Niveles golpistas, batalla de la amnistía / Satelizado, cipayizado y colonizado

La reconquista y España

Dos niveles del proyecto golpista. Batalla de la amnistía 

En todas las ofensivas contra la unidad nacional y la libertad aparecen siempre juntos el PSOE y los separatistas. Así ocurrió en el régimen liberal de la Restauración, en el régimen en principio democrático de la II República, y nuevamente  en la democracia actual. Que lo hayan hecho invocando además la democracia, revela el diferente significado que esta palabra puede adquirir y ha adquirido empleada por marxistas, liberales, anarquistas o nazis. Es esencial, entonces, entender cómo se ha llegado aquí.

He expuesto que el objetivo del PSOE y los separatistas es la destrucción de la herencia del franquismo, condensada en las leyes de memoria, que lo deslegitiman y por tanto deslegitiman dicha herencia: la unidad nacional, la transición democrática y la monarquía sobre todo. Esto es algo evidentísimo, pese a lo cual el análisis político ratonero, poco más que anecdótico,  prevalente en España,  lo elude sistemáticamente. Debe atenderse  no obstante al hecho de que el primer partido en deslegitimar al franquismo no fueron el PSOE ni los separatistas, sino el PP de Aznar. Seguro que el cretino lo hizo sin valorar las consecuencias. Era un golpismo semioculto o disfrazado, pero una vez sentado el principio en la ley, sus efectos prácticos irían por sus pasos hasta el golpismo abierto actual.

Este es, sin embargo, el nivel inferior del proyecto. El nivel superior y más amplio lo expuse en la entrada anterior de blog: se trata de destruir la nación española para transformarla en una confederación republicana de naciones, acordado ya por el PSOE en su congreso de  1918. Lo cual significa invertir la historia, la cultura y la lengua nacionales desarrolladas desde los Reyes Católicos para inventarse una España similar al Imperio Austrohúngaro. Esta pretensión ya causó, como digo, la ruina de dos épocas de libertades en España y amenaza la tercera. El golpismo plantea una cuestión de fuerza: o defendemos eficazmente a España o se saldrán finalmente con la suya.

Impedir el gobierno de los partidos que más abiertamente están contra España, la democracia y la Constitución es indispensable. El rey debería cumplir con su deber de defender la nación y la Constitución, como hizo cuando el butifarréndum. Si lo hace, contará con el apoyo de la gran mayoría de los españoles, pero hasta ahora no lo ha hecho y ha permitido la investidura del delincuente. Sin embargo esto no es el final, sino el principio. En la calle y en las instituciones, los patriotas y demócratas debemos resistir y acosar a este gobierno hasta mandarlo al basurero de la historia. De momento se plantea la batalla de la amnistía, que concentra gran parte de este golpismo.  Hay que echarla por tierra. Es indispensable que de manera constante los demócratas que haya en el poder judicial, en la universidad, en el ejército, en todas las instituciones,  se pronuncien en escritos y manifiestos contra ese atentado a nuestra libertad y unidad nacional, y que en la calle no cese el clamor  contra los delincuentes.

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 Un último coletazo de la guerra civil y del comunismo clásico en España:

De Un Tiempo Y De Un Pais - 1

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Un país satelizado, cipayizado y colonizado

   Es una evidencia que no precisa demostración el hecho de que los gobiernos tanto del PP como del PSOE han convertido a España en un país políticamente satelizado, militarmente cipayizado y culturalmente colonizado. Quizá este último punto sea a la larga el más peligroso. Llevo tiempo denunciándolo entre el silencio intencionado de unos y  la indiferencia de otros, pero el asunto es lo bastante grave para insistir. He aquí un artículo de hace unos años:     ¿Expulsar nuestro idioma de la ciencia? – Pío Moa – Libertad Digital

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En Una hora con la historia:    295 – Franco, Hitler y Mussolini | Ante el golpe – YouTube

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El proyecto golpista / PSOE, el gran desconocido.

El proyecto golpista

Para entender el golpe en curso “a lo nazi” (usar formas legales para destruir el contenido de la democracia) debemos remontarnos un poco en la historia. Porque no se trata, como creen tantos parleros, de mera afición desmedida al poder por el doctor y su cuadrilla. Se trata de un proyecto en el PSOE, que data de su XI Congreso en 1918, celebrado en plena euforia sovietizante. En él se aprobó, entre otras cosas, convertir a España en una “confederación republicana de nacionalidades”. Es decir, España no sería una nación, según predicaban también los separatistas, sino un estado compuesto de distintas naciones, al modo del Imperio austrohúngaro o el ruso, naciones que podían unirse en confederación o no, según se “autodeterminaran” Era un concepto golpista contra la historia, la unidad y la cultura de España construidas desde los Reyes Católicos sobre un modelo muy anterior;  historia, unidad y cultura que desacreditaban sistemáticamente el PSOE, los separatistas, los republicanos y otros, siguiendo la leyenda negra.

