Baroja (III), y los escritores/ 2017 y 2023 / Stanley Payne y “Galería de charlatanes”

La ministra de defensa de Holanda, una evidente criminal, ha declarado –no es la única– que hay que apoyar más a Ucrania porque es una forma “barata” de atacar a Rusia sin comprometerse directamente. Esta delincuente, como la Merkel y otros más,  admiten que la guerra les interesa mucho,  que engañaron a Putin con los acuerdos de Minsk, y que están dispuestos a  luchar “hasta el último ucraniano”, porque les resulta “económico” (cheap) El problema para ellos es que la capacidad humana de Ucrania es cada vez más limitada, y que su derrota muy probable repercutirá sobre la OTAN mucho más que su derrota en Afganistán. Por eso estos delincuentes tenderán a ampliar la guerra cada vez más peligrosamente

Ahora, las encuestas demuestran que en Usa la proporción de ciudadanos contrarios a seguir alimentando la guerra ha crecido ampliamente, hasta el 35%. Hillary Clinton se ha lamentado de que Putin esté convenciendo a mucha gente. También en Berlín una masiva manifestación se ha opuesto a la política de Scholz

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Baroja (III),  y los escritores.

    Baroja indica que nunca le preocupó la cuestión estética, pero sí la ética, y la descripción que hace del mundillo literario de la primera mitad de su  siglo es bien elocuente. Pero literariamente también distaba de identificarse con sus contemporáneos. He aquí algunos ejemplos, entre muchos. De Blasco Ibáñez, dice: Es un buen novelista; sabe componer, escribe claro; pero para mí es aburrido; es un conjunto de perfecciones vulgares y mostrencas que a mí me ahoga Tiene las opiniones de todo el mundo. Yo, a la larga, no lo puedo soportar.

Azorín está muy bien, pero es muy poco novelista. No le gusta el misterio ni lo dramático, huye de todo ello, y parece que su ideal es lo estático y la desilusión de la vida ante una luz clara. 

Felipe Trigo  es lo contrario, en malo; quiere encontrar misterios en la peinadora, en el comisionista, en el estudiante, en el café de una ciudad de provincia, y se arma unos conflictos sentimentales y sensuales absurdos  Es como un Pérez Escrich de  lo erótico, con un estilo confuso, revuelto y turbio. A mí me dijo una vez que cuando en una de sus novelas necesitaba un intermedio, un relleno entre dos hechos importantes, ponía uno o varios párrafos confusos que no querían decir nada.

Pérez de Ayala y Gabriel Miró son escritores atildados; pero hay en ellos, para el público corriente, mucho enjuagarse con el estilo, mucho recrearse en la palabra, que a la mayoría no nos interesa profundamente.

El gusto por la literatura de Valle-Inclán lo comprendo en cierta clase de público, el de Unamuno lo comprendo menos. El de Valle-Inclán es el que ha sido entusiasta del modernismo, del decadentismo, de lo diabólico. Barbey D´Aurevilly, D´Annunzio, Oscar Wilde, un poco de Baudelaire, princesas, marquesas, palacios, salones, títulos, perfumes, estatuas, todo un poco falso; pero esta admiración ha existido siempre.

Ahora, el público de Unamuno ya no lo comprendo. Sus novelas son pesadas deliberadamente, no tienen interés psicológico, al menos general, ni dramático ni folletinesco. Muchas veces parece que están escritas para molestar al lector , y no solo al lector amanerado y rutinario, sino a todos . Yo no tengo ningún motivo de antipatía personal contra Unamuno; pero cuando intento leer sus libros, pienso que son como una venganza contra algo que no sé lo que es”.

   En Baroja hay seguramente un rasgo de resentimiento personal, pero también, aun si poco detallada,  una agudeza de criterio superior a las meras hablillas y descalificaciones arbitrarias tan frecuentes en la “estúpida y mezquina vida literaria”.

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2017 y 2023

En 2017, el rey defendió la Constitución y la unidad de España, en 2023 no las ha defendido. Importa señalar que en 2017 se arriesgó seriamente frente a un desafío golpista.  Con su discurso, el rey cambió la situación política en España, cuyos resultados más evidentes fueron la eclosión de VOX, una alternativa bastante articulada al proceso disgregador; y la  radicalización del PSOE y reagrupación  de las fuerzas de ese proceso para aplastar, precisamente, aquella  alternativa.

