Rusia, Europa, Ucrania / Reflexiones / El águila y las urracas / Declaración histórica

Rusia, Europa y Ucrania.

Por razones oscuras, los gobiernos finlandés y sueco han abandonado una neutralidad que tanto les había beneficiado. Y se han vuelto en extremo belicosos contra Rusia, asegurando que si esta gana en Ucrania, atacará a “Europa”.

La verdad es que Rusia puede ganar y está ganando  en Ucrania, pero no puede soñar con vencer al resto de Europa o de la OTAN. Basta comparar los presupuestos militares y la potencia económica de cada cual para percibirlo. ¿Cuál es el problema real? Que la OTAN y la UE vienen usando a Ucrania para debilitar y dividir a Rusia, que lo han hecho hasta el punto de imponer el rechazo de acuerdos de paz a los que  el mismo Zelenski había estado dispuesto en principio.

Por lo tanto, la derrota de Ucrania afectará también profundamente a la UE y la OTAN.  Y ahí radica el enorme peligro, pues tal fracaso amenazaría a las dos con descomponerse, más gravemente que la derrota en Afganistán, algo que querrán impedir a toda costa. Los llamamientos, en Suecia, Finlandia y Alemania especialmente, a prepararse para una guerra directamente con Rusia, son hoy la mayor amenaza para la paz en Europa. Y no solo en Europa.

Con sus políticas, la OTAN y la UE  han conseguido alejar a Rusia de Europa y empujarla hacia China. Y empujarse ellas mismas y a Europa hacia un abismo. Si algo importa de manera decisiva a España, es alejarse de esas dinámicas.

La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)

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Reflexiones sobre la historia.

*La historia es el intento de encontrar sentido a la experiencia humana ampliándola del plano personal al social. Un intento nunca logrado, y sin embargo imperativo

*Ortega y otros filósofos sostienen que el hombre no tiene naturaleza, sino historia. Yo creo que tiene las dos cosas, aunque sea muy difícil concordarlas. Heráclito tenía razón, Parménides también

*¿Es la historia “un relato de ruido y furia contado por un idiota y que no significa nada?” En la historia hay mucho ruido y furia, y muchos relatores idiotas; pero afirmar que no significa nada suena pretencioso. Decir que no conseguimos entender su significado es más razonable.

*Tanto en el plano personal como en el social buscamos el sentido de la vida en la ética. Sin embargo la ética no se sostiene por sí misma, exige un fundamento superior, que podemos llamar metafísico. Ese fundamento se escapa a nuestra razón.

*Las ideologías pretenden que antes de ellas la historia había sido un enorme error o, en el mejor de los casos, una preparación penosa y torpe para llegar a ellas.

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El águila y las urracas

“Comparar a Franco con los políticos de la Transición es como comprar a un águila con unas urracas”, afirma un comensal. “Un poco excesivo llamar a Franco un águila, ¿no?  Un militar mediocre y un político con suerte, como mucho”, le rebate otro. “Yo no llamaría mediocre a quien venció a los comunistas y los separatistas, venció indirectamente a Stalin, desafió a los vencedores de la guerra mundial y les venció su aislamiento”. “Bueno, las urracas  eran franquistas, procedían de aquel régimen, en él se habían formado. Parece que el águila no consiguió hacer escuela”. “El tema aburre. Pasemos a la inflación”.

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Según terminaba la SGM, el mundo parecía volcarse contra Franco, cuyo destino estaría decidido. Sin embargo la España de Franco resistió: 301 – El mundo contra Franco | El discurso del Rey (youtube.com)

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Una declaración histórica

Ante el golpismo. VOX, única formación política que se opone al golpe PSOE-separatista, con el que, como siempre, colabora el PP. Pobreza de las preguntas, el periodismo no da más de sí. Ante la manipulación y boicot de los medios, la  declaración de Abascal  debe llegar a millones de personas.  Y puede hacerlo si todos la difundimos:  Rueda de prensa con Santiago Abascal tras el Comité de Acción Política (8 ene 2024) (youtube.com)

 

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Ideologías y angustia esencial / Miguel Platón, Seidman y dos objeciones.