Ese golpismo causó la destrucción del régimen liberal de la Restauración, luego trajo una república caótica, y en ella el PSOE y los separatistas, en especial los catalanes, se aliaron para destruir la democracia republicana en dos nuevos golpes, el de octubre de 1934 y el de la falsificación de las elecciones en 1936, de la que salió el gobierno terrorista del Frente Popular, que no fue sino, nuevamente, una alianza de facto de socialistas y separatistas. Y  finalmente la guerra civil, en la que, como reconocía el socialista moderado Besteiro, fue afortunadamente vencido el programa de sovietización y disgregación del país.

Como ni el PSOE ni los separatistas hicieron oposición real a Franco, salvo la ETA en sus últimos años, el problema parecía olvidado y superado, pero no fue del todo así. Al llegar la transición democrática desde el franquismo, es decir, por la que podríamos llamar vía franquista, el PSOE,  los separatistas y los comunistas trataron de oponerle una vía contraria, que enlazara con una imaginaria legitimidad del Frente Popular. La vía antifranquista, que de ningún modo podría haber conducido a una democracia y sí a un caos,  fue abrumadoramente derrotada en el referéndum de 1976, pero su proyecto no desapareció, sino que se mantuvo recurriendo a tácticas más en subterráneas o en segundo plano. Y consiguió ganar una primera batalla al introducir en la Constitución el término “nacionalidades”, que en sí mismo negaba la unidad nacional proclamada en el mismo documento

El paso del proyecto golpista a primer plano ya se dio con la llamada “ley de memoria histórica”, luego “democrática”orquestada una vez más por socialistas y separatistas la cual, al deslegitimar al franquismo deslegitimaba implícitamente todo lo que venía de él, es decir, la democracia, la transición y la monarquía. Impuesto ese principio, las consecuencias irían llegando por sus pasos. Por no extendernos, una clara consecuencia fue el butifarréndum de 2017, un golpismo regional, que ahora se ha convertido en  golpismo gubernamental, después de décadas de corrupción progresiva de las instituciones, desde el poder judicial a la universidad. Lo nuevo históricamente en este proceso es que el PP,  la derecha, ha colaborado en él, haciéndolo más dañino y peligroso. Feijóo también cree que España se cierne como estado opresor sobre diversas “naciones sin estado”, y ha obrado en consecuencia en Galicia. VOX es hoy la única oposición real.

El contenido esencial de este golpe, bien claro para quien quiera abrir los ojos, es el proyecto socialista-separatista de 1918, que de modo más o menos consciente, más o menos explícito, trata de invertir la historia y la cultura nacional española, y ha dado lugar ya a la destrucción de dos regímenes de libertades, la Restauración y la República, ha  provocado una guerra civil y amenaza hoy  muy gravemente a la actual democracia y a la propia nación.

El golpismo reduce la política a una cuestión de fuerza. Ante él, lo único que hay que proponerse es resistirlo y desactivarlo mediante una verdadera rebelión cívica,  hasta llevar a sus responsables ante los jueces. Abascal lo ha expresado perfectamente: o el doctor y su cuadrilla van al banquillo, o los demócratas iremos a la cárcel. Como en Venezuela, por ejemplo.

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La reconquista y España

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PSOE, el gran desconocido

 El PSOE es el partido que más ha influido, incluso de modo determinante, en dos etapas históricas: la II República y la democracia desde su llegada al poder en 1982 hasta hoy. Y sin embargo su trayectoria e ideologías son los grandes desconocidos no solo para la población en general, incluidos sus votantes, sino también para la mayoría de sus propios afiliados. Y ello pese a estudios historiográficos como los de Santos Juliá, Enrique Domínguez Martínez-Campos, Roberto Villa, etc.,  que han pasado casi inadvertidos para la inmensa mayoría.

En 1979 el PSOE celebró su centenario. Como el año coincidió con las primeras elecciones después de la Constitución, se presentó con el lema Cien años de honradez y firmeza. La invención suscitó alguna gracieta de los comunistas, que le afeaban no haber hecho oposición relevante al franquismo, pero no pasaron de pullas sin efecto. Millones de personas aceptaron la versión propagandística, y aunque el PSOE no ganó aquellas elecciones, la idea preparó su triunfo apabullante en las siguientes, de 1982. Era el partido de la honradez, la firmeza y los trabajadores, e iba a regenerar una España “casposa”, atrasada e ineficaz, llena de resabios dictatoriales:  la iba a “ meter en Europa” y “dejarla que no la reconocerá ni la madre que la parió”, en palabras de Alfonso Guerra, el ideólogo del partido y el político socialista más influyente detrás de su líder Felipe González.

