Ante la guerra (I) Europa
1- La guerra de Ucrania está afectando profundamente a toda Europa, mientras los gobiernos de la UE hablan de intensificarla e incluso expandirla por el continente. Ante esta evidencia la reacción popular y política apenas existe todavía, exceptuando a la Hungría de Orbán. Parece que todos los gobiernos están dispuestos a ampliar el conflicto catastróficamente.
2.- El argumento consiste en que Rusia, después de invadir Ucrania, prepara una invasión mayor sobre el resto de Europa, ante cuya amenaza, presentada como inevitable, la UE debe prepararse para derrotar a Rusia, a ser posible, en Ucrania, y si no en una guerra general. ¿Es este un argumento real o mera propaganda que esconde otros objetivos?
3. El argumento especulativo de una agresión rusa general demuestra la realidad de que los cálculos de la OTAN y la UE han fallado. Ya desde la tercera semana de la invasión afirmaron que Rusia había perdido la guerra, perspectiva con la que engañaron a Zelenski, no deliberadamente, sino porque OTAN y UE estaban convencidas de que el ejército ruso era atrasado en armas y doctrina, y sobre todo de que las sanciones arruinarían su economía, y, más aún, de que aislarían internacionalmente a Rusia, con lo que esta solo podría ir al desastre a corto o medio plazo. Tales cálculos han fallado, por lo que ahora agitan la argucia opuesta: Rusia y su ejército son tan fuertes que amenazan a todo el continente.
4. Para entender la cuestión es preciso atender a otros aspectos generales. a) Es la OTAN la que ha ido rodeando progresivamente a Rusia de bases militares, y no a la inversa; b) Los presupuestos militares de la OTAN, incluso de la UE sola, son inmensamente superiores a los de Rusia; c) Las economías de la OTAN y la UE son también muy superiores a las de Rusia, lo que les permitiría incrementar sus gastos militares actuales mucho más que a Rusia. Por lo tanto es muy poco probable –salvo improbable locura de sus dirigentes– que Rusia se proponga atacar a potencias en realidad mucho más fuertes. Puede vencer en Ucrania, pero no más allá.
5. Debemos atender también a tres precedentes: a) Putin no quería la guerra, como demuestran los acuerdos de Minsk, de 2014, firmados por representantes rusos, ucranianos y de la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa) en representación de la UE y la OTAN. Los acuerdos garantizaban la unidad de Ucrania, con autonomía para las regiones de lengua y cultura rusas, atacadas en guerra civil por el gobierno de Kíef. Sabemos, por confesión propia, que los acuerdos fueron firmados por los occidentales con la intención de incumplirlos y ganar tiempo para rearmar a Ucrania, es decir, para proseguir la guerra a mucha mayor escala, con la ilusión de que derrotar allí a Rusia y causarle un incalculable desastre político interno.
6. b) Todavía seis semanas después de recomenzada la guerra, en marzo de 2022, pudo llegarse a la paz sobre la base del reconocimiento de la neutralidad de Ucrania, pero el acuerdo fue saboteado directamente por Inglaterra e indirectamente por Usa, sobre la base del cálculo mencionado en el punto 3. La derrota de Rusia y la fragmentación de su enorme territorio parece un objetivo crucial en la gran estrategia de la OTAN, especialmente de la Useña e inglesa, por razones no del todo explícitas pero que parecen relacionarse con unos vastos designios geopolíticos y económicos de hegemonía mundial. En todo caso, y a día de hoy, la percepción rusa de estar sufriendo una agresión de los “herederos” de Napoleón y Hitler, suena bastante más razonable que la de una prevista gran ofensiva rusa sobre el resto de Europa.
7. c) El tercer precedente consiste en las guerras mantenidas en lo que va de siglo por la OTAN, más o menos apoyada por la UE, en Serbia, y sobre todo en Afganistán e Irak directamente, y en Libia y Siria por medio de testaferros. En todos los casos se pretextó la defensa o la expansión de la democracia como razón de esas guerras. Pero creyeran sinceramente o no en tal motivo los políticos responsables, en todos los casos el resultado ha sido la destrucción de los países afectados, guerras civiles, cientos de miles de muertos y millones de desplazados y refugiados. Esta experiencia debería haber dado lugar a análisis más meditados y prudentes. Sin embargo se ha llegado a la suma imprudencia con Ucrania
8: Especial relevancia tuvo, en cuanto a Irak, la falsa acusación de poseer ese país armas de destrucción masiva, un argumento que recuerda al de las intenciones rusas de invadir la UE. Con la enorme diferencia de que Rusia sí tiene, efectivamente armas de destrucción masiva, como las tiene la OTAN. Lo que convierte la ampliación del conflicto en el riesgo terrorífico de la mayor catástrofe de la historia, no solo para Europa sino para la humanidad. Y no se percibe una reacción suficiente ante el peligro.
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