las investigaciones sobre los propios archivos inquisitoriales, apenas estudiados hasta hace relativamente poco tiempo.
La Inquisición actuó con gran severidad sobre todo en el siglo XVI, decayendo luego sus actuaciones hasta quedar en muy pocos juicios. Pero el siglo XVI es precisamente el de mayor auge cultural en la historia de España, tanto en arte como en pensamiento y en ciencias. Lo cual ya desmiente por completo la idea de que asfixió la libertad creativa en España. Simplemente no hay necesidad de entrar en mayores consideraciones en ese punto.
Lógicamente, tampoco es cierto que creara un clima de terror. En sus tres siglos largos de duración incoó un máximo de 150.000 procesos, quizá menos de 100.000, pues se conservan las actas de los 50.000 ocurridos entre 1560 y 1700, casi un siglo y medio: dado que los procesos posteriores a 1700 fueron pocos, es poco creíble que en los ochenta años anteriores a 1560 duplicaran a los posteriores. Aún aceptando la cifra máxima Y la realidad fue sin duda menor), resulta un promedio de 420 procesos por año, insuficientes para sembrar el terror en una población que varió entre cinco y doce millones de habitantes.
Propiamente dueño de esas empresas quizá Mauricio casals lo es solo parcialmente, pero es quien decide:
En 2004 el Grupo Planeta, dirigido por José Manuel Lara Bosch, le nombró consejero delegado del diario La Razón, fundado y dirigido por Anson.6 Cuando este dimitió un año después, Casals asumió la presidencia del mismo. Bajo su mandato nombraría a dos directores: José Alejandro Vara (2005-2008) y Francisco Marhuenda (desde 2008).78
Tras convertirse en uno de los hombres de confianza de Lara Bosch, y posteriormente de su sucesor José Crehueras,4 en 2009 compaginaría la presidencia de La Razón con el cargo de adjunto a la dirección del Grupo Antena 3, conglomerado de medios del que Planeta era máximo accionista.6
En 2011, el Grupo Antena 3 llegó a un acuerdo con GIA La Sexta para fusionar ambas empresas en una solo grupo multimedia, Atresmedia Corporación, a partir del 1 de octubre de 2012.5 A pesar de que la operación estuvo a punto de malograrse por las condiciones impuestas por la Comisión Nacional de la Competencia, el Consejo de Ministros las suavizó para equipararlas con la fusión entre Telecinco y Cuatro.59 De este modo, la nueva Atresmedia pasaba a controlar más del 40% del mercado publicitario televisivo.10
El presidente de ‘La Razón’, al testaferro de Ignacio González: “No te preocupes que esta señora [Cristina Cifuentes] las pasará putas”
Las grabaciones de la operación Lezo desvelan las presiones del grupo Atresmedia (Antena 3, La Sexta, Onda Cero y La Razón) a la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, por haber denunciado a la fiscalía la presunta corrupción en el Canal de Isabel II
Santi va a ver la salida del sol y se asombra: de ella depende la vida humana, y nadie se preocupa de ello. A nadie le impresiona.
¿cómo sabe que a nadie le impresiona? ¿debería hacerlo? ¿por qué?… Supongo que es como todo, igual impresiona la primera vez… luego ya no…
Es como lo de la guerra fría…. me parece que muy pocos estaban preocupados por una guerra nuclear… la gran mayoría no <= mejor para ellos…
Igual echaban alguna película así para acojonar al personal…. pero eso dura horas….
Tampoco se puede vivir así, constantemente aterrorizado por un futuro que no conoces….
Lo de la ciencia determinando qué es bueno y qué es malo es otra estafa…. “si muevo las bobinas de cobre hacia la derecha los electrones se mueven a lo laego del cable”… ¿es eso bueno o malo?…
Lo que quieren es una moral inventada por ellos, que nada tiene que ver con la ciencia, pero lo venden como que sí….
“cuando clientas esta sustancia a 70 grados centigrados y la mezclas con sulfuro de plata se vuelve de color naranja, tal como describe esta reacción de reducción oxidación”…. ¿ah, sí? ¡pues ya no creo en Dios, ya no me hace falta!….
…periódicos, revistas, cine, noticias, y demás… han estado durante ya unos 2 siglos elevando a la ciencia y a los científicos a un lugar que no les corresponde… lo que faltaba, que dicten ellos la moral => contra la moral natural, esas normas que conoce todo mundo, que presionan, que no podemos deshacernos de ellas…
… serían más bien científicos con una ideología… la segunda es la que inventa una moral, no la primera…. la primera no puede…
La Inquisición solo actuaba contra cristianos, por lo que se centró en los conversos acusado de judaizar en secreto, aunque también afectó a moriscos y posteriormente a protestantes, siempre en número mucho menor. El procedimiento consistía en pregonar un Edicto de gracia, explicando en qué consistía la herejía, por si alguien la practicaba sin saberlo para que se reconciliara con la Iglesia, y animando a denunciar tales conductas. Las denuncias se mantenían anónimas, lo que daba pie a abusos, pero la razón de ellas era evitar que las familias de los denunciados, a menudo poderosas localmente, se cebasen en los delatores. Luego, los “calificadores” apreciaban si la denuncia era creíble, en cuyo caso el acusado era detenido y sus bienes confiscados preventivamente para pagar los gastos del proceso, lo cual causaba nuevos abusos, que se combatieron desde mediados del siglo XVI. Por otra parte, la Inquisición se financiaba sobre todo con los bienes de los condenados, lo que, en principio, constituía un incentivo para extremar la severidad, aunque lo cierto es que nunca gozó de grandes riquezas. Por otra parte, se extremaron, mucho más que en la justicia corriente, las prevenciones contra falsos testimonios: “Los inquisidores –explican las instrucciones de Torquemada—deben observar y examinar con atención a los testigos, obrar de suerte que sepan quiénes son, si deponen por odio o enemistad o por otra corrupción. Deben interrogarlos con mucha diligencia e informarse en otras personas sobre el crédito que se les pueda otorgar, sobre su valor moral. Remitiendo todo a las conciencias de los inquisidores”.
… se trata de intentar justificar una nueva moral con la trola de que la ciencia la apoya…
¿Que quién va a establecer qué es bueno y malo? Pues ellos mismos claro, no por criterios científicos (no los hay), sino por lo que a ellos les guste o disguste, y ya está…. como no pueden decir eso, pues nada, que es la ciencia…. una trola…
Por ejemplo… cuando justifican el aborto no salen con que “es que a mi gusta, porque así me quito el marrón de tener que hacerme cargo del crío, se me acabó la fiesta”… si no con que en realidad no es un ser humano, que lo dice la ciencia…
¿Qué nos extrañq que el PP se lleve tan bieb con Sánchez y cob los separatistas catalanes en, el fondo? Al gin y al cabo el PP es el Partido Nacionalista Gallego
Luego claro…. cierto empresa o el gobierno dona 1000 millones de dólares a unos científicos ==> para que trapicheen y salgan con que sus estudios revelen que eso que está en el vientre no es un ser humano…
Y a los científicos que se opongan o revelen la estafa los largan y punto…
Voxcontra la Agenda 2030
https://twitter.com/VOX_Congreso/status/1356634466555412480
El proceso podía alargarse sin que el detenido conociese la acusación. Luego se interrogaba a denunciantes y denunciado. Este recibía un abogado defensor que le animaba a decir la verdad, a buscar testigos favorables o demostrar la falsedad de la acusación, a cuyo fin se le pedía que citara los nombres de quienes podían tener interés en perjudicarle, por si coincidían con los denunciantes. La tortura podía usarse a condición de no poner en peligro la vida ni causar mutilaciones, y la confesión así obtenida debía ser luego ratificada libremente. Las penas más habituales eran multas, la obligación de portar un sambenito, o la “prisión perpetua” que en la práctica no solía pasar de tres años, pero podían llegar a la “relajación al brazo secular”, es decir, a la justicia laica. Seguía un auto de fe, ceremonia pública o privada para solemnizar la reconciliación de los arrepentidos y la ratificación de los no arrepentidos, que serían entregados para su ejecución. Popularmente se ha identificado el auto de fe con la ejecución, pero esta se cumplía al margen y después. Si el condenado se arrepentía en el último momento era ahorcado o decapitado; si no, quemado en la hoguera.