No obstante, para esas fechas el PSOE había ido olvidando, silenciosamente, las radicalidades con que se había presentado al comenzar la transición, cuando, en contraste con los comunistas, rechazaba la bandera con la que Franco había ganado la guerra civil y la economía de mercado del franquismo en favor de una economía “autogestionaria”; y, definiéndose marxista y republicano, ponía en cuestión la monarquía, traída por Franco,  así como la unidad nacional al exigir “autodeterminación” para varias regiones. El tácito cambio de postura iba a condensarse, ese mismo 1979, en el abandono oficial del marxismo, renuncia que, al menos en apariencia, suponía una ruptura total con la ideología que, abierta o implícitamente, le había dado carácter desde su fundación. Con todo, mantenía como seña de identidad determinante un antifranquismo radical, aun no demasiado intenso al principio. En su propaganda, el régimen anterior se presentaba como una dictadura tiránica, que había destruido una república democrática, modélica incluso para el resto de Europa, mediante una represión sanguinaria, genocida, en la guerra civil y después. Una tiranía extremadamente corrupta (González prometía “auditorías de infarto” en las empresas vinculadas al régimen anterior). Ese antifranquismo inexistente en la práctica cuando existía el franquismo, y que se exacerbaba cuando ya no existía, iría acentuándose hasta la promulgación, por los gobiernos de Zapatero y de Sánchez, de leyes contra el estudio independiente de la historia y su expresión libre, tratando de imponer, desde la escuela, las versiones elaboradas por el propio PSOE, los comunistas y los separatistas sobre la república, la guerra civil y el gobierno de Franco.

Quien, como ocurre con la mayoría de la población, también en la derecha, acepte en mayor o menor grado los rasgos de honradez, firmeza, obrerismo, democracia y antifranquismo con que saltaba a la palestra política el PSOE, creerá conocer lo esencial de este partido. Sin embargo, es preciso plantearse qué hay de verdad en ello, pues ya de entrada choca esa persistente propaganda contra un Franco muerto en 1975 y un régimen desaparecido por completo desde la Constitución de 1978, y la promulgación de leyes incompatibles con las libertades políticas. Una propaganda que ha ido haciéndose más radical e insistente conforme pasaban los años y los decenios, en lugar de la tendencia normal a atenuarse con el tiempo. Este extraño fenómeno revela a su vez el contenido de la honradez,  firmeza y democracia  exhibidas de palabra.

¿Cómo ha tenido, pese a dudas y críticas, tanto éxito la autoalabanza del PSOE? A mi juicio, por varios factores confluyentes en la transición . Ante todo, la historia real del partido estaba casi por completo olvidada, y  su irrelevante oposición a Franco resultó serle una ventaja, pues el franquismo también la había olvidado al centrar su propaganda y acción contra el Partido Comunista, su verdadera oposición. Así, millones de personas suponían al PSOE una historia moderada por contraste con el PCE, y nadie tomaba en serio su radicalismo inicial en la transición. Pues otra imagen cultivada por el PSOE es el pacifismo y la defensa de los derechos ciudadanos contra cualquier dictadura.

De modo que el PSOE emprendía su carrera en democracia como casi un perfecto desconocido para una opinión pública atenta más bien a las superficiales promesas y dichos del momento. Desconocido asimismo para el aluvión de afiliados y militantes que de pronto recibía, mientras el partido de derecha, UCD (Unión de Centro Democrático) se descomponía tras haber dirigido el paso a la democracia. Por extraño que suene, hasta hoy, la historia del PSOE ha permanecido ignorada para la inmensa mayoría, lo que ha hecho que sus actuaciones políticas solo se entiendan a medias.Algo que debe corregirse, si se quiere que la unidad nacional y las libertades sobrevivan.

  1. Europa (Historia)La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)
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“De un tiempo y de un país” / Píldoras: investidura del crimen / Contra el español

De un tiempo y de un país

Acaba de salir a librerías una reimpresión de De un tiempo y de un país, mis memorias de la época del PCE(r)-GRAPO. El título viene a ser un sarcasmo contra la pretensión interesada de que el GRAPO era un “montaje” misterioso de no se sabe bien quiénes, ajeno al país y al tiempo aquel. E imita irónicamente, la  pesada canción de Raimon D´un temps, d´un pais,  que se figuraba casi un himno progre, renegando del pasado y anunciando un tiempo “que sera el nostre”. El libro es  un retrato parcial, todos lo son, del ambiente social español de los últimos años del franquismo y comienzo de la transición mediante “la vía franquista a la democracia”, que pretenden olvidar desde hace mucho las historias o historietas oficiales. Retrata también, creo, el espíritu de la perspectiva revolucionaria.

En alguna ocasión etiqueté al GRAPO como el último (o penúltimo) coletazo de la guerra civil; y  ciertamente fue el último coletazo, en España, del movimiento comunista (marxista-leninista), comenzado en los años 20 del siglo pasado. De ahí el fondo de la portada con la célebre estatua del obrero y la koljosiana, en la antigua Leningrado. Las seis fotos de la portada, extraídas de la prensa, corresponden a seis dirigentes de aquel partido, incluyéndome (había otros). De ellos, los tres de arriba fueron muertos por la policía, indicio del carácter trágico de aquella tentativa utópica e inconscientemente desesperada.

Como el libro anterior de recuerdos sueltos Adiós a un tiempo, salió con algún retraso, ahora los dos libros casi se han solapado. Creo que se combinan muy bien, de todas maneras.

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Píldoras. Investidura del crimen

**¿Cómo es que un estafador barato, pues no otra cosa es el doctor, puede llegar a  proponerse destruir la nación y la democracia y esperar conseguirlo? Solo hay que mirar al PP.

