Las novelas mienten
–Verdaderamente, si no fuera por eso que llamáis terror sagrado, Sonaron gritos podría quedar como una novela de aventuras, bastante de amor, mucho de guerra, algo de costumbrismo…
–Yo creo que si me hubiera propuesto combinar esos factores, no lo habría logrado, habrían quedado como pegotes, pero salió sin apenas planeación, un poco por su cuenta.
–Bueno, eso nos importa poco. Lo que hay es lo que realmente te salió. El terror sale en mucha literatura, de ahora y de siempre, pero casi siempre como terror convencional, o terror animal contagioso ante peligros inminentes de muerte, o por la maldad o la locura de los “malos”. Y contra lo que dices, también el terror sagrado asoma en Cuatro perros, esas discusiones de tono metafísico, esas burlas, mismo bajo la desesperación de Moncho por la arbitrariedad divina, o la lucha inútil de Arsenio contra su homosexualidad, y la satisfacción por su crimen, pues en todo eso lo que asoma, para mí, es el pánico ante lo que no puedes entender.
–¿Una venganza por eso de la arbitrariedad divina? La venganza consiste en destruirse uno mismo. “Me has hecho con esas ilusiones y me las has quitado, mejor, me las has hecho fracasar. Pues al carajo todo”.
–Pero, a decir verdad, Dios no aparece en ninguna de las dos novelas.
–No, no tienen nada de relatos piadosos. La cosa, según la veis, me recuerda algo de Lerroux en sus memorias: discutían de la existencia de Dios en la redacción de un periódico, y un poeta, jorobado, sacó una navaja y la clavó en la mesa soltando una blasfemia brutal contra quien le habría creado con un cuerpo miserable, y al mismo tiempo con un alma ambiciosa y altiva. La anécdota está muy bien contada.
–El contraste entre las ilusiones y los proyectos de la adolescencia y la marcha real de la vida está en muchas obras. Me parece un tema fundamental, solo que en Cuatro perros no puede aparecer, porque solo pasa un día.
–Sí, se ha tratado mucho, los proyectos de juventud y tal, proyecto de vida… Eso lo trataban mucho algunos filósofos en los años treinta. Pero casi nunca hay ese contraste, muy poca gente se hace proyectos, ni siquiera pequeños proyectos, en realidad se va acoplando a como salgan las cosas. El proyecto de casi todo el mundo es simplemente ganarse la vida a como vaya saliendo, y disfrutar de lo que se pueda. Eso no suena muy novelable, pero las novelas mienten, ya se sabe, dramatizan lo vulgar y corriente.
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Dúo de timadores
**Pujoliño y Dotor compiten por quién estafa mejor a la gente. La técnica la tienen bien aprendida: disfrazar las corrupciones, los desmanes y fechorías con palabras que suenen bien: por ejemplo, Pujoliño llama “bilingüismo cordial” a la exclusión progresiva del español de la vida oficial en Galicia. O dice que el PSOE es un partido mayoritariamente honrado. Claro, como el PP.
**El antifranquismo necesita mentir constantemente, porque vive de la mentira.
**El antifranquismo es el virus que está destrozando la democracia y la unidad nacional
**El antifranquismo reúne a asesinos etarras, corruptos socialistas, déspotas separatistas, comunistas y señoritos cutremangantes del PP. Lo mejor de la sociedad, todos socios contra Franco.
**El antifranquismo no odia a Franco a pesar de haber mantenido la unidad de España, haberle evitado la guerra mundial, haber superado los odios y miseria republicanos, y haber dejado una sociedad reconciliada, próspera, con buena salud social, sin la deuda histórica, moral y política, del resto de Europa con los ejércitos useño y soviético… Lo odia precisamente por todo eso.
**Como en el Frente Popular, del que se considera heredero, el antifranquismo lleva en sí todos los gérmenes de los odios y la guerra civil.
**Ningún abortista fue abortado. Quizá, en el fondo, lo lamentan.
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El doctor cirujano Barnabey abrió las puertas del quirófano. Mientras recorría el pasillo, vio a una joven, guapa y atractiva enfermera afrocaribeña llorando. Se había alisado el pelo y se parecía a Beyoncé,
— ¿Qué pasa enfermera? ¿Por qué lloras?
— Racismo, doctor.
— ¿Racismo? Odio el racismo. Creo que todos somos iguales y juzgo a la gente por su carácter … y no por su color. Una vez hice el amor con una china… Bonitos ojos.
……………………………………………………….
— ¡Pero coño! ¡Si en los quirófanos no hay pasillo, gilipollas! ..
Protestó la Cospe … el novelista anónimo la traía frita … Aunque desde luego ese no era el mayor de sus problemas … todavía recordaba la cara que le puso la Kettty, asesora de imagen, cuando leyó en un trozo de papel su propuesta de lema electoral: levantó la vista y le preguntó
— uuuhhmmmm …. ¿es broma, …. no? …
(continuará)
Henry Kamen, disgustado con el Imperio español
Kamen ha sido profesor en varias universidades inglesas, españolas y useñas, y en el CSIC, y distinguido con la Orden Civil de Alfonso X el Sabio. Es autor de algún estudio estimables, en particular sobre la Inquisición, aunque tampoco descubre nada nuevo. En 2003 publicó el ensayo Imperio, la forja de España como potencia mundial, un imperio que, paradójicamente, según él, no existió o no fue propiamente español, ya que contribuyeron a él, en igual o mayor proporción que los españoles, y generosamente o por fuerza, “indios, africanos, chinos, flamencos, italianos…”. Por lo demás, no podía ser un imperio español, ya que según las sesudas lucubraciones, La Reconquista no existió, aunque Al Ándalus desapareció, y España por lo tanto, tampoco existe, ya que, su historia se compone de “una colección de fake news”. No cabe duda de que su historiografía es osada y original, sospecho que a falta de otras cualidades.