Según terminaba la SGM, el mundo parecía volcarse contra Franco, cuyo destino estaría decidido. Sin embargo la España de Franco resistió: 301 – El mundo contra Franco | El discurso del Rey (youtube.com)

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Ideologías y angustia esencial

Me pregunta un conocido si mi concepto de ideología, con el que analizo la evolución de Europa y la SGM, tiene relación con el que usa Fernández de la Mora en El crepúsculo de las ideologías.

Ante todo, empleo a disgusto esa palabra, tal como metodología o tecnología,  con las que se quiere significar método o técnica y no tratado o estudio de los métodos o las técnicas. La ideología pudo significar originariamente “tratado de las ideas”, pero se refiere  inadecuadamente a las ideas mismas, o propiamente a construcciones de ideas o ideoconstructos. En Marx, la ideología es una construcción ideal falsa,  cuya función sería justificar la dominación explotadora de una clase sobre otras, siendo la religión la ideología por naturaleza. Al parecer, dicha dominación no exige solo la disposición y el uso de la fuerza (el estado, en las sociedades civilizadas), sino además una especie de ficticia legitimación ideal, metafísica,  no se entiende bien por qué. 

Fernández de la Mora llama ideologías a “filosofías políticas simplificadas y vulgarizadas”,  por así decir, filosofías degradadas, cargadas de sentimentalidad o patetismo y que utilizan la razón de forma espuria. Esta definición valdría si a esas ideologías se les pudiera oponer una filosofía “no vulgar”, “auténticamente apoyada en la razón”. Pero basta echar una ojeada a la historia de las filosofías para comprobar que no existe tal cosa, por más que Fernández de la Mora dé a Aristóteles la primacía. La alternativa que propone Fernández de la Mora lleva en la práctica a una racionalidad técnico-desarrollista supuestamente científica, rigurosamente ajena al sentimiento, por lo tanto al arte, el cual se reduciría a un adorno o entretenimiento. Y aunque se declara católico, lo hace un tanto al estilo  protestante, como relación exclusivamente personal con Dios.

Mi concepto de las ideologías o ideoconstructos es el de unas concepciones del mundo y del hombre que prescinden del elemento metafísico presente en las religiones para apoyarse exclusivamente en la razón. Vienen a ser una aplicación extrema de la “navaja de Occam”. De acuerdo con la presunción de Fernández de la Mora, esa aplicación daría lugar a una ética y racionalidad general  universalista a la que el hombre no podría escapar. Sin embargo ha ocurrido históricamente algo muy distinto: la razón se ha desdoblado en ideologías o ideoconstructos opuestos entre sí.

Prescindiendo de la causa de tal fenómeno, comprobamos que nace históricamente de la ardua tensión entre razón y fe en el cristianismo, perceptible en tres bandazos: predominio moderado de la razón en el humanismo- reacción antirracionalista en el protestantismo–nueva reacción antifideísta  o ultrarracionalista en la Ilustración. La Ilustración ha generado a su vez las “ideologías” cuya lucha pone fin a la Era Europea en la II Guerra Mundial, que he explicado  como tal conflicto y no solo como conflicto entre potencias.

Las ideologías, en este sentido, como las filosofías o las religiones, proceden del imperativo psíquico humano de calmar una angustia esencial perceptible al menos  en tres aspectos: la fuerza de la vida o más ampliamente de la existencia, inconmensurable para el hombre y que incluye la muerte, no solo personal sino, previsiblemente, de la especie y más allá del cosmos; el sentido de la vida, que escapa, en lo esencial, a nuestras capacidades; y  multiplicidad pesadillescamente incoherente o caótica de las manifestaciones de la vida y del mundo, que la psique se ve forzada ordenar y jerarquizar, en un trabajo sin fin. Las ideologías calman mejor o peor esa angustia, de ahí la adhesión y a menudo el fanatismo  que suscitan. Pero precisamente porque la razón solo es capaz de establecer órdenes parciales en ese cúmulo, se producen las ideologías y los choques entre ellas.

