Detener el proceso
Una amiga mía me manda un artículo de Julián Marías titulado “La libertad en regresión”, del que cito: La justificación inicial del poder ( elecciones democráticas) tranquiliza respecto a la forma de su ejercicio; y entonces se convierte en prepotencia esa combinación de alarde del Poder y abuso de él. Abuso legal –se dirá-. Sí, y en cierto modo eso es lo más grave: que la legalidad pueda amparar el abuso (…) En España, el Gobierno tiene pleno derecho a gobernar, y hasta a no hacerlo demasiado bien. Pero una cosa es gobernar y otra acometer apresuradamente una transformación de la sociedad española en todos los campos. Apenas hay zona o porción de ella en que el poder público no haya intervenido: economía, educación, justicia, condición de los funcionarios, industria, información, vida privada. (…) Esto ha producido una retracción de la libertad que afecta a la inmensa mayoría de los españoles (…) Innumerables españoles (…) se sienten incómodos, vigilados, manipulados, hostigados (…) Cuando se mira el periódico se encuentra en él cada día una nueva regulación, una restricción, un cambio, por lo general no deseado, en todo caso no consultado. La mayor parte de la información encubre esto, y es parte de esa orientación: respecto del pasado, respecto del valor de los cambios propuestos, acerca de las posibilidades del futuro (….)
Es un artículo de mayo de 1985. El PSOE había ganado las elecciones en 1982, con un programa resumido por un fulano tan poderoso entonces como necio siempre: “Vamos a dejar España que no la reconocerá ni la madre que la parió”. Ha sido un proceso lento de orientación totalitaria y disgregadora, porque la sociedad dejada por el franquismo ya nada tenía que ver con la república del “vínculo luminoso” del Doctor, otro estafador político más. Pero el proceso ha llevado ya a una democracia fallida en un estado en peligro de disgregación. Con la complicidad del PP. Un proceso que es preciso detener.
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(De tertulia) Personajes banales
A) Coincido en lo de la importancia de los personajes. Los de la mayor parte de las novelas actuales los encuentro banales. Son personajes banales a los que les ocurren cosas generalmente raras, y en eso consiste su amenidad. Hay muchas historias de esas, lo mismo en el cine, que te “atrapan” y al final te preguntas por qué has perdido el tiempo con tales historias y personajillos…
B) En Cela, sus personajes son así, y sobre todo cutres. Pero los maneja bien. No es que sus historias te atrapen, pero se dejan leer y en cierto modo profundiza en ciertos rasgos psicológicos. Por eso es un buen novelista. Hasta un gran novelista.
En la presentación de mi libro sobre la república, en el Casino de Madrid, se me acercaron unas chicas para preguntarme si Cuatro perros verdes era tan dura como Sonaron gritos… La “dureza” no les hacía gracia. Les dije que no, que era casi una novela juvenil, optimista… Luego me di cuenta de que había hablado a la ligera. Es una historia sobre el planteamiento de la vida en la primera juventud, y no resulta demasiado “blanda” o amable. Gran parte de la literatura es de evasión ante la vida, me parece que estas dos mías más bien enfrentan con la vida que huyen de ella.
C) Yo las he encontrado muy entretenidas. Y no tan duras como les pareció la primera a esas chicas. Claro que las mujeres suelen preferir historias de amor, y si son con llanto, mejor aún.
A) No sé si Cela es un gran novelista. Malo, desde luego que no, y se atreve a experimentar, pero cuando se pone filosófico es de una vulgaridad… Que solo suelta chorradas, como que Buda y Jesucristo tendrían que haber sido unos cachondos sexuales para ser verdaderamente completos…. Tiene un fondo de cinismo barato. Relata bien. Baroja me parece mejor. ¿Son los mejores españoles del siglo XX? Ninguno es castellano, uno vasco, el otro gallego. Hay pocos literatos importantes castellanos en el siglo XX, diría yo. Hasta diría que los madrileños apenas pueden considerarse castellanos.
C) ¿Qué me dices de Delibes? ¿No es mejor que Cela y Baroja? Y sobre perros verdes, excelentes los personajes juveniles. Nada habituales, por cierto. Y para mí, el protagonismo del sol, al principio y al final de la jornada, eso es verdaderamente original, enmarca las historias de todos, las empapa de misterio…
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** Me comenta alguien en un bar que El Mundo ha sacado algo acerca de Largo Caballero, comparando a Preston conmigo. Supongo que será alguna manipulación típica, porque en esa prensa hay que darla por descontado mientras no se demuestre lo contrario. Para entender las diferencias, ver, por ejemplo: Preston, o el triunfo de la tontería, por Pío Moa | Fundación Nacional Francisco Franco (fnff.es)
Pío Moa – Preston, o la historia como fraude – Libertad Digital
Trapacerías de Preston – Presente y pasado – Libertad Digital
He publicado otras críticas al “distinguido hispanista británico”, pero con esto el lector se hará una idea. También de por qué Preston apoya la ley de memoria histórica. Como a tantos, les va mucho en impedir el debate, contra las libertades de los españoles.
