Literatura actual / Democracia en España (I) / O. Jayam (XIII) Imposibilidad del sentido

Literatura actual

Me preguntan a veces mi opinión sobre el panorama literario en España. Me parece un páramo muy poblado de monte bajo y matorral: nunca se había escrito tanto, sin que surjan obras de entidad, o estas pasan inadvertidas entre tanta abundancia. Como leo muy poca de esa literatura, mi opinión resulta algo arbitraria, pero creo que basta ver las reseñas y presentaciones para hacerse una idea de lo que hay. Coincido con el juicio de George Steiner sobre la novela como manifestación del “heroico esfuerzo del espíritu humano por poner orden en el caos de la experiencia”. Donde heroico podría significar intento o lucha por un orden inalcanzable, empeño que no obstante nos daría un criterio para apreciar la calidad literaria. La novela o el teatro nos cuentan algo que hacen y les sucede a unos personajes ficticios, y sentimos, más que entendemos, la fuerza o debilidad de su lucha contra el caos. Obras desde la Ilíada o Antígona al Quijote o Macbeth,  desde Guerra y paz o Crimen y castigo hasta…, las sentimos como “grandes” por ese “esfuerzo heroico” ante la contradicción íntima y exterior de la situación humana.

Como en todas las empresas humanas, hay niveles y jerarquías, y la mayor parte de la literatura queda inevitablemente en un nivel trivial, convencional,  pretencioso o mediano. La medianía no es mala,  a menudo muestra buen oficio, técnicas acreditadas para suscitar  en el lector emociones, o suspenso o entretenimiento.  No es que esa abundante  literatura que podríamos llamar de segundo orden sea necesariamente mala, pero ciertamente dista mucho de la habitualmente llamada gran literatura. Así, autores y títulos se suceden en cascada y sus éxitos de ventas  quedan pronto olvidados,  a veces inmerecidamente, porque el “oficio”  es también digno de aprecio.

Leo algunas incitaciones entre cultas y comerciales, a la lectura de  nuevos autores. Las obras pueden tratar de misterios relacionados con bibliotecas fantasmas u organizaciones enigmáticas que protegen a la sociedad de algo; o de sucesos llamativos, a veces reales, que afectan a personajes cuya insustancialidad descubre sin querer la propia reseña, por lo común elogiosa para la novela (apasionante, hipnótica, te engancha desde el principio…); abunda cierto cosmopolitismo con nombres anglos y tramas total o parcialmente situadas en Usa u otro país; mucha novela negra, y de sexo y enredos sentimentales, amores, desamores, homosexualidad a veces, toxicidad, o algo de guerra, denuncia de las reglas “que siguen beneficiando al varón” o mujeres que “luchan y se encuentran a sí mismas en un mundo de hombres”; también “conversaciones hilarantes”, situaciones “claustrofóbicas”, encuentros inesperados, incursiones en la mente humana que  sacan lo mejor y lo peor de ella…  Se nota la influencia de la literatura useña o inglesa, de las que la española actual viene a ser una imitación, casi un apéndice, con pocas excepciones. En fin, no me animan a leerla, aunque me pierda entre la maleza posibles joyas.

GALERIA DE CHARLATANES | PIO MOA | Casa del Libro

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**España no puede ser aliada de Rusia, porque no tiene intereses políticos fundamentales comunes con ella. Tampoco puede serlo de la OTAN, porque esta nos invade y protege a Marruecos. La única política justa es la neutralidad.

**El centro mismo del eje defensivo español Baleares-Gibraltar-Canarias, está en manos de una potencia que ni es amiga ni aliada de España, aunque los políticos españoles sean lacayos de ella

**La cuestión de la neutralidad está íntimamente enlazada con la de la independencia y la democracia. La OTAN es una organización de ideología lgtbi y “climática” al servicio de los intereses de Usa e Inglaterra, que nos perjudican abiertamente.

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La democracia en España (I)

En un libro que debe salir en septiembre El PSOE en la historia de España. Pasado y presente del partido más influyente en los últimos cien años,  trato lo que el título indica. El país ha pasado en ese tiempo por nada menos que seis regímenes de muy distinta duración: la Restauración liberal, cuarenta y siete años; la dictadura de Primo de Rivera, algo más de seis; la II República, cinco; el frente popular, cinco meses en todo el país y casi tres años más en la mitad de él; el franquismo, casi tres años en la mitad del país y treinta y nueve (hasta la Constitución del 78)  en todo el país; y finalmente la democracia, que en teoría lleva ya cuarenta y seis. En todos ellos, salvo en el franquismo,  el PSOE ha desempeñado un papel de primer orden, desde que fue capaz de lanzar la huelga revolucionaria de 1917.