La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)

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M. Platón, Seidman y dos objeciones

El libro de Miguel Platón La represión de la posguerra  deja claras ante todo dos cosas: la sistemática falsificación de la izquierda sobre dicha represión,  tanto sobre el número de casos, exagerado grotescamente, como sobre la legitimidad de los procedimientos, que según las versiones izquierdista habría afectado a simples “republicanos” condenados “por sus ideas” (democráticas, por supuesto). Una falsificación tan exagerada y sistemática en este punto condensa la falsedad general de la versión izquierdista sobre el Frente Popular, la guerra y el franquismo. No extrañará, lógicamente, que intenten blindarla contra el debate libre, intelectual y democrático, mediante leyes abiertamente totalitarias.

   Acaba de salir en Revista de libros,  una recensión del de Platón por el estudioso useño, M. Seidman, a quien he dedicado hace años algunos artículos de crítica, uno de los cuales incluí en mi reciente Galería de charlatanes. Me parece que Seidman sigue sin entender algunas cosas elementales, que inevitablemente perturban  su comprensión  del relato Así, escribe: “Los nacionalistas pervirtieron el significado de «lealtad», «rebelión» y «legalidad» al decretar a posteriori que la República   era ilegítima”. Por nacionalistas se refiere a los nacionales, que justamente rechazaban el nacionalismo. Y por República se refiere al Frente Popular, que la destruyó. Así, para Seidman era legítimo un régimen compuesto por los partidos que asaltaron sangrientamente la república en octubre de 1934 y que la remataron desde febrero de 1936 mediante el fraude electoral y la imposición de un régimen de terror. Bueno, pues ya sabemos lo que es legítimo para Seidman.

   Dice también Seidman: “Tal vez lo más significativo es que se ignoró la igualdad de justicia, ya que los crímenes nacionalistas, que superaban considerablemente a los republicanos, quedaron impunes”. ¿De dónde saca que los crímenes “nacionalistas” superaron a los contrarios? De ninguna fuente seria, simplemente repite la propaganda, de la que precisamente debería haber quedado advertido por el libro de Platón. Por otra parte, después de una guerra suelen ser los vencedores los que juzgan. No sabemos que después de la SGM fueran juzgados los aviadores useños o ingleses  que masacraron desde el aire a cientos de miles de civiles, ni quienes los mandaban.  No sé si, en nombre de la igualdad de justicia, aspirará Seidman a que se corrija esa anomalía. 

   Siempre he insistido en que los libros de historia, a poco que manejen una amplia información, tienen siempre errores de detalle; pero que los errores verdaderamente serios son los de enfoque, como los mencionados, pues contaminan el resto de la historia.

Dicho esto, me gustaría hacer dos objeciones, menores pero no insignificantes,  al libro de Platón. Titula uno de sus apartados “Una matanza de pobres”.  Esto nos retrotrae a la calumnia de Maritain, según la cual era tan malo matar a los curas por ser curas como a los pobres por ser pobres, cosa que según él practicaban los nacionales.  Ya sé que el autor no pretende tal cosa, pero el epígrafe suscita la confusión y se presta a la labor de los confusionistas. Las ejecuciones no fueron “matanzas” ni murió nadie por ser pobre, sino por delitos de sangre a veces de un sadismo atroz. Muchos que no eran pobres y cometieron los mismos delitos pudieron escapar  al exilio, y los que quedaron, totalmente desamparados por sus jefes fueron  efectivamente pobres en su mayoría, fanatizado por  otros que ni eran pobres ni analfabetos.  Y esto, y no la pobreza, es el fondo del problema.

   Otra objeción que me parece de cierto interés se refiere a la idea de que la guerra habría sido “Una tragedia innecesaria” debido a que el país venía prosperando desde principios de siglo, su renta per cápita duplicaba la de Portugal (que sin embargo no sufrió guerra civil), y había cierto florecimiento cultural.  Esta visión economicista creo que no permite entender gran cosa. ¿En qué sentido “La historia pudo y debió haber sido otra”? Antes de que algo importante suceda, las posibilidades son muchas, pero una vez sucedido queda como un hecho necesario, que no permite vuelta atrás y tiene consecuencias futuras.  Y es a partir de ahí, y no de buenos deseos ucrónicos, desde donde se debe enfocar  la historia.