Kamen termina su libro Imperio con la siguiente reflexión: Fue, más allá de toda duda, una inmensa y gloriosa epopeya para muchos, pero para muchos otros estuvo teñida de una irreparable desolación. Pero Grullo –y siempre lo encontramos en las reflexiones de estos historiadores– podría haberse sentido orgulloso de tal corolario. Incluso podría haberlo ampliado al conjunto de los empeños humanos, pues, por ejemplo, ¿no fue el final de la guerra mundial una irreparable desolación para millones de nazis? Y la ciencia, ¿no ha facilitado los peores crímenes y la bomba atómica? La misma medicina, que ha permitido rebajar la mortalidad infantil en muchos países pobres, ¿no ha multiplicado una población condenada, al parecer, a la miseria extrema? Etc. Uno se pregunta si para llegar tal conclusión habrán hecho falta casi 600 páginas.
Tampoco es muy alentador el comienzo, con una cita de las Preguntas de un obrero que lee, de Bertholt Brecht: El joven Alejandro conquistó la India. ¿Él solo? César venció a los galos. ¿No tenía siquiera un cocinero con él? Tales reflexiones, de nuevo, son perogrulladas, y en lo que dejan de serlo, sandeces. Cien mil cocineros no habrían vencido a los galos o conquistado la India, y un Ejército mal mandado habría probablemente perecido, como tantas veces ha pasado. Y no son preguntas de ningún obrero, sino del propio Brecht, que, como buen marxista, toma a los obreros por tontos y les instruye en tales “profundidades”. Pero Kamen parece impresionado por Bertoldo, uno de los falsarios intelectuales más distinguidos del siglo XX. Y no es de extrañar.
Supongo que Kamen quiere indicar que al Imperio español contribuyeron muchas más personas que los hispanos normalmente citados en primer plano. Esto es bien sabido. Aquel imperio atrajo a todo tipo de extranjeros, buenos y malos, como ahora mismo ocurre con USA, si bien no conviene llevar la analogía demasiado lejos. Lo nuevo es que Kamen considera definitoria esa obviedad: El imperio español era una empresa internacional en la que participaban muchos pueblos” (…) No fue la creación de un pueblo, sino la relación entre muchos pueblos, el producto final de muchas contingencias históricas entre las cuales la contribución española no siempre fue la más significativa”.¿No siempre? Aquí es Kamen incongruente consigo mismo, pues tendría que haber dicho “nunca”. Para empezar, “La expansión europea (…) estaba en función de las mejoras tecnológicas (…) Y por lo general la tecnología era, como sabemos, más europea que española. Aun así, España podría haber sido un país rico, pero tampoco. Critica Kamen, no sin un fondo de razón, las jeremiadas tópicas de cierta historiografía hispana sobre el “despilfarro de la riqueza y el potencial humano” español durante los siglos XVI y XVII: España tenía muy poco de ambas cosas, y habría sido difícil despilfarrar ese poco que tenía. Pero su salida no es menos sorprendente: En realidad, España era un país pobre que dio el salto a la condición imperial porque a cada paso recibió la ayuda del capital, la experiencia, los conocimientos y la mano de obra de otros pueblos asociados. ¿La ayuda? Fue algo más, según aclara en otras páginas, pues siempre hubo en los hispanos dura resistencia a salir de su tierra, y el imperio no fue consecuencia de la voluntad de poder deliberada por parte de los españoles, que fueron –con gran sorpresa por su parte– presionados a desempeñar el papel de hacedores del imperio. Peor aún, Los castellanos se mostraron más que satisfechos de dejar que otros construyeran el imperio por ellos”. Original ¿verdad? Al parecer hubo una especie de acuerdo internacional para obligar a los españoles a moverse, o para sustituirlos incluso, en la construcción imperial.
¿Quiénes presionaron así a los perezosos hispanos? Las grandes familias de banqueros –los Fugger, los Welser, los Spinola– se ocuparon de asegurarse de que su inversión se administraba con eficacia (…) Las riquezas y el poder humano pertenecían en gran medida a aquellos que no eran españoles. Los mismos ingleses y holandeses habrían estado interesados, salvo en algunos momentos de histeria, en mantener el imperio español. Fue una empresa general europea, afirma, y todos invertían ambas cosas [capital y hombres] en el negocio en curso del imperio y recogían la recompensa correspondiente. Los españoles (…) aportaron su propia y singular contribución y gozaron del honor de ser los gestores de la empresa. Pero la empresa pertenecía a todos. ¿A todos? Aquí Kamen vuelve a mostrarse inconsecuente, pues debiera haber dicho “a otros”.
Así pues, España apenas aportó capitales, ni tecnología, ni hombres –y mucho menos hombres preparados o cultos–, y ni siquiera voluntad, para colmo. Pero entonces, ¿cómo habría podido ser ella la “gestora” de aquella descomunal empresa? ¿Y por qué, con generosidad difícil de entender, todos se han mostrado de acuerdo en llamar “imperio español” a la magna obra común, en la que se habla español y no “europeo”, y con predominio católico? Resulta arduo de explicar, y Kamen, en rigor, ni lo intenta. Además, ¿cómo fue posible durante tanto tiempo mantener tan diversos y contrapuestos intereses operando armónicamente, como dirigidos por una batuta, en torno a la “gestión” de los más ineptos? ¿Quizá aquellos españoles, tan pocos, tan pobres, tan atrasados y desganados, poseían en cambio un auténtico genio político y diplomático, capaz de hacer que los demás sirvieran así a sus intereses? Por desgracia, tampoco encuentra el historiador británico rastro de tal cosa: el talento político hispano rondaba la nulidad.Una muestra de esa ineptitud: los españoles “creían universal su lengua”, pero, nos informa Kamen, se trataba de una vanidosa ilusión. Así, para los españoles, el problema era cómo comunicarse con fluidez con las naciones políglotas que deseaban dominar. Durante la gran época del imperio, a la elite castellana le resultó difícil afrontar el problema del lenguaje. Esto afectó profundamente a su relación con todos los pueblos que iba encontrando. Durante el siglo largo en que la política castellana dictó la vida política y militar de los Países Bajos, era raro encontrar un noble castellano con nociones de holandés. Lo mismo ocurría con el árabe o con las lenguas americanas. En conclusión, dominadores y dominados se movían en universos separados que no se comprendían entre sí; los gobernantes se apartaban del pueblo al que gobernaban, o al que propiamente les obligaban a gobernar otros más eficaces.
