El moralismo español. Dos monasterios gallegos

****Muy ilustrativo el estudio comparativo de Luis del Pino por regiones (gasto público, deuda, etc.). Muy recomendable: http://www.libremercado.com/2012-09-09/comparaciones-odiosas-entre-autonomias-1276467867/

****Blog Gaceta: Condiciones para ser demócrata / ¿Historia, aventura, filosofía? http://www.intereconomia.com/blog/presente-y-pasado/condiciones-para-ser-democrata-historia-aventura-filosofia-20120908

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(escr. en 2003)
José María Pemán, uno de los teorizadores de la dictadura de Primo de Rivera, señalaba como rasgo característico de los españoles una acusada exigencia moral. Esto no sólo lo decía él, pues cita de Keyserling: “En lo ético, España se encuentra a la cabeza de la actual humanidad europea”. Y lo han apreciado otros muchos observadores, como se trasluce en la manera como Brenan analiza el anarquismo hispano (podría sostenerse que el anarquismo arraigó en España ante todo por su moralismo). Es también cierto que en la propaganda de las izquierdas —en menor medida, quizá, de las derechas— la apelación moral  surge con extraordinaria fuerza a cada instante. Como señala Pemán, “en otros países de Europa existe una mayor frialdad para separar lo utilizable de cada persona (su talento, su habilidad), de su fondo moral”; en España, “ni el talento ni la elocuencia, ni el acierto político bastaron nunca, al cabo, para hacer olvidar las claudicaciones éticas”. Aquí, por ejemplo, un tanto fundamental en la apreciación de los líderes políticos era la de su austeridad y limpieza moral.
En apariencia esto es buena cosa, si consideramos que el ser humano es ante todo un animal moral, antes que intelectual. Pero ya Ortega señaló cómo la popularidad de algunos políticos y teorizadores republicanos, creo que se refería a Pi y Margall, se asentaba en el prestigio de su personal sobriedad, y no, desde luego, en el fundamento de sus ideas, mediocres cuando no disparatadas. Así como innumerables estupideces ideológicas han colado en todas partes gracias a venir presentadas en un envoltorio de cursilería, en España el envoltorio preferido de la necedad ha sido la pretensión moral.
Ello, insisto, se ha dado de manera preferente en la izquierda, incluso en la comunista, para la cual, al revés que para la anarquista, la ética no pasaba de ser un aspecto accesorio, convencional, una espuma de la sociedad de clases. Pero su propaganda radicaba en la maldad, le bellaquería, la bajeza moral, en definitiva, atribuida al enemigo, más bien que en el análisis de la “explotación” o de las relaciones sociales.
Podríamos ver ahí una especie de superioridad moral de la izquierda. De hecho, en la mala conciencia y los complejos que muestra habitualmente la derecha se percibe el influjo de esa permanente acusación moral desde la izquierda, ante la que los acusados no han sabido replicar muchas veces, o se han batido a la defensiva. La ideología y política derechistas, coincidían incluso algunos conservadores, sólo expresaban los intereses de los “ricos”, y los ricos, en general, disfrutaban de unos bienes ganados indebidamente, por medio de la explotación y el expolio de los pobres. Las derechas resultan, por definición, ladronas y corruptas, y quienes, no siendo ricos, las apoyan, sólo revelan imbecilidad y abyecto servilismo ante la injusticia, o deseos de participar en el botín.
Pero si esos rasgos podían predicarse de las derechas en todo el mundo, cuando llegábamos a España empeoraban hasta los indecible. Los “ricos” españoles, y quienes les apoyaban (“los militares y los curas”, en cabeza) eran los más miserables, crueles, oscurantistas y chulos de todo el mundo, o por lo menos de toda Europa. Esta concepción arcaica sigue vigente en muchos ámbitos populares, y sus ecos resuenan con fuerza en episodios como la propaganda de Simancas en el reciente rifirrafe por la Comunidad de Madrid. Pero no sólo se “piensa” así en ambientes populares sino también, y aun diría que de preferencia, en los intelectuales. Así sigue siendo la línea hegemónica en la historiografía “profesional” y “académica” sobre la guerra civil, espoleada desde fuera por los Preston, Jackson y compañía.
Por cierto, la conducta de los potentados rara vez es ejemplar, y si no se le pusieran trabas legales tendería en general al abuso; también las observaciones de Cambó sobre la ruindad y ostentación vanidosa de los catalanes adinerados —extensibles al resto de España— tienen una gran parte de verdad. Pero eso no hace menos absurdos los juicios absolutos típicos de la izquierda, ni vuelve virtuosos a quienes los emiten.
Si miramos más de cerca ese moralismo español, enseguida le vemos unas cuantas fallas. Empieza por ser fundamentalmente negativo. Las diatribas feroces contra el enemigo carecen del equilibrio y de los matices que caracterizan un auténtico juicio moral. Los acusadores están predicando de sí mismos, implícitamente y por contraste, virtudes tan excelsas como viles serían los vicios denunciados, pero a menudo eso es secundario. El papel de esas diatribas suele ser más bien el de encubrir un deseo de agresión y una avidez extrema de esos bienes poseídos por otros con supuesta ilegitimidad. Durante la guerra civil, o en tiempos más recientes, pudo comprobarse cómo el comportamiento de aquellos virtuosos denunciadores de la maldad ajena imitaba, precisamente, los peores actos atribuidos —no siempre sin razón pero muchas veces sin ella—, a “los ricos”.
Por otra parte ese moralismo se extiende porque halaga la vanidad de cada individuo de sentirse el juez de los demás, especialmente de quienes, en el plano material o en otros, se encuentran por encima de él. Esta especie de envidia, ya se exprese positivamente como espíritu de superación, o negativamente como impulso destructivo hacia el prójimo más favorecido, o de simple pasividad rencorosa, parece constitucional en el ser humano, y será siempre una fuente de motivación para sus actos. Tengo la impresión de que el moralismo español, sobre todo en la izquierda, ha tendido más bien a despertar actitudes negativas.