   La realidad es que el país sufrió con el Desastre del 98 una crisis moral de largos efectos, que llevaron al hundimiento de la Restauración por unos movimientos no especialmente económicos: marxistas, anarquistas, separatistas y regeneracionistas; subversivos y no asimilables; que la dictadura de Primo de Rivera, causada por dicho hundimiento, fue precisamente la época económicamente más próspera, pese a lo cual fracasó políticamente; que los movimientos subversivos que acabaron con la Restauración acabaron también con la República, haciendo inevitable, bien la guerra misma, bien la aniquilación de las fuerzas llamadas en general de derecha. Creo que este es un análisis más ceñido a la evolución histórica real.

 

 

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Conocerse a sí mismo / Por una república de chiflados

Conocerse a sí mismo

En la entrevista que me hizo Luis del Pino sobre Adiós a un tiempo dije, un poco en broma e imitando a Amorós en su reseña de las memorias de Albiac, que tenía una mala opinión de mí mismo, por lo que me han preguntado varias personas si realmente era sincero.  Como historiador o escritor en general, tengo una opinión de mí muy positiva, tal vez demasiado, pero como persona no tanto. Suscribo la frase, creo que de  Hamlet, “Si nos trataran a todos como merecemos, quién se libraría de una tanda de palos”, o algo así. Una idea consoladora, al extenderse tanto las culpas. Claro que muchos tienen una mala suerte inmerecida, y otros la tienen inmerecidamente buena, como yo mismo en varios aspectos: las mujeres con las que he convivido han sido humanamente mucho mejores que yo, una suerte para mí y no tanto para ellas. La política puede  embrutecer mucho.

    Pero hablar de uno mismo es siempre complicado, pues, como decía Pío Baroja, el consejo de Delfos “Conócete a ti mismo”, es inaplicable, salvo si acaso muy parcialmente. Releo algunos episodios de Adiós a un  tiempo y no puedo evitar sentirme un tanto extraño al personaje allí dibujado, a pesar de ser veraces los relatos, dentro de lo que la memoria permite. La personalidad llega a cambiar hasta hacerse irreconocible para los demás y para uno mismo. No es que este sea mi caso, pero un poco, sí.

La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)

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   Por una república de chiflados

Como indicamos al principio, la cuestión de la república es realmente crucial en la España y el PSOE del siglo XX, con efectos hasta nuestros días. Así, en abril de 2006, setenta y cinco años después de proclamarse la II República, un manifiesto en la prensa Con orgullo, con modestia, con gratitud”, reivindicaba “los valores del republicanismo español que siguen vigentes como símbolo de un país mejor”. Aquel régimen habría sido Una oportunidad, y los españoles la aprovecharon”, ocasión de uncolosal impulso modernizador y democratizador que acometieron las instituciones republicanas -siempre con la desleal oposición de quienes creían, y siguen creyendo, que este país es de su exclusiva propiedad”.Pese a la brevedad de su vida, la II República desarrolló en múltiples campos de la vida pública una labor ingente, que asombró al mundo y situó a nuestro país en la vanguardia social y cultural. Entre sus logros, bastaría citar la reforma agraria, el sufragio femenino, los avances en materia legislativa de toda índole, la separación efectiva de poderes, las constantes y modernísimas iniciativas destinadas a difundir la cultura hasta en las comarcas más remotas, el decidido impulso de la investigación científica o el florecimiento ejemplar no sólo de la educación, sino también de la asistencia sanitaria pública, para demostrar que aquel bello propósito generó bellísimas realidades, que habrían sido capaces de cambiar la vida de un pueblo condenado a la pobreza, la sumisión y la ignorancia por los mismos poderes -los grandes propietarios, la facción más reaccionaria del Ejército y la jerarquía de la Iglesia Católica- que se apresuraron a mutilarlo de toda esperanza.