Nuevo enigma, porque si España no podía despilfarrar riquezas y hombres que no tenía, ¿cómo pudo resultar “dominadora” o “dictar la vida” de otros? Menos aún podría haber durado aquel extraño imperio nada menos que tres siglos, por lo demás comparativamente muy pacíficos fuera de Europa. ¿Y cómo explicar que tantos países de América hablen español, queden restos de él en Filipinas y otras islas del Pacífico, y topónimos españoles se encuentren todavía por medio mundo, desde Australia a algunos lugares de África? Kamen no cree importantes estas dificultades y contradicciones, pero al dejarlas de lado sólo encontramos palabrería. El problema del lenguaje lo han tenido todos los imperios, y por lo común lo han resuelto utilizando el idioma de la metrópoli. Así llegó a hablarse latín en España o el inglés se ha hecho el idioma de comunicación en la India, por poner dos casos típicos. Supongo que Kamen se quedará asombrado al enterarse de tales cosas. Y de este modo progresa Kamen, entre perogrulladas y enigmas históricos que dejan pequeños al de Sánchez Albornoz. En realidad, su línea recoge una interpretación de la historia como desarrollo tecnológico (lo que he llamado “ideología anglosajona -ad. Aquí, por ejemplo: La ideología anglosajona / Jueces para la tiranía – “violencia materna” | Más España y más democracia (piomoa.es). Para esa ideología, lo que no entra en sus esquemas simplemente no existe. En rigor, no pudo existir imperio español, según Kamen, porque la misma España no habría existido, propiamente hablando, aunque nos valgamos del término por costumbre o comodidad. Por eso incluye a los catalanes entre las naciones sometidas al imperio, o nos explica cómo, en su libro, los ciudadanos de los reinos peninsulares son identificados a menudo por su lugar de origen, a fin de no sembrar confusión mediante el uso impreciso del adjetivo español. Esto ayuda a entender por qué todo el mundo ha llamado siempre español a aquel imperio: se trata, simplemente, de una “imprecisión”, a corregir en lo sucesivo. Una fuente de esta visión es el nacionalismo catalán, cuya influencia en el buen Kamen salta a la vista. “Bien mirados los hechos –decía Prat de la Riba–, no hay pueblos emigrados, ni bárbaros conquistadores, ni unidad católica, ni España, ni nada”. El autor británico determina que, “bien mirados los hechos”, lógicamente, tampoco pudo haber imperio “español”.
El método de
Imperio es simple. En la historia, se ha dicho, encontramos de todo, por lo que siempre se pueden buscar citas o datos en apoyo de cualquier tesis, por disparatada que sea. Para pasarla por buena basta omitir los datos contradictorios y el análisis crítico de ellos, y la situación de conjunto.Como he venido mostrando, es el método privilegiado de muchos historiadores-propagandista hoy día en relación con nuestra guerra civil. Parece haber una decadencia en la historiografía inglesa, al menos en la referida a España, porque encontramos en varios autores muy publicitados, como Preston o Carr, las mismas incoherencias, contradicciones y desdén por abordar los problemas que sus mismas interpretaciones crean. No sé si estos autores quieren ofender a los españoles, pero ciertamente ofenden la inteligencia y el sentido común. Pero el libro de Kamen no deja de tener interés como un reto a la historiografía española, algo pesada y a ras de suelo –no siempre, pero sí a menudo–, con escasa visión de conjunto y tendencia a la lamentación. Lo cierto es que la España de entonces, un país no pobre, aunque menos rico que Francia, y menos poblado, extendió su poder por mundos hasta entonces desconocidos en Europa, contuvo la expansión del Islam y del protestantismo, y creó al mismo tiempo una gran cultura. No es nada fácil explicar un hecho tan inusitado, sobre todo a la vista de su decadencia posterior, a veces abyecta. La dificultad de explicarlo hace que algunos prefieran negarlo, pero la realidad sigue ahí, desafiando a los historiadores.(En La Ilustración liberal, nº 16, septiembre 2004: “Pero Grullo y varios enigmas históricos”)
Consecuencias del 98: Usa causó un genocidio entre los filipinos, subordinó radicalmente a Cuba, colonizó Puerto Rico, y causó un derrumbe moral en España de donde surgieron los separatismos catalán y vasco. En http://piomoa.es/?p=12762 /
La roca de Prometeo es la obsolescencia planificada de la teconología moderna. Venderte una y otra vez lo mismo con la vana esperanza de que esta vez es la buena. El águila representa a las empresas que viven de esto que te van sacando los higadillos (Microsoft, Apple, Intel, Google, etc).
En el XIX Inglaterra provoca un genocidio en Irlanda al despojar de tierras y alimentos a los católicos, destruir su cultura y diezmarlos con hambrunas. Millones murieron o emigraron en barcos “ataúdes”. Análisis en http://piomoa.es/?p=6116
César Vidal escribió algunos libros de historia oportunos y no malos, corrigiendo otros suyos anteriores y después de haber leído mi Los orígenes de la guerra civily Los personajes de la república vistos por ellos mismos.Luego mantuvo en LD unas polémicas conmigo de las que no salió muy bien parado, a juzgar por las opiniones de los lectores; algo que no perdonó su robusto ego, por lo que intrigó para que me echaran de aquel periódico. Su punto de vista historiográfico es fundamentalmente protestante, y por ello afecto, en definitiva, a la leyenda negra.