No estoy muy seguro de que el impulso ético español sea más fuerte que el de otros pueblos —actualmente parece más bien lo contrario, basta mirar la televisión, por poner un ejemplo—, pero en todo caso sólo tendrá valor si pierde algo de la rudeza y negatividad que lo han acompañado, al menos en el siglo XX y ahora mismo.

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RECUERDOS SUELTOS

Dos monasterios gallegos

 

Hace muchos años quedaba a veces en Galicia con mi   hermana Begoña, creo que para pasarle ejemplares de la revista Contracorriente u otra propaganda que ella debía   distribuir por Vigo. Con el tiempo descubriría que aquel esfuerzo apenas nos   servía a quienes confeccionábamos el material, pues casi nadie se molestaba   en leerlo, aun si lo cogían y lo pagaban.

Aprovechábamos estas visitas para darnos un garbeo por la región. Ella se había hecho un nombre como columnista de la Hoja del Lunes de Vigo, muy leídas la hoja y la columna, y desde entonces se ha mantenido fiel a su izquierdismo, me inclino a suponer que por un sentimental apego al pasado. En muchas personas he encontrado esa fidelidad a los tiempos de juventud, embellecidos por la memoria y por encima de cualquier sentido crítico, y el de Begoña podría ser un caso, no voy a afirmarlo con rotundidad. Conviene distinguir, creo, entre la consideración fría de las ideas y el encanto, justificado o no, que a menudo nos llega de aquellos juveniles idealismos, cuando aún no nos habíamos vuelto tan prosaicos.

Uno de esos viajes fue en un invierno, no recuerdo cuál, pero señalado por el hecho insólito de que todo el interior de Galicia estaba cubierto de nieve. El coche patinaba a menudo sobre el pavimento, y mi hermana, que era quien conducía, sugirió renunciar a la excursión, pero la convencí de seguir. Tal vez esté mezclando más de un viaje, pero me parece que en este de que voy a hablar visitamos, entre otros, los monasterios de San Pedro de Rocas, en la provincia de Orense, y el de Monfero, en Coruña, ambos en ruinas y abandonados. A ellos solo acudían entonces algunos devoradores de emociones particulares.

Es curioso que, siendo comunistas, coincidiéramos en esa atracción por los viejos monasterios, manifestaciones de oscurantismo y opresión, según la doctrina. Contradicciones. Ya he contado la anécdota de cómo una vez pasábamos cerca del Museo del Prado, en un coche robado, y uno de los camaradas propuso quemarlo el día feliz de la revolución: “En definitiva, no es más que arte feudal y reaccionario”, explicó. No era fácil, desde nuestro ideario, oponerse a tales iniciativas progresistas; y más recientemente he oído a bárbaros y necios hablar de dinamitar el Valle de los Caídos…

Mi atracción por viejas ruinas monásticas dejaba de lado consideraciones doctrinales. Surgía de un nebuloso sentimiento de consuelo frente a la vulgaridad triunfante en aquellos años y que ha seguido triunfando, sin cansarse. De todas formas, probablemente siempre ocurrió algo así, y las quejas de los espíritus que se pretenden exquisitos se repiten en todas las épocas. Yo no me sentía muy exquisito, pero sí lleno de un profundo descontento, agravado por la desconfianza cada vez mayor respecto de las ideas en que había creído. Las ruinosas piedras daban testimonio indeleble de gentes retiradas del pedestre mundo habitual para vivir una vida por así decir más sublime, y acumular arte y ciencia, quién sabe si conocimientos poco comunes que valdría la pena investigar. No pensaba estas cosas muy en serio, pero la atracción persistía, como pasaba entonces a mucha gente en relación con los templarios, hasta que la moda pasó.