Sobre el número de víctimas también la propaganda ideológica ha exagerado sin tasa. El clérigo Juan Antonio Llorente, colaboracionista de Napoleón, hablaba de 32.000 ejecuciones y atribuía a la Inquisición “la despoblación de España”. Leyendas tales han disfrutado de crédito. Hoy se conoce bien el número de ajusticiados entre 1540 y 1834, año de su abolición: en torno a un millar. Quedan muchos menos documentos de las seis décadas anteriores, lo que permite estimaciones a menudo influidas por la inclinación ideológica del autor. Algunos hablan de hasta 4.000 ejecuciones, aunque el cuidadoso investigador Tarsicio de Azcona señala que no pudieron ser más de unos cientos durante el reinado de Isabel la Católica.
La Inquisición fue instaurada en 1487 por los Reyes Católicos como un tribunal que asegurase la estabilidad social contra la capacidad de desestabilización achacada a las herejías. Se mantuvo, aunque con escasa actividad, durante el siglo XVIII, siendo abolida por Napoleón y después por las Cortes de Cádiz, para ser restaurada brevemente por Fernando VII y abolida definitivamente en 1834.
Existió una primera Inquisición en el sur de Francia, para combatir a los cátaros, un movimiento de carácter gnóstico, espiritualista contra la materia (el cuerpo) y promotor por ello del suicidio social. Posteriormente los papas impulsaron una Inquisición dependiente directamente de Roma, por varios reinos europeos, que en España solo alcanzó a la corona de Aragón. La nueva Inquisición tenía la particularidad de no depender del papa, sino de la monarquía: era, por tanto, un instrumento político tanto como religioso. Aunque ningún país la reglamentó como España, la mentalidad común en Europa consideraba las herejías peligrosas por opuestas a la creencia común, y perturbaciones desestabilizadoras del orden sociopolítico. Por ello serían frecuentes durante largo tiempo las persecuciones religiosas. Estas cesaron en los siglos XVIII y XIX, serían relevadas por las persecuciones ideológicas, especialmente cruentas en el XX.
¿Pueden valorarse estas persecuciones con las de la Inquisición? Las represiones protestantes fueron sin duda mucho más intensas y sangrientas. Un aspecto de ellas, también existente en países católicos, fue la “quema de brujas”, que se extendió por Alemania, Suiza, Francia, Escocia, Escandinavia, Inglaterra (conde existió el oficio de “cazador de brujas” por dinero), Polonia, etc. La obsesión por las brujas (en menor medida brujos) causó durante los siglos XVI y XVII una verdadera hecatombe de asesinatos, calculada entre 60.000 y 100.000. En España solo hubo 59 víctimas porque la Inquisición acordó que no se trataba de un fenómeno herético sino histérico.
La Cospe y su secretaria ejecutiva estaban reunidas en el despacho del ministerio de defensa.
—- Bueno, dime, ¿por qué tanto secretismo?, ¿para qué es ese nuevo dedo que estás fabricando?…
—- A su tiempo lo sabrás…. ¡y toda España!… jajajaja… ¡vais a saber lo que es bueno gracias a la ciencia….
—- Pues nada, tendremos que esperar yo y España entonces… Por cierto…..
{sonó el teléfono de la ministra}
—- ¿Dígame? ¡Ah, eres tú Soraya! Sí, qué tal…
—- Déjate de rollos. Te llamo por lo del otro día, por lo del este que te tiraste en la puerta cuando yo llegaba… Quiero que sepas que nunca, nadie, jamás, me había hecho algo así, tan bajo, tan vulgar tan ordinario… Eres una hija de…
—- ¡Alto ahí¡ Soooooooo… Hija mía, es que no aguantas una broma… que un este no es una bala joder…. En realidad estaba haciendo un experimento científico, ¡que me caiga muerta ahoramismo si no es cierto! Aunque admito que tuvo su gracia… la ciencia es divertida, no como nos pintan algunos así en las películas… siempre serios, siempre tristes, siempre amargados pensando en el suicidio…
—- ¿Y qué tienes tú de científica? Si eres un cero a la izquierda, con tu carrera de derecho…
—- ¡Sin faltar por favor, que me cabreas! … Yo tengo de científica más que tú 1000 veces… A ver so lista, ¿qué enlace hay entre los átomos de azúcar? ¿iónico o covalente?…
—- Eso lo estudié en el colegio, ya no me acuerdo, de todas for……
—- ¿Cuántas valencias tiene el carbono? ¿Una, dos, tres, o cuatro?…
—- ¡Pa tu culo un aparato!
Y colgó. Esa era otra de la ordinarieces que el mismísimo demonio la enseñó en otra de sus pesadillas nocturnas. Por fin la Cospe tuvo su merecido: se quedó estupefacta mirando la pantalla del teléfono. Y más estupefacta se quedaría si supiera que la contestación de la Soraya venía directamente desde el infierno, cosa que chocaba, según ella, con la nueva mentalidad hipercientífica de la ministra:
—- ¡Será hija de puta! ¡Que me ha colgado! …
—- Más razón aún para hacer el experimento número 2 con ella… y con elnconsejo de ministros en pleno, ¿no crees?..
Le aconsejó la secretaria, con cierta alegría misteriosa…
—- Bueno Loli, que me tengo que ir.
—- Venga adios.. luego me pasas el informe sobre los misiles esos que hay que comprar para ls fragatas. A ver de dónde sacamos la pasta…
Salió y cerró la puerta.
La Cospe asintió con la cabeza… lanzó la lengua y atrapó a una mosca que estaba posada en la pared de enfrente…
Pío Moa 18.28: Ya digo que mis referencias, de tal personaje, eran y son malas.
***
Y más estupefacta se quedaría si supiera que la contestación de la Soraya venía directamente desde el núcleo del infierno…
Tengo entendido que la inquisición no tenía instalaciones propias. Usaba lo que había a la mano, así que hasta podía ser preferible que te atrapara la inquisición a que te atraparan las autoridades civiles, pues en el primer caso bien podías acabar dormido en un establo, mientras que en el otro, bueno, tocaba una celda espantosa y seguro que mucha sodomía.
Por otra parte, bueno, supuestamente la tortura sólo se podía usar en una sola ocasión. Pero tenía trampa la movida: si te desmayabas no contaba y tocaba pasarla mal unas cuantas veces.
Había un tipo que iba anotando cómo se iba realizando la tortura, pero bueno, igual de burocratizados estaban los jemeres rojos.
En cualquier caso, las movidas de la inquisición deben ser consideradas en relación con las movidas de la justicia civil de la época. Ya se vería que la inquisición española no queda tan mal parada respecto a la justicia civil francesa.
Ya se comentaba, además, que al menos en la Nueva España la gente que acababa en manos de la inquisición lo era por motivos políticos. Quizás lo mismo en España y Perú. Como iban tras los culos de gente medio importante tampoco había necesidad de tener a la población común cagándose del miedo, que es la idea que se tiene sobre la institución, rollo que la inquisición era como la Gestapo o algo así.
Lo que sí sería llamativo sería el san benito. Como el cono ese en la China de Mao.
- ¡Lo logré, miserables! ¡No me desmayé!
Y entonces le pegaban un golpazo en la cabeza.
-Al menos no estás en Francia!!! fufufu
No tienes que buscar nada, no tienes que conseguir nada, no tienes que hacer nada, no tienes que buscar a Dios. Dios no existe fuera de ti mismo. Únicamente tienes que ser el ser que eres, y recordar que en ti ya está todo y en este todo, estás tú.
El hecho de que en el pueblo toledano de La Guradia (kilómetro 80 de la A4) siga existiendo un bonito santuario excavado en la ladera donde supuestamente se torturó al niño dedicado a su culto es, a mi entender, un tanto escandaloso. Le escribí al arzobispo de Sevilla hace años sobre esto sin obtener respuesta. Ninguna placa recuerda al menos a los cinco u ocho conversos y judios (en este caso la inquisición sí detuvo a judios cuya condena fue ratificada secularmente) injustamente quemados por un crimen inexistente.
La Guardia.