**VOX debería ser muy consciente de que es el único partido realmente patriota y democrático. Con ello adquiere una enorme responsabilidad. y es de esperar que esté a la altura de ella.

**Si uno repasa los últimos 100 años de historia de España, constata un fenómeno recurrente: separatistas, socialistas, republicanos y, hoy, democristianos, han estado siempre en unión informal contra la unidad nacional y la libertad. Casi  han logrado su objetivo en dos ocasiones (Restauración y Frente Popular) y se aprestan a alcanzarlo ahora por tercera vez.

**En 1976 se planteó, con pleno éxito, la “vía franquista a la democracia”, una vez el franquismo estaba en descomposición y no se vislumbraba otra salida. La vía antifranquista o frentepopulista fracasó entonces. Y hoy parece próxima a triunfar. Solo parece.

Adiós a un tiempo

**Por lo que respecta al PP,  empecé a comprenderlo (a comprender su vileza y falta de principios)  cuando, en 2005, publiqué Contra la balcanización de España. El año anterior había publicado Una historia chocante, sobre los nacionalismos vasco y catalán, un estudio en profundidad, creo que el primero sobre ambos juntos y en estrecha relación con la historia de España desde el 98: un libro de 670 páginas de letra más bien pequeña.  Me pareció necesario completarlo con otro destinado al gran público, mucho más pequeño, manejable y fácil de leer, que abordase la cuestión no desde el punto de vista histórico, sino de la actualidad.  En él planteaba: “Nos encontramos ante un desafío histórico entre las fuerzas balcanizantes y las unificadoras, entre las que ansían el regreso a la atomización medieval –y amenazan la democracia usurpando el nombre del Islam o de los pueblos catalán y vasco—y (los contrarios)  ¿Puede balcanizarse nuestro país? ¿Desmembrarse en estados minúsculos, atrapados por la discordia y el resentimiento, insignificantes en el contexto internacional y objeto de las intrigas de otras potencias? (…) Este país puede permitirse el optimismo y la esperanza, pero nunca la frivolidad al respecto”. Por supuesto, el PP lo boicoteó.

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Contra el español  (En este blog, en mayo de 2012)

Un amigo de Colombia me envía esto: http://www.eltiempo.com/cultura/libros/fernando-vallejo-demos-por-muerto-al-espanol-y-hablemos-ingles_11923226-4

Naturalmente están muy lejos de conseguirlo. Pero esta gente es muy tenaz, y los primeros pasos consisten en eso, en convertir al inglés en el idioma de la cultura superior en los países hispanohablantes. Como hacen aquí Hope Águirry y tantos más. Observen, además, que la noticia, de EFE, no para de calificar al pendejo de “lúcido” y no sé cuántos elogios más. Si los españoles, en general, fuéramos tan imbéciles, realmente no mereceríamos otra cosa.  

El cretinismo anglómano está tan extendido o más en “Latinoamérica” que aquí.  Solo que allí algunos son más consecuentes y proponen abiertamente el paso que aquí aún no osan,  mientras preparan el terreno para darlo. Lucía Fígar, consejera de Educación de Madrid,  ha hablado de suprimir “Educación para la ciudadanía”, lo que estaría bien, pero la razón que esgrime es que quita horas a “la lengua, las matemáticas y el inglés”. Sobre todo el inglés, claro, la lengua superior. Ni palabra de historia y otros aspectos de la cultura. Pretenden formar una generación flotante, desvinculada de cuanto ha significado España en la historia. Perjudican a la cultura hispana sin beneficiar a la anglosajona, a la que no aportan  nada más que su propia bobaliconería lacayuna. ¡Cuánto daño han hecho a lo largo de decenios los incultos politicastros encargados de “cultura” y “educación” en ciudades, regiones y en el estado central! Dada la nulidad del análisis político en España, los procesos solo se ven cuando sus peores consecuencias están ya encima. Como con la crisis económica. En fin, la izquierda pretende disgregar a España, la derecha disolverla. Por eso y otras razones  es indispensable otro partido.

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Energía hidroeléctrica, por J. R. Ferrandis: Energía hidroeléctrica: una solución definitiva | José Ramón Ferrandis (joseramonferrandis.es)

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Dos trilogías / Píldoras contra el mareo / Es necesario otro partido

En Una hora con la historia:    295 – Franco, Hitler y Mussolini | Ante el golpe – YouTube

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Dos trilogías

A principios de siglo escribí la trilogía, no planeada como tal,  Los orígenes de la guerra civil, Los personajes de la Republica vistos por ellos mismos, y El derrumbe de la república y la guerra civil, en Ediciones Encuentro. Por orden lógico el primero debería haber sido el de los personajes, porque ofrece un panorama  de la época desde el “desastre del 98″, es decir, las raíces históricas próximas de la guerra. Este libro está compuesto con una metodología que creo original, consistente en contrastar  las memorias más significativas de los principales protagonistas. Un método extraordinariamente fructífero, por cuanto permitió derrumbar gran número de seudomitos  al mostrar las versiones directas de los protagonistas, mejor que las interpretaciones que dan de ellos diversos comentaristas e historiadores. En conjunto esta trilogía no ha podido ser rebatida en ningún punto importante por la que podríamos llamar “casta” profesional de la falsedad”, como decía Julián Marías, y tan a gusto  o tan adaptable a las leyes antiintelectuales y antiuniversitarias de “memoria”.