El monasterio de San Pedro de Rocas tiene dos notables peculiaridades: ser uno de los de más antigua fundación de Europa, en torno al siglo VI, y estar construido parcialmente dentro de la misma peña. Begoña y yo paseamos un buen rato entre las musgosas rocas y los sepulcros excavados en ellas. Aquellas tumbas habían albergado los restos de personas cuyas existencias solo podemos imaginar con una dosis excesiva de arbitrariedad, pero que sin duda tuvieron su lugar en el mundo. Quizá hombres notables por su inquietud intelectual, o bien limitados al afán de tener asegurado el condumio. De todo habría. La convivencia, aunque muy reglamentada, debía de ser difícil: las pasiones, las envidias, los roces, los odios, persisten a pesar de las convicciones religiosas, aunque estas, acaso, las atenúen, o mitiguen sus efectos. ¿Y el pecado de la acedía, el tedio, el hastío insoportable que atenazaba a muchos monjes, una angustia vital a menudo inmune a las prédicas? En plan más o menos freudiano, cabría atribuirla a la abstinencia sexual –en la medida en que se diera–, pero, con uno u otro nombre, aparece en todas las épocas y sociedades. Quizá las exigencias morales de la vida monástica hicieran, por aparente paradoja, más vulnerables a muchos espíritus.

Por aquellas rocas y parajes, pues, se habían movido generaciones de personajes que, por un motivo u otro, habían resuelto pasar los años de su vida de un modo no habitual. Sus sentimientos, pensamientos y anhelos se han desvanecido junto con sus cuerpos. ¿No andarán sus fantasmas por ahí, deseosos quizá de hacerse perceptibles de algún modo? Pero la creencia en los fantasmas es una forma de rebelión, ansiosa y temerosa a un tiempo, contra la evidencia. Aquello pasó, pasó radicalmente, sea eso lo que fuere. Las ruinas, se dice, son evocadoras, pero rara vez he conseguido una evocación clara. A menudo he intentado concentrarme para percibir algo de las tragedias o comedias que se habrán desarrollado en tales lugares, a veces sabiendo algo concreto de tales historias. Buscaba tan solo superar la opacidad de los objetos mediante una sensación intensa del pasado, pero casi siempre he fracasado en el empeño. Al cabo de largos minutos en que el pensamiento va de un lado a otro, uno abandona el lugar: las ruinas solo son ruinas.

Al monasterio de Monfero, bastante kilómetros al norte, llegamos separándonos de la carretera por una trocha suficiente para el automóvil. Caía una nevada impresionante, que cuando llegamos al sitio arreció hasta el punto de que apenas dejaba ver a unos pasos. Me parece que había uno o dos coches más parados junto a la entrada del edificio, poco visibles, como el edificio mismo, pero sin nadie en las proximidades. Apenas intentamos visitar los restos del monasterio, en su mayor parte construido ya en la edad moderna, aunque de origen muy anterior. Paseamos bajo los espesos copos y volvimos a entrar en el coche para disfrutar, refugiados, de la impresión de soledad y aislamiento. El mundo exterior se había desvanecido entre la cortina de nieve, la mancha de los murallones y los árboles se hacía notar difusa, y podíamos sentirnos sin esfuerzo en la edad media. Solo faltaba una violenta ventisca con el aire aullando entre las altas ramas de los robles y los pinos, pero aun sin ello el premio era suficiente.

Fue amainando la nevada, y poco a poco los campos, algunas casas dispersas y la carretera, a alguna distancia, se hicieron presentes con su trivialidad. Emprendimos la retirada. En un cruce de carreteras encontramos un pequeño restaurante donde servían comida gallega, seguramente la de mejor género de España, aun si poco refinada a juicio de los expertos. Era un poco tarde y, debido al mal tiempo, no había más comensales, o al menos no los recuerdo; pero nos sirvieron, y fue un yantar excelente, todavía bajo el encanto de la media jornada transcurrida. Una de esas jornadas que, sin detalles precisos, dejan en la memoria una sensación próxima a la felicidad.