Es una verdadera lástima que César Vidal se vaya por los cerros de Úbeda en cuanto sale a relucir el protestantismo. Dice, por ejemplo: No pocos españoles, a diferencia de la generalidad de los ciudadanos de esas naciones donde triunfó la Reforma, normalmente, siempre encuentran excusas para sí o para el sector al que pertenece a la hora de no someterse al imperio de la ley. Esta visión beatífica de sometimiento a la ley en los países protestantes puede constatarse mediante las estadísticas de la delincuencia. ¿Se atreverá don César a afirmar que hay en España más delincuencia que en países protestantes (si así se los puede seguir definiendo) como Alemania o Inglaterra? He expuesto, en los artículos sobre la salud social, que España cuenta con una de las poblaciones penales más altas de Europa, aunque ello no supone que la tasa de delincuencia sea más alta que en otros países. ¿Significa esto más o menos “imperio de la ley”? En la admirada Usa protestante de César Vidal, el número de delitos y presidiarios es asombrosamente alto. ¿Prueba el dato mucho respeto a la ley en esa sociedad, o lo contrario? ¿Y los índices en Inglaterra o Alemania, mayores que los de España? Don César, además, no tiene en cuenta, como de costumbre, los cambios que se producen con el tiempo. No hace tantos años (unos 35), España era uno de los países del mundo con menos delincuencia y menos presos, muchos menos que los de los países “donde triunfó la Reforma”. ¿Qué le parece?
Y ciertamente en España existe un desprecio por la ley, lo vemos a diario, y más en unas épocas que en otras, como ocurre en todos los países. Más acentuada en los últimos treinta años, supongo que los ejemplos están en la mente de todo el mundo y he puesto algunos en La Transición de cristal. Pero no siempre fue así. En la época de Franco, contra lo que don César sugiere enarbolando algunos hechos particulares, la ley se aplicaba de forma más segura que ahora. Y, repito, con mucha menos delincuencia y muchísima menos población penal no solo que ahora, sino que en cualquier país protestante. Asegura don César que el aporte jurídico de los españoles ha sido “el apaño”. Esto no es una injusticia sino una sandez malintencionada, pues no creo que provenga de la ignorancia, y no vale la pena dedicarle más espacio.
Cae asimismo don César en el mal método, que he señalado en Nueva historia de España, de utilizar obras literarias (El alcalde de Zalamea, Fuenteovejuna) dándoles un sentido socio-histórico totalmente fuera de lugar (los marxistas también lo han hecho a menudo). La literatura trata generalmente sucesos no corrientes, extraordinarios, en los que se describe la condición humana; por eso una obra literaria lograda sigue teniendo el mismo valor en una época que en otra, así la Ilíada, por poner un caso, que ofrece una visión algo distorsionada de la sociedad micénica y al mismo tiempo nos dice mucho sobre el ser humano entonces y ahora. Y por ese camino, don César podría plantearse por qué las novelas policíacas han nacido y se han desarrollado especialmente en los países protestantes, para narrar crímenes, utilizaciones fraudulentas de la ley, corrupciones, abusos y apaños de los poderosos, etc. ¿Indica ello que en esos países abunden especialmente tales plagas? Vaya usted a saber.
En cuanto a los crímenes de estado que atribuye a Felipe II, tengo la impresión de que han sido más habituales, precisamente, entre los protestantes. En Nueva historia deEspaña recuerdo algunos, de los hugonotes o en Holanda, por no hablar de los de Inglaterra. Sus explicaciones sobre la actitud de Lutero hacia los judíos… Bueno, solo pueden convencer a los ya muy convencidos. Y la expulsión que proponía Lutero, en plan de aplastar a los perros rabiosos, no se pareció en nada al modo como se hizo la expulsión en España, infinitamente más legal y considerada que otras expulsiones en otros países. O que otras expulsiones de no judíos practicadas por los protestantes. Puede consultar el señor Vidal a Luis Suárez, a quien cito en Nueva historia de España. Es cierto que siguió habiendo judíos en los países protestantes, pero a menudo recluidos en guetos y privados de derechos cívicos (como lo fueron los católicos hasta tiempos recientes).
Sobre la defensa de los judíos por los protestantes en la II Guerra mundial, pone el caso de Dinamarca, donde había pocos judíos; pero en Holanda, donde había más, la deportación y colaboración con los nazis alcanzó altas proporciones. Y en la propia Alemania, ¿dónde arraigó más el nazismo si no en las regiones protestantes, como bien sabe el señor Vidal? Y quien más judíos salvó fue el Vaticano; por cierto que la católica España de Franco también hizo su importante contribución al salvamento.
Don César nos dice, asombrosamente, que Calvino impuso la primacía de la ley. ¿Qué ley? “La Biblia”, aclara. Lo cual significa tomar las Escrituras al modo del Corán por los musulmanes . Pero ¿cómo puede utilizarse la Biblia como ley, si ella admite muchas interpretaciones, y más en virtud del libre examen? Solo podía servir de ley si UNA interpretación, obviamente la de Calvino, se imponía como LEY. Esa supuesta primacía permitió a Calvino quemar a Miguel Servet y a muchos otros, y en especial a gran número de “brujas”. La quema de brujas se extendió masivamente en territorios protestantes y algunos católicos, pero la Inquisición las cortó rápidamente en España. ¿Primacía de la ley? ¿De qué ley? Aparte de que su interpretación de la Biblia le llevaba a proscribir el teatro (Shakespeare, por ejemplo, tuvo problemas para representar, por parte de los puritanos de Londres), el baile, y hasta hizo sospechosa la risa. Cuando se habla de la ética del trabajo calvinista se olvida su carácter neurótico, obsesivo, nacido de una interpretación particular de la gracia.