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Catolicismo y reconquista
Una sorprendente tontería de Menéndez Pelayo fue la idea integrista de una especie de consustancialidad entre España y el catolicismo, sin el cual España volvería a la época de las divisiones tribales prerromanas. Digo sorprendente porque no por ello deja de ser uno de los más importantes pensadores e investigadores españoles. Pero la verdad es que esa identificación no existe. Aparte de que la básica unificación de las tribus no se debe al catolicismo sino a la Roma pagana, a lo largo de la Reconquista, y desde luego después, la tensión entre la Iglesia jerárquica y los poderes políticos fue constante. España era católica, pero no más que Italia, Inglaterra o toda Europa occidental, que sin embargo no eran parte, salvo muy lejana, de la Reconquista. Si bien Francia llegó a influir muy considerablemente en ella. Y Francia, no España, era la hija primogénita y predilecta de Roma, es decir, de sede doctrinal o espiritual del catolicismo.
Para la Iglesia, el objetivo de la Reconquista era la expulsión de Al Ándalus, no la unidad nacional española. De hecho, el común catolicismo no impidió que se formaran hasta seis reinos independientes, a menudo a la greña entre ellos, y uno prevaleció, Portugal, gracias en gran medida a la influencia borgoñona-papal. Cuando los Reyes Católicos se plantean la vuelta a la unidad nacional origen de la reconquista, lo hacen mediante medidas políticas, no religiosas, por lo demás innecesarias entonces. A la Iglesia, pues, le interesaba expulsar a Al Ándalus, pero solo secundariamente la unidad nacional, que podía apoyar o no, según conveniencias diversas.
Ha sido muy común tratar la Reconquista dejando en muy segundo plano, incluso negando, la relevancia del estado hispanogótico de Toledo. Pero sin ese precedente no habría habido reconquista, como no la hubo en el Magreb. Y el estado que convirtió a Spania en nación, no procede del catolicismo, sino del arriano Leovigildo. Cuyo designio nacional fue saboteado por su hijo el católico Hermenegildo, que se alió con los suevos y pretendió separar a la Bética. Desde el punto de vista católico, Hermenegildo es un santo, desde el político se le puede considerar un traidor. Cierto que fue el otro hijo, Recaredo, quien asentó la unidad al convertirse al catolicismo, pero sin la victoria previa de Leovigildo sobre Hermenegildo, tal cosa no habría ocurrido.
Por eso el espíritu de la Reconquista trató siempre de recomponer el estado hispanogótico, es decir, la nación española, idea que se mantuvo por encima o por debajo de las divisiones, pues todos se consideraban finalmente parte de España. De otro modo, lo más lógico es que la península ibérica terminara fraccionada políticamente al modo de la balcánica. Desde el punto de vista religioso, el proceso culmina con la expulsión de Al Ándalus, con la toma de Granada. Desde el punto de vista político terminó con la reincorporación de Navarra, sin llegar a completarse con la de Portugal, tan católico como España.
Incidentalmente, el franquismo quiso recoger aquella ocurrencia de Menéndez Pelayo y se definió como católico. Eso llevó a aquella significativa polémica entre integristas y falangistas sobre Ortega y Unamuno, en la que los falangistas se mostraban mucho más abiertos y liberales. Y finalmente la propia Iglesia dejó al régimen en el vacío. Y una de las consecuencias del Vaticano II fue que amplios sectores de la iglesia pasaron a apoyar activamente los separatismos, incluso en su versión terrorista. Las consecuencias de no distinguir entre Dios y el César, como recomendaba Jesucristo, pueden resultar embarazosas.
Digamos también que el franquismo resultó muy liberal en muchos aspectos: el catolicismo, como el falangismo, fue parte de su importante producción cultural, pero esta, en conjunto, no se puede definir como católica ni falangista.
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En puridad, reconquistar es volver a conquistar lo que ha sido conquistado antes. Por tanto, cuando los reinos cristianos españoles recuperaron todo el territorio que siglos atrás había sido ocupado por los musulmanes, la reconquista llegó a su fin. La recuperación de la unidad del antiguo reino hispanogótico es un proceso diferente, aunque presuponía previamente la reconquista, ya que, mientras los musulmanes dominaran parte de la península, no podía restaurarse la unidad del viejo reino hispanogodo. La reconquista era presupuesto necesario para la unidad hispana, pero no era la unidad misma. Prueba de ello es que la recuperación de la unidad de la España goda no se consolidó, debido a la independencia de Portugal, pero a nadie se le ocurriría decir que por eso la reconquista no se terminó.
Cuando Menéndez Pelayo o Franco evocaban el catolicismo se referían a una determinada fe, no a la política que en cada caso han hecho los papas como soberanos temporales. No se puede negar que la reconquista se hizo en nombre de la cruz de Cristo y en los siglos posteriores toda la acción de España en el mundo se dirigió a extender el catolicismo (en América y Filipinas) y a defenderlo de sus enemigos (en Europa). De no haber sido por la labor de España, probablemente el catolicismo no tendría el peso que tiene hoy en el mundo.