 

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50 Respuestas a El moralismo español. Dos monasterios gallegos

  1. manuelp dice:

    Si, yo también creí durante un tiempo en esa superioridad ética del pueblo español pregonada por autores como Brenan que tenía entre otras la característica de no enterarse de nada respecto al tema, como cuando cuenta en su autobiografia que el “amigo” al que dejó encargado en su ausencia de cuidar de la amante que se había echado en el pueblo le dijo que todas las noches se había estado acostando con ella para comprobar si le era fiel (a Brenan).

    La experiencia me ha enseñado que, prescindiendo de comparaciones que no estoy informado para hacer, en España hay bastante mala leche y navajeo en las relaciones humanas, por lo que es mejor no fiar demasiado de la supuesta bondad ética del “pueblo”.

    Me parece que todos esos autores ingleses y franceses que propagaban el tópico ético nos veían como los ilustrados utópicos veían a los “buenos salvajes” desde una posición de superioridad muy acentuada, aunque es cierto que aquí veían cosas en las clases bajas que en sus países no veían, por ejemplo la falta de humildad y servilismo.

  2. Kufisto dice:

    Esto son dos que se encuentran una lámpara maravillosa, sale el Genio y dándoles las gracias por haberle liberado dice que les concederá lo que quieran, con la condición de que el segundo en hacerlo se llevará el doble de lo que haya pedido el primero.

    Y éste, después de mucho pensarlo, dice:

    - “Déjame tuerto”

    Al hilo del hilo y de lo que comenta Manuel

     

  3. Hegemon dice:

    Esos autores foráneos y sus juicios de valor sobre los españoles hay que tomarlos con mucho escepticismo. Powell ya indicó que sobre los españoles, en Europa y sobre todo en Ingalterra, existía una ignorancia que había que eliminar donde los tópicos y la imagen distorsionada sobre nosotros duraba ya demasiado. Pero me voy a Pío Baroja que describe muy bien uno de los males, según él, de la sociedad española cuando viene a decir que tanto el señorito como el más humilde siriviente se creen de igual condición y se toman a mal una ofensa que necesita inmediata reparación.

  4. manuelp dice:

    Pues no recuerdo que a Baroja le pareciese mal ese rasgo español, que debía ser cierto en épocas pasadas cuando llamaba tanto la atención a los franceses,ingleses y alemanes.

    Creo que es muy real la tesis de Claudio Sánchez Albornoz que dijo que en Castilla, debido a las condiciones que imponía la Reconquista, el feudalismo se asentó de forma tardía y menos completa que en la Europa Occidental, dándose con mayor frecuencia formas institucionales-políticas más democráticas como las behetrías y los concejos que tuvieron su reflejo en las cartas puebla y los fueros.

    Ello configuró una idiosincrasia social en España con mayor dosis de libertad personal que en el resto de Europa occidental y no digamos oriental.

  5. lead dice:

    [La moral, según los teóricos social-comunitas, un concepto "burgués", de "derechas"]

    Dice Moa en el texto de hoy:

    “en la propaganda de las izquierdas (…) la apelación moral  surge con extraordinaria fuerza a cada instante.
    (…)
     en la izquierda, incluso en la comunista, para la cual, al revés que para la anarquista, la ética no pasaba de ser un aspecto accesorio, convencional, una espuma de la sociedad de clases.
    (…)
    Podríamos ver ahí una especie de superioridad moral de la izquierda. “

    En efecto, asi es la PROPAGANDA pero en los textos de los teóricos social-comunistas la moral es un valor “burgués”, de “derechas”,  una parte de la “superestructura” creada por la burguesía dominante para mantener su dominio de clase. Los revolucionarios social-comunistas siempre consideraron a la moral, en esa línea, como un valor contrarrevolucionario, un freno que impide al buen revolucionario hacer lo que haya que hacer (robar, matar, engañar,…) para conseguir el fin previsto.

    Y no sólo los grandes teóricos; individuos intelectualemente tan limitados como Zapatero no dudaron en reconocer, en su opinión, la ausencia de “valores y principios”en la política entendida desde la “izquierda”:

    [del prólogo al libro de Jordi Sevilla, "De nuevo, Socialismo", escrito por Zapatero]:
     
    En política…todo es posible, porque carecemos de principios, de valores y de argumentos racionales para la resolución de los problemas”.