Pero vamos a mencionar algunos otros hechos que don César pasa sistemáticamente por alto. En la patria del protestantismo, Alemania, la nueva religión no se impuso en modo alguno mediante ninguna primacía de la ley, sino mediante la rebeldía de numerosos grandes señores, estimulados por Lutero con la perspectiva de adueñarse de los bienes eclesiásticos, lo que hicieron con la mayor violencia y asesinatos. ¿Primacía de la ley? Y cuando los campesinos sometidos a un yugo infernal se sublevaron, Lutero encontró que conculcaban la ley, puesto que se rebelaban contra sus señores, y llamó a exterminarlos con frases de increíble ferocidad. ¿Primacía de la ley? Y de nuevo, ¿cuál era la versión correcta de la Biblia si, según él, todo dependía del libre examen y la fe subjetiva de cada cual? Hay más: los conflictos y guerras civiles promovidos por los protestantes se solventaron, si así puede decirse, sobre la base cuius regio eius religio, es decir, que allí donde habían vencido los príncipes luteranos tenían derecho a imponer su religión al pueblo, y ciertamente lo hicieron, mediante mil violencias. ¿Qué ley primaba entonces?
El propio Lutero llamó repetidamente a la rebeldía contra la Iglesia católica, que era la asentada y legitimada desde muchos siglos atrás y excitó a atacarla con la máxima saña, a lavarse las manos en su sangre, inspirándose en una interpretación del Evangelio (“no he venido a traer la paz, sino la espada”), con frases, nuevamente, de verdadero salvajismo. ¿Primacía de la ley?
Podemos recordar asimismo cómo se impuso el anglicanismo, a base de innumerables crímenes y violencias, muchas más que las de la Inquisición y precisamente por un problema, digamos de bragueta, del rey, revelador de gran respeto a la ley. su vez, los señores sostenedores del anglicanismo ampliaron sus posesiones expoliando los bienes eclesiásticos y las tierras comunales, reduciendo a los campesinos a la más absoluta miseria. ¿Era aquello imperio de la ley o pura y simple tiranía? Esta conducta fue seguida en muchas ocasiones en los siglos siguientes, y no digamos nada de su aplicación a Irlanda o Escocia hasta épocas próximas, dando lugar a hambrunas que pueden considerarse auténticos genocidios. U otras más recientes todavía, como la de Bengala. ¿La ley, de nuevo? Nada de esto ocurrió nunca en España, si bien la desamortización de Mendizábal tuvo algunos rasgos de lo mismo. La persecución y privación de derechos a los católicos en esos países se mantuvo hasta tiempos recientes, a veces con crueldad espeluznante.
Cabe decir, por otra parte, que el liberalismo surgió en parte como reacción a los excesos protestantes. La Carta sobre la tolerancia, de Locke, trata precisamente, de limitar las persecuciones, con frecuencia brutales, entre los distintos grupos protestantes; y no extiende la tolerancia a los católicos, para quienes exige la más dura intransigencia, por motivos, digamos “patrióticos”, ya que obedecían a un poder extranjero.
Por no hablar de la política de exterminio de los indios norteamericanos o de otras poblaciones aborígenes en Australia; o de las guerras del opio. O de las peleas entre la calvinista Holanda y la anglicana y en parte puritana Inglaterra por controlar el tráfico de esclavos. O la piratería, en la que la reina de Inglaterra tomaba desvergonzadamente su parte. Una vez más, ¿primacía de la ley?
Y todas estas cosas no son ninguna leyenda negra inventada a partir de las disparatadas invenciones de un fraile chiflado.
Ahora mismo tenemos aquí el problema de Gibraltar, única colonia en un país europeo, donde la agresividad británica ha infringido sistemáticamente todos los tratados y leyes, y continúa haciéndolo. ¿Primacía de la ley? El hecho real que queda es que el protestantismo nació como un movimiento de rebeldía en extremo sanguinario, según justificaba el mismo Lutero, y que su concepción de “pueblo elegido”, “pueblo de los justos”, “la ciudad sobre la colina”, etc., ha sido el foco de políticas racistas y de exterminio. Podría reflexionar el señor Vidal sobre el hecho de que fue en la Alemania protestante donde más cundieron movimientos totalitarios como el marxismo o el nazismo, por ejemplo.
Esto no es más que un breve resumen que podría ampliarse y detallarse muchísimo más.
No quiero dar la impresión, como el señor Vidal pretende del catolicismo, de que estos masivos crímenes, se amparasen o no en leyes ad hoc, definen al protestantismo o lo caracterizan en exclusiva. En la historia de todos los pueblos y religiones hay episodios atroces, pero también hay cosas mucho mejores. Si recuerdo estos datos es porque el señor Vidal, en su afán de condenar a España por su catolicismo histórico, cae en un constante unilateralismo, y sería muy lamentable que muchas personas, llevadas de la ignorancia corriente sobre la historia, le creyeran o sacaran conclusiones poco acordes con la realidad. Y me gustaría que el señor Vidal encontrase algunas razones para vacilar en sus dogmáticas interpretaciones, que tanto me recuerdan a mis tiempos de marxista-leninista.
Este artículo, parte de una polémica en LD, lo reproduje en el blog en 1-12-2011 con esta entradilla: En mis polémicas con César Vidal en LD procuré mantener un tono cortés, a pesar de las simplezas y destemplanzas del personaje. Hasta hace poco no me había percatado de hasta qué punto llega su bellaquería y desvergüenza.
(Del blog anterior:)
Estupendo, Álvaro. Y ahora dime: ¿dónde puñetas está la pestaña “Compartir”?
Artículo de Roberto Villa hoy en “El Mundo” contra la Ley de Memoria Democrática:
https://www.elmundo.es/la-lectura/2022/07/29/62e258defdddfffc758b45e3.html
Oída la terrible sentencia, el ánimo de Servet flaqueó un punto, y cayendo de rodillas, gritaba: «¡El hacha, el hacha, y no el fuego!… Si he errado, ha sido por ignorancia… No me arrastréis a la desesperación.» Farel aprovechó este momento para decirle: «Confiesa tu crimen, y Dios se apiadará de tus errores.» Pero el indomable aragonés replicó: «No he hecho nada que merezca muerte. Dios me perdone y perdone a mis enemigos y perseguidores.. Y tornando a caer de rodillas, y levantando los ojos al cielo, como quien no espera justicia ni misericordia en la tierra, exclamaba: «¡Jesús, salva mi alma! ¡Jesús, hijo del eterno Dios, ten piedad de mí!»