Un crimen sin cadáver: el Santo Niño de la Guardia José María Perceval Publicado en Historia 16, nº 202, p.44-58, febrero 1993 Durante siglos se había contado que, durante la Semana Santa, los judíos crucificaban a un niño cristiano de la misma forma que ellos habían crucificado a Cristo. Esta vez se creyó. No los inquisidores, que no se dejaban fácilmente engañar, sino el pueblo. La historia del Santo Niño de La Guardia fue el detonador. Los que pedían la expulsión de los judíos arrancaron la decisión a Isabel. (Pierre CHAUNU, 1492: L’année de L’Espagne, revue L’Histoire) En el acceso al claustro de la catedral de Toledo, decorando ambos lados de la puerta, el pintor Francisco Bayeu (1734-1795) representó al fresco una escena que hoy es prácticamente incomprensible al turista que compra postales en el quiosco de la entrada. A la derecha de la puerta, se observa un hombre malencarado arrastrando un niño que, presumiblemente, rapta. A la izquierda, el mismo niño aparece crucificado ante la mirada torvamente satisfecha de sus captores. Aunque la pintura es del siglo XVIII, los hechos que relata pertenecen al siglo XV. Se trata de la representación de un presunto crimen ritual judío, un acontecimiento que sucedía cada año y que obligaba a los miembros de esta comunidad a raptar un niño cristiano y crucificarlo en la festividad de la Pascua judía (coincidiendo con la semana santa cristiana). En este caso, se trata de un personaje infantil llamado ‘el santo niño de La Guardia’ y el crimen fue realizado supuestamente en 1489. Si hay un cuento de terror infantil extendido y universal, es el que relata la historia del hombre del saco, el ogro come-niños, el saca-mantecas de las historias andaluzas, el vampiro que chupa la sangre de las criaturas inocentes ‑ mito global que se extiende de China hasta América‑, pasando por el dios Saturno y el popular rey Herodes. Es una pesadilla nocturna que da pie a las nanas más morbosas de nuestro repertorio musical. ¿Por qué desde finales de la Edad Media, concretamente el año 1171, son los judíos las principales víctimas de esta acusación de asesinos de niños, imputación que provoca como venganza verdaderas masacres en los guetos? ¿Qué objeto podía tener este robo cíclico de niños? ¿Quién es ese Santo Niño de la población de La Guardia, cercana a Toledo, que ha producido una de las más cuantiosas bibliografías sobre tan escabroso tema? Una larga historia de crímenes rituales De las dieciocho acusaciones habituales contra los judíos recogidas por Amador de los Ríos, la número seis indica que, “En remembranza de la muerte que dieron a Jesús, sacrificaban los Viernes Santos a niños o jóvenes cristianos, poniéndoles en cruz y bebiendo de su sangre” Los investigadores del siglo XIX, como Salomón Reinach, atribuyeron estas acusaciones simplemente a la credulidad popular, señalando que estas incriminaciones fueron normales durante los primeros tiempos de la Iglesia por parte de los paganos contra los primeros cristianos al no comprender bien el misterio de la comunión. Los judíos heredaron, pues, un onirismo anterior que los propios cristianos habían sufrido. Heinrich Graetz (1817-1891), en su Historia de los Judíos, nos cuenta que la primera acusación de crimen ritual francesa fue realizada en Blois en el transcurso de una pelea entre la mujer del conde Teobaldo de Champagne, la despechada Isabel, y Pulcelina, su amante judía. Se introdujo al acusado en una barca sobre el río Loira para comprobar la verdad según el juicio de Dios, pero la barca, desgraciadamente, no se hundió. Fueron quemados vivos 34 hombres y diecisiete mujeres el 20 siwan de 1171. Estudios más recientes han clasificado estas acusaciones que se repitieron constantemente durantes tres siglos pero que continuaron hasta el siglo veinte (proceso Beyliss de 1913). Gavin I. Langmuir señala que la acusación se renueva desde el año 1144 (Wuerzburg, 1147) y, posteriormente, en Inglaterra (Norwich, 1148) donde se acusa a la comunidad judía de comprar un niño llamado Willians para crucificarlo, continuado por los sucesos de Gloucester en 1168, que tendrían una culminación verdaderamente novelesca con el famoso caso de Hugh of Lincoln, el año 1255. El profesor francés Alain Boureau habla de una ola de terror posterior a la tercera Cruzada, cuando la acusación atravesó las fronteras francesas y entró en el Imperio, provocando en la ciudad de Maguncia veintisiete víctimas el año 1253. En Munich, año 1285, la acusación de crimen ritual produjo 127 víctimas. En 1286, el asesinato de un hombre llamado “el buen Werner” ocasionó masacres en Boppard y Oberwesel, cerca de Bacharach. El emperador Rodolfo, asustado ante la amplitud de la histeria colectiva, intentó parar el éxodo judío con las leyes de 1286 que frenaron momentáneamente la ola de terror y asesinatos colectivos – esta vez no supuestos, sino reales. En Austria, tres niños se ahogaron en Viena el año 1420. Unidos estos hechos con la supuesta venta de una hostia por parte del sacristán de Ems a un rico judío, se provocó de nuevo la catástrofe. En 1421, el archiduque Alberto detuvo a todos los judíos de Viena y quemó a un centenar de ellos ‘para calmar los ánimos’. Los hechos se repitieron en Trento, en 1475, cuando el pequeño Simón, de tres años, se ahogó en el Adigio. Después de la matanza consiguiente se elevó una estatua en Francfort del Main al infante, en un puente que conduce a Saxenhausen. Los problemas se extendieron a Ratisbona en 1480 y a Passau, 1478, por otro supuesto robo de hostias consagradas. Esta relación – robo de hostias consagradas y rapto de niños para ser sacrificados ritualmente – es muy significativa. Veremos que todo se mueve en torno al dogma de la transubstanciación, el misterio de la comunión cristiana y la transformación del pan y del vino en ‘carne y sangre’ reales. La actitud del poder siempre es ambigua – entre la credulidad y la utilización estratégica de las acusaciones –, aunque siempre termina con concesiones a la violencia desplegada intentándola calmar con algunos mártires escogidos para la ocasión. Naturalmente, estos condenados y estas declaraciones de la justicia que confirma ‘los hechos probados de la perfidia judía’, son la “prueba” evidente para la siguiente acusación que no tarda en llegar cuando otro niño desaparece. Es una ‘realidad’ inducida que produce finalmente su propia realidad. Así fue durante siglos, cada vez con una menor incidencia sangrienta, pero siempre latente ya que el hecho en sí mismo era admitido por jueces y legisladores. La amenaza de una masacre se presentaba cuando un niño cristiano desaparecía o moría extrañamente, sobre todo en los días posteriores al Jueves y Viernes Santos. A finales del siglo XIX, la revista italiana L’Osservatore Católico recogió 150 hechos “reseñados y comprobados científicamente” de crimen ritual judío. Aun a principios del siglo XX Thomas Masaryk, que sería futuro presidente de Checoslovaquia, debió actuar como abogado para defender a un judío de una acusación de crimen ritual. Por supuesto, el nazismo recogió este onirismo católico reflejándolo en sus libros de propaganda hasta la saciedad. Y, en las páginas de Internet que propagan las teorías de los grupúsculos nazis, continúan afirmándolo. ¿Y en España? Et porque oyemos decir que en algunos lugares los judíos ficieron et facen el día del Viernes Santo remembranza de la pasión de Nuestro Señor Jesucristo en manera de escarnio, furtando los niños et poniéndolos en la cruz, o faciendo imágenes de cera et crucificándolas cuando los niños non pueden haber, mandamos que, si fama fuere daqui adelante que en algún lugar de nuestro señorío tal cosa sea fecha, si se pudiere averiguar, que todos aquellos que se acercaren en aquel fecho, que Sean presos et recabdados et aduchos ante el rey; et después que el sopiera la verdad, débelos matar muy haviltadamente, quantos quier que Sean. Alfonso X el Sabio, Partidas, VII, XXIV, ley 2. El propio rey legislador – precisamente titulado como rey de las tres culturas – confirmaba la hipótesis y la rendía plausible. También era el primero que introducía en la península – proveniente de Francia y Alemania, países que comienzan a teorizar sobre los supuestos crímenes rituales – la posibilidad de comenzar las acusaciones. Juan Antonio Llorente en su Historia de la Inquisición, recogió el efecto de esta tendencia que se afirmó desde el poder: “En 1492 fueron expelidos de España los judíos no bautizados, en lo que tuvo grande intervención el inquisidor general Torquemada con todos los individuos del Santo Oficio. Se citaba la ley del Código de las Partidas, dada por el rey Alfonso X, año 1255, en que se decía tener los judíos costumbre de robar niños cristianos y crucificarlos en el día de Viernes Santo como escena semejante a la de Jerusalén; añadíase el ejemplo de Santo Domingo de Val, niño de Zaragoza, supuestamente crucificado en 1250; el robo y ultrajes de la hostia consagrada en Segovia, año 1406; la conjuración de Toledo, minando y llenando de pólvora las calles por donde había de pasar la procesión del Corpus, año 1445; la del lugar de Tabara, entre Zamora y Benavente, poniendo abrojos de hierro en las calles por donde habían de andar cristianos descalzos, clavando puertas a incendiando casas en que habitaban cristianos; el robo y crucifixión de un niño cristiano en Valladolid, año 1452; un caso igual en un pueblo de señorío del marques de Almarza, cerca de Zamora, en 1454; otro semejante sucedido en Sepúlveda, obispado de Segovia, en 1468; el caso de los ultrajes hechos a la cruz en el campo llamado Puerto del Gamo, entre las villas del Casar y de Granadilla, obispado de Coria, en 1488; el robo del niño de La Guardia, provincia de La Mancha, en 1489, y su crucifixión en 1490; el conato de igual crimen evitado por la justicia en Valencia y otros casos semejantes, con muchas muertes de cristianos atribuidas a judíos médicos, cirujanos y boticarios, en abuso de sus oficios, particularmente la del rey Enrique III por su medico D. Mair” Habían precedido esta espeluznante retahíla, las acusaciones del converso fray Alonso de la Espina realizadas en su libro de 1449, Fortalitium Fidei. Contra judios, sarracenos, y otros enemigos de la fe cristiana, un tremendo inventario de acusaciones donde consignaba la relación de sucesos localizados por él en Tavara, Toro, Ávila, Segovia y otras partes, con la creencia demostrada a través de casos concretos de que sacrificaban los judíos a niños inocentes el día de Viernes Santo y de que profanaban las hostias consagradas. Figuraban también algunos hechos acaecidos en su tiempo, de que se daba a sí mismo por testigo mientras recogía los materiales para escribir el Fortalitium entre los años 1454 y 1457. La atmósfera estaba enrarecida. Las histerias se transformaban en historias. Celebrábase tranquilamente por los cristianos la Navidad de 1468 ‑nos cuenta Colmenares en su Historia de Segovia‑ cuando vino a turbar su quietud la irritante nueva de que los judíos de la Aljama de Sepúlveda, aconsejados por su rabino, Salomón Picho, habíanse apoderado de un niño cristiano, y llevándole a un muy secreto lugar, cometido en el todo linaje de injurias y violencias. Al fin, poniéndole en una cruz, habiánle dado muerte, a semejanza de la que al Salvador impusieron sus antepasados. Divulgado en tal forma el hecho, llego luego a conocimiento del Obispo de Segovia, Don Juan Arias Dávila judío converso, hijo del Contador Mayor de Enrique IV. Fiel a la política de los neófitos, apretó don Juan en el castigo de tal manera que, conducidos a Segovia los acusados, fueron hasta dieciséis entregados a las llamas, y puestos los restantes en la horca, después de ser arrastrados. No satisfizo, sin embargo, tan duro castigo a los moradores de Sepúlveda. Así, tomando Las armas, al saber que et obispado se contentaba con tan poco, dieron de rebato sobre la Judería, inmolando en sus propias casas a la mayor parte de sus moradores. Salvaronse algunos en la fuga; pero al buscar asilo en las cercanas villas y aldeas, llevaban delante de si la fama de su crimen, que despertaba en todas panes análogas sospechas y acusaciones. Con semejantes antecedentes no es extraño que, veinte años después, fray Tomás de Torquemada organizara el asunto del Santo Niño de La Guardia para acabar definitivamente con la presencia judía en España. Durante el siglo XVI, y ante la ausencia de la comunidad judía, van trasladándose sobre la comunidad morisca las acusaciones que se aplicaban a los Hebreos, incluido el crimen ritual. Se extendió el cuento de que, para evitar el bautismo, los pueblos de moriscos elegían un bebé entre todos los de la comunidad para que el cura sólo bautizase a uno, evitando a los otros la entrada en la cristiandad. La consecuencia parecía lógica: cuando el niño elegido era inservible para sus funciones por comenzar la edad de razón, lo hacían desaparecer en forma monstruosa al estar cristianizado tantas veces. En un enajenado Memorial enviado el 11 de octubre de 1553 por el inquisidor de Zaragoza Arias Gallego al inquisidor general Diego Tavera, además de las habituales acusaciones contra los moriscos (respetar el Ramadan, circuncisión, oraciones y la memos frecuente de proselitismo) se une una novedosa: “a mas de esto, ha habido alguno que por hacer sacrificio a Mahoma ha muerto en el campo a un niño cristiano viejo de natura”. Los moriscos heredaban la vieja acusación contra los judíos, las pesadillas se trasladaban de una comunidad a otra. El proceso de 1491 y la expulsión de 1492 “Todos Los presentes en la cueva, crucificamos al niño en unos palos cruzados” (Confesión de Yuce Franco obtenida mediante tormento, Ávila, Inquisición, 19 de Julio de 1491 por la tarde) La Inquisición funcionaba por un sistema de dietario, al que se ajustaban posteriormente las búsquedas y los descubrimientos. Las detenciones y los juicios eran subsiguientes a las listas de pecados que se perseguían, como en cualquier sistema policial de antigua usanza. En el caso del Santo Niño de La Guardia, el comienzo se presenta realmente complicado. Parece ser que todo se originó por la desaparición de un niño durante la procesión de la Asunción o del Corpus toledano. Incluso la confusión es tan grande en los comienzos de la. investigación que, aunque se dijo del niño que fue bautizado en San Andrés de Toledo, se afirmó luego que era oriundo de Aragón, con lo que diversos historiadores confunden La Guardia con la población de igual nombre de La Rioja, otros citan la de Jaén y otros la de Toledo. Estas contradicciones han llevado a los historiadores, desde Loëb (“L’enfant de La Guardia n’a jamais existé”) a Luis Suárez o Fernández Álvarez (en su libro sobre Isabel la Católica, p.294), a negar toda existencia posible a esta excusa sangrienta. El profesor Benjamín Netanyahu (Orígenes de la Inquisición, p.988) ironiza sobre estas acusaciones ya que, la única base real que tendrían estos ritos mágicos, sería que los judíos creyeran en “la fuerza espiritual del sacrificio de la santa misa” con lo que dejarían de ser judíos. El caso es que este rumor urbano se convierte en un interesante material en un momento crucial. Los inquisidores le darán forma pero ¡es necesario encontrar culpables! El niño se llamaba Juan en los primeros documentos, pero luego se prefirió el nombre más cristológico de Cristóbal. Para no liarse, los cronistas terminaron por llamarlo el Santo Niño de La Guardia, un nombre genérico para un niño que ni existió ni vivo ni muerto. Según confesión obtenida bajo tortura, el Santo Niño fue hurtado en la Puerta del Perdón de Toledo a la edad de tres o cuatro años, aunque algunos posteriormente prefirieron cambiar esta edad a siete años, que es edad frontera entre la razón y la ingenuidad del inocente. Esta diferencia de tiempo transforma a la ingenua criatura en un santo que asume su condición de mártir. Acaecidos los hechos en 1489, comenzó el proceso el 17 de diciembre de 1490. Entre el 6 de junio y el 19 de Julio de 1490, fray Tomas de Torquemada mandó prender a Yuce Franco y sus supuestos cómplices, de cuyas causas se propuso entender en persona o por la persona o personas, a quienes las cometiésemos a dellas debiesen conoscer. La procedencia de los acusados es diversa y revela desde el principio un interés inquisitorial en mezclar diferentes aljamas y comunidades de Castilla en una red conspiratoria general. ¿Qué había inducido a este rapto y posterior asesinato? Según