Digo que la democracia lleva esos años “en teoría”, porque ha cambiado en profundidad desde principios de este siglo. Es cierto que ya a finales del siglo XX, el PSOE reaccionó con un extremismo demenciado a la inminencia de su derrota electoral por su corrupción, pero el momento decisivo del cambio puede datarse con bastante precisión:  el 20 de noviembre (fecha simbólica) de 2002, cuando el PP condenó –en plan amenazante– al franquismo  uniéndose a las interpretaciones histórico-políticas del PSOE y  los separatismos. Interesa constatar que tal condena coincidió con una entusiasta sumisión a los intereses  anglos, condensados en Gibraltar y Marruecos; sumisión que tan cara costó al propio PP, pero sobre todo a España, cuando el PSOE pudo explotar los confusos atentados del 11 para encaramarse al poder.

Desde entonces, también con el inane gobierno de Rajoy, el trío PP-PSOE-separatistas, emprendió una involución  antidemocrática, hasta desembocar en el golpismo sin disfraz del separatismo catalán y del  Doctor Saunas. Cuando se enfoca historiográficamente la época comenzada con el referéndum de diciembre de 1936, es decir, la transición desde la legitimidad del franquismo,  es preciso distinguir estas dos etapas, hasta 2002 y desde entonces. Cosa que, según creo, nadie hace a pesar de su evidencia.Pero si queremos enfocar la historia de los últimos 46 años desde la Constitución, debemos distinguir claramente entre ambas etapas; no distinguirlas es caer en un error decisivo de enfoque. Parecido, salvando las distancias, al que llama “bando republicano”, suponiendo que continuaba la II República, al bando que precisamente la destruyó.

No entro ahora en la posibilidad de una regeneración democrática, que a mi juicio solo podría ir unida a una política exterior neutralista, con todas sus consecuencias de política interior.

La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)

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**Los extraños y estadísticamente imposibles resultados de las anteriores elecciones presidenciales en Usa alertan de la evidente descomposición del sistema: ya están los medios convirtiendo a una idiota como la Kamala en virtual ganadora…

**¿Es la UE un conjunto de países democráticos? La UE ha evolucionado claramente hacia lo que Tocqueville previó como “despotismo democrático”, contrario a todo lo que ha significado en la historia el espíritu de Europa.

**Para algunos liberales, Anglolandia es lo que para los comunistas la Unión Soviética: el modelo perfecto política e ideológicamente, ante el cual los intereses y la propia cultura de España carecerían de importancia.

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O. Jayam (XIII) Imposibilidad del sentido

Así, nuestra existencia no nace de decisión, razonamiento,  consentimiento o deseo  propios. Ni tampoco las circunstancias de tiempo, lugar, posición social, cualidades físicas o mentales,  etc.,  con las que el yo llega a existir. Y para colmo, ese misma existencia está destinada a extinguirse sin que, nuevamente, intervenga nuestro deseo, razón  o voluntad (el suicidio tampoco cambia ese hecho). Pero los escuetos versos de Jayam manifiestan algo más que la comprobación, ya tópica en el pensamiento, de haber sido los hombres (como los animales) “arrojados” por un tiempo al mundo: exponen con evidencia cegadora la imposibilidad intrínseca de encontrar un sentido a la vida humana y por extensión a su historia. Y sin embargo cabe definir la cultura y la propia existencia personal como un esfuerzo incesante y angustiado por superar esa imposibilidad.

No obstante, entre la llegada al mundo y la partida de él transcurre un tiempo de  existencia que tampoco depende fundamentalmente, aunque sí en parte considerable,  de la voluntad, consentimiento, razón  o deseo de las personas. Mientras vivimos,  nuestra voluntad, razón, cálculo o aceptación desempeñan un papel: en las exigencias imperiosas y trabajosas de la existencia, la idea de sentido, de adecuación del esfuerzo al objetivo, es prioritaria. Este hecho  vuelve más abrumadora la evidencia esencial, es decir, la imposibilidad de encontrar un sentido al conjunto de ese enorme esfuerzo de voluntad y razón impuesto por la existencia, y conseguido más o menos en la vida práctica, aunque siempre con serios errores y frustraciones.

Estas constataciones plantean tres problemas, implícitos en Jayam y más en general, e irresolubles racionalmente: ¿cuál es esa fuerza misteriosa, abrumadora e incomprensible que nos obliga a existir? ¿Qué es el yo, quiénes somos? ¿Cómo debo conducirme ante las exigencias de la vida?

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**Inglaterra tiene una magnífica literatura de tema naval. Las hazañas navales de España son las más decisivas de la historia humana, pese a lo cual su literatura al respecto es muy pobre: una exhibición lamentable de decadencia.

**Parlotean los falsarios de “la trama rusa” en el separatismo catalán. ¿Por qué no hablan de la trama PP-PSOE, que es la evidente y decisiva? ¿Volvió a España y escapó el Puchi gracias a Putin?

**Galería de charlatanes, o cómo la historiografía académica ha degenerado en mera charlatanería. Y cómo de esa charlatanería derivan las políticas actuales

 

 

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