¿Escribir para quién? / Necesaria estrategia / El gran designio

¿Escribir para quién?

***Acabo de leer tu libro nuevo (La II Guerra Mundial y el fin de la Era Europea), que es realmente singular.  La primera parte– la única que trata la guerra
en sí– bien, pero regular.   En cambio, las dos partes restantes son
excelentes y originales, aunque la última parte a veces no tiene
demasiado que ver con la guerra.  Me gusta mucho la segunda parte, una
serie de análisis de políticas diferentes y también de retratos-análisis
de los líderes principales que es nueva y refrescante, no una repetición
de las ideas corrientes sino mucho más penetrante.  La tercera parte es
metahistoria, la clase más difícil pero la más importante e interesante
si se hace bien.  Y esto está bien hecho, muy acertado casi siempre en
sus juicios.  De los muchos libros generales sobre la guerra es el más
singular, importante no por su historia militar en sí, sino por todos los
otros aspectos, algunos totalmente originales, que faltan en las otras
historias.  En general el libro es muy notable, un comentario nuevo y
penetrante, su perspectiva histórica impresionante. Stanley Payne

***Te comentaba  acerca de tu  último libro (La SGM, etc-)  que  me había gustado considerablemente y que creía que iba a ser probablemente silenciado (ojalá me equivoque). Creo sinceramente que es un libro importante, pero incómodo, claro, y no habrá mucho interés en debatir acerca de las múltiples cuestiones que suscita.  Ya digo que deseo equivocarme no solo por razones de afecto  personal, sino porque sería intelectual y moralmente muy deseable (el debate) Fernando Paz.

Precisamente esa es la cuestión:  a raíz de Los mitos de la guerra civil, la chusma intelectualoide y periodística española (de izquierda y derechas) aprendió la lección de que es preferible el silenciamiento que el debate (que han perdido las muy raras veces que lo ha intentado (Ver Galería de charlatanes). Es lo que hay, pero por eso mismo hay que denunciarlo y combatirlo.

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Necesaria estrategia

*La situación podría resumirse así: todos se han volcado  salvajemente  contra VOX , tratando de destruirlo. Lo han dañado, pero no hundido, y  el resultado es que ninguno puede gobernar. Como suele decirse, “en el pecado, la penitencia”.

*En el ataque a VOX ha influido mucho la burocracia LGTBI  de Bruselas e Inglaterra, inmiscuyéndose en la política interna española. Según  Gordon Brown, antiguo primer ministro inglés, debía ganar el Doctor para impedir en España un fascismo que tendría  repercusión europea. Y  el PP cometía un peligroso  error admitiendo pactos con VOX. La consigna de “frenar al fascismo”, adoptada por el Doctor, viene de ahí.

* El único hecho políticamente relevante en los últimos cinco años es el surgimiento de VOX como fuerza alternativa al corrupto conglomerado oligárquico PP-PSOE-separatistas. De ahí el empeño unánime de estos en impedir que VOX ponga en peligro sus políticas, que amenazan la unidad, la democracia y la soberanía de España.

*La primera consecuencia del  bloqueo entre PP y PSOE es la radicalización de los separatismos, cada vez más descaradamente golpistas. PP y PSOE  competirán, como siempre, por favorecer y ganarse los favores separatistas, y todo indica que en esa carrera perderá el PP, como ya pasó cuando el descabalgamiento de Rajoy. 

*Dado lo improbable de que Feijóo gane la carrera por los plácemes separatistas, se dibuja un posible nuevo frente popular,  en sí mismo golpista. Difícilmente puede ser estable y llevaría al país a una situación límite, con referéndums “consultivos” y  destrucción definitiva de una Constitución ya muy vulnerada por los dos partidos desde hace largos años.

* El proceso consiguiente sería la ilegalidad, el golpismo y la anarquía, al estilo del anterior Frente Popular, y su  única barrera sería VOX. Dificultad añadida es la usurpación y reparto del  poder judicial por la oligarquía PP-PSOE, empezando por el Tribunal (anti)Constitucional.  

*VOX afronta, por tanto a unos enemigos monstruosos,  contra los que  tendrá que diseñar una estrategia muy cuidadosa, tenaz, enérgica e inteligente. Entiendo que los citados tres puntos, Unidad nacional, Democracia y Soberanía, deben ser núcleo y eje de esa estrategia. Ese es el sentido mismo de su existencia como partido.

