Marxismo / Navarra/ División Azul

  En “Una hora con la Historia”:     335 – Terrorismo y muerte de Franco | Dos problemas históricos para España – YouTube

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Marxismo, religión sin Dios

Víctor M  Pérez Velasco ha escrito el ensayo El marxismo, una religión sin Dios. El motivo: “He sido testigo vivo y activo de la hegemonía marxista en la fábrica, en la universidad, entre los amigos, en la vida cotidiana, en la economía, en mi familia, en el mundo del cine, del teatro y otras actividades culturales (…) Y todo a pesar de la censura del franquismo en mis años de juventud (…) Lo más grave es que (…) el marxismo ha sido para mí un gran engaño porque me afirmaba desde su doctrina hechos que eran puro delirio doctrinal, puro dogma, pura promesa incumplible, y además se jactaba –y todavía se reafirma– de ser la verdad científica emancipadora terrenal (…) una religión asfixiante que, además, ofrece en la tierra paraísos artificiales que se convierten en infiernos inhumanos”.

Este es el motivo del libro, que analiza el marxismo siguiendo un método sociológico preciso, basado en un análisis de la religión y de la espiritualidad en general, y ofrece numerosos ejemplos históricos y testimonios de su tesis. Por ello, el ensayo tiene gran interés, ya que los  análisis críticos del marxismo no abundan en España. Muchos que se llamaban marxistas antes de la caída del muro de Berlín simplemente buscaron después otros pastos y otras imágenes, según sus necesidades oportunistas. Y, sorprendentemente, el marxismo ha resurgido con nuevos ropajes, representado en personajes pintorescos, pero también peligrosos,  como los jefes de Podemos o del PSOE. Resurgimiento posible  gracias a su carácter de religión, que parece ser una necesidad humana incluso genética  –sostiene el autor–,  combinado con su promesa de cumplir sobre la tierra la promesa de redención. Aunque niega a Dios, el marxismo inventa otros dioses sucedáneos, señala el autor, como el “proletariado”, que no estarían fuera del hombre y la creación, como el Dios cristiano, sino dentro de la sociedad).  Suele achacarse este resurgir a un “marxismo cultural, con cita obligada de Gramsci y de la Escuela de Frankfurt. En mi opinión debe tomarse en cuenta también una evolución del liberalismo, desde algunas bases comunes con el marxismo.

Una observación parcial crítica: al final, el autor plantea la figura de Putin y la invasión de Ucrania como “un indicador más de la existencia silente de esta religión emergente con ambiciones de expansión”.  Esta opinión me parece más un reflejo de la propaganda de la OTAN (Serbia, Irak, Libia, Afganistán, Siria, ahora la más peligrosa, Ucrania… Gibraltar para España) que un análisis crítico. La ideología woke que representan la OTAN y la UE; ¿no serían otro indicador de la persistencia del marxismo? Tendríamos entonces que el marxismo, pese a la caída de la URSS, dominaría tanto en Rusia como en sus enemigos. Y, por cierto, ha llevado a la sociedad useña a una polarización extrema, casi de guerra civil.

El autor ha  sido profesor  universitario de psicología y ha escrito otros ensayos enjundiosos sobre el cine español  y las manipulaciones ideológicas, sobre cuestiones artísticas, terrorismo, personajes políticos  y otros temas desde un punto de vista psicopolitológico.

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Navarra, víctima del panvasquismo y la ETA

Los separatismos siguen siendo grandes desconocidos para gran parte de la opinión pública, a la que llega solo lo más exterior y superficial de ellos a través de unos medios de masas en su mayoría equívocos, cuando no simpatizantes. Del separatismo vasco, una de sus mayores ambiciones ha sido englobar a Navarra en una “Euskadi” tan falsa históricamente como el propio término lo es filológicamente. El escritor y periodista navarro Fernando José Vaquero Oroquieta ha dedicado un gran esfuerzo –que tiene bastante de heroico en el encizañado clima político creado en la región–, a aclarar y desenmascarar el discurso, mítico hasta el disparate, en que se apoya el separatismo vasco y su anexionismo navarro. Su reciente obra Emboscada a Navarra. Mitos, falsedades y otras tácticas del panvasquismo, es la tercera de la serie comenzada con Biografía no autorizada del PNV, seguida de De ETA a EH Bildu. Las pieles de la serpiente. 

    El  libro repasa los sistemáticos  embustes y distorsiones históricos y actuales, a menudo abracadabrantes,  utilizados por  los anexionistas para justificar un objetivo en definitiva muy simple: romper con España, a la que profesan un odio incondicional. ¿En qué se basa ese odio que les autoriza a mentir en forma desaforada sobre el pasado y el presente de la región? Si hemos de buscar una explicación real encontraremos siempre la pintoresca pretensión sabiniana de ser una raza superior a todas las demás del mundo, y especialmente de España, superioridad extrañamente dominada por los inferiores “maketos”. Pretensión disimulada después de la II Guerra Mundial (¡ya se entiende!) como en Cataluña, pero permanente, pues sin ella todo el discurso y el odio  pierden mucho fuelle. A la pretensión racista se añade la de la lengua regional: la propia sería el vascuence, relegando el español común a lengua “impropia”, es decir, extranjera e impuesta por la violencia, y que debe ser extirpada en lo posible dentro de una “construcción nacional” de carácter tiránico. Como indica el autor, dentro de las rivalidades internas entre distintos grupos, un PNV  un tanto anquilosado ha sido relevado en parte por un movimiento más juvenil, más activo, casi diríamos epiléptico, también más  totalitario incluso, derivado  de la ETA.