    Pero en la lucha política en las sociedades occidentales, educadas en principios y valores de origen cristiano, es inteligente apelar a la moral, a las “buenas causas”, a las “buenas intenciones”. para movilizar el voto

  6. LeonAnto dice:

    Voy a empezar a leer, este libro que parece interesante:
    “EL OCASO DE LAS AUTONOMÍAS. (El libro que ningún partido político quisiera ver publicado)”.
    Se puede descargar gratis aquí:
    http://www.bubok.es/libros/209799
     
     
     

  7. Catlo dice:

    Centeno escribe hoy con ayuda de una periodista alemana:
     
    ¡A ver si se enteran en Alemania y en el BCE: España no cumple ya ni de lejos los objetivos de deuda, ni de crecimiento ni de nada, y cuanto más dinero le den a este Gobierno, mayor ruina supondrá para las futuras generaciones de españoles, porque ni un euro de ese dinero irá a la economía productiva, solo a tapar los agujeros bancarios y al despilfarro de regiones y ayuntamientos! ¿A qué viene entonces entregar más dinero a un gobierno irresponsable y corrupto, que arruine más aún a varias generaciones de españoles?


    http://www.cotizalia.com/opinion/disparate-economico/2012/09/10/otra-gigantesca-burbuja-financiera-y-de-deuda-7401/

  8. malpharus dice:

    Ni a la administración alemana, ni al BCE, les importan una higa los alemanes, Europa… y mucho menos España y los españoles. Y efectivamente no tiene sentido entregar todo ese dinero al gobierno español por las razones a las que alude Centeno y su colega. Lo cual no quiere decir que no sepan muy bien lo que están haciendo. Mientras los ciudadanos españoles sigan en la higuera, nos estarán machacando por los siglos de los siglos… Tanto no creo, porque no llegaremos a soportar más de unos pocos años…

  9. Kufisto dice:

    Lo de Centeno es lo de siempre, lo cual no quiere decir que la razón no esté de su lado, pero me gusta más el primer comentario a la noticia, ese que cuenta como su cajera “con treinta y siete años de experiencia” dice que no ha visto cosa igual: primero de mes y el banco sin gente.

    Me alegra.

    A veces uno coincide con los perroflautas, pero porque a un imbécil le gusten las patatas con huevos no voy a dejar de comerlas yo. 

     

  10. malpharus dice:

    Tienes razón Kufis. A mi me gustan mucho un par de huevos fritos, con patatas fritas, y pan recién hecho. Y me “zumba la pandereta” que le gusten también a Gordillo…

  11. Hegemon dice:

    Malpharus:
     
    Y tú sabes pefectamente lo que hay que hacer, ¿verdad?

  12. Hegemon dice:

    El moralismo es soez, hipócrita y envidioso tanto en la derecha como en la izquierda. Los españoles somos muy dados a juzgar a los demás desde una perspectiva moral un tanto trasnochada pero hipócrita. No sé si, como insinúa Moa, esa moral es la codicia de los bienes del prójimo. Se llama entonces envidia, una cualidad que muchos han utilizado para caracterizar al pueblo español. También sirve para darnos cuenta de muchos rasgos de nuestro caracter. Hace meses mencioné a Carmen Iglesias cuando esta historiadora se refería a la idea de Humboldt sobre los españoles. Según el alemán, España era uno de los países donde la clase alta, la aristicracia y el pueblo llano apenas se distingue en costumbres, hábitos, alimento, forma de vestir, etc..rasgos que si se aprecian en otras partes de Europa.

     
    Contrasta entonces, para mi, cierto moralismo español que si encierra cierto humanismo avanzado, con esa moralina de los españoles que sirve para la Telebasura, el chismorreo, los cotilleos, la envidia y juzgar a la gente como nos gustaria a cada uno que fueran los demás. Esto viene a colación por lo que a raiz de la decisión tomada por Adelson de contruir el complejo Las Vegas en Madrid este fin de semana. La moralina izquierdista se dirige a la forma de producir riqueza, la demagogia y la estupidez, igual que la moralina de los críticos de derecha sobre el mismo asunto. En esto coinciden. En España según como se cree riqueza y uno prospere así será repudiado o aceptado por la sociedad. Juicios morales que impiden el desarrollo del país con semejante idioteces morales que nada tienen de moral. Es lo que mencionaba Hayek de los “especialistas” Son los que dicen en qué y cómo se debe organizar la economía y la sociedad desechando lo que ellos no quieren, según su particular moral y crietrio, aunque lo despereciado sea lo bueno y lo que se imponga no valga para nada, salvo que está hecho y pensado por unos pocos “moralistas” que dirigen al resto. Por eso los eapoles nos comoemos la falacia de las renovables, en contra del mal “nuclear”. Por eso lso españoels apaludimos el trabajo mpublico, anheñnado entrar als ervicio del Estado, en vez de en la empresa privada o crear nosotros una.

     
    La moral necesita matices y juicios de valor ponderados y no absolutistas. Por eso dicen muchos analistas del país que España ha perdido cierto peso moral y principios. Es cierto, para imponer otros muchos más perjudiciales, impuestos por la izquierda y aplaudidos por la derecha o asumidos, sin más.

