Varela Ortega, Franco y Churchill / Orgullo de servir a Gibraltar / Por qué no hay discusión

Una hora con la Historia: relato y análisis. Todas las explicaciones que los teóricos políticos han dado del franquismo tienen alguna falla importante: https://youtu.be/dPGehMEDXsk

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Grave olvido,  no incluí  en Galería de charlatanes al historiador Varela Ortega. Simplemente se me pasó por alto, pese a que en  marzo de 2020 dediqué nada menos que once entradas del blog (pueden buscarse en internet)  a un ensayo suyo verdaderamente curioso sobre Franco. Como buen historiador anglómano, Varela ofrece más bien un refrito de estudios ingleses, tipo Preston y otros. He aquí uno de los artículos en el blog. Pueden apreciar la “metodología” de Varela, hblando de todo menos de lo que viene al caso:

Varela Ortega, Franco y Churchill

Para enfocar debidamente la talla histórica de Franco debemos empezar por los hechos evidentes, que pueden resumirse así: venció siempre a todos sus enemigos militares y políticos, incluso partiendo de una situación prácticamente desesperada que habría disuadido a casi cualquier otro. Venció indirectamente a Stalin en España. A continuación evitó entrar en la guerra mundial y luego derrotó a un criminal aislamiento impuesto desde el exterior por regímenes comunistas, democráticos y dictaduras varias. En pleno  aislamiento venció asimismo a una peligrosa guerrilla comunista interior. Tanto la neutralidad en la SGM como la derrota del aislamiento fueron dos batallas diplomáticas cruciales, libradas con éxito en las más arduas circunstancias;  y en otra hazaña diplomática  humilló en la ONU a Inglaterra a propósito de Gibraltar. Y presidió la época de mayor prosperidad y con mayor ritmo de crecimiento que haya vivido España antes o después.

Por encima de cualquier matiz,  detalle o revés secundario, basta mencionar estos éxitos indudables, alcanzados en las más desfavorables y a menudo peligrosas circunstancias, para concluir que la talla de Franco como estadista y militar descuella ampliamente sobre cualquier otro español en varios siglos.

Sin embargo la pintura que de él traza Varela Ortega y los anglómanos en general, coincidentes en esto (y en otras cosas) con los lisenkianos,  es la de un personaje intelectualmente irrisorio, de “carencias culturales estridentes”, “cursilería provinciana”,  ”equipaje cultural rancio y raquítico”,   que ”no hablaba idiomas (inglés, claro) ni apenas había viajado fuera de España”, aficionado para más inri  a “pintorescas incursiones literarias”. Se destaca asimismo su mediocre estatura, su voz “atiplada” y cierta pronunciación que  “delataba, ante cualquier gallego culto, sus orígenes aldeanos  no superados”. Varela, como Preston y los anglómanos en general, le concede inteligencia, pero muy limitada, algo así como astucia aldeana o “gallega”.

De economía no solo lo ignoraba todo, sino que además tenía ideas fantásticas o pueriles al respecto. Y del mundo exterior algo parecido, de ahí sus ilusiones respecto a Hitler, o sus supuestos deseos de entrar en la SGM, aunque pidiendo demasiado, o sus propuestas ridículas proponiendo al final de la guerra en Europa una alianza con Inglaterra frente al expansionismo soviético. A esta última propuesta habría respondido Eden, según Tusell, otro historiador anglómano:  ”Lástima que el general Franco tenga una idea de la realidad internacional tan desenfocada”. Lo cita con mofa Varela porque  “ilustra las limitaciones de nuestro dictador”. En realidad ilustra las grandes limitaciones de Eden y del gobierno inglés, que imaginaban garantizar la estabilidad europea mediante el acuerdo entre Londres y Moscú, y poder barrer a Franco sin apenas dificultad. Ilustra también  las graves limitaciones intelectuales de los propios Varela,  Tusell, Preston, Moradiellos y tantos más.

   En otro párrafo, Varela cita al más ecuánime Paul Johnson, que tiene a Franco por “una de las figuras políticas más exitosas del siglo”, pero le añade la coletilla: “exitosa en la medida de sus intereses, que eran mandar sin restricciones y durar sin limitaciones”. Al parecer, lo único que ocurrió en los cuarenta años de franquismo fue el mando omnímodo del “dictador”, que mantuvo su poder gracias a su “astucia aldeana”. En fin, no es difícil percibir que en la figura mediocre, gris y aldeana como ven a Franco estos historiadores hay más una proyección inconsciente de sí mismos que un verdadero retrato político del propio Franco.