La Segunda Guerra Mundial - 1

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El gran designio  contra España.

Señala Comino un “análisis” de J. M. Rallo: “Lo repito todas las elecciones, pero sigue siendo relevante. Si Cataluña y País Vasco fueran independientes, PP y Vox tendrían 159 de 284 diputados. Mayoría absolutísima. Se prefiere mantenerlos dentro y eso tiene contrapartidas”. Para este libercañí, lo único importante sería esa supuesta mayoría absolutísima de partido, que él supone duradera; y ni siquiera se plantea la “contrapartidas” que traería la disgregación de España.  Rallo es un clásico exponente de liberalismo cañí: dogmático, a un nivel bajo, en economía (“la pasta lo es todo”, como venía a decir otro pensador de la derecha), ignorante en política y analfabeto en historia.  Pero tienen considerable influencia, en el PP dominan, con mezcla de cierto oculto resabio clerical salido de la democracia cristiana. Y eso es, en el fondo, lo que convierte al PP en auxiliar de los separatismos y del PSOE, por nulidad intelectual que le impide presentar batalla en el terreno de la cultura. “La derecha está condenada a alimentarse de los desechos intelectuales de la izquierda”, decía Florentino Portero.

En 2005, cuando el PSOE daba los primeros pasos para recatar a la ETA, escribí Contra la balcanización de España, análisis meramente político de un proceso que se iba agravando contra la integridad nacional y la democracia. Lo escribí pensando que el PP se opondría a tal deriva con argumentos poderosos,  después de mis libros sobre los orígenes de la guerra civil y sobre la historia e ideas de los separatismos vasco y catalán. Pura ingenuidad. Ni me había percatado del alcance de la condena al 18 de julio por Aznar.

Pero ante nuestros ojos ha venido agravándose hasta el golpismo abierto un designio de disgregación nacional que en varias regiones ya ha reducido a marginal la presencia del estado y la del español común en la vida oficial y la enseñanza, mientras  se aprestan en Andalucía a inventar el “andalú”, siguiendo a Blas Infante, héroe del PP.

Con toda evidencia se complementan aquí dos designios. a) El separatista, uno de los ingredientes fundamentales de la guerra civil,  de disgregar España en unos cuantos estaditos hostiles entre sí y manipulados desde el exterior. Y b) El compartido por PSOE y PP de avanzar hacia una confederación de “naciones sin estado” que por conveniencia económica aceptarían no obstante un barniz de unidad puramente formal. Es más peligroso este último, no solo por su falta de realismo histórico, por su frivolidad y oportunismo político, sino porque abre camino a la explosión del país.

Así, todos los “progresos” en esa dirección que llevamos viviendo desde hace muchos años, y que empeoran más y más, no responden a cierta espontaneidad ciega u oportunista de los partidos, sino a proyectos y concepciones generales, bien explícitos en los separatistas y disfrazados en la oligarquía PP-PSOE como europeístas, modernizadores, etc. Y también percibimos  su incapacidad para aplicar de una vez el proyecto, su necesidad de adelantarlo paso a paso y con disimulo, negando las manos con la boca,  prueba de la dificultad de “balcanizar” una nación muy diferente de la Yugoslavia creada por decisión de grandes potencias  y desarticulada luego por otras,  todo ello en el siglo XX.

España es una nación con siglos de existencia, con una fortísima densidad histórica y cultural, que no puede echarse abajo fácilmente por la demagogia iluminada  de unos cuantos  políticos baratos. Llevan más de ciento veinte años intentándolo en vano, pero debemos ser conscientes de que han avanzado mucho en las últimas dos décadas. Y de que si no surge una oposición resuelta, pueden llegar a conseguir su siniestro objetivo.   

