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La ventaja del doctor
**Como el doctor tiene una conciencia histórica aguda, aunque fraudulenta, entiende bien la importancia del franquismo para fundamentar su política actual, la tradicional del PSOE. La derecha, que cree que la historia comienza con la transición, se asusta y lloriquea: “¿Otra vez Franco? ¡No, por favor, no! ¡Nosotros no tenemos nada que ver con él! ¡No sabemos siquiera si existió! ¡Si ya lo hemos condenado, por si acaso! ¡Olvidémoslo, por favor, y dialoguemos! Dialoguemos sobre si la amnistía es legal o no, sobre si Bildu es democrático o no, sobre la cesta de la compra, sobre la xenofobia de VOX, sobre cómo repartirnos el poder judicial… Sobre esas cuestiones que son las que de verdad interesan a los españoles. O por lo menos a nosotros”.
**Me han preguntado varias personas si participaría con Luis del Pino en Radio Libertad. Me lo propuso Luis, pero por razones técnicas (tendría que ser presencial) no será posible. Nada que ver con la “cancelación”, es decir la censura y el muro de silencio que han alzado contra mí las izquierdas y más aún las derechas. Su intento de muerte civil no ha prosperado del todo, pero sí en gran parte. Ahora dependo del apoyo que me presten los lectores del blog y los oyentes de Una hora con la historia.
**He definido al mundo hispanoamericano como un tercer occidente. Ahora que los otros dos (centroeuropeo y anglo) sufren una crisis que puede conducir a una nueva gran guerra, mientras gran parte del mundo se rebela contra su herencia, se plantea si este tercer occidente tendría algo que decir o que hacer.
**Si VOX aspira a ser una verdadera alternativa a la bazofia política que se sirve a la gente, no podrá eludir los dos problemas básicos que todos quieren apartar del debate: el franquismo y la neutralidad, es decir, la independencia de España. Máxime ante los tambores de guerra que bate la UE .
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Pocas cosas hay más demostrativas de la inanidad y franca estupidez en que ha derivado la política española en una democracia pervertida, que la escasa atención a los vientos de guerra en Europa. Para nuestros partidos y políticos, es un tema secundario, del que no merece la pena ocuparse más que de pasada: Conmemorar el 1 de abril | La guerra que se está preparando (youtube.com)
Una necia ilusión
Según algunas encuestas, España es el país más europeísta y al mismo tiempo el más ignorante y menos interesado por la realidad histórica y cultural de lo que llamamos Europa. Las dos cosas van juntas: su europeísmo se basa en la ignorancia. La idea predominante sobre Europa viene a ser un mito difuso que salvaría a España de sí misma. Porque, según los europeístas, España tiene una historia por así decir defectuosa. Es decir, desean sustituir la España real por una Europa imaginaria, diluir a España en una ilusión vacía . No voy a insistir en la frase de Ortega sobre el problema y la solución, sin duda una de las más estúpidas que se pronunciaron aquí en el siglo XX.
La prueba de lo dicho es que ese ferviente europeísmo no ha generado, no ya a debate algo serio, sino estudios o ensayos de fuste (cabe excluir hasta cierto punto el de Díez del Corral), ni siquiera libros de viajes interesantes. Nada o casi nada.Una ilusión como la de los paletos de Bienvenido míster Marshall, retratados por Berlanga, otro paleto en fin de cuentas. Europa ha pasado por dos tremendas guerras que han marcado el final de una gran era histórica de cuatro siglos largos comenzada por España, sin que esos hechos determinantes hayan suscitado aquí algo más que descripciones periodísticas. Es un europeísmo intelectualmente estéril, y que en las últimas décadas se ha decantado hacia una colonización cultural y política por el occidente anglo.