Caminaron al lugar del suplicio. Los ministros ginebrinos le rodeaban procurando convencerle, y el pueblo seguía con horror, [p. 378] mezclado de conmiseración, a aquel cadáver vivo, alto, moreno, sombrío y con la barba blanca hasta la cintura. Y como repitiera sin cesar en sus lamentaciones el nombre de Dios, díjole Farel: «¿Por qué Dios y siempre Dios?» —«¿Y a quién sino a Dios he de encomendar mi alma?», le contestó Servet.
Habían llegado a la colina de Champel, al Campo del Verdugo, que aún conserva su nombre antiguo, y domina las encantadas riberas del lago de Ginebra, cerradas en inmenso anfiteatro por la cadena del Jura. [1] En aquel lugar, uno de los más hermosos de la tierra, iban a cerrarse a la luz los ojos de Miguel Servet. Allí había una columna, hincada profundamente en el suelo, y en torno muchos haces de leña verde todavía, como si hubieran querido sus verdugos hacer más lenta y dolorosa la agonía del desdichado. «¿Cuál es tu última voluntad?—le preguntó Farel—. ¿Tienes mujer o hijos?» El reo movió desdeñosamente la cabeza. Entonces el ministro ginebrino dirigió al pueblo estas palabras: «Ya veis cuán gran poder ejerce Satanás sobre las almas de que toma posesión. Este hombre es un sabio, y pensó, sin duda, enseñar la verdad; pero cayó en poder del demonio, que ya no le soltará. Tened cuidado que no os suceda a vosotros lo mismo.»
Era mediodía. Servet yacía con la cara en el polvo, lanzando espantosos aullidos. Después se arrodilló, pidió a los circunstantes que rogasen a Dios por él, y sordo a las últimas exhortaciones de Farel, se puso en manos del verdugo, que le amarró a la picota con cuatro o cinco vueltas de cuerda y una cadena de hierro, le puso en la cabeza una corona de paja untada de azufre, y al lado un ejemplar del Christianismi Restitutio. En seguida, con una tea prendió fuego en los haces de leña, y la llama comenzó a levantarse y envolver a Servet. Pero la leña, húmeda por el rocío de aquella mañana; ardía mal, y se había levantado, además, un impetuoso viento, que apartaba de aquella dirección las llamas. El suplicio fué horrible: duró dos horas, y por largo espacio oyeron los circunstantes estos desgarradores gritos de Servet: «¡infeliz de mí! ¿Por qué no acabo de morir? Las doscientas coronas de oro y el collar que me robasteis, ¿no os bastaban para comprar la leña necesaria [p. 379] para consumirme? ¡Eterno Dios, recibe mi alma! ¡Jesucristo, hijo de Dios eterno, ten compasión de mí!»
Algunos de los que le oían, movidos a compasión, echaron a la hoguera leña seca, para abreviar su martirio. Al cabo no quedó de Miguel Servet y de su libro más que un montón de cenizas, que fueron esparcidas al viento. ¡Digna victoria de la libertad cristiana, de la tolerancia y del libre examen!
La Reforma entera empapó sus manos en aquella sangre: todos se hicieron cómplices y solidarios del crimen; todos, hasta el dulce Melanchton, que felicitaba a Calvino por el santo y memorable ejemplo que con esta ejecución había dado a las generaciones venideras, y añadía: «Soy enteramente de tu opinión, y creo que vuestros magistrados han obrado conforme a razón y justicia haciendo morir a ese blasfemo.» (Pium et memorabile ad omnem posteritatem exemplum!) Aquella iniquidad no es exclusiva de Calvino, diremos con el Pastor protestante Tollin, a quien la fuerza de la verdad arranca esta confesión preciosa: es de todo el protestantismo, es un fruto natural e inevitable del protestantismo de entonces. No es Calvino el culpable: es toda la Reforma. [1]
Todo esto es de la Historia de los Heterodoxos españoles, de Menéndez Pelayo.
El abandono del vagón de Hendaya:
https://www.larazon.es/espana/20220801/aoryaktnyvgmncnm2smapts7vq.html
Me temo que ninguno de los asertos de Joseph Pérez resiste una crítica algo rigurosa, o bien deben ser muy matizados como iremos viendo. En mi blog Más España y más democracia, le dediqué nueve entradas entre febrero y abril, que pueden encontrarse fácilmente en Internet. Aquí interesa ahora la pintoresca visión que ofrece de la hegemonía española, que al parecer no tuvo nada que ver con España, en realidad fue perjudicial para ella, porque fue hegemonía de la Casa de Austria, la cual impidió a los españoles desarrollarse como nación. La idea, debe reconocerse, es incluso superada por Kamen, pero entra en la misma, digamos, psicología. Por lo que se refiere a España, la Casa de Austria era también Trastámara, y Carlos I fue rey de España antes de ser emperador de Alemania. Y los siguientes reyes de España fueron netamente españoles (el propio Carlos, criado en Flandes, se españolizó por completo, considerando a España la base de su poder).
¿Y qué intereses defendió la Casa de Austria? Con España como principal potencia, defendió a Europa y la cristiandad frente al asalto del gran Imperio otomano, con el cual se alió Francia precisamente contra España. Y defendió el catolicismo, es decir el cristianismo tradicional en Europa, contra el asalto de la revolución protestante, salvaguardando los principios de la responsabilidad moral, el valor de las conductas y la religión al margen de las políticas nacionales, frente a su negación por el protestantismo. En lo cual tuvo que combatir también a una Francia que, aun siendo católica, se aliaba con los protestantes para socavar a España y al Sacro Imperio. ¿En qué sentido perjudicaban esos intereses a una España que se puso precisamente en cabeza de ellos por absoluto interés propio?