Es difícil reunir tantas sandeces retóricas en tan poco espacio. Pero, añaden, a pesar de tanta maravilla, “todavía se nos sigue intentando convencer de que la II República fue un bello propósito condenado al fracaso desde antes de nacer por sus propios errores y carencias. Los firmantes de este manifiesto rechazamos radicalmente esta interpretación, que sólo pretende absolver al general Franco de la responsabilidad del golpe de estado que interrumpió la legalidad constitucional y democrática de una república sostenida por la voluntad mayoritaria del pueblo español, con las trágicas consecuencias que todos conocemos. Y exigimos que las instituciones de la actual democracia española rompan de manera definitiva los lazos que la siguen uniendo -desde los callejeros de los municipios hasta los contenidos de los libros de texto- , hecho que estiman intolerable, y muy peligroso para la salud moral y política de nuestro país.

 En otras palabras, la “salud moral y política” del país necesitaba la imposición desde el poder, entonces socialista, de una particular versión del pasado, perseguir versiones distintas por “intolerables y muy peligrosas”, y hasta borrar los recuerdos de los cuarenta años del franquismo. ¡En nombre de la libertad y la democracia, naturalmente! El manifiesto fue el prólogo a la llamada Ley de memoria histórica, del año siguiente, y de la posterior llamada “democrática” para mayor sarcasmo, y que trataremos más adelante. La fecha importa, porque hasta entonces no necesitaba el PSOE desenmascarar su carácter liberticida, pues había ganado la batalla cultural y moral por goleada, al darle la razón el PP con su condena al 18 de julio,  en 2002. Pero por esos años tuvo un éxito inesperado mi trilogía robre la república y la guerra, y sobre todo Los mitos de la guerra civil, que  amenazaban arruinar la superchería. Fue preciso poner en marcha la política del silenciamiento y la amenaza “legal”.

Aparte del carácter liberticida del manifiesto y su efecto “legal”, la historia que intentan oficializar se reduce a un cuento de hadas realmente pueril, que además confunde la república con el frente popular que la aniquiló. Y para entenderlo no es preciso consultar versiones contrarias (al menos tan lícitamente expresables en democracia como la del manifiesto): bastan los diarios de Azaña para entender hasta qué punto se trata de una grotesca patraña envuelta en la tradicional retórica grandilocuente y hueca,  aliñada con poses de indignación moral. Todo “bellísimo”, según los firmantes.

Pero si el manifiesto no dice nada real sobre la república, sí dice, y mucho, sobre sus firmantes. No se trata de sindicalistas más o menos hinchados de verborrea, sino de unos 400 artistas, profesores, escritores, magistrados, periodistas, directores y actores de cine, varios militares, sindicalistas, comunistas y separatistas; la mayoría claro está, socialistas o próximos al PSOE. Entre ellos, unos 20 se presentaban como historiadores, y a varios de ellos (Aróstegui, Casanova, Fontana, Juliá, Gibson, Viñas y algún otro) los he analizado en el estudio de crítica historiográfica Galería de charlatanes.

Supongo que la mayoría de los firmantes, excepto los más jóvenes, había sufrido las “trágicas consecuencias” del franquismo. Y tuvo que ser trágico para ellos prosperar como lo hicieron en aquel régimen feroz, a menudo como funcionarios del mismo. Algunos eran reconocidos comunistas como Castilla del Pino, o muy próximos a él como Caballero Bonald, otros marxistas también conocidos, como varios de los historiadores, sin que ello les impidiera escribir, hacer carrera, a veces muy halagada con reconocimientos y premios y algún contratiempo menor bajo las vesanias insufribles ordenadas por Franco. Fernando Fernán Gómez trabajó como actor desde los terroríficos años 40 hasta el final del régimen, con éxito que debió resultarle dolorosísimo sufrir. Luis Sampedro, en la guerra, se pasó cuando pudo al ejército de Franco, rememorando más tarde su horror ante las crueldades del mismo, lo que no le impidió estudiar con premio extraordinario en la primera facultad de Económicas del país, ordenada por el tirano, ser catedrático en 1955, y hacer una gran carrera como profesor, ensayista económico y novelista, y moverse libremente por universidades useñas o inglesas. Como tantos otros.