Si la cuestión de la guerra compone un tema esencial, tanto historiográfico como político de la España de hoy, otro menos estridente pero no menos decisivo, es el del “europeísmo”.  Desde principios del siglo pasado el “europeísmo”, la “entrada en Europa” han sido una clave fundamental de la política española. Lo asombroso es que para un entusiasmo tan generalizado a diestra y siniestra  la labor historiográfica o ensayística sobre Europa haya sido tan esquelética: falta reveladora de hasta que punto el “europeísmo” español  es esencialmente retórica vacía, puro provincianismo. Para ir remediando el inconcebible hueco he escrito una nueva trilogía de ensayos:  Europa, una introducción a su historia, seguido de Hegemonía española y comienzo de la Era Europea, y de La II Guerra Mundial y el fin de la era Europea   La clave de esta trilogía es la concepción de una época especial de la historia humana, comenzada por las exploraciones españolas que descubren el mundo (no solo América, que ya es mucho) y que convierten a Europa en el eje de la evolución humana…, hasta — al menos por ahora– su final en la gran guerra que también cabría  llamar “De las Tres ideologías”. 

  1. Europa (Historia)La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)
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Píldoras contra el mareo

**En la situación a que han llevado al país unas bandas mafiosas que aspiran a disgregarlo y hundir la democracia, la investidura o no investidura del Doctor Estafas carece de  importancia. No debe ser reconocida y todos los esfuerzos deben orientarse a impedir el golpe, tanto en la calle como en unas instituciones  que, pese a su corrupción por el PP y el PSOE, albergan todavía a muchos demócratas y patriotas.

**Hay que insistir en que el mayor peligro actualmente proviene del PP, siempre ansioso de remover el obstáculo que le supone VOX para volver a los chanchullos (“diálogos” les llaman) con el PSOE y los separatistas.  

**La guerra por agentes de la OTAN contra Rusia ha resultado en lo contrario delo que pretendía la arrogancia angla: ni las sanciones han funcionado ni han convertido a Rusia en un “estado paria”. Por el contrario, Rusia está ganando la guerra de Ucrania, y la diplomacia rusa ha impulsado  un bloque de países que desafía de modo abierto lo que, muy impropiamente, llaman “Occidente”. En estas condiciones no es descartable una nueva guerra mundial

**En las guerras en curso,  ningún interés español está en juego. Son los intereses de los invasores de territorio español y protectores de la tiranía marroquí los que  pesan, y de los que debe disociarse España. Hay que volver a la neutralidad que nos salvó de las dos guerras mundiales.

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Es necesario otro partido.

En abril de 2012 escribí este artículo en el blog. Más tarde, sin relación con él, surgió VOX,  que cobró vuelo  tras el discurso de Felipe VI contra el butifarréndum, que hoy intentan convertir en éxito los mafiosos de la política. Más allá de las circunstancias, VOX responde a una necesidad histórica y a una sociedad que no está tan aletargada como han creído sus enemigos.

He sugerido que una posible solución para el país consistiría en el hundimiento del PSOE, esa plaga histórica, y la división del PP en dos, ya que en él entran corrientes muy dispares, solo disimuladas por la rivalidad con los socialistas. Desde luego, el PSOE ha hecho méritos más que suficientes para ir “al basurero de la historia”, como decían los marxistas; pero esa solución no es posible, porque el PP cree que el juego político en España debe desarrollarse entre él y el PSOE, y correrá en auxilio de este cada vez que se encuentre en serio peligro. Ya lo hizo Aznar con su “pasar página”, lo hizo Rajoy con su seudooposición y más ahora: basta contrastar su actitud hacia los socialistas con su dureza contra UPyD, en el que ve un peligro de nuevo reparto de votos. PSOE y PP solo toleran, fuera de ellos, a los separatistas catalanes y vascos como parte de ese juego seudodemocrático en el que la corrupción y el engaño a la opinión pública desempeñan un papel esencial. Y al fondo la ETA, por supuesto, el condicionante, tan poderoso como inconfesado, de la política española en los últimos 35 años. Un juego que ha llevado al país a una crisis nacional, democrática y económica sin precedentes (escrito hace cinco años: http://www.libertaddigital.com/opinion/pio-moa/el-enmafiamiento-de-los-partidos-40023/)

Una democracia no puede funcionar sin diversidad de alternativas. En los años pasados, el PP demostró no ser alternativa a la política de Zapatero, quien pudo proseguir una y otra vez sus desmanes sin otra oposición que algunos pellizcos de monja. Quedaba la esperanza de que su “bajo perfil”, como llaman a la ausencia de verdadera política, fuera un engaño a las izquierdas para desmovilizarlas, aunque siempre creí que a quien se pretendía engañar, en realidad, era a los votantes del propio PP; y que tampoco se trataba de “complejos”, pues esos políticos piensan así (si cabe hablar de pensamiento), como unos progres o socialistas algo descafeinados.  ¿Cambiaría Rajoy desde el poder? Lo alcanzó no gracias a alguna idea o alternativa clara, sino a una crisis económica que le “cayó” al PSOE como pudo haberle caído al PP, más cuatro promesas embusteras sobre impuestos y demás. Por lo que vamos viendo, sigue igual, lo único que cabe esperar es que las derechas sean algo menos agresivas y “ocurrentes” que el PSOE, solución insuficiente para una situación cada vez más dramática.