Y por lo que respecta a los intereses particulares hispanos fue con los Habsburgo-Trastámara o “Austrias” con los que descubrió el mundo como conjunto, inaugurando una nueva era en la historia humana, con los que conquistó y organizó el primer imperio transoceánico de la historia, al que dotó de magníficas obras públicas, nuevas y bellas ciudades, escuelas y universidades, etc. ¿Perjudicó todo esto a España? ¿Le perjudicó el haber creado una cultura propia, original y potente en aquel siglo y medio?
Pero es preciso fijarse ante todo en el doble aserto: España, no el Sacro Imperio, no Francia, Inglaterra o cualquier otro país, fue el que, con sus exploraciones marítimas, las más destacadas de la historia, abre precisamente una nueva era histórica. Tanto Pérez como Kamen y cien pequeños historiadores más, no han reparado en el “detalle”.
Para la mentalidad predominante en las actuales corrientes historiográficas, es la riqueza el elemento explicativo decisivo en la historia; una mentalidad en cierto modo de “nuevo rico”. España, por razones de clima y orografía principalmente, no era tan rica como Francia, Países Bajos o parte de Alemania, aunque podía equipararse a Inglaterra. Era también menos poblado que ellos y, según Kamen, estaba aislado del resto de Europa (¡!). Pero no fue ninguno de esos ricos países, al parecer más avanzados e integrados, el que construyó las flotas que por primera vez en la historia humana cruzaron los grandes océanos Atlántico y Pacífico y conquistaron y colonizaron grandes extensiones de tierra, las civilizaron y abrieron al comercio. Al contrario, durante más de un siglo esos países parasitaron más bien el esfuerzo hispano mediante la piratería o aliándose con otomanos o protestantes. Y sus logros intentando imitar a España para establecer colonias fracasaron una y otra vez. Su mayor logro fue comercial, y de no muy buen recuerdo: el tráfico negrero. Tampoco fue ninguno de esos países el que organizó un ejército como el de los tercios, pequeño pero revolucionario en concepción, y tan efectivo que durante un siglo y medio tuvieron que sufrir dolorosamente sus victorias aquellos tan ricos y avanzados.
Hay algo desconcertante para esa mentalidad y es que, en efecto, la hegemonía española, sus logros sin precedentes, fueron conseguidos por una país que no era el más rico ni el más poblado de Europa (Kameno, como otros, lo describe como “pobre, poco poblado y aislado del restos de Europa”) y según Pérez estaba frustrado sin acceder al estado de nación debido a “la Casa de los Austrias”. En mi libro reciente Hegemonía española y comienzo de la Era Europea” analizo precisamente esa aparente paradoja. La verdad es que España era el país política y administrativamente mejor organizado del continente, lo que le permitía sacar mejor provecho de unos recursos en principio más escasos, y mantener una esencial paz interior, frente a las frecuentes revueltas en países rivales. Y con una dinastía hispana bastante menos despótica que las de Francia o Inglaterra. No todo es cuestión de dinero o técnica, hay otros factores más espirituales, poco apreciados por esas escuelas, que los ven en todo caso como una espumilla de la economía.
Es interesante la alusión de Pérez a Azaña. No creo que Azaña conociese gran cosa de la historia de Francia, y de la de España tenía el conocimiento necesario para pintar la hegemonía española como “un imperio de mendigos y de frailes aliñado con miseria e ignorancia”. Con tales espantajos mentales no es de extrañar que contribuyera a llevar a su patria a la catástrofe.
https://elblogdekufisto.blogspot.com/2022/08/el-cabron.html
Bastante penoso, el Roberto Villa. “Bando republicano”, “reconciliación transaccional”, etc.
Digamos: mete algunas trazas de que el “bando republicano”, en realidad Frente Popular fue ilegítimo, pero guarda un ominoso silencio, sobre la legitimidad del Alzamiento o sobre el origen franquista de la Transición democrática. Acusa a la ley de cercenar un debate que, él mismo, se niega a abrir. Acusa a la ley de censura, cuando él mismo ha practicado la peor de ellas, que es la autocensura.
Dice querer un debate que no abarque la cuestión de la legitimidad. Como debate legalista, el que plantea Roberto Villa, es el que debería plantearse en el Parlamento, con la excepción de errores lamentables y lo que es peor, conscientes, tales como el de “bando republicano” o “reconciliación transaccional”. Término contradictorio que oculta que la reconciliación ya se había producido en el seno de la sociedad, antes de que los políticos hicieran esta “reconciliación transaccional”. Que francamente: no veo cómo podría producirse, porque o hubo reconciliación realmente auténtica, o fue un cambalache o un paripé transaccional.
No tengo capacidad para realizar una critica literaria a la altura. comino si la tiene. Espero que haya leido la novela. Por mi parte tengo que admitir que para escribir una novela como el Erótico crimen del Ateneo de Madrid, para mi repito, debe existir talento. Y la novela lo tiene, lo exhibe más bien. Sin pedantería. Con sutileza. Además debe existir inteligencia y la novela la tiene. Más bien es uno novela inteligente ya que el sarcasmo humorístico que abduce toda la historia la haría absurda y ni mucho menos la novela lo es. El autor, además de talento e inteligencia, debe poseer capacidad literaria y Moa la tiene.
Personalmente la novela me ha divertido mucho. Algunas partes me han producida carcajadas. Esta muy bien trenzada y llevada a donde quiere el autor. No se hace pesada ni mucho menos Y en algunos pasajes los recursos literarios son abrumadores, no sólo en la narración si no en los diálogos.
Le felicito. Una gran novela y una gran sorpresa. Me la he leído de una sentada.
Sobre el artículo del tal Roberto Villa: Además, se nota que ha leído a Pío Moa. Eso sí, no lo cita… Al menos esa es la sensación que me ha dado después de leer el artículo.