Ese vacío me impulsó, en 2016, a escribir el ensayo Europa, una introducción a su historia. Y desde entonces han ocurrido sucesos que vuelven el análisis más urgente y debatible. Ha ocurrido, sobre todo, la guerra de Ucrania, que amenaza volverse general mientras los dirigentes de la UE, con la honrosa excepción de Hungría, están lanzando ya gritos de guerra, como si las dos anteriores no hubieran sido suficientes para extraer algunas lecciones. Espero que mi ensayo dé pie, por fin, a un necesario debate intelectual que permita aclarar lo que, desde la perspectiva hispana, podemos o debemos entender por Europa
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¿Un mundo plúmbeo?
Escribiendo años después de la SGM, Baroja concluye: “La alegría ha muerto en toda Europa” “Cuando se ha empezado a operar con masas y con manifestaciones, ya se acabó la originalidad y la alegría. Ha venido un ambiente plúmbeo, pesado, dominado por la razón del número. Todo ello es algo brutal y antipático”.”La alegría, ¿quién puede tenerla en este tiempo? La vida actual es un sueño sombrío, sin luz y sin esperanzas. ¿En dónde puede existir un hombre que viva con serenidad, con alegría y sin suspicacia? Una persona poco inteligente y que no se dé cuenta de lo que ocurre en su país y en el mundo, podrá llegar a tener la idea de vivir sin responsabilidad y sin temor; pero esto, para una persona inteligente, es imposible”.
Su pesimismo afecta también a la España anterior, donde la invasión napoleónica dejó el rastro de una decadencia no solo económica, sino moral, y de feroz inquina entre liberales y carlistas y entre los mismos liberales. El ambiente quieren reflejarlo algunos escritores e intelectuales, como Juan Valera: “Este es un país pobre, ruin, infecto, desgraciado, donde reina la pillería y la mala fe más insigne”. Baroja coincide: “De mi época de principiante no recuerdo más que casos de malevolencia, de envidia, de tristeza del bien ajeno y de jugarretas de mala índole. De ejemplos de bondad o generosidad, recuerdo muy pocos”. “Siempre parecen tristes y melancólicas las cosas que fueron; no se lo explica uno bien; se recuerda claramente que en aquellos días no era uno, ni mucho menos, feliz; que se encontraba más inquieto más en desarmonía con el medio social, y, sin embargo, parece que el sol debía de ser más amable y el cielo más prometedor. Ese pensamiento en el pasado, cuando se deja muy atrás la juventud y se mira desde lejos, es como una herida que va fluyendo constantemente”.
No todo el mundo ve así las cosas. Pensando en mi Adiós a un tiempo y en De un tiempo y de un país, me pregunto qué les habrían parecido a Baroja No creo exhibir en ellos ese optimismo poco inteligente que señala, ni recuerdo demasiados ejemplos de pillería y mala fe, malevolencia, envidia y jugarretas. Bueno, sí, en el Ateneo de Madrid, como expongo en uno de los episodios de Adiós a un tiempo. Uno de los ateneísta que se dedicaba a la política decía que ni siquiera en el ambiente de partidos había encontrado tanta animosidad y miseria moral como en el Ateneo. Lo gracioso de ello es que en los partidos la gente, al menos mucha gente, “va a ver lo que saca”, sin escrúpulos sobre los medios, pero en el Ateneo no había nada que sacar. Y sin embargo las maniobras malévolas, envidias y maledicencia eran brutales. Esto tiene, sin duda mucha comicidad, y así la he tratado en el libro. Pero también sugiere reflexiones sobre la índole de las personas.
“Yo no sé si los que escriben recuerdos mienten a sabiendas o inconscientemente; pero que lo hacen, me parece indudable”, dice Baroja. ¿Miente él en sus recuerdos? Se supone que no, y en todo caso sus memorias me parecen las más interesantes de literatos o intelectuales españoles del siglo XX. Muchos, sobre todo políticos, mienten deliberadamente, y aun así dicen siempre más de lo que se figuran. En Adiós a un tiempo he procurado exponer los recuerdos como “desde fuera”, con la mayor objetividad posible, como si no me afectaran especialmente, ni como “una herida que supura constantemente” ni con la felicidad del tonto.