No son casos raros: todos o casi todos los que padecieron los horrores del franquismo hicieron carrera en él, viajaron libremente dentro y fuera del país, leyeron libremente o escribieron libros marxistas o inspirados en el marxismo, que desde mediados de los años 60 cundía en los medios intelectuales. Lo hacían, cabe suponer, odiando al mismo tiempo el terror y la miseria del régimen, porque deseaban para España una repetición de las delicias republicanas que tanto “asombraron al mundo”. Como vamos comprobando, la farsa es una seña de identidad permanente e incansable del republicanismo español ya desde los años 30. Uno tiene que recordar los dicterios de Azaña contra sus compañeros políticos: loquinarios, botarates, ineptos, imbéciles, ninguna idea alta, etc., etc. No han cambiado.

Adiós a un tiempo

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El discurso del rey / Entender la II República, entender la actualidad

 **Me pregunta un transeúnte  qué libros míos recomendaría para regalar estas navidades. No supe muy bien qué decirle, pero pensándolo luego, le diría que, si no le duele demasiado  el bolsillo, uno u otro de estos dos pares: Hegemonía española y comienzo de la Era Europea,  y II Guerra Mundial y fin de la Era Europea; o bien Adiós a un tiempo y De un tiempo y de un país. O, en fin cualquiera de los cuatro.

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Tras las complacencias hacia Franco cuando temían la beligerancia de España en la SGM,  los Aliados anglouseños pasaron a una política de chantaje y provocación:   300 – Los aliados ante Franco: disimulo y chantaje | Franquismo y futuro (youtube.com)

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El discurso del rey

Este año, el discurso  de Felipe VI ha girado en torno a la Constitución y la unidad de España. Cosa lógica, porque ambas están seriamente amenazadas, especialmente por el macarra doctor y su gobierno. Hay  en el discurso, sin embargo, dos cuestiones algo dudosas. Parece que hasta la Constitución en España nos hubiéramos estado matando o sumidos en la tiranía, lo cual es falso. La democracia, como la monarquía, vienen de modo muy directo del franquismo, y precisamente contra el rupturismo que vuelve gravemente a la carga. Pero digamos que, en el contexto actual, esta es una objeción menor. Más importancia tiene la siguiente: es imprescindible defender la libertad y la nación  y parar el golpe en marcha:  ¿lo hará el rey? Su discurso parece poner las bases para hacerlo, pero no tenemos la seguridad, teniendo en cuenta la trayectoria de la monarquía. En todo caso, esa defensa nos compromete a todos, con VOX a la cabeza, y al rey, si se decide.

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Adiós a un tiempo

Entender la II República, entender la actualidad

La república nació con tres concepciones de base: la en principio democrática de Alcalá-Zamora;  la de Azaña,  antidemocrática, parecida a un despotismo pretendidamente ilustrado; y la socialista y separatista, que la entendían como palanca, unos para para su dictadura “proletaria”  y los otros para disgregar la nación en unos cuantos estados mínimos y manejables por otras potencias. Esta triple concepción, por extraño que suene, casi nunca ha sido observada ni analizada por la historiografía, charlatanesca en parte sustancial (ver mi libro reciente  Galería de charlatanes).

  Para el grueso de la derecha, desconfiada del régimen  sobre todo después de la quema de conventos y bibliotecas, la república era un mal inevitable a causa del suicidio de la monarquía, y  al que había que adaptarse esperando de ella fidelidad a sus declarados principios democráticos (esta venía a ser la postura de Franco y de la CEDA). Otra parte de la derecha le mostró desde muy pronto una hostilidad impotente, por el carácter “azañista” que pronto tomó.

   Alcalá-Zamora no solo flaqueó constantemente en la defensa de los principios democráticos, sino que, tratando de congraciarse con la izquierda,  colaboró con Azaña y Prieto en el hundimiento de Lerroux y su partido moderado, y  expulsó del poder a una CEDA respetuosa con la legalidad. Con ello, como le vaticinó Gil-Robles, abrió el camino a la reanudación de la guerra civil.

    El designio de Azaña de “una república para todos pero gobernada por los republicanos”, en sí mismo antidemocrático y sobre la base de una “inteligencia republicana guiando a los “gruesos batallones populares”, fracasó enseguida: ni existía aquella inteligencia, como el propio Azaña denunciaba ni, lógicamente, los batallones (PSOE-UGT) se dejaban dirigir por aquella ficticia inteligencia. Al revés, la arrastraron.