La crisis múltiple actual requiere un programa de reformas en profundidad, que la mayoría del país estaría dispuesto a aceptar si se explica su necesidad de forma clara.  Pero no aparece el partido ni los líderes capaces de estudiar los problemas  más allá de la simple queja, y avanzar soluciones. Y sin embargo, ello es necesario. La crisis retrata un final de ciclo caracterizado por el fracaso de la Transición que, iniciada como una reforma “de la ley a la ley”,  ha terminado bajo Zapatero en la ruptura pretendida en 1976 por los antifranquistas… que eran también antiespañoles y nada demócratas. Además, las condiciones son excelentes: existe un descontento  difuso, pero generalizado, una escasísima confianza en los políticos, que los ciudadanos ven como parte del problema y no de la solución, y unos conflictos a todos los niveles, generados por los partidos actuales.

Algunos lo creen, a pesar de todo, imposible, pues los poderosos aparatos y medios de los grandes partidos se encargarían de asfixiar cualquier iniciativa. La historia demuestra otra cosa: desde la guerra mundial,  la democracia cristiana y el partido comunista se habían hecho connaturales a Italia casi como parte del paisaje, y sin embargo bastó una ofensiva de algunos jueces contra la corrupción para destruir a los poderosos democristianos, mientras los comunistas se diluían por lo  que ellos llamarían “contradicciones internas” y por efecto de la caída del muro de Berlín. Ahora asistimos en Grecia a un proceso que podría barrer a los corruptísimos partidos tradicionales, que muchos entendían como pilares de la democracia, cuando eran, son aún, simples beneficiarios de ella. Cierto que en Italia surgió un personaje como Berlusconi, y en Grecia pueden salir partidos demagógicos al estilo de los latinoamericanos. La historia plantea retos que es preciso afrontar, y que pueden afrontarse de forma equivocada, pero aún hay tiempo para que no sea ese el sino de España.

 

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PP, el gran peligro / Valle de los Caídos, síntesis y símbolo

Píldoras contra el mareo. La brutal charlatanería y demagogia de los medios y los políticos produce inevitablemente mareo en la gente. He aquí algunas píldoras para superarlo en lo posible, si se difunden debidamente.

El PP es el gran peligro

**En Andalucía, el PP se ha dedicado a repartir dobles banderitas, la islámica o aljofifa y la de la UE, y a “celebrar” las manifestaciones con música de discoteca. Esto es el PP, pero sus estúpidos votantes preferirán cerrar los ojos. Porque hay que ser muy estúpido para creer a ese partido partidario de España y la democracia, después de tantos años de pruebas en contra. Contra la estupidez, dijo Schiller, los mismos dioses son impotentes.

**El gran peligro ahora es que, como en otras ocasiones, el PP encauce las protestas populares hacia la nada, hacia los dialogantes chanchullos con PSOE y y sepas. Es su especialidad.

**Es muy lógico que quienes han venido socavando la unidad de España y la democracia tachen de “extremistas” a quienes las defienden.

**El PP nunca ha sido partidario de España, sino de la UE. De disolver a España en la UE, concretamente. Una política de origen democristiano, algo que siempre se olvida.

**Patética ha sido la sollozante imploración (en inglés) a la burocracia de la UE para que “haga algo” con respecto al golpismo en España. Si en España no resolvemos el conflicto, merecemos que cuatro golpistas mangantes acaben con nuestra nación y  libertad.

**Siempre de habla de Europa como sinónimo de UE. Son dos cosas muy distintas, y en cierta medida opuestas. La UE es un conjunto de regímenes LGTBI, y representa la aniquilación de lo que histórica y culturalmente ha sido y significado Europa.

**¿Debemos salir de la UE, como ha hecho Inglaterra, y mantenernos al margen como Suiza o Noruega? Solo pensarlo hace temblar las rodillas a todos los políticos. Y sin embargo, debe plantearse su  conveniencia, al menos  como una posibilidad más.

  **Creen los “europeístas” (que jamás han analizado su “Europa”) que nos arruinaríamos fuera de la UE. Es la argucia económica con que el PP “combatía” a los separatistas catalanes.  Pero nunca creció España más y de manera más sana que en los quince años anteriores a obligarse a entrar en la CEE.