la declaración que transmite el proceso, pensaron los acusados, ¡por indicación del gran rabinazgo francés! – una posible solución de intervención extranjera para justificar la expulsión -, que mezclando la sangre del niño y una hostia consagrada podrían intoxicar las fuentes causando la muerte de los inquisidores. Todos los concurrentes eran judíos y cristianos nuevos de origen judío que temían a la justicia por haber “recaído en su secta” – según nos dice la acusación. A pesar de las búsquedas exhaustivas, el cuerpo nunca apareció en la supuesta cueva de los suplicios y la razón mas frecuentemente aludida a este fallo policial es que, naturalmente, el Santo Niño había sido elevado al cielo después del martirio. Los judíos y los conversos detenidos confesaron haberlo llevado a la villa de La Guardia en razón de su “parecido con la tierra de Palestina”. Esto, que para nosotros puede parecer realmente exótico y original – por no considerarlo directamente extravagante o ridículo -, se convirtió en la prueba fundamental del juicio: “Donde por tener una situación geográfica y alrededores de configuración geológica muy parecida a la que en Asia tienen los lugares que vieron el principio y fin de la vida del hijo de Dios hecho hombre en su peregrinar redentor de la humanidad, tendría el hecho una mayor similitud y vigor realista de aquel magno acontecimiento, que perenne vive en la memoria de las generaciones y los tiempos.” La similitud de esta comarca con Judea fue defendida por fray Antonio de Guzmán con mapas y la aportación innegable de las revelaciones divinas al beato fray Simón de Roxas que había habitado en el pueblo de La Guardia. Para convertir el crimen en algo más verídico si cabe, cada uno de los sayones hizo un papel de los participes en la Pasión evangélica (Judas, Pilatos, jefe del sanedrín…) – al estilo del teatro de misterios y pasiones – , interpretando la desgraciada criatura el papel de protagonista, es decir, Jesucristo. El proceso inquisitorial comenzó el 17 de diciembre de 1490 y terminó el 16 de noviembre del año siguiente ‑nos dice Luis Suárez Fernández‑ con la ejecución de todos los inculpados, que eran dos judíos: Yuce France, de Tembleque y Moshe Abenamias de Zamora, y seis conversos: Alonso, Lope, García y Juan Franco, Juan Ocaña y Benito García, vecinos todos de La Guardia, localidad del arzobispado de Toledo. Las declaraciones de los reos en tormento y fuera de él parecen demostrar que hubo, en efecto, La Guardia dos crímenes: sacrilegio de una ostia consagrada, que los converses compraron a fin de ejercer sobre ellas conjuros que les librasen de la Inquisición, y asesinato ritual de un niño, que fue crucificado el día de Viernes Santo. Sobre la ejecución de Benito García de las Mesuras, vecino de La Guardia, es interesante el relate descriptivo entre ingenuo con toques de matarife de Antón González, notario de la ciudad de Ávila, el 17 de noviembre de 1491: Gracias a Dios os hago saber que murió como católico cristiano; y yo le hice ahogar (en el palo o garrote vil, antes de ser quemado). Asimismo, Juan de Ocaña y Juan Franco vinieron en grande conocimiento y arrepentimiento; que murieron conociendo a Dios y diciendo sus culpas; y también los hice ahogar; que espero en Dios que habrá merito de sus almas. Los otros murieron atenazados (y quemados vivos a fuego lento) y buenos judíos, negando sus crueles errores, sin llamar a Dios ni a Santa María, ni hacer solamente un signo de la cruz; no roguéis a Dios por ellos, que sepultados están en el infierno. La diferencia estriba en que los reos que confesaban eran ‘atenazados’ (ahogados mediante garrote vil) – para que sufrieran menos – antes de ser quemados; mientras, los ‘pertinaces’ que seguían declarándose inocentes, eran quemados vivos. El notario Antón González, que participó en el proceso y tomó declaración a los Franco en el Brasero de la Dehesa, escribió también el 17 de noviembre de 1491 a los magistrados de la villa de La Guardia que no consintiesen arar aquel cornejal de Santa María de Pera donde Juan Franco señaló finalmente que estaba enterrado el niño jamás encontrado, “porque es cosa que por sus altezas y por el señor cardenal y por todo el mundo ha de ser vista”. Pero el cadáver no apareció jamás. La expulsión de 1492 El padre Fita ‑el principal y más inteligente de los sabios pesquisidores que han creído a pies juntillas en esta sucesión de actos de pretendida magia negra – demostró, en 1887, que el decreto de expulsión de los judíos de 31 de marzo de 1492 estuvo fuertemente influido por el proceso de los reos complicados en el supuesto asesinato del Santo Niño de La Guardia. En primer lugar, los reos no eran todos conversos, sino que formaban una supuesta alianza entre judíos sin importar bautismo, con lo que se afirmaba uno de los principios fundamentales de Torquemada aducidos en el decreto de expulsión: los judíos podían contaminar a sus parientes conversos. Para ello, en vistas a confirmar este argumento, Torquemada se saltó todas las jurisdicciones ‑solo podía preocuparse de la salud espiritual de los bautizados‑ al contar con la baza del asesinato de un niño inocente. En segundo lugar, contra otra serie de historiadores incluido Menéndez Pelayo, el padre Fita demostró que el tiempo de la sentencia no fue posterior ni simultaneo, sino cuatro meses y quince días anterior al del edicto de los Reyes Católicos (16 de noviembre de 1491). Al mes siguiente, el 16 de diciembre de 1491, los Reyes Católicos tuvieron que dar una carta, de seguridad a los judíos de Ávila, que estaban consternados por el peligro que corrían sus vidas y haciendas, no bien pasaron por la, inquisición los presuntos asesinos del Santo Niño. El padre Fita, en su obsesión por encontrar pruebas del asesinato, confirmó la conexión política del caso. Con los bienes de los diversos reos, confiscados en Segovia, se realizó parte de la, obra de la Iglesia y Monasterio Real de Santo Tomás de Ávila, donde por primera vez ‑por Breve papal otorgado a Torquemada el 12 de noviembre de 1496 ‑ no serían admitidos religiosos descendientes de judíos. La construcción comenzó el 11 de abril de 1482 y acabóse el 3 de agosto de 1493. En 1498 murió Torquemada viendo su obra terminada. En La Guardia se derribaron las casas de Juan Franco y se construyó en su lugar una ermita. Se realizaron pinturas en las casas donde nació y otras en el convento de los Trinitarios de La Guardia y de Toledo, así como en la iglesia parroquial de La Guardia. Fita nos describe el lienzo pintado al óleo traído de la Inquisición de Toledo y depositado en el Archivo Histórico de Madrid: Lo único que existe, traído aquí sin duda con Los procesos y papeles de la Inquisición de Toledo, es un cuadrito en tabla, muy deteriorado, representando la crucifixión del Niño. Aparece éste en la Cruz, rodeado de sus verdugos, uno de los cuales se entretiene en sacarle Las entrañas, o meter mano en la profunda herida abierta en un costado. La pintura, aunque mala, puede muy bien atribuirse a la época misma del suceso o a tiempo poco posterior. Razones de un montaje “Del Quintanar y Tembleque se parten ocho judíos con dañados corazones en busca del Santo Niño” Sebastián de OROZCO El crimen está relatado de tal forma por las confesiones de los reos que, leyendo el proceso, sólo a un cristiano podría habérsele ocurrido semejante guión. Se organiza como una Pasión o representación teatral parecidas a las que se ponen en escena actualmente en Olessa de Montserrat, Esparraguera o Chinchón. La diferencia estriba en la presencia viva del supuesto niño crucificado que sustituye al personaje de Cristo y que termina asesinado, encarnando, por cierto, su papel a la perfección. Lo demás esta magistralmente planificado: bofetadas, cruz a cuestas, Sanedrín, Juicio, Verónica y Pilatos incluido. El relato no podía dejar de impresionar a quien lo oía contar en los sermones anuales de Jueves Santo. ¿A qué lector especial iban dirigidas estas actas procesales? El interés de Torquemada era señalar ante la reina el peligro que significaba para los nuevos conversos la presencia de antiguos miembros de su ley, muchos de ellos incluso familiares o antiguos amigos de los neófitos. Para ello, los reos pertenecen