VOX en Vascongadas
Lo único importante en Vascongadas ha sido que VOX se ha mantenido y aumentado sus votos. Lo demás es la basura habitual. Abascal lo ha explicado bien: Santiago Abascal: “los votos a VOX son la semilla de la reconstrucción y la reconquista” (youtube.com)
Y la cuestión es cómo se ha llegado hasta aquí. Ha sido un largo proceso que he explicado con bastante detalle en Una historia chocante. Un proceso que partió de un PNV reducido a tertulias de ancianos y algunos jóvenes excursionistas, y una ETA compuesta de unos corrillos de estudiantes que se sentían “víctimas de un horrible pecado colectivo de su propio pueblo”, el pecado de no hacer el menor caso a sus prédicas delirantes. En este proceso que ha llegado a la situación actual, proceso de odio al resto de España y de asesinatos por la espalda, ha desempeñado un papel esencial gran parte de la Iglesia vasca y no solo vasca, y las políticas democristianas de la UCD y el PP (excluyendo en este caso a Aznar en relación con la ETA, pero no con el PNV). Importa señalarlo para quienes hacen del catolicismo una doctrina política y a España consustancial con él. Y, por supuesto, también ha desempeñado un papel proseparatista el PSOE, según su concepción de que España no existe como nación, sino como un mero estado impuesto sobre diversas naciones a las que priva de autodeterminación, por tanto de libertad. Concepto que también tiene el PP de Feijóo.
Ha dicho Abascal que los votos a VOX son el comienzo de una reconstrucción y reconquista. Tal es el único sentido que puede tener VOX irrumpiendo en los establos de Augías en que han transformado la democracia española unos partidos cuya seña de identidad más clara es la corrupción, también económica pero ante todo moral y política.
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Raymond Carr
El libro Galería de charlatanes comienza con una crítica a R. Carr, uno de los hispanistas ingleses más influyentes, reconocido en España con la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias sociales y otras distinciones. Juan Pablo Fusi explica: Bajo la dirección última de Carr trabajamos en el Centro de Estudios Ibéricos los que creo que podemos considerarnos sus discípulos: Romero Maura, José Varela Ortega, Shlomo Ben Ami, yo mismo, Paul Preston (…), Leandro Prados, Antonio Gómez Mendoza (ambos, como historiadores económicos, muy vinculados al tiempo a Patrick O´Brien y Max Hartwell) y Charles Powell…
Sin embargo, como explico en Galería, el concepto de Carr sobre España y su pasado es entre pintoresco y denigratorio. En lo valioso, la historia de España sería una especie de imitación mediocre y algo torpe de la inglesa (quizá por eso ha sido tan premiado aquí); y en relación con la guerra civil resulta adepto no muy matizado a las tópicas propagandas del frente popular. Estas concepciones están muy extendidas en la mediocre historiografía española, y aparecen de la forma más inesperada en afirmaciones como la de Cayetana Álvarez de Toledo, educada en historia a la inglesa: “La Constitución es lo mejor que hemos hecho los españoles en 500 años de difícil historia en común”. Estas cosas exigen ser bien explicadas prescindiendo de reacciones patrioteras, lo que a veces resulta complicado, dado el ambiente.
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Contra la histeria,
Toda la histeria bélica que se está apoderando de la UE parte de este supuesto: Rusia pretende ocupar Ucrania como prólogo a una expansión sobre toda Europa occidental. Como la histeria es contagiosa, es preciso hacer un esfuerzo de racionalidad y atender a los hechos comunes y conocidos, algunos de los cuales son:
1. Hasta ahora, las invasiones y políticas expansionistas han correspondido a la OTAN: Afganistán, Irak, Libia o Siria. Ucrania entra en la misma serie. Debe señalarse que estas invasiones, costosísimas en términos económicos, pero mucho más humanos, se han presentado como defensas de la democracia. En cuanto a Rusia, ese es un problema que solo pueden resolver los rusos, y no los bombardeos de la OTAN.
2. La OTAN ha venido rodeando a Rusia de bases militares, y no a la inversa. Ya Solzhenitsin denunció cómo la OTAN no se dirigía simplemente contra el imperio soviético, sino contra la misma Rusia. Es natural que Rusia se sienta amenazada, máxime con los precedentes conocidos.