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¿Por qué marca la SGM el final histórico de un gran período de cuatro siglos y medio de Era Europea ¿Por qué es muy improbable que Europa, y menos la UE, recobren el papel hegemónico mundial, siquiera en el plano de la cultura?

La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)

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Valle de los Caídos, síntesis y símbolo de nuestra historia reciente

Muchas fechorías han cometido el doctor y su cuadrilla contra la unidad de España y la libertad. Pero la peor sin duda ha sido la que le hace creer que pasará aureolado a la historia: la profanación de la tumba de Franco y el plan de “resignificar” el grandioso monumento. En medio del silencio cómplice de quienes lo deben todo al franquismo. Hace 11 años, el 24  de  mayo de 2012, escribí en el blog:

El miércoles participé en unas  conferencias en el CEU sobre el Valle de los Caídos, junto con Juan Manuel Cabezas, que trató el problema en su aspecto religioso y del derecho y las libertades, conculcadas en los últimos años, como demostró, por gobiernos delincuentes; y con Alberto Bárcena, que  examinó la desvergonzada campaña de falsedades de que se han validos los políticos para manipular a la opinión pública y justificar sus tropelías. Por mi parte lo abordé desde el punto de vista histórico-político, más o menos así:

El Valle de los Caídos fue en primer lugar un monumento a la victoria de los nacionales.  Una victoria sobre la revolución y el totalitarismo de quienes pretendían acabar con la base cultural cristiana y disgregar la propia nación española. Franco entendió esa victoria como un hecho de proyección nacional e internacional, pues fue un gran triunfo en el campo de batalla sobre el stalinismo. El resultado fue probablemente el monumento más grandioso, armónico e inspirado del siglo XX en su género. Aunque no hubiera sido más que un símbolo de la victoria sobre fuerzas oscuras,  solo a unos locos de estilo talibán se les habría ocurrido demolerlo, aunque no debemos olvidar que durante la guerra, esa gente hizo un enorme destrozo del patrimonio artístico e histórico español. El Valle simboliza un hecho histórico real crucial, guste o no guste,  y es una obra lograda, de enorme valor artístico. Solo por eso merece el respeto de las personas civilizadas.

Pero además, el Valle es un monumento a la paz. Algún necio hizo la frasecilla idiota, muy repetida,  de que al terminar la guerra no llegó la paz, sino la victoria. Llegó esta, y como consecuencia de ella, la paz. Una paz que todavía dura, la más larga que haya vivido España en dos siglos,  de la que se ha beneficiado la inmensa mayoría de los españoles, incluyendo, por supuesto, a aquel necio, que realizó una espléndida carrera artística  bajo aquella paz victoriosa. Y precisamente la paz más fructífera que haya conocido España en estos siglos, pues le permitió rehacerse de los muchos desastres y atrasos anteriores y pasar de una pronunciada y convulsa decadencia a una situación próspera y progresiva.

Y, en tercer lugar, se trata de un monumento a la reconciliación, concretada en la sepultura de combatientes de los dos bandos. Que se hizo con tres condiciones: el muerto debía ser español, bautizado (lo eran prácticamente todos) y (contra una venenosa falsedad muy divulgada) con autorización de los familiares si el cuerpo estaba identificado . Con perfecta mendacidad se ha afirmado que la reconciliación fue obra de la transición, cuando ocurrió exactamente al revés: la transición fue posible gracias a la reconciliación habida en los años anteriores. Quienes se reconciliaron entonces,  muchos de ellos con gran falsía, fueron los políticos y partidos, pues el pueblo ya lo estaba.

¿Y cuándo se produjo la reconciliación? Creo haber demostrado que fue ya en los duros años 40. Quienes maldicen aquella época fingen ignorar que las gentes  que había simpatizado o combatido en las filas del Frente Popular, habían experimentado en sus carnes la revolución, que consistió en la práctica en miseria, el hambre mayor del siglo XX, la arbitrariedad y el despotismo, amén del “Himalaya de mentiras” mencionado por Besteiro. Creo que nadie lo ha descrito mejor que el “padre espiritual de la república” Gregorio Marañón. Y habían vivido las peleas, persecuciones y asesinatos entre las propias izquierdas, derrotadas finalmente en medio de una guerra civil entre ellas mismas, hecho por demás significativo. Y habían sido testigos de cómo  los jefes escapaban llevándose tesoros saqueados a todo el mundo, mientras dejaban atrás sin la menor preocupación a miles de seguidores suyos, sicarios complicados en las checas y en todo tipo de asesinatos y robos y a quienes los vencedores ajustarían cuentas, lógicamente.

La masa de los simpatizantes del Frente Popular quizá no sentía simpatía por los nacionales, pero desde luego estaba muy escarmentada de las izquierdas y separatistas, y no quería ninguna nueva dosis de lo mismo. Que esto no es una simple suposición lo probó el maquis, organizado sobre todo por los comunistas para reavivar la guerra civil y provocar la intervención exterior (todo esto lo he tratado en una novela recién publicada). El maquis estaba perfectamente concebido para explotar la pobreza y el hambre de aquellos tiempos, el posible resentimiento por la represión y, sobre todo, el impacto psicológico de la victoria de los Aliados y la presencia hostil de sus ejércitos al norte de los Pirineos y al sur del protectorado de Marruecos. Pues bien, aun con todas esas ventajas a su favor, el maquis fracasó ante todo porque nunca consiguió convencer y arrastrar a una población que tenía otros deseos y otras esperanzas.