a las dos clases: son tanto judíos de religión como judíos conversos al cristianismo. Torquemada se mostró, además, solicito en enviar la sentencia de Benito García a todo el país, como lo evidencia, incluso, la traducción catalana que mandaron imprimir los inquisidores de Barcelona y que está recogida en la Colección de Documentos Inéditos del Archivo General de la Corona de Aragón. Se trataba de una verdadera operación de propaganda que tuvo su recompensa en la expulsión pero que siguió sirviendo a los intereses de los cristianos viejos posteriormente. Durante el siglo XVI, el asunto del Santo Niño de La Guardia fue utilizado en las disputas internas del cabildo toledano, como lo muestra la carta del cardenal Siliceo, el 23 de Julio de 1547, contra parte de su cabildo toledano que, por razones evidentes de parentesco judaico, se opone al Estatuto de Limpieza, donde se cerraba toda entrada o participación en los beneficios de la catedral a los cristianos de linaje hebreo. La disputa se basaba en la Memoria de 1544 del Licenciado Damián de Vegas acerca del Niño de La Guardia, que Orozco colocó delante de su informe acompañando la decisión del arzobispo Siliceo. La acción discriminatoria provocó una sucesión de cartas del emperador Carlos V entre el 13 de septiembre de 1547 y el 11 de febrero de 1548 hasta la intervención final del Papa Paulo III mediante provisión de 28 de mayo de 1548. El Niño de La Guardia seguía rindiendo favores útiles a los que lo enarbolaban. El Santo niño inexistente ha servido para los lances más diversos y un hispanista americano en la posguerra española utilizaba el apellido de los presuntos culpables para señalar el origen judaico posible del general Franco. Lope de Vega, en su comedia EL Niño inocente o el segundo Cristo, unió el cuento infantil de la Casa de Chocolate, donde el chiquillo es llevado por los ogros, con la Pasión bíblica. La historia de Cristo es asumida por España, convertida en la nueva tierra prometida, la nueva Jerusalén libertada, como indica el exacto parecido del territorio de La Guardia y el de Judea: Mil veces dichosa España! Que este mártir mereciste, Niño y padre de tu Patria. Lope de Vega José de Cañizares, en su versión teatral del supuesto crimen, llamada La viva imagen de Cristo, y donde los personajes cómicos de la obra se llaman significativamente Requesón y Churrusca, llega al inri del racismo. La protagonista, a la que su amante cristiano no llama jamás por su nombre de Ester, sino que la apela cristianamente Beatriz, resulta finalmente una recogida y, por tanto, sin sangre hebraica. Así, puede acusar a su padre‑padrastro y casarse con el delator gracias al permiso de los Reyes Católicos. Pero, ¿cómo se ha llegado a toda esta variedad de historias? ¿Qué pasó en el famoso proceso para obtener esta continuidad literaria? Volvamos a los ‘papeles’ inquisitoriales. Procesos, torturas, acusaciones, tortura y, finalmente, confesiones El proceso o, mejor dicho, procesos que envuelven el caso del Santo Niño de La Guardia encuentra su hilo conductor común en la actuación inquisitorial De siete procesos habla el resumen realizado en 1569, en el Consejo de la Suprema Inquisición, por Pedro Tapia, Alonso de Doriga y Mateo Vázquez, transcrito en el libro de Martínez Morena (1868) junto a la provisión del licenciado Villegas. De este material saldrían los Libros con un niño doble, Cristobalico, de siete años, o Juan, de tres, para otros, hijo de Alonso de Pasamontes y de Juana la Guindera, desaparecido en la Puerta del Perdón de la catedral de Toledo. Amador de Los Ríos (1845) utilizó los procesos del Archivo General de Alcalá y el padre Fidel Fits transcribió en 1887, para la Revista de la Academia de Historia, el proceso de Yuçe Franco gracias a los papeles que le entregó el jefe del Archivo Municipal de Madrid, Timoteo Domingo y Palacio. El padre F’ita; a partir de estos documentos, señala diversas procesos: el del vecino de Tembleque Yuce Franco, en Ávila, el de Benito García de las Mesuras, en Astorga, el ó de junio de 190; el de Mose Abenamías, vecino de Zamora; de los seis vecinos de La Guardia y conversos Alonso Franco, Lope Franco, García Franco, Juan Franco, Juan de Ocaña y el mismo Benito García. También en Ávila se procesa a Mosé Franco, padre de Yuce Franco; a Benito García, Juan Franco y sus hermanos Alonso, García y Lope, así como al sacristán de Santa María de La Guardia y tres judíos difuntos: el maes-tre Yuça Tazarte, Mosé Franco ((hermano de Yuce) y David de Perejón. Todo este entramado indica un ovillo exterior, el de las intenciones y decisiones de los jueces, planteadas muy tempra-namente en la acusación que el promotor fiscal realiza en Ávila el 17 de diciembre de 1490 contra Yuce Franco. Los cargos son leídos por orden jerárquico de importancia criminal: propagar la ley mosaica, crucificar a un niño cristiano en Viernes Santo y contratar el robo de una hostia consagrada. Un grupo de judíos y conversos, detenidos a lo largo de dos o tres años, es recluido por diferentes motivos. Los primeros por inducir a judaizar – infracción más que probable -, y los segundos por recaer en las prácticas mosaicas – igualmente factible -. . Hasta ese momento es un proceso normal de represión eclesiástica aunque la Inquisición no tenga poder legal sobre los judíos no bautizados. Lo novedoso es que, esta vez, los jueces crean un entramado de juderías complicadas aprovechando las acusaciones que obtienen mediante torturas de los dos grupos. Después de la negación inicial y natural de las acusaciones, sigue un periodo de humillación y degradación en los reos – acompañado de suplicios y sufrimientos diversos -, que les lleva a acusar a gentes de otras juderías, de otros grupos (conversos contra judíos y a la inversa) y fallecidos (esta es una solución habitual de los torturados porque saben que, al menos, no le hacen daño a nadie vivo y calman momentáneamente a sus torturadores dando ‘nombres de cómplices’ que es lo que les piden insistentemente). Esta táctica dilatoria se acaba pronto, pasando a la aceptación de las acusaciones, que en este caso eran mortales. Los propios inquisidores facilitan la ampliación de la lista de compinches al sugerir nombres de personas que forman parte de otros procesos o que se encuentran detenidos en la propia Inquisición. Así se forma la teoría conspiratoria que asombra a los propios jueces por su extensión. Esta es la parte más extraordinaria del proceso de degradación humana a que se somete a los presos: la mayoría termina acusando a todo el mundo y los jueces terminan creyéndose su propio guión. El caso de Yuce Franco, judío de Tembleque, es muy significativo. En diciembre de 1490, a la negativa de los cargos, sigue una serie de interrogatorios que son decepcionantes por el resultado. EL 10 de enero de 1491, Yuce Franco confirma una historia contada el 27 de octubre sobre la búsqueda de pan cenceño (ácimo) para la celebración de la Pascua Judía, que le hace dirigirse desde Tembleque a La Guardia y tener trato con conversos, charlando sobre la circuncisión. El 10 de abril, Yuce responde a la efectividad de las torturas y comienza a introducir en el relato alusiones a la hostia consagrada (igualmente pan ácimo), aunque de momento en relación con la familia Franco, que eran conversos. El 7 de mayo ya se ha encontrado el lugar perfecto para los conciliábulos del crimen, unas cuevas entre dos arrabales y La Guardia, en la cuesta de la Horca, camino de Ocaña, apareciendo varios cómplices, naturalmente difuntos: Moisés Franco y Yuça Tazarte. La tortura empieza a construir un relato razonable que se une a la posición de otros detenidos con acusaciones paralelas y escenas realmente degradantes, incluida la terrible escena de Benito García que, en medio de todas las torturas, idea la posibilidad de cortarse el pene para que no se vea que está circuncidado y así evitar ser quemado. Benito García confiesa – los textos inquisitoriales a veces son de una ingenuidad pasmosa – lo increíble de sus propias declaraciones al afirmar que “él tenía mal remedio porque con los tormentos había dicho más de lo que sabía”. La historia se polariza ahora en dos ramas y se guioniza de acuerdo con las declaraciones dobles de un