Ante el año de Franco (I) Por qué la transición

Ante el año de Franco (I) Por qué la transición

1. Para rehuir o desviar la atención de sus responsabilidades penales, el gobierno del PSOE ha decidido hacer de 2025 algo así como “el año contra Franco”, bajo el título “50 años de libertad”, como si antes no hubiera habido libertad y como si la libertad se debiera al PSOE. Entender esta cuestión es esencial, porque está en la base de todas las políticas desde la transición.

2. La propaganda del PSOE ha presentado al franquismo como una tiranía brutal, incluso genocida, pero aquí entra su primera contradicción. Si fue así, ¿por qué el PSOE no luchó contra ella como hicieron o hicimos los comunistas, afrontando a veces serios riesgos? Al  morir Franco solo había un reducido número de presos políticos, ninguno socialista o demócrata, y casi todos comunistas o terroristas. Esta realidad se ha disimulado con ampulosas retóricas antifranquistas, pero la  “lucha” del PSOE  contra Franco solo se volvió “heroica” mucho tiempo después de haber desaparecido su régimen. Hay que prestar gran atención a este dato, que suele ser pasado por alto.

3. Una segunda contradicción es la pretensión de que la libertad se debió en alguna medida importante al PSOE. Pero por aquellas fechas el número de socialistas era insignificante, así que muy poco pudo influir, aunque pronto el partido se inflara por muchas ayudas recibidas. Y eran personas, como es fácil comprobar,  que no solo no  habían hecho oposición real a la “dictadura genocida”, sino que habían hecho carrera y prosperado en ella, incluso dentro del mismo funcionariado. También este aspecto suele ser minusvalorado en los análisis e historias corrientes, y tiene gran importancia.

el psoe en la historia de españa-pio moa-9788413848754De Un Tiempo Y De Un Pais - 1

4. Si la oposición real al franquismo  era totalitaria comunista o terrorista y no había demócratas en las cárceles, ¿de dónde podía haber venido la transición democrática? Evidentemente, solo podía haber venido de donde vino: del propio franquismo, organizada o impulsada por personas como Fernández-Miranda o Suárez, que habían sido jefes del Movimiento, o por Juan Carlos, un rey decidido por Franco. Nuevamente, esto suele olvidarse o minusvalorarse y es la evidencia decisiva.

5.- Otra cuestión es: ¿Por qué el franquismo, sin ser un régimen democrático, pudo derivar a una democracia sin haber sido derrocado? La respuesta es que el régimen se había agotado políticamente y sus cuatro partidos o familias estaban en descomposición, pero al mismo tiempo la oposición era demasiado débil y sin apoyo popular para derribarlo.

6.- ¿Cómo se produjo el agotamiento del franquismo y cuándo empezó la transición? El franquismo constaba cuatro tendencias “familias” o partidos principales: carlista, falangista, monárquico y próximo al episcopado. El lazo de unión entre los cuatro era el carácter común católico,  y el régimen mismo se proclamó católico y seguidor de las orientaciones sociales del papado. Hasta el II Concilio Vaticano de los años 60, Roma y la Iglesia española habían sido un puntal esencial del régimen, pero con dicho concilio se produjo un divorcio que desahució ideológicamente  al régimen. Peor aún: gran parte de la Iglesia pasó a apoyar a comunistas, separatistas y terroristas etarras. En las historias y la retóricas supuestamente explicativas sobre la reciente historia del país, este dato crucial  apneas recibe la importancia que tiene.

7. Con el Vaticano II empieza realmente la descomposición del régimen, y por tanto una transición que podría haber conducido a reproducir un caos como el de la república o el Frente Popular. Este peligro lo sentían vivamente algunos sectores del régimen, que creían posible mantener el franquismo tal cual después de la desafección de la Iglesia y de la muerte de Franco. Pero los sectores decisivos del régimen constataban que la sociedad creada por el franquismo, muy mayoritariamente reconciliada, políticamente moderada y próspera, hacía muy difícil la repetición de aquella vieja historia.

8. No obstante,  el peligro persistía y era doble: que la oposición que surgía  no hubiera asimilado la experiencia histórica, y que intentara volver a las andadas aprovechando las dificultades y vacíos de un cambio de régimen sin precedentes. Y, efectivamente, la oposición intentó repetir algo parecido al Pacto de San Sebastián que trajo la república, agrupándose en torno al Partido Comunista  en una Junta que se llamó descaradamente “democrática”, y en  una “plataforma” también llamada alegremente “democrática” en torno a un PSOE todavía apenas existente pero que saltaba a la palestra con mucho más radicalismo verbal que el PCE (como había pasado en la república, por lo demás).

9. Se creó así una triple pugna entre los rupturistas, que reivindicaban una supuesta legitimidad del frente popular y por tanto una vuelta a las convulsiones del pasado; el llamado “búnker”, que creía posible mantener el régimen como si no hubiera pasado nada importante desde el Vaticano II; y los reformistas, que auspiciaban un cambio democrático “de la ley a la ley”, es decir, partiendo de la legitimidad histórica del franquismo. El cerebro de la reforma fue Torcuato Fernández Miranda. La pugna fundamental, entre reforma y ruptura, se desarrolló durante 1976 hasta culminar en el referéndum de diciembre de ese año. Los intentos rupturistas mediante movilizaciones callejeras, un intento de huelga general, cierto terrorismo  y el boicot al referéndum, fracasaron. El referéndum decidió  por enorme mayoría popular que la transición salida del régimen era la única salida viable, mientras tanto el búnker como los rupturistas se demostraban demasiado débiles para impedirlo y no tuvieron más remedio que resignarse de mejor o peor grado.

10. En las historias habituales sobre la época, el referéndum de diciembre del 76 apenas es tratado más que como una anécdota o un trámite, pese a su carácter históricamente decisivo, al desarmar cualquier otra opción y  asegurar el tránsito básicamente pacífico y ordenado de un régimen a otro.  Lo que vino después, bajo el impulso de Juan Carlos y la dirección de Suárez, requiere otro análisis. Baste aquí reseñar que Torcuato, verdadero organizador del cambio y mentor de Suárez, se vio muy pronto desasistido tanto de Suárez como del rey, y la transición comenzó a tomar un rumbo no del todo distinto, pero sí más complicado. Y dado que todo giraba y sigue girando en torno al significado histórico del franquismo, debemos seguir precisamente con ese significado.

La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)

***************************************

 

 

Esta entrada se ha creado en presente y pasado. Guarda el enlace permanente.

Comments are closed.