Uno podría preguntarse por qué extravagante razón intentan muchos, a estas alturas, destruir el monumento o cambiar su carácter. Y la razón es, precisamente, que saben que se trata de un símbolo de la victoria, la paz y la reconciliación. Precisamente por  eso se les hace insoportable.  Hay en todo ello algo de delirio y algo de la misma farsa del necio de la victoria y la paz. Todos ellos presumen de antifranquistas y quienes luchamos contra el franquismo fuimos muy pocos. Ha sido cuando ese régimen dejó de existir cuando han salido a flote tales antifranquistas de pega, más intransigentes que nadie, a pesar de que en su inmensa mayoría hicieron muy buenas carreras en el franquismo, incluso en el propio aparato del estado. Pienso en personajes como Juan Luis Cebrián o Ángel Viñas, directores de la orquesta entre tantísimos otros. Como es natural, solo han podido actuar creando un nuevo Himalaya de mentiras como el que denunció Besteiro, hombre de izquierdas pero por entonces mucho más sensato y veraz que la caterva aquella.

Expondré dos simples y definitivas mentiras al respecto: según ellos, la victoria de Franco fue la derrota de la democracia. ¿Y quiénes serían los demócratas? El Frente Popular se compuso, de hecho o de derecho, de stalinistas, marxistas del PSOE aún más radicales que aquellos, anarquistas, separatistas de la Esquerra, ultrarracistas del PNV y golpistas como Azaña, todos ellos juntos  no en amor pero sí en compañía  y bajo la tutela del gran demócrata Stalin. ¿Cómo se puede intentar hacer tragar un embuste de este tamaño? Cierto que Franco no fue un demócrata, pues creía, después de la desastrosa experiencia republicana, que la democracia no podía funcionar en España y que esta necesitaba un largo período de autoridad para rehacerse de las locuras pasadas. Y su régimen no tuvo nada que ver con los totalitarios de izquierdas ni de derechas, si al nazismo puede considerársele de derecha. Fue, simplemente un régimen autoritario que, repito,  permitió la más larga paz (hasta ahora mismo) y el mayor progreso que haya vivido el país desde tiempo inmemorial. Con ello, precisamente, ha sido posible un paso tranquilo a una democracia, aun si defectuosa, que ponen en peligro precisamente los antifranquistas con sus talibanadas.

La segunda gran mentira se refiere directamente a su odiado Valle de los Caídos. Todos hemos oído propalar por los medios de masas, incluso de leyendas, la fábula de los 20.000 presos políticos esclavizados en trabajos forzados, con un enorme índice de mortalidad, malos tratos y desatención médica.  Parecían estar describiendo el Gulag, con cuyo régimen tanto han simpatizado estos sujetos, y baste recordar el episodio Solzhenitsin. En fin, el mismo Preston, algo menos salvaje o menos botarate que esta gente,  ha reconocido que el Valle es “una maravilla”; pero, fiel a la manipulación propagandística, propone que allí se exponga cómo fue construido por presos políticos forzados. Por mi parte, creo que estaría bien una placa que explicase que unos pocos centenares de presos acusados de delitos graves e incluso terroríficos, trabajaron allí algunos años redimiendo penas de hasta cinco y seis días por cada uno trabajado, de modo que una cadena perpetua  de treinta años se reducía a cinco o seis; que lo hicieron voluntariamente, cobrando sueldo; que se les permitió vivir allí con sus familias; que muchos solicitaron seguir trabajando allí al extinguir su condena; que no hubo malos tratos y que la siniestralidad fue sorprendentemente baja: el primer muerto a los ocho años de empezar las obras, y en total dieciséis. Todo lo cual está perfectamente documentado, al revés que las calumnias hoy en boga.  Puede añadirse que, al revés que muchas obras faraónicas e inútiles actuales, no costó nada al erario, sino que fue sufragado con donativos y loterías especiales.

¿Por qué precisa esta gente inventar y difundir sistemáticamente la mentira? Porque tienen por excelentes unas ideologías confusas y contradictorias, y en función de esa excelencia imaginaria y en pro de unos ideales gratuitos  creen justificado desvirtuar la historia de la manera más indecente. Y cuentan con la colaboración pasiva del PP

El Valle de los Caídos condensa nuestra realidad  histórica de los últimos setenta y cinco  años. A las conferencias citadas solo asistieron una sesenta personas, indicio tanto de la poca conciencia de la mayoría como de la necesidad de enderezar a la opinión pública hacia  la verdad histórica si no queremos que, como advertía Santayana, nos veamos condenados a repetir lo peor de nuestro pasado. Por eso pido a mis amables lectores, desde este blog, que hagan cuanto esté en sus manos por contrarrestar la campaña de calumnias y difundan al máximo este pequeño resumen.

 

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