Y, en fin, cuando sobre la reconquista se habla del cristianismo y el islam no se alude sólo a dos religiones, sino a dos concepciones del mundo, dos civilizaciones y dos culturas distintas.
Mire, Observador: discusiones bizantinas, no. Creo que la cuestión de la Reconquista ha quedado bien explicada en su aspecto religioso y político. Lo que usted dice es la versión integrista que no distingue entre Dios y el César. Un catolicismo peculiar, que por cierto, ha seguido causando graves problemas políticos hasta ahora mismo. Los separatistas no son menos católicos que usted, pero ya ve que políticamente son otra cosa. Tener que repetir ciertas evidencias es algo cansado, créame
Las guerras entre España y Francia no terminarían aquí, desplazándose posteriormente al norte, por el dominio de Milán. Y durarían hasta 1559, algo más de sesenta años, todo ello bajo la constante amenaza turca. La victoria final de España le aseguró la posesión de Nápoles, Sicilia y Milán hasta principios del siglo XVIII, y para Italia la seguridad frente al Imperio otomano y el período de paz quizá más largo de su historia desde la caída del Imperio romano hasta nuestros días.
Estas guerras tuvieron la mayor importancia para España, que de haberlas perdido habría quedado como potencia de poca importancia en el Mediterráneo, y mucho más débil frente a los avances turcos y berberiscos. Por otra parte en ellas, así como en la guerra de Granada, se forjaron gran número de caracteres militares, políticos y militares, dirigentes y soldados, algunos de ellos participantes en la conquista y colonización de América, y que iban a asegurar la hegemonía española en Europa durante un siglo y medio.
UNA HORA CON LA HISTORIA
180 – La muerte de Azaña, Besteiro y Companys | Memoriadores y república
https://youtu.be/P2s4KpkDwMM
(mañana a partir de 21h)
En las primeras guerras, las victorias españolas se debieron muy destacadamente al genio de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. Como caudillo sobre el campo mostró una sobresaliente flexibilidad en su concepción táctica y estratégica, que le permitió sostenerse contra fuerzas superiores y terminar derrotándolas. Y también mostró un sentido caballeresco de la guerra. Es sin duda uno de los grandes genios militares de la historia, y no solo por tales éxitos, sino, más aún, por la reorganización revolucionaria del ejército, clave de lo que serían los tercios, elemento esencial de la hegemonía militar hispana.
En 1503, Fernández de Córdoba creó el sistema de las coronelías, prefiriendo la infantería, capaz de maniobrar en cualquier terreno, a la clásica carga de caballería, utilizando esta más para perseguir al enemigo desbaratado que para desbaratarlo. La coronelía constaba de 6.000 infantes más 800 “hombres de armas” o caballería pesada, y otros tantos de caballería ligera, y 22 cañones. Aparte de una mayoría de los tradicionales piqueros, aumentó el número de arcabuceros. El arcabuz era un arma poco fiable, de corto alcance y lenta recarga, pero multiplicó su eficacia situando a los arcabuceros en filas de modo que mientras unos disparaban otros cargaban, creando una mortal cadencia de fuego. A los arcabuces se debieron sobre todo las enormes pérdidas de los franceses.
No menos importante, con su ejemplo y reglas supo crear un espíritu de cuerpo y combatividad que se transmitirían a los tercios y harían del ejército español el mejor de Europa, rara vez derrotado durante muchos decenios.
— Yo no quiero ser un comentarista de lo que ocurre, sino un dirigente que diga lo que tiene que ocurrir…
Le dijo el Casado al Egea mientras cenaban en un restaurante..
— Además, llevo partiéndome la cara por el partido desde 2011. Aspiro a un partido de gente orgullosa de ser del PP…
— Así es Pablo… Bueno, me tengo que ir, que he dejado el coche mal aparcado..
El Casado se quedó solo terminando el postre. La Soraya se levantó de su mesa, cogió el abrigo y el bolso y se dirigió aprisa hacia la puerta. Pasó al lado del Casado,
— Adiós..
— Adios… Disculpa Sora….
Pablo hizo gesto de pararla, pero se notaba que la otra tenía mucha prisa, así no dijo nada más..
La vio por la ventana, metiéndose en el coche, arrancando,…. dándoles al de atrás y al de delante…. y saliendo con un acelerón…
Minutos después pagó la cuenta y se fue al coche…
— ¡Joder, otra multa!…
Pero no era una multa, sino una nota escrita a mano,
LLAMAME
Era extraño, quien quiera que fuese el interesado no había dejado el número de teléfono… Se rió…
— ¡Hace falta ser zoquete!…
Pero no fue un descuido de la Soraya… ella nunca daba una puntada sin hilo… En cierto libro había leido no sé qué en un libro de espías del MI5…
https://youtu.be/Cd75xrJk6nA
Alvo podría hacer guiones de cine, me da la impresión
Nuevo hilo