converso, Benito García, y de un judío, Yuçe Franco, hiladas a conveniencia de los inquisidores. Estos van de uno a otro para acordar las dos versiones, lo que logran tras un año de torturas. El 9 de junio, las declaraciones de ambos hablan ya de un corazón de niño cristiano y una hostia consagrada, en relación con el difunto Yuça Tazarte. Los Franco de la Guardia, conversos, son implicados ya que los conjuros habrían tenido como destino librarse de la posible persecución de los inquisidores. Finalmente, durante el verano de 1491, la historia se completa. El 25 de octubre, en Salamanca, se pueden ya conformar unas acusaciones claras y tenemos un veredicto previo del jurado convocado al efecto. El 26 de octubre de 1491, se somete a tormento a Yuce Franco que realiza una confesión de acuerdo a las acusaciones deseadas aunque, a los inquisidores, les parece incompleta. Después del suplicio del 2 de noviembre, se perfila la historia definitiva: por fin tenemos un niño toledano secuestrado. El 4 de noviembre se ratifica y el 5 de noviembre se da una de las más fundamentales claves del asunto: los judíos no podían realizar los hechizos sin el concurso de los cristianos. Con sus poderes judaicos son incapaces de hacer mal. Los judíos necesitan una hostia consagrada, un niño cristiano e incluso la participación de los propios conversos que cuentan con la fuerza espiritual – aunque mal utilizada – que da el bautismo. La apología sacramental, subyacente a la guionización de todo auto sacramental, está conseguida y los inquisidores pueden preparar el auto de fe práctico del 16 de noviembre. Los defensores del Santo Niño En su época hubo verdaderos apologistas, comenzando por Francisco de Zepeda en su Resunta Historial del año 1491. Fray Francisco de Arcos lo cuenta en la vida del padre fray Simón de Roxas, y fray Rodrigo de Yepes, en la extensa Historia del Niño Inocente, de 1583, recogida por fray Juan de Cantabrana o Francisco de Quevedo, necesitado de argumentos para su Memorial por el patronato de Santiago. La principal de estas apologías es la de fray Antonio de Guzmán, titulada Historia del inocente trinitario, el Santo Niño de La Guardia, retrato de Cristo nuestro redentor. De la óptica cristiana/apologética pasamos a la cristiana/racista. El tema se renueva en el siglo XIX con Alonso de Castro al escribir sus Vidas de niños celebres, publicada en Cádiz en 1865. Para responder a los ataques antiinquisitoriales de Isidoro Loeb, el padre Fita realizó los artículos de 1887 y se convirtió en el emblema del nuevo positivismo eclesiástivo. Sus datos fueron recogidos por Funk y Llorca en sus respectivas Historias Eclesiásticas. Por su parte, Sabatini y Baer llegaron a la científica conclusión de que el asesinato del Niño de La Guardia no fue un crimen ritual, sino de magia negra, unido al carácter curanderístico invertido que poseían naturalmente los judíos. Finalmente, el presbítero Martín Martínez Moreno utilizó en su libro publicado en 1928 los procesos contra los reos, los testimonios del tribunal de la Inquisición y de otros documentos que se guardaban en el archivo parroquial de La Guardia. En 1943, Manuel Romero de Castilla, publica los hechos con el título de ‘singular suceso en el reinado de los Reyes Católicos’. Entre los defensores actuales de esta larga tradición aun contamos en 1950 con un texto confirmatorio de Nicolás López Martínez: “Este odio hacia la persona de Jesús, casi innato entre los de aquella raza, se exterioriza más y más en su repugnancia por los sacramentos. Los infanticidios de Sepulveda, Segovia, Ávila, La Guardia …. las profanaciones con sentido realista de criminalidad como últimamente se registraron en Casar de Palomero, en el caso mismo de La Guardia, que no podemos sino enumerar, nos presentan un aspecto nada favorable a aquélla raza, no tanto por su numero cuanto por el modo de realizarlos. El asesinato del Santo Niño de La Guardia, por ejemplo, tal como nos queda relatado en el proceso contra Juce F’ranco de Ávila, nos habla de premeditaciones satánicas, de sadismo, de espíritus atormentados por odios rastreros” La razón que encontró el reverendo padre Llorca para dar veracidad al crimen nos parece de las más afortunadas e imaginativas: “También es moda entre los adversarios de la Inquisición negar rotundamente la historicidad de todos aquellos hechos atribuidos a los judíos y que más contribuían a exaltar los ánimos del pueblo. Pero en la mayor parte de ellos las pruebas son demasiado claras, y en algunos se conservan las actas originales de los procesos. Por lo demás, así como la exaltación religiosa llevaba a los cristianos a cometer aquellos asesinatos y linchamientos populares contra los judíos y conversos, así es muy comprensible que la misma exaltación y el mismo fanatismo llevaran a los conversos a cometer aquellas sacrílegas venganzas contra los cristianos” Romero de Castilla llega a decir, en defensa de esta abrumadora serie de indicios criminales, que: “Entre todos los procesos inquisitoriales resueltos mediante sentencia inspirada en los mejores deseos de estricta justicia, no hubo causa procesal alguna que por su finalidad y trascendencia tuviera la gravedad y circunspección en cuanto a procedimiento como la llevada y por si exigida por una trama tan variada y extensa, cuyos limites salían de unas normas de vida nacional, constituyendo una urdimbre de poder asimilador y suplantador de autoridad y dominio, como to revelan las confesiones de los judíos que tomaron parte en la crucifixión del Santo Niño de La Guardia el año de 1 489. En realidad, las posiciones de tantos sabios católicos nos llevan a un callejón sin salida. Ante el juicio sobre el crimen ritual del Santo Niño de la Guardia solo se pueden adoptar dos posturas: o se acepta la posibilidad de que los judíos cometieran crímenes rituales con lo que sólo queda confirmar el caso ‑ y, desgraciadamente, gran parte de historiadores españoles ha dejado planear la duda sobre este asunto‑ o se niega con rotun-didad la posibilidad de crímenes rituales, mandando todos los papeles de la Inquisición, confesiones in-cluidas, al basurero de la mala con-ciencia cristiana. Entonces se con-vierten en lo que son: una muestra de los deseos y pánicos, de los onirismos de los inquisidores, donde solo existen los deli-tos que ellos imaginan en sus pesadillas. Los condenados no son reales mas que como demostración de la verdad del inquisidor. Benito García o Juan Franco no son ni si-quiera víctimas heroicas, aunque lo pretendan. Su resistencia es toma-da como contumacia en el crimen o su confesión bajo tortura como una conversión final de su arrepenti-miento. Hagan lo que hagan, ellos solo leen el papel teatral que se les ha destinado. Una explicación del fenómeno Rabino. ‑Porque su corazón es necesario para cierto exquisito sacrificio de nuestra ley. LOPE DE VEGA, El niño inocente o el segundo Cristo) La complicada urdimbre que se encuentra detrás de la acusación de crimen ritual proviene de la mezcla de diferentes tradiciones, tanto cultas como populares. Desde el comienzo del cristianismo, fue peliagudo explicar el misterio de la transubstanciación y, contado de manera perversa, indujo a pensar en ritos canibalísticos, como determinaron varios tribunales de la Roma pagana. Los casos inversos al estudiado, donde no se trata de una criatura que desaparece para ser sacrificada, sino de un niño que aparece cuando se profana una hostia consagrada, explican este aspecto. La evidente conexión que existe entre estos dos tipos de acción hace que los libros eucarísticos siempre los hayan agrupado juntos. En el primer caso, el niño es raptado para santificarlo, antes de beber su sangre, en un ritual satánico que es el espejo invertido de la comunión crística, y en el segundo, es la hostia consagrada la que derrama su contenido – real para el cristiano – de sangre para convencer a los incrédulos del misterio. Los judíos son los responsables en la mayoría de ambos casos, comprando hostias consagradas a sacristanes o mujeres ‑elementos más débiles del rebaño cristiano para la mentalidad de los apologistas del misterio eucarístico por se inferiores en jerarquía a los sacerdotes y varones ‑ o exigiéndolas como pago de los