     

  13. manuelp dice:

    Hace poco, ya no me acuerdo si en este blog o en el otro, alguien mencionó un libro de Luis González-Mata “Cisne, yo fui espía de Franco” que me llamo la atención, lo he conseguido en esta libreria de segunda mano que esta muy bien, pongo el enlace (que conste que no llevo comisión).

    http://www.actiweb.es/calle59/

    Me lo estoy pasando bomba, leyendo las putadas que los servicios secretos españoles del coronel Blanco, para los que trabajaba el autor, les hacían a los franceses, en pago a las que nos hacían ellos. Me reafirma en mi creencia de la sabiduría política de Franco.

  14. Hegemon dice:

    ¡¡Buena la ha armado!!!. Ese libro se hizo mención, por parte de algunos, para lo de Carrero Blanco y la CIA.

  15. LeonAnto dice:

    manuelp 12.25: Creo recordar que lo mencionó en el Blog de LD algún “conspiranoico”.

    Compré el libro y lo leí cuando se editó, en la Transición.

    La obra está muy bien, pero hay que tomar muchas cosas del libro con cautela, pues, el tal “Cisne” se arroga un protagonismo como si el fuera el “James Bond” español y no era más que un simple peón en el juego.

  16. LeonAnto dice:

    manuelp 12.25,  parece ser que fue Katakrok:

    “64 LeonAnto, día 9 de Febrero de 2011 a las 19:19
    #56 Katakrok: “Luis Miguel González Mata, jefe de estancia de la CIA en España”, supongo que se querrá decir que González-Mata, era jefe de estación de la CIA. 

    Habiendo leído, hace ya muchos años, el libro, de González-Mata, “Cisne (su nombre clave): Yo fui espía de Franco”, hay que colegir que se trataba de un espía, pero un peoncillo del “Gran juego”, nada más.”

  17. manuelp dice:

    No he llegado todavía a lo de Carrero, pero lo que llevo leído es fiable razonablemente. Ahora que González-Mata- que efectivamente era un agente de no muy alta graduación- fuese COS (Chief of Station) de la CIA en España es absurdo de toda absurdidad, si lo veo escrito en el libro ya comentaré.

  18. manuelp dice:

    LeonAnto

    Realmente, en las aventuras del tal “Cisne” no se puede decir que fuesen ningún “Gran Juego”, los servicios secretos españoles tenían muy poca importancia en el escenario mundial, pero se las apañaban para hacerles la puñeta a los franceses ayudando a marroquíes y argelinos a fastidiarles. Por otra parte González-Mata no niega que colaborase con la CIA, aunque esta también le podía jorobar a él, como en el asesinato de Trujillo o cuando le enchironó Ben Bella en Argelia.

  19. LeonAnto dice:

    manuelp 13.52: No le destripo el libro, pero sí que recuerdo, como interesante, la actuación de “Cisne”, en Mayo del 68.

  20. manuelp dice:

    LeonAnto

    Estoy en ello- capitulo XVI- parece que dice (todavia no he empezado el capitulo) que fue la CIA la que organizó el follón para echar a De Gaulle que les tenía hartos con su antiamericanismo.

  21. Hegemon dice:

    He conseguido el libro por 4€. Ya comentaré.

  22. manuelp dice:

    Hegemon

    A mi me costó 5€, ¿es en el mismo sitio?.

  23. Hegemon dice:

    No. Es en una libreria de Madrid. De libros viejos.

  24. manuelp dice:

    ¿Es la edición de bolsillo de Argos Vergara de 1978?. Ese es el mio, de segunda mano pero impecable.

  25. Hegemon dice:

    Si. Es de la edición de bolsillo de 1978. Suficiente.

  26. manuelp dice:

    Pues tiene guasa la cosa. Cuenta González-Mata que recibió en mano del general Ivanov Lazarev, primer adjunto de Boris Ponomarev, jefe del Servicio Exterior del KGB las fichas de un montón de izquierdistas (entre ellas de la OMLE con lo que a lo mejor iba la del sr. Moa) como contrapartida a haberles entregado- por orden del coronel Blanco su jefe- planos de las bases americanas de Torrejón y Rota que- y esto es lo gracioso- habían llegado a manos de Blanco porque un militar americano que se fue de España había vendido los muebles de su casa en el Rastro y se había dejado los planos supersecretos olvidados en un cajón donde fueron descubiertos por el chamarilero y entregados a la policía. Así son las conspiraciones muchas veces, tan chapuzas como la vida real.