…
Ayer la periodista estafadora de Tele5 nos daba los datos de los embalses de España, en 2022, 2021 y 2010 … para hacer ver que el volumen de agua embalsada ha ido en claro descenso ….. por el cambio climático, se entiende,
Pero los datos reales del resto de años no indican eso, ver 2da. gráfica de este enlace,
https://www.epdata.es/datos/embalses-boletin-hidrografico/54
El Feijóo está disgustado …. una vez más, el doctor “prefiere a Bildu” …. qué habrá hecho el Alberto para merecerse esto …
Talibanes de género,
https://www.libertaddigital.com/espana/2022-07-24/espeluznante-relato-de-julio-bronchal-perito-que-destapo-falsos-abusos-sexuales-talibanes-de-genero-haciendo-periciales-6918555/
Fray Josepho
Las calles estarán oscuras a partir de las 22:00, pero habrá puntos morados fosforescentes en todas las esquinas para que las chicas solas y borrachas puedan llegar a casa sin preocuparse de las manadas de menas.
Los climaniacos son como los darwiniacos …. todo tipo de trampas, estafas, trapicheos, falsificaciones, lo que haga falta … muy científicos también …
“la religión del cambio climático” dice uno …. será más bien ideología …
Casa Real:
“Los Reyes, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía visitan el conjunto monumental de la Cartuja de Valldemossa.”
Posible respuesta:
“Lo que debería visitar la familia real es el Valle de Los Caídos, grandioso monumento que representa la victoria de los nacionales contra comunismo y separatismo. Tumba profanada del gran estadista Franco, gracias al cual usted lleva corona. Su pasividad, Majestad, es criminal.”
Ipe Utrera-Molina
La última oportunidad para evitar que este gobierno de talibanes marxistas acabe con el impresionante Valle de los Caidos, patrimonio cultural de todos los españoles es que @IdiazAyuso lo declare Bien de Interés Cultural. Es su competencia y en sus manos está la decisión
En la urbanización dónde paso el verano hay un grupo de solas y borrachas … como una decena, de entre 30 y 50 años, más o menos …. los fines de semana salen a pescar, como amigas y aliadas …. y entre semana si te las encuentras en el supermercado, en su compra destacan las litronas de cerveza, y los globos hinchados de la clienta ….
También se ve a alguna que otra chiflada de género … con peinados estrambóticos, o tribales de África ….
Pues sí …. ¿cómo se ha llegado a esta situación? … sobre la 3a. novela …. En los 90 las locuras de esta gente daban risa … ahora son leyes …
Yo creo que la causa principal ha sido la pasividad primero, y colaboración después, de la derecha … pero además a nivel mundial, no sólo la derecha española ….
Habría que ver ese proceso psicológico por el cuál gente que hace 30 años se pitorreaba de esas ideas de trastornados …. ahora las defienden …. Supongo que por varios factores … por el bombardeo de los medios, la presión “moral” ==> la nueva moral, si dices que la homosexualidad es una tara entonces eres mala persona, por el bombardeo de trolas, científicas además, por cobardía, por dejadez, por falta de interés en los efectos, “la economía es todo”, etc ..
En los 90, era como “jajajajaja … eso nunca va a ocurrir … imposible … la sociedad no lo permitirá” … y ahora esos trastornados mandan …
Por el sentimentalismo ñoño también …. Ayer mismo daban una noticia de Brasil, que en cierto hospital habían conseguido separar a unos siameses …. Salían las imágenes pre y post operación … los enfermeros y enfermeras cogidos de la mano … besos por aquí y por allá …. que si dibujitos en las paredes …. empalagoso a más no poder … histeria …
https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=44077
La divina Inglaterra
Felipe VI defraudó con los indultos golpistas y la profanación de la tumba de Franco; y con su servilismo a la corona inglesa, la de Gibraltar. La descomposición de España se acelera. La responsabilidad del rey es obvia. En http://piomoa.es/?p=17419 /
@casareal
@Santi_ABASCAL
El doctor cirujano Barnabey Love se reclinó en su sillón de cuero, pensativo. Le preocupaba un paciente que tenía un tumor cerebral terrible, el peor que había visto en toda su carrera. Entonces llamaron a la puerta,
— Adelante
… dijo el doctor cirujano Barnabey. La puerta se abrió para revelar a la enfermera Cindy, la más atractiva del hospital.
— Lo siento
… dijo,
— Los vestuarios femeninos no funcionan, … y me preguntaba si me podía cambiar aquí ….
— ¡Claro!
… dijo el doctor cirujano Barnabey,
— ¡Soy cirujano! … con una mentalidad científica … no veo el cuerpo femenino desnudo como un hombre normal …
La enfermera Cindy empezó a desnudarse. Era muy sexy, y se dio cuenta que el doctor cirujano Barnabey no la mira como a cualquier otra paciente…
— ¿Tengo buen aspecto, doctor?
— ¡Ya te digo!
… dijo el doctor, y añadió,
— Compruebe mi pulso, enfermera …
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El Maroto levantó la vista indignado, y dijo algo contra el novelista anónimo,
— ¡Serás machista! …
Compartía la misma afición que la Cospe por las novelas románticas, …. ya tenía algo de que hablar con ella cuando llegara a Madrid … Cospe no le dio más explicaciones cuando le llamó reclamando su presencia urgente en la nueva sede del partido, en la calle Alcalá 666 …
(continuará)
Editorial de El Mundo: “Sacrificios necesarios ante el chantaje ruso.”
Así se entiende cómo Sánchez podría ganar otra vez perfectamente. .
https://t.co/g9RUS1bYPA Este hecho @vox @AndaluciaVox @GaviraVox @ElensGuitart @doblemau Vox lo tiene que utilizar para oponerse a los chiringuitos criminales que el PP mantiene en Andalucía.
Tuit mío.
Nuevo hilo