   PSOE y separatistas valoraron que la experiencia de los primeros tres años del régimen había hecho madurar las condiciones para alcanzar sus objetivos fundamentales. De ahí la insurrección socialista-separatista de octubre de 1934. Esta insurrección, aunque derrotada, dejó malherido al régimen, que sería rematado 16 meses después por el nuevo golpe que supuso el proceso electoral, de febrero a abril de 1936, en el que estuvieron juntos socialistas, separatistas y azañistas, en un Frente Popular.

   Algunos pensarán que este análisis no tiene otro interés que el meramente académico, pero, por el contrario, lo tiene político muy actual: la falsificación del significado histórico de la república y del frente popular fundamentan las leyes totalitarias de memoria llamada histórica o democrática, en las que se apoyan las políticas que pretenden nuevamente destruir la democracia y disgregar España.

   Una política que prescindiera de una sólida concepción de la historia nunca pasaría de soluciones parciales y de poco fondo, condenadas a doblegarse ante la concepción, falsaria pero muy enérgica, de quienes se sienten  o quieren sentirse herederos del Frente Popular, al que identifican, no menos fraudulentamente, con la república que dicho frente destruyó.

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La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)

 

 

 

 

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Tres poemas / Dos niveles en los atentados / “lawfare”

299 – La tragedia de Leningrado | Amnistía y golpe de estado (youtube.com)

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Tres poemas

Pensando  en Adiós a un tiempo se me ocurrió una nueva entrada sobre Baroja y Koestler con el tema del malestar en la vida (no solo en la cultura, como lo planteaba Freud), y la memoria me trajo dos poemas célebres, los dos profundos y hermosos, no tan veraces,  y completamente opuestos: el de Amado Nervo En paz y el de Verlaine Chanson d´automne. El primero empieza así:  Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida / porque nunca me diste ni esperanza fallida / ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;/porque veo al final de mi rudo camino / que yo fui el arquitecto de mi propio destino… Es un poema inmensamente optimista que podría resumirse en “la vida es justa”; lo de “arquitecto del propio destino” difiere de la sandez ideológica de “hacerse dueños” de él, pero sigue siendo falso en gran parte. ¿Hasta qué punto tiene cada cual lo que merece? ¿Y quién puede juzgar sobre merecimientos? El propio Nervo escribe eso con 46 años, bastante lejos del ocaso esperable, que le llegó sin haber cumplido los 50.  Y cuatro después de la muerte de su esposa, que le causó una profunda depresión, pues estaba muy enamorado de ella. No sé hasta qué punto puede encontrarse justicia en estas cosas.

El poema de Verlaine también  enfoca la vida en relación con su ocaso. Les sanglots longs des violons de l´automne, el sonido sollozante del viento otoñal (les violons) le hace recordar los viejos días, y llorar por ellos. La vida  es el mal viento al que se entrega, que lo lleva de acá para allá como una hoja muerta. No hay ni siquiera aspiración a gobernar el  propio destino, y el viento  es malo. Esto podría ser un sentimiento puramente “personal e intransferible”, pero siendo personal es muy transferible; no sé si todos, pero muchos encontrarán en su belleza melancólica una vibración íntima. Que lo escribiera antes de los 22 años no es paradójico: un adolescente puede sentirse con intensidad la impresión del  otoño de la vida y de cómo esta nos lleva o zarandea más que nosotros  a ella.

   ¿Cuál de los dos poemas es más veraz? Imposible decirlo, claro, aunque los dos lo son. Y los dos tienen gran belleza, no siempre  compatible con la verdad. Viene a la mente otro bastante conocido, Invictus, de  W. E. Henley, que empieza Out of the night..., la vida,  una noche “negra como un abismo de un polo al otro”,  “un lugar de ira y lágrimas” al que sin embargo desafía “mi alma indomable”.  “La amenaza de los años / me halla y hallará sin temor (…)  No importa cuán estrecha la puerta/ cuán cargada de castigo la sentencia/ Soy el amo de mi destino /el capitán de mi alma”. Este poema es un canto desesperadamente excesivo a la capacidad humana de desafiar el destino que de todas formas acabará con todas nuestras virtudes y miserias.