  27. Pío Moa dice:

    Eché hace años un vistazo al libro de González Mata y me pareció una filfa. Nunca sabes qué es verdad y qué mentira en sus historias. Le falta lo que se necesita para ser creíble: un mínimo de disciplina mental y de sentido de las proporciones.  Desde luego, el tal Lazarev no tenía la menor idea de la OMLE (seguramente sí del PCE)  pero el Mata  lo pone para darse pisto. ¡Lo que no sabrán esos espías! Lo de los planos de las bases suena a la misma fantochada. 

  28. manuelp dice:

    Pues a lo mejor será así sr. Moa, aunque me parece que usted no da ningún dato “creible” de que los servicios soviéticos no tuvieran ni idea de la OMLE. Y lo de los planos igual. En su libro sobre la Orquesta Roja-una de las más potentes redes del servicio de informacion del ejército rojo (GRU) en la segunada guerra mundial, Gilles Perrault dice como desde la sede de Moscú se mandó un radiograma en el que se daban las direcciones de los jefes de la red, que le sirvió a los alemanes para echarles el guante y desmantelar toda la Red.

  29. Pío Moa dice:

    Hombre, por poder, todo es posible. Quién sabe si el blog no está lleno de superagentes 86. Pero hacen falta algunas pruebas más que la palabra  de un fantasioso superagente, que, como se trata de cosas “secretas”, puede imaginar y soltar cualquier cosa. Como cuando salen con lo de la masonería, la CIA,  el sionismo o Bilderberg (el tal mata es uno de esos). Por poder, quién sabe.  Pero las pruebas que ofrecen recuerdan a las de los espiritistas.

  30. Pío Moa dice:

    Yo no tengo que dar ningún dato “creíble” sobre si el KGB conocía a los miembros de la OMLE. Es quien afirma eso quien debiera darlos, ¿no le parece? Si alguien dice que usted está pagado por la CIA, ¿tiene usted que dar datos “creíbles” de que no lo está? Nunca serían creídos, por otra parte.

  31. Pío Moa dice:

    Y lo de los planos de las bases useñas no parece muy necesario. El ataque a ellas con armas nucleares no precisa ningún conocimiento preciso de donde están los lavabos o el edificio de la administración.  En todo caso, cuando los archivos soviéticos se abrieron –por algún tiempo– alguien pudo ir a comprobarlo, ¿no?

  32. manuelp dice:

    No creo que pueda equipararse a Gonzalez-Mata con un conspiranioco de blog. Su libro me parece bastante más solido que “La CIA en España” de Alfredo Grimaldos. Si es cierto que escribe un tanto embarullado pero me parece que hay un fondo de verdad en lo que dice.

  33. manuelp dice:

    ¿Es que cree usted que el plan de ataque a las bases americanas era tan simple como apuntar un misil intercontinental situado en el Asia Central, dispararlo y esperar a que estallase en Rota o Torrejón?. Los lavabos no, pero los emplazamientos de las defensas antiaéreaa y antimisiles, los silos acorazados de los cazabombarderos interceptores,etc si que eran muy interesante saberlos. Por lo demás González-Mata dice que el coronel Blanco tenía datos fehacientes de que los soviéticos ya tenían esos planos y entregándoselos conseguía que confiasen en él, al contrastarlos, y así obtuvo la entrega de las fichas de los comunistas españoles.

  34. Pío Moa dice:

    Seguro que hay un fondo de verdad, es muy difícil inventarlo todo y darle alguna coherencia. Pero en estos libros es lo que pasa, que nunca sabes si es verdad o es mentira, si cuenta algo que ha vivido el autor o que lo ha oído de otros y se lo atribuye, etc., etc. Como trata de asuntos “secretos”, pues… El Mata es de los  de Bilderberg, creo. Una memorias que respiran seriedad son, en cambio las del jefe del servicio secreto checoslovaco, Moravec.  Muy recomendables. Las de Markus Wolf son buenas, pero con toda seguridad se calla más de la mitad de lo que sabe. Pasa lo contrario que con  otros tipo Mata, que hablan por los codos de lo que saben, lo que imaginan y lo que les han contado.

  35. manuelp dice:

    Usted afirma indubitablemente que “el tal Lazarev” no tenía la menor idea de la OMLE, lo que es una afirmación tan falta de demostración como la de González-Mata diciendo que tenía sus fichas.

  36. manuelp dice:

    Solo me falta un capitulo del libro y Gonzalez-Mata no ha mencionada para nada a lo de Bilderberg ni tampoco nada de los de Carrero Blanco. Terminaré el libro a ver.