El resultado práctico de tales políticas ha sido el envenenamiento de la sociedad mediante lo que el prologuista Óscar Elía Mañú define como “terrorismo frío, que ha pasado del tiro en la nuca a las amenazas públicas, las palizas callejeras y el apartheid político (…) La desaparición de facto de las libertades públicas (…) El auge de los partidos nacionalistas en Navarra no hubiese sido posible sin la violencia terrorista, caliente antes y fría después”.

¿Cómo ha podido ese gangsterismo político ganar tanto terreno en Navarra, así como en Vascongadas? Creo, como he expuesto en diversos estudios como Una historia chocante, que ello no se explica sin las complacencias, que llegan a la colaboración, del PSOE y del propio PP, este sobre todo en Vascongadas.  Y remontándonos más atrás, no tuvo menos importancia la moda intelectual antihispánica, llamada “regeneracionista”, después del “Desastre del 98″, la cual preconizaba un patriotismo español contradictorio, en ruptura con su historia, a la que denigraba sistemáticamente (Ortega, Costa, Azaña y tantos más) Estas colaboraciones hacia los separatismos serían otros temas a desarrollar a ondo, pues sin ellos no puede entenderse el fenómeno.

Vaquero Oroquieta ha escrito otros valiosos  ensayos  sobre el terrorismo, la masonería, el populismo y varios temas de máxima actualidad.

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La División Azul contada por sus soldados

Carlos Caballero Jurado,  sin duda el especialista de referencia sobre la División Azul, ha tenido la excelente idea de recopilar testimonios directos de quienes combatieron en “aquella heroica división”, como la definió el canciller alemán de la reunificación, Helmut Kohl en ocasión de visitar el Alcázar de Toledo. El libro se titula Voces de la División Azul, recopilación  de testimonios de 214 combatientes, recogidos en gran parte de los diarios que muchos de ellos escribieron. Por razones de espacio (pese a ocupar 600 páginas) quedaron fuera los de otros 200. El autor se ha preocupado mucho de contrastar la veracidad de los relatos, ya que no pocas veces, sobre todo a posteriori, algunos que participan en hechos históricos son dados a fantasear sobre ellos, bien por interés personal o por una tendencia inconsciente.

El resultado es un libro de interés realmente excepcional, porque tiene la vivacidad del  relato directo y durante la misma acción, mientras que el historiador trata de ver los sucesos dentro de un proceso más general e inevitablemente los hace más grises. Quien los vive directamente solo ve una fracción del conjunto, pero al mismo tiempo la vive con mucha más intensidad. Y por otra parte sus datos pueden desmentir elaboraciones intelectuales aparentemente más completas. Sobre la División Azul han menudeado en España las habituales distorsiones de la Galería de charlatanes, historiadores mediocres  o falsarios predominantes en la universidad envilecida que padecemos. Distorsiones o falsedades que la acumulación de testimonios de este libro reducen a escombros: así sobre las razones políticas y morales de quienes se apuntaban a una empresa de peligro extremo; sobre el carácter de su lucha como división de la Wehrmacht pero meramente anticomunista e ignorante de otros propósitos hitlerianos;  sobre las condiciones  a menudo espantosas de una lucha a vida o muerte, mucho más duras que la guerra de España; sobre el trato a la población civil, que fue excelente  dentro de aquellas condiciones, probablemente la más humanitaria que se dio en aquella guerra sin cuartel, no solo en el este también en el oeste. La germanofilia, en distintos grados era lo más común, pero algunos  volvieron de allí rusófilos (que no sovietófilos)… Sería muy largo describir la enorme riqueza del libro, tanto para el historiador como para el simple lector. Destacar también el excelente resumen del historial de la división, que como introducción ofrece Caballero.

Una nota más, ya que a aquella campaña dediqué una parte de mi novela Sonaron gritos y golpes a la puerta. El contexto del relato en Rusia procede de algunos diarios o escritos personales de divisionarios y de obras diversas, incluidas las de ficción. Sin embargo una novela es muy distinta de un libro de historia, y no tenerlo en cuenta hace que les salga mal a  algunos historiadores que se ponen a novelar, o viceversa . Entre los 45.000 españoles que combatieron en la DA, la gran mayoría eran falangistas, de espíritu religioso, y habían sufrido en su familia o directamente la saña izquierdista; no obstante había lógicamente otras motivaciones y caracteres. En Sonaron gritos, los dos principales protagonistas no son falangistas ni tienen mucho espíritu religioso, aunque sí un tanto filosófico;  y aunque uno de ellos ha perdido su familia en el terror izquierdista, difieren notablemente del divisionario más común, cosa nada inverosímil. Ello aparte, el novelista, como el poeta, puede permitirse ciertas licencias, porque el arte no busca lo mismo que la historia, aunque no pueda prescindir de ella.

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