  La acción del rey fue necesaria porque el gobierno del PP no estaba dispuesto a reaccionar o no sabía simplemente qué hacer ante el golpismo butifarréndico. Rajoy  se vio forzado a aplicar el artículo 155 de la Constitución pero lo hizo con reticencia y sin energía, saboteándolo en la práctica. Importa señalar que el proceso separatista ha sido auxiliado y en muchos momentos protagonizado por el PP,  pese a lo cual, por motivos históricos y de ocasión, los separatistas han preferido casi siempre favorecer al PSOE, en una alianza o amalgama socialista-separatista o sociosepa.

Por consiguiente, y tras algunas vacilaciones ante el nuevo panorama, todos coincidieron en un interés común: destruir a VOX sin escatimar calumnias, intrigas y bajas maniobras; siempre ha sido su táctica. Esta reagrupación contra VOX, viendo en él al defensor de la nación y la legalidad, quedó bien de manifiesto en las elecciones pasadas, en las que el PP (desde Feijóo a Ayuso, pasando por Nocilla, Semper, la Guardiola y similares)  trató en todo momento de humillar y denigrar a VOX, y pactar con los sociosepas (valga el neologismo).

Por desgracia, la conjunción sociosepapepera ha tenido fuerza suficiente para impedir que VOX logre a su vez fuerza determinante. Y así  el proceso golpista ha retomado impulso hasta volver a niveles críticos, dejando como única opción clara, al menos momentánea, una nueva intervención del rey y nuevas elecciones. Pero en 2023 Felipe VI ha preferido inhibirse de la defensa de la Constitución y la integridad nacional, quizá esperando el milagro de que el niñato macarra no logre los apoyos necesarios para “gobernar”. Ahora todo queda en el aire: la unidad nacional, la democracia y la legalidad constitucional.

En cuanto a la amnistía, es el modo más eficaz de desautorizar al rey, tal como las leyes de memoria han supuesto la deslegitimación de la monarquía. Con todo eso se ha tragado hasta ahora, y el proceso se acerca a su desenlace definitivo. Y hay algo premonitorio: la profanación de la tumba de Franco no encontró la menor resistencia en el PP, la Iglesia ni en el  rey, no obstante venir la monarquía de una decisión  personal del Caudillo. Ahí los canallas  comprendieron la canallería, a su vez, de la “oposición”. Muchos creen que estas  cosas pasan,  se olvidan y  no se pagan. Yo sospecho que se equivocan de raíz.

Como demócrata, prefiero la monarquía a la república. Primero, porque la decidió Franco, y en segundo lugar porque los republicanos siguen respondiendo a la descripción de Azaña: “botarates y loquinarios” solo capaces de una “política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín sin ninguna idea alta” Falsificar la historia por ley es terrible, porque impide aprender de ella.

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Stanley Payne sobre Galería de charlatanes

Lo que más me llamó la atención fue la parte final. No había entendido que ambos de nosotros tuvimos la misma clase  de “camino de Damasco”, experiencia con nuestra primera  investigación extensa sobre las izquierdas y la República. En mi caso, la editorial Norton me pidió escribir sobre el caso español en su serie “Revoluciones en al Mundo Moderno” (diez tomos) Empecé  con una base estrecha, leyendo las materias en la nueva “Colección Southworth de la UC-La Jolls. Tenía  una colección excelente de los folletos revolucionarios de 1933-37, y la experiencia me dejó pasmado. De repente me daba cuenta  del enorme fraude historiográfico que se practicaba, y pasé a investigar otras materias. Esto tuvo lugar en 1967-68, y veo que pasaste por la misma experiencia exactamente tres décadas más tarde.

Viendo que el clima no apoyaba tales estudios (aunque el Washington Post  calificó mi libro como uno de los “50 títulos nuevos más importantes de 1970), me dediqué a otros temas  y al fascismo europeo. No salía más que algún estudio monográfico sobre las colectivizaciones. Luego empezaron a salir tus libros, que me reanimaron, y volví al tema  con el libro sobre “El colapso de la República”. Pero para  un historiador extranjero no son necesarios la misma osadía y coraje moral como tú en tu caso”.

En Galería de charlatanes comento la indignación que sentí, al terminar Los orígenes de la guerra civil, ante la desvergonzada y cínica falsificación historiográfica con la que se venía intoxicando a los españoles. Con apoyo del PP, esto nunca debe olvidarse

 

 

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