  37. Pío Moa dice:

    Los planos podían obtenerse de muchas maneras, posiblementa hasta vía satélite,  y en un ataque nuclear importaban muy poco. Podrían importar para un atentado terrorista o acción de comandos, pero así como indudablemente existían planes para su ataque nuclear, no hay la menor constancia de lo otros. Yo hablé con Blanco poco antes de que muriera y le pregunté sobre la OMLE y el PCE(r). Me dijo lo que ya daba yo por supuesto: que no tenían apenas idea. Porque su trabajo se concentraba ante todo en el PCE, el enemigo por excelencia, y luego la ETA. De las docenas de grupúsculos maoístas y similares que surgían por aquellos años hablando de lucha armada, se preocupaban poco. También me dijo que con el PSOE no necesitaban hacer ningún trabajo, porque recibían de su interior  más información de la que precisaban.

  38. Pío Moa dice:

    Y usted ¿afirma que no es agente de la CIA? Sería un aserto tan falto de demostración como que es tal agente. Esa es la técnica de la conspiranoia.

  39. manuelp dice:

    Las palabras exactas del libro son:

    De regreso a Madrid, el coronel Blanco me estrechó en sus brazos y, casi llorando de alegría, exclamo:

    ¡Buen trabajo González¡. Casi la totalidad de las 350 identidades facilitadas por los rusos nos eran desconocidas. Al fin vamos a pioder penetrar profundamente en las organizaciones marxistas-leninistas.

  40. manuelp dice:

    Efectivamente, sería igual de falto de demostración que yo niegue ser agente de la CIA como que usted afirme que lo soy. Ahora bien sería bastante más absurda su afirmación que la mia, porque no sé que iba a hacer un agente de la CIA empleando su tiempo en este blog. Esta diferencia de absurdidades no se da en el caso enterior.

  41. Pío Moa dice:

    Un agente de la CIA puede tener mucho interés en entrar en blogs tan peligrosos como este.  Y si no es peligroso, ¿acaso no cometen errores y chapuzas los servicios secretos?

  42. Pío Moa dice:

    Además, no parece que entraran muy a fondo en las organizaciones marxistas-leninistas. Por todo lo que se sabe, desmantelaron muy pocas, y siempre siguiendo los métodos tradicionales de la policía.  En otras palabras, si usted cree eso, debería buscar algún otro indicio que las palabras de ese señor. Y no debiera ser difícil, porque la policía y sus archivos han estado durante muchos años a disposición de la izquierda y de la derecha “democráticas”. Pero en fin, quien tiene ganas de creer, cree.

  43. manuelp dice:

    Pues Alejandro Diz en “La sombra del FRAP” acusa directamente a la pareja dirigente de esta organización (y del PCE m-l) de estar al servicio de la policia. A ver si no recordamos casos clásicos de infiltración de la policia en organizaciones revolucionarias, como los de Azef y Malinovski, en el partido socialista-revolucionario y bolchevique respectivamente antes de la revolución rusa.

  44. manuelp dice:

    ¡Ah!, pues le diré en serio que creo que tengo cualidades para haber hecho una carrera profesional, al menos discreta, en los servicios de información. Lo malo es que me pasó como a aquel que iba para astronauta pero le suspendieron en caligrafía.

  45. manuelp dice:

    Efectivamente en la última página del epílogo de su libro, González-Mata afirma que Carrero fue asesinado “bajo la atenta mirada” de la CIA sin dar ningún dato más. Por tanto esa información si que es irrelevante y gratuita.

  46. Pío Moa dice:

    Claro que ha habido infiltraciones, es una táctica habitual en la policía. Y falsas infiltraciones y  acusaciones falsas de infiltración. Va a resultar que la CIA le ha ordenado infiltrarse en este blog, don Manuelp. Ándese con ojo, que aquí hay mucho enterado.
       Alejandro Diz afirma eso, pero ¿es verdad? Cuando llegó la democracia, los archivos policiales estarían abiertos a los investigadores, y algo se habría sabido, máxime cuando llegaron los sociatas. 
       Lo que se decía en la OMLE es que el FRAP venía de falangistas radicalizados. Cualquiera sabe. En la embajada china de Paría le llamaban “La banda de la Benita”, supongo que por contagio del ambiente español de allí.  En cambio conservó las simpatías de Albania. 

  47. Pío Moa dice:

    Sobre el caso Asef, las memorias del jefe de la Ojrana resultan muy cómicas: “Creíamos tener controlado por aquel medio a los terroristas, y cuál no sería nuestro horror cuando los atentados aumentaron. Porque Asef, para disimular ante los suyos y que no le lioquidasen, tenía que recurrir a tales métodos” (cito de memoria).

  48. manuelp dice:

    Pues solo le faltaba, don Pio, que también la CIA le pusiese a usted la proa.