Desarmonía con la sociedad / Tres procesos históricos / Por qué el PSOE odia a Franco.

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Desarmonía con la sociedad

En sus memorias, Baroja señala cómo en su juventud se encontraba inquieto y en desarmonía con el medio social. Esa desarmonía, existe en casi todo el mundo, si bien en grados muy diversos, desde lo intolerable o enloquecedor hasta el fácil acomodo. Ello se debe al hecho de que la sociedad funciona, y creo que no puede hacerlo de otro modo, mediante normas generales para todos, a pesar de que las personas son distintas,  y hasta muy distintas unas de otras: aunque lo social y lo personal se condicionan y complementan, siempre  siempre hay entre ellos un grado de conflicto, ligero en la mayoría de los casos, agudo hasta lo insoportable en otros.

El conflicto suele surgir con fuerza en la adolescencia y la juventud, para irse debilitando en un acomodo, inteligente o meramente pasivo, a la realidad social. En Cuatro perros verdes el problema se observa con fuerza en Chano, en permanente irritación con el medio, que encuentra vulgar, grosero y sin elevación, y que soporta como viviendo interiormente, paralelamente,  en otra realidad. De modo distinto se percibe en Moncho, en quien una canción ocasional en la radio mientras desayuna discutiendo con sus compañeros,  desata un pandemonium interior en el que intenta poner orden escribiendo durante toda la mañana. Esto es bastante común en la adolescencia y la juventud: uno no sabe qué le pasa, de dónde le viene una desazón angustiosa, y trata de entenderlo y calmarse  poniéndolo por escrito, lo que le permite mayor concreción.

La canción decía: “Por qué crecer/ Por qué envejecer/ Por qué los niños tienen que dejar/ de jugar”. Es una canción real de aquella época, que no he vuelto a oír. Bajo el exterior sarcástico y burlón de Moncho permanece una sentimentalidad exacerbada, y su jornada, con algunas interrupciones, gira en torno a aquella inquietud.  Hablo como si la novela no la hubiera escrito yo, ya he explicado por qué.

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 Tres procesos históricos

La II Guerra Mundial puede entenderse  como el desenlace de  tres grandes procesos históricos: el comenzado con las exploraciones y conquistas españolas desde 1492; el comenzado por las ideologías en el siglo XVIII; y el comenzado hacia el final del mismo siglo con la revolución industrial. El primer proceso inició la hegemonía europea en el mundo; el segundo dio origen a las ideologías en cuanto concepciones del mundo y el hombre basadas en la razón y prescindiendo de la fe; el tercero elevó al máximo nivel e hizo imbatible la  hegemonía europea durante casi dos siglos. La era histórica abierta por las exploraciones y conquistas españolas terminó, precisamente, con la II Guerra Mundial. Esta SGM revela también un apogeo de la capacidad técnica occidental, progresivamente extendida a otras culturas, que ha abierto la posibilidad de la autodestrucción de la civilización y tal vez de la humanidad misma.

   Generalmente, la SGM se estudia como una contienda entre potencias, y exteriormente puede concebirse como el intento frustrado de Alemania de alcanzar una hegemonía que antes habían tenido España, Francia e Inglaterra sucesivamente. Pero esto es solo parte de la realidad, la parte externa, por así decir. En mi ensayo La II Guerra Mundial y el fin de la Era Europea doy  mayor capacidad explicativa al proceso  interno de las ideologías, típica creación europea, que terminarían chocando en la primera y sobre todo en  la segunda guerras mundiales. Debe prestarse atención a que las ideologías expresan a su manera la tensión esencial del cristianismo entre la razón y la fe, que ya había dado lugar al humanismo, a la revolución protestante y a la Ilustración, de la que proceden. Creo que este enfoque es bastante nuevo y que debería engendrar debate y desarrollo.

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Por qué el PSOE odia a Franco

Me pregunta Alejandro Criado por los motivos del PSOE para odiar a Franco. A primera vista hay algo absurdo en ese odio, ya que el PSOE no solo no hizo oposición digna de recuerdo a Franco, sino que  la mayor parte de sus dirigentes prosperaron en su régimen, hicieron carreras provechosas, incluso como funcionarios y a veces como confidentes de la policía franquista. Tiene, además, un   toque enfermizo un odio que no cesa y  ha ido a más según pasaban los años, habiendo muerto Franco hace ya medio siglo.

  Pero si examinamos el asunto más de cerca, vemos que ese odio ha engordado mucho al PSOE, porque, por una parte, le permite legitimarse ocultando su negra historia como partido totalitario que destruyó la república, y por otra le facilita movilizar un miedo, creado artificialmente, a una vuelta de aquel régimen y presentar como anti o dudosamente democrática a la derecha. La farsa le ha funcionado porque en la transición también la derecha aceptó que democracia equivalía a antifranquismo, y trató de olvidar la historia real y su propio origen. Por consiguiente, el PSOE, aunque no se opuso realmente al franquismo, salvo con sus intriguillas baldías en el exterior, se percató de que tenía ahí un vasto filón político, máxime cuando la leyenda de que Franco destruyó un régimen democrático funcionaban muy bien en “Europa”.

  Creo que mientras VOX no coja el toro por los cuernos y siga “olvidando” la historia, la cosa no tendrá remedio. Es cierto que decir la verdad da miedo, porque llevamos medio siglo de falsificación sistemática por unos y otros, y lógicamente esa basura ha calado en la mayoría de la opinión pública. Pero ello será un hecho transitorio si VOX se decide de una vez a explicar a la gente su propia historia, y que la legitimidad de la democracia solo vino y solo pudo venir de la legitimidad del franquismo.

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