Lo que puede decirse al respecto es lo del coro de Antígona: de todos los misterios que rodean al hombre, el más insondable es el de  su propia existencia. Titulé la segunda parte de Sonaron gritos y golpes a la puerta   “De todos los misterios…”;  no sé si quedaría algo petulante.

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Adiós a un tiempo

Dos niveles en los atentados

El atentado contra Carrero Blanco, como el del 11-m, se puede examinar en dos niveles: el de su trascendencia política e histórica, y el de los detalles concretos: autores, datos técnicos, conexiones, posibles mentiras o hechos sospechosos, etc. El primer nivel es desde luego el más importante, pero la mayoría de la gente se apasiona por el segundo. Atentados como estos son por su propia naturaleza desestabilizadores políticamente, pero es imposible para sus autores predecir cuáles serán las consecuencias, aunque algunos imaginan lo contrario. Así, hay muchos detalles extraños o mal conocidos en los atentados del 11-m, que dan lugar a infinidad de hipótesis y discusiones, pero sus consecuencias políticas son perfectamente conocidas: fueron el PSOE y la ETA los grandes beneficiarios. ¿Fueron estos los autores o estuvieron complicados en el golpe? No parece que fuera así, solo queda la sospechosa rapidez con que el PSOE supo explotarlo.

  En cuanto al de Carrero, hay indicios variados y sospechosos, pero sus efectos políticos están bien claros: no pasó nada. Sin duda hizo cierto daño al régimen, pero si la ETA pretendía desestabilizarlo, no lo consiguió en absoluto. Tampoco el resto de la oposición estuvo,  ni de lejos  en condiciones de explotarlo a su favor, como el PSOE con el 11-m: se metió, casi literalmente, debajo de la cama temiendo una “involución” que pareció imponerse por unas horas pero que al final no se produjo. Las cosas evolucionaron hacia una democracia al estilo de las de Europa occidental,  inevitable dada la descomposición progresiva del régimen después del concilio Vaticano II. En muchas hipótesis,que me parecen mal fundadas, se supone que Usa tendría interés en un atentado tan peligroso y potencialmente desestabilizador: su interés era justamente el contrario, una democratización ordenada (por cierto era lo que había querido Franco en 1930). Se supone también que el régimen podía continuar con pequeños retoques, algo que el propio Carrero dudaba; y se supone que la ETA sola no podía haberlo hecho. Claro que podía, con ciertas ayudas, que directa o indirectamente es casi seguro que le vinieron del PCE.

Al morir Franco, la transición se planteó como ruptura, basándose en una imaginaria legitimidad del Frente Popular (al que solía y suele confundirse con la república) o una reforma “de la ley a la ley”, que reconocía implícitamente la legitimidad del franquismo. Esta segunda se impuso por mayoría abrumadora de la población en un referéndum que todo el mundo quiere olvidar. Y esa es la causa de que en cerca de medio siglo no hayan conseguido destruir del todo la herencia del franquismo: la unidad nacioal, la libertad personal y la democracia, entre tantas otras cosas. Aunque han ido socavándola y actualmente nos encontremos en pleno golpismo “a lo nazi”.

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“lawfare”

Ahora todos los capullos están parloteando de “lawfare”, es decir acoso legal o judicialización de la política. Cuando los políticos son delincuentes, como actualmente ocurre con los golpistas, la judicialización de la política es forzosa, como una forma de preservar la democracia y la nación, en lo que todos debemos comprometernos. Lo de la “lawfare” es también una muestra más de la incultura y servilismo predominantes entre nuestros capullescos políticos y periodistas. La colonización cultural:

¿Inevitable colonización cultural? / Llamarse republicano / El camelo de la libertad | Más España y más democracia (piomoa.es)

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De Un Tiempo Y De Un Pais - 1

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2, , lawfare

Koestler-Baroja. El malestar en la vida

El amor y la lucha

poder, gobierno y estado.

 

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