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Vida y destino / Marx (XV) Lúgubre historia / El fondo del problema

La vida y el destino

Así pues, La Ilíada empieza por constatar  que el destino humano no está en manos de los hombres, algo que cualquier observación comprueba. Sin embargo, los héroes actúan, luchan, se debaten entre opciones,  ideas e impulsos contradictorios, obran de acuerdo con rasgos personales  que tampoco son del todo suyos, pues “un dios se los ha dado”; dudan, se angustian ante el porvenir, temen la muerte y lloran por los suyos, aunque sepan que la muerte es inevitable. En los mitos combaten con monstruos externos, proyección de los  monstruos del interior humano, la parte oscura de su naturaleza, los deseos y los miedos que escapan parcialmente a su consciencia, así la cólera que domina a Aquiles, si bien en este caso no se recurre a una representación exterior.   Y tratan de orientarse por las leyes o indicaciones de los dioses, pero estas nunca están del todo claras. Este contraste y combate entre la vida y el destino es el tema de la gran literatura, de Homero, de Shakespeare, Cervantes, Tolstói, etc. . Que lo exponen de forma punzante y emocional, sin poder darle solución. 

El esfuerzo de la vida puede tratarse de manera simple y consoladora, así  predomina en la literatura, como el triunfo final del bien y el castigo del mal. Lo  que también se presta a la burla o el humor, como  explica en Oscar Wilde  una escritora: “En mi novela los buenos salen bien y los malos terminan mal, que es lo que significa la ficción”. 

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Marx (XV) Una lúgubre historia

Como dije, la influencia y atracción del marxismo no se debe a su análisis económico, realmente contradictorio, mal conocido y menos aun analizado por la inmensa mayoría de sus seguidores, sino a su concepción de las clases sociales  y la lucha entre ellas como explicación de la historia y de la propia condición humana y sus diferencias sociales,  determinadas por la insuficiencia productiva.

Aunque está la promesa de un cercano paraíso, la visión de la historia no podía resultar más lúgubre y desmoralizante: cientos de generaciones de multitudes de seres explotados  y engañados, de miseria y superstición que solo encontrarían alivio en la muerte. Ni siquiera para la minoría explotadora, parasitaria y sumida en el autoengaño podría ser la vida muy envidiable.

   Hace veinte años publiqué en Libertad Digital este artículo, que viene al caso, aunque sea algo digresivo,  “Una loa a la muerte” :

 No sólo Millán Astray dio, según parece, un viva a la muerte. También la alaba, por ejemplo, Tarrida del Mármol, destacado ácrata implicado en el terrorismo de finales del siglo XIX y principios del XX. Tarrida encontró a la muerte un valor, por así decir, revolucionario: “Comprendemos que ínterin no venga la igualdad social durante la vida, la dulce amiga lleva ya resuelto el problema sociológico (…) igualando bajo su rudo golpe a nobles y a plebeyos, a parias y a magnates”.

Y encontraba otra buena razón de alabanza: “Cuando al cabo de un día pesaroso, el cuerpo fatigado descansa en brazos de Morfeo, es aquel sueño una delicia tal que al despertar y entrar de nuevo en posesión de nuestras penas, sentimos hondo pesar porque aquel feliz estado de reposo no se ha prolongado. ¡Loado sea el sueño! ¿Y la religión, que pretende eternizar el yo, quiere que se la llame consuelo? (…) La muerte es el sueño para no despertar. ¡Loada sea la muerte!”

Un tercer argumento: la muerte no sólo da fin a nuestros sufrimientos, sino que “preside las transformaciones incesantes de la materia, hace desaparecer los seres vetustos para dar origen a los nuevos, ella es el instrumento de la selección natural, fuente de todo progreso, ella es la dulce amiga que nos hace desaparecer del rudo combate cuando ya ansiamos (…) un reposo relativo”.

Pero en cuanto a consuelo, el de la igualación del magnate y del paria es nulo. Al revés, lleva a un summum insoportable la desesperanza del segundo. Finados sus días irreversiblemente, el paria habrá sufrido su vida miserable sin alternativa posible, mientras que el magnate habrá gozado de la suya, desde el enfoque materialista de Tarrida. El desconsuelo para el paria es absoluto, pero al magnate, ¡que le quiten lo bailao! La desesperación bien podría convertir al paria en instrumento de muerte: ¿pierde algo con suicidarse o con segar otras muchas vidas mediante una bomba?

Cabe objetar que, aunque Tarrida esté harto de su yo, a otros, incluso “parias”, la destrucción del yo les angustia. Y que, aunque él desee el descanso eterno, la mayoría de la gente prefiere soportar todo el tiempo posible la dosis habitual de pesares y cansancio. Bien, pero ¿merece respeto una gente guiada por la irracionalidad y el instinto, incapaz de compartir ideas elementales como las que la razón dicta a Tarrida? ¿Merece mucho desvelo la vida de tales cobardes animalescos?