intereses de sus prestamos usurarios, como es el caso de Deggendorf (Baviera, 1337), descrito por fray Antonio Serpa. En Zaragoza, en 1427, según cuentan fray Roque Fici y fray Jaime Baron, es un moro quien reclama una hostia para un sortilegio y ésta se convierte finalmente en un niño que termina en una patena de oro englutida por el arzobispo de la, ciudad. Estas escenas se encuentran en la capilla de San Dominguito de Val. Este santo, patrón de los monaguillos según algunas versiones, sigue teniendo una misa anual (el 25 de septiembre) cantada por los monaguillos de la Seo de Zaragoza. El tema del sacrilegio y profanación cometido por uno o varios judíos con hostias está a la orden del día en los siglos XIV y XV. En el momento de mayor crisis antijudía, los artistas catalanes y valencianos lo reprodujeron en altares dedicados particularmente a la Trinidad o a la Eucaristía. Aparte de las tablas del retablo de la ermita de San Bartolomé, en Villahermosa (Castellón), son muy significativas las de Vallbona de les Monges, que se conservan en Barcelona, que datan también del siglo XIV y rememoran un milagro eucarístico en siete fases. Este aspecto caníbal del misterio de la transubstanciacion mal entendido es reflejado de forma ingenua en un milagro datado en el año 1406 por fray Juan Egido y recogido por el padre Manuel Traval y Roset en Prodigios Eucarísticos (Barcelona, 1900) en que, “Cierto día, estando un niño junto al celebrante de la misa, vio en el momento solemne de la elevación un bellísimo Niño en manos del sacerdote; y vio con asombro que en la Comunión el sacerdote se to comía. Aterrado, el niño huyó en busca de un escondrijo donde meterse. Acabada la Santa Misa, buscáronle y no le hallaban. De ninguna manera quería it con el monje, y al divisarle empezó a gritar sollozando: «Salvadme, salvadme, que me quiere comer como se ha comido hoy uno mientras decía la Misa. La especial gracia concedida a su inocencia y angelical candor, fue la causa de un tan extraordinario temor y espanto. Strack nos recordaba en la Revista de Estudios Judios (1889) ese batíburrillo del onirismo occidental en torno de la sangre desde las míticas comidas de Thieste a los sacrificios humanos de los druidas, los cuentos de ogros, vampiros, lamies, goules y striges; el vino que se convierte en sangre y las hostias que sudan sangre, los estigmas sagrados, las flechas y balas encantadas, la fábula del mercader de Venecia, los diferentes pactos con el diablo, o simplemente entre amigos, firmados con sangre, las virtudes que brujas a inquisidores atribuían a la sangre de los torturados. Los que acusan a los judíos se acusan a sí mismos en un drama que al mismo tiempo les atrae y les horripila. Nos encontramos ante la mezcla de una corriente con gran trasfondo popular, el hombre del saco, y de la confusa explicación de un dogma excesivamente complicado, la transubstanciacion. Todo esto se une a una gran corriente que, dentro de la sociedad occidental, da un gran valor a la herencia ‑por tanto, a la sangre‑ desde el siglo XIII, primero en la obsesión genealógica y luego en las primeras teorías pre-biológicas. En todos los casos, los judíos serán las víctimas habituales de estas contradictorias cavilaciones de la sociedad occidental. El origen fundamental del mito del crimen ritual es la concepción del tiempo que tuvo la cristiandad. Dentro del ciclo anual de repetición ritual‑agraria, todo sucede en un espacio de tiempo corto. Es difícil imaginar un mundo en que el individuo no se acordaba del año de su nacimiento sino de la advocación santoral (repetida cada año) bajo la que había nacido, un mundo en que el espacio no estaba ordenado numéricamente, sino por intervalos cíclicos de cosechas que se viven con la ansiedad de que pueden no volver a repetirse y la seguridad de que se cumplirán los plazos por un acuerdo de la divinidad fatal o maravilloso. ¿Cómo se inserta la ansiedad dramática en este mundo de tiempos cíclicos y cómo se soluciona esta angustia apocalíptica? La Pasión de Cristo da la respuesta. El judío es testigo de la muerte de Jesucristo porque sólo existe uno en el mundo, el errante, el que condena a Cristo prefiriendo a Barrabás. Como las cosechas, como las estaciones, repite cada año el acontecimiento dramático. En el caso del Niño de La Guardia, Torquemada introduce estratégicamente en la corte un factor sentimental de difícil respuesta por parte de los poderosos partidarios contra la expulsión. Como hemos visto, desde las Partidas de Alfonso X las elites políticas no ponían en duda oficialmente el fenómeno del crimen ritual, que encajaba perfectamente tanto en el saber tradicional como en el culto o clerical, y más en un grupo social que comenzaba a dar un gran valor a la sangre mediante la construcción de las genealogías nobiliarias. La reina era la perfecta diana de una doble argumentación semejante. Cinco meses después de la condena de los desgraciados autores del crimen, Isabel la Católica firmó el decreto de expulsión, que no detuvo sino que desencadenó la persecución de la estirpe judía, como demuestran los obsesivos estatutos de sangre. ¡Otra vez la sangre! El crimen sin cadáver del Santo Niño de La Guardia, así como la inmensa serie de acusaciones de crímenes rituales judíos, nos muestra que la línea de separación entre lo erudito y lo popular, lo culto y lo propio del vulgo, es difícil de determinar, si es que realmente existe tal frontera. Es necesario, pues, dejarse de investigaciones exclusivamente positivistas, que únicamente conducen a la constatación de la existencia de una cascada de acusaciones‑y que, al final, pueden incluso hacernos dudar, como a tantos ‘serios y reflexivos’ investigadores sobre la existencia posible de estos crímenes. Eso sería caer en la trampa policial de la sospecha que tan bien supo manejar el inquisidor Torquemada y que pertenece a una larga tradición que llega hasta Goebbels: la acusación repetida crea el crimen. Lo real es invertir el problema y preguntarse: ¿por qué la sociedad cristiana necesitó durante seis siglos, para conformar su identidad como grupo, demostrar la existencia de un crimen ritual anualmente practicado por los judíos en un niño inocente? Esperemos haber dado algunas pistas para solucionar este embrollo.
A la Inquisición, como a cualquier institución política de larga duración, no se la puede valorar a partir de tales o cuales hechos concretos, sino del conjunto de su actuación y de las circunstancias de su época. Si estimamos sus pros y sus contras, resulta en el balance una institución benemérita para la época:
a) Era mucho más garantista que los tribunales civiles, y no digamos religiosos (protestantes) del resto de Europa.
b) Evitó a España la asombrosa y sanguinaria histeria de la caza de brujas en el resto de Europa, especialmente en países protestantes.
c) Tuvo un papel importante en la consolidación de la paz interna evitando las guerra civiles de religión de otros países
d) Causó muchas menos víctimas que otras persecuciones similares en otros países europeos.
e) Naturalmente hubo abusos y corrupciones como en toda obra humana, pero casi todas las acusaciones que se le hacen son, o falsas o exageradas y promovidas por intereses más sanguinarios y menos garantistas.
En cuanto a los judíos, fueron a menudo las víctimas, pero no porque fueran mejores, sino porque eran muy minoritarios. En su historial tenían genocidios, lapidaciones, etc. También perseiguieron a los cristianos cuando tuvieron ocasión. Según la propaganda árabe, siguieron en ello en pleno siglo XX, practicando el terrorismo y realizando una “limpieza étnica” en cuanto se instalaron en Palestina.
El decreto de expulsión de los judíos no hace referencia a crímenes rituales, sino a intereses de estado y a las quejas por la usura y el despojo a cristianos (más o menos venía a ser el argumento de Lutero contra ellos) Además da a los judíos un plazo para convertirse o arreglar sus asuntos económicos y familiares.
Conviene señalar estas cosas porque se pretende hacer del caso judío la gran acusación contra España, como si debiéramos pasarnos la vida pidiéndoles perdón. Y no hay nada de eso.
Este video en bucle:
https://www.youtube.com/watch?v=3bWoP6LlqWs
Nuevo hilo