3. Es normal que los pequeños países que lindan con Rusia por el oeste sientan temor, dados muchos sucesos del pasado, aunque en Rusia hay también un temor histórico por las grandes invasiones sufridas desde el oeste, la última la de la Alemania nazi. En todo caso, una política que implique riesgo de guerra no puede instrumentarse sobre simples temores por así decir instintivos.
4. En los hechos reales, Rusia quiso evitar la guerra de Ucrania mediante los acuerdos de Minsk, que mantenían en Ucrania a las regiones de habla rusa, pero con autonomía y libres del acoso de Kíef, que estaba empeñado en borrar de ellas la lengua y cultura rusas. Sabemos lo ocurrido con los acuerdos de Minsk, y cómo el proyecto de autonomía derivó inevitablemente a incorporación de las regiones rusófonas a Rusia.
5. Putin no ha hecho ninguna declaración interpretable como intención de expandirse por otros países: solo exigía que Ucrania fuese neutral, que la OTAN no se instalase allí: “Queremos que la OTAN venga a visitarnos a Sebastopol, no que nosotros tengamos de visitar allí a la OTAN”.
6. Por supuesto, es posible que Putin albergue en su fuero interno la intención de reconstruir el imperio soviético, pero no se puede diseñar una política en función de intenciones supuestas atribuidas a otro. Es razonable que los países de la UE se rearmen con vistas a una contienda posible; pero lo que ocurre es más bien un rearme PARA una guerra que ya se está proyectando.
7. Ante esta nueva guerra europea en ciernes, España tiene los mismos intereses que la libraron de las dos grandes guerras europeas del siglo XX. No tenemos conflictos con Rusia, y la OTAN no es nuestra amiga y aliada, aunque las desdichadas castas políticas españolas se sientan amigas, o más bien lacayas, de países que nos invaden, protegen al único país que nos amenaza realmente, y nos hacen blanco militar en una posible guerra europea.
8. No está de más, tampoco, reflexionar sobre el significado de la anterior gran guerra europea y mundial como fin de una era histórica comenzada precisamente por España cuatro siglos y medio antes.
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Un tiempo no tan ido
Como decía, el título De un tiempo y de un país suena muy pretencioso, pues solo se trata de una experiencia política y personal limitada en el tiempo (diez años, por lo que a mí respecta), y final y felizmente fracasada: la del PCE(r)-GRAPO. El título se refiere a una canción algo pesada del cantante de protesta Raimon, que animaba a los jóvenes a hacerse con el país, habiendo llegado el tiempo de las esperanzas y la fe. Pero en aquella experiencia se concentran gran cantidad de elementos que han marcado la historia posterior, hasta nuestros días, así como una situación en el mundo que suena (inapropiadamente) olvidada: cuando la guerra fría parecían estar ganándola los comunistas, aun acremente divididos entre ellos, y la Iglesia, alerta ante el futuro, optaba por el “diálogo” con ellos, de tan negativos resultados para la dialogante. Los efectos llegan claramente hasta hoy.
Era también un tiempo en que en las universidades europeas y useñas, donde se forjaban los futuros dirigentes y mantenedores del orden o civilización occidental, bullía una agitación entre marxista, anarquista y freudiana, orientada precisamente contra aquel mundo al que, después de los estudios, debían apuntalar. Era un dato más que pronosticaba un derrumbe del orden occidental, y sin embargo sería la URSS la que inesperada e inesperablemente se derrumbara. Durante unos años se creyó que los grandes conflictos de la humanidad quedaban resueltos en adelante con el triunfo de lo que suele llamarse capitalismo y democracia liberal. Pero, como estamos viendo, ninguna ideología ha logrado realmente entender lo que ocurre ante nuestros ojos, y la historia se empeña en dar mil sustos a quienes creen poder dominarla.
Por eso creo que de una experiencia concretada a un tiempo y un país muy limitados, puede dar lugar a algunas consideraciones sobre cómo se han desarrollado los sucesos en las últimas seis décadas, no solo en España.
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En los años 40, el PCE intentó derrocar a Franco mediante el maquis, luego pasó a la infiltración en la universidad y los sindicatos, en los años 50 a la Reconciliación nacional y a la Huelga Nacional Política. Todo fueron grandes fracasos. Es fácil entender por qué, pero casi todas las historias lo ignoran. 315 – El gran fracaso de los comunistas en los años 50 | Nada más necio… (youtube.com)