La loa de Tarrida descansa, en definitiva, sobre el carácter de la muerte como instrumento de progreso. Pero con ello se hunde por otra vía en las, para él, tinieblas de la religión y el misticismo. ¿Qué puede importarle a su yo, destinado a total desintegración, el progreso de posteriores generaciones? ¿Debería él aumentar sus pesares luchando y sacrificándose por ellas? ¿Puede haber un incentivo en la esperanza de ser recordado como un héroe? Vanidad ridícula, que no puede compensar ni en un átomo la vida de trabajos y miserias realmente pasada. Además, incluso ese consuelo vanidoso exige una fe: la de que la posteridad le vea como un héroe y no como un loco, un imbécil o un malvado.

La muerte, por otra parte, no sólo iguala al rico y al pobre: aun más desesperante resulta que iguale al bueno y al malo, por ejemplo al buen anarquista y al malvado burgués. El ácrata se justifica en la lucha por la justicia, o lo que él toma por tal, pero desde su materialismo, esa justicia se desvanece, y su opción moral queda en nada. El único sentido de la acción anarquista, al final, consiste en una reacción resentida y desesperada por el hecho de no ser él magnate en vez de paria, de no poder dedicar su tiempo a disfrutar de los únicos bienes y la única vida posibles.

La muerte se mantiene ante nosotros como una esfinge tan indiferente a las loas como a las maldiciones, unas y otras por igual insignificantes. Pero la actitud adoptada hacia ella tiene efectos prácticos, al parecer. Por ejemplo, de encomiarla al modo como lo hace Tarrida, a convertirse en instrumento de ella contra sí mismo o contra otros, sólo hay un paso muy fácil.

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Elecciones: el fondo del problema

Para la mayoría de los analistas, las cuestiones políticas de fondo carecían de importancia. Lo que importaba eran las encuestas. Casi todas decían que ganaría “la derecha” con un PP engrandecido y un VOX mermado. Y ahora  resulta que podría seguir mandando el Doctor y sus bandas de delincuentes. Desde un punto de vista político, bien podría aceptar el pacto que le proponía Pujoliño, aceptar a este como el más votado, pues entre los dos no hay ninguna diferencia de fondo; pero en política los personalismos cuentan mucho. ¡Hasta podría haber que repetir las elecciones!

Tampoco es cuestión ahora de examinar los errores de unos y otros. Por encima o por debajo de tales o cuales fallos tácticos, esta la idiotización de una gran masa de la población, que ha podido constatar la superioridad moral e intelectual de los representantes de VOX y ha preferido guiarse por los lemas vacíos de los otros. Esa idiotización tiene una raíz, más allá de las groseras manipulaciones de la TripleM: la traición a la verdad histórica, a la continuidad de la nación y  a la democracia, traición  resumida en el antifranquismo, en especial el del PP. Recomiendo la relectura de la entrada de este blog del 18 de julio. https://www.piomoa.es/?p=20446 .Mientras no se aborde en serio y a fondo, políticamente, ese problema, esa raíz seguirá generando plantas venenosas. Todo tiene su momento en política, y ese momento ha legado. 

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En definitiva, ¿por qué odiaban a Franco los comunistas, el PNV y las izquierdas republicanas? ¿Y por qué lo siguen odiando?: 284 – Comunistas, PNV y Azaña contra Franco | El 18 de julio y la actualidad – YouTube

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Comienzo Ilíada / Asimilar el pasado / Histeria “de género” / Nuevo comunismo

En definitiva, ¿por qué odiaban a Franco los comunistas, el PNV y las izquierdas republicanas? ¿Y por qué lo siguen odiando?: 284 – Comunistas, PNV y Azaña contra Franco | El 18 de julio y la actualidad – YouTube

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Grandioso comienzo de La Ilíada

La Ilíada comienza así: Canta, diosa,  la cólera de Aquiles Pelida, cólera funesta que causó inmensos  males a los aqueos precipitando al Hades muchas almas valerosas de héroes  y los hizo (a sus cuerpos) pasto de perros y aves. Cumplíase la voluntad de Zeus cuando se separaron riñendo