Entre tanto, vale la pena comparar a Franco con Churchill venerado con absoluta falta de sentido crítico por la literatura anglómana, Moradiellos en particular. De que era más viajado y más culto y un poco más alto que Franco, no cabe duda; también de que estaba muy alcoholizado, etc. Pero estos aspectos son irrelevantes en cuanto a su significación histórica y política. Ciertamente la influencia mundial de Churchill fue también  muy superior a la  de Franco, porque Inglaterra era hasta 1939 la primera potencia mundial con un imperio gigantesco, mientras que Franco partía de una España inferiorizada por más de un siglo de profunda decadencia muy agravada por el Frente Popular. Nunca tuvo Churchill, como Franco, que afrontar una guerra partiendo de una situación de inferioridad material desastrosa, debiendo además improvisar  al mismo tiempo un nuevo estado y un nuevo ejército.  Pero Churchill sufrió en su carrera  graves derrotas militares y políticas, y aunque vencedor en la SGM, dejó a su país prácticamente en quiebra, endeudado hasta las orejas y  con racionamiento. Siendo él mismo un producto típico del imperialismo inglés, tuvo que presenciar el comienzo de la disolución del imperio, la sumisión de su país a la tutela useña, a menudo humillante, muy condicionado también por el poderío soviético;  y  además fue  expulsado del poder en las elecciones hacia el final de la contienda. Si los medimos por el modo de conducir la guerra, resultó sin duda   bastante más cruel que el español.

   Si comparamos a las dos figuras por sus logros políticos  y económicos, no parece difícil concluir que, salvando la diferencia de uno y otro en cuanto a proyección mundial, Franco no solo tuvo que afrontar mayores y más difíciles retos, sino que también tuvo un éxito mucho mayor en todas sus empresas políticas y militares. Claro que para los anglómanos, todos los fallos, incluso crímenes, de Churchill, quedan disculpados porque era demócrata y Franco no. Por eso es necesario un comentario al respecto.

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Orgullosos de servir a Gibraltar

**Anécdota de esas que “son categorías”:  los chekistas de la “memoria” quieren multar a una persona por mostrar la bandera de España con el águila de San Juan. Pero sucede  que ese escudo es precisamente el constitucional, porque con él se realizó la transición y la Constitución, es decir, la democracia. Refrendada por enorme mayoría en referéndum de la ley a la ley, es decir, desde la legitimidad histórica del franquismo. Por eso los demochekistas, valga el oxímoron, se ponen en acción.

**Al doctor Sánchez cabe describirlo como un niñato matón, y a Feijóo como un tontín resabiado. A los dos les traen al fresco la unidad nacional y la democracia, tienen un designio “europeísta” y 2030, por encima de la nación a la que teóricamente sirven, y aplican las leyes de género y de memoria chekista. El truco de Feijóo consiste en disfrazar con palabras de “moderación”, “cordialidad”, “centrismo”,  los mismos designios radicales del niñato. El problema es que no hay poder para los dos, y Pujoliño tiene que hacer como que se opone, máxime teniendo a VOX acosándole.

** La armada cipaya española, al servicio de Gibraltar, “para los pies a Rusia en el Mediterráneo”, exagera a lo loco  una basura periodística en español llamada Huffington Post. Cuánto orgullo. Cuánto honor

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Por qué no hay discusión

Su ensayo sobre la II Guerra Mundial me parece de lo más discutible. Digo discutible en el buen sentido del término, es decir, digno de discutirse. ¿No le parece una barbaridad que “discutible” se use en sentido peyorativo? La mayor parte de los libros de historia publicados en España no son discutibles, porque no merece la pena discutirlos. Entonces me pregunto por qué su libro no ha dado pie a críticas y comentarios en los medios, por lo menos en los de papel más literarios o de asuntos más intelectuales… Julián Rodríguez Autun

Buena pregunta. Pero ese es  el nivel intelectual del país.  ¿Tiene eso salida? No la veo, después de medio siglo de falsificación de la historia . Eso aparte del tabú que pesa sobre mí, pues  no me  citan ni los que están de acuerdo… En la historia se contiene la identidad de un pueblo, y parece que se trata, desde los partidos y desde los medios, de destruirla para sustituirla  en la opinión pública por intereses económicos inmediatos.  En general, se trata de sustituir España por Europa. Pero España es una realidad histórica tanto política como cultural de gran intensidad y calado, mientras que lo que llaman Europa, aparte de cierta base cultural común basada en el cristianismo y en la Ilustración, ambas hoy en crisis, es solo un proyecto economicista sin raíces históricas, concebido a partir de las dos guerras mundiales y  precisamente en contra de dichas raíces. Por eso el blog se titula “Más España y más democracia” en contra de la consigna de los partidos hace unos años de “más Europa y menos soberanía nacional”. Proyecto que no por casualidad va acompañado de la corrosión de las libertades al extremo, inédito en el pasado, de estados que intentan reglamentar hasta nuestros sentimientos. Mientras no nos demos cuenta de lo que tenemos ante las narices, no habrá salida.

En cuanto al libro: como habrá visto, tiene tres partes, una militar exponiendo las líneas fundamentales estratégicas de la contienda;  otra  centrada en las “grandes políticas”, los objetivos fundamentales de cada potencia, diseñados por sus líderes;  y otra ideológica, que es, creo, la esencial y la menos atendida en casi todas las historias de esa guerra. Todo ello es muy discutible, como usted dice, pero en un ambiente intelectual romo y casi plano como el que disfrutamos, difícilmente ocasionará debate. En todo caso, el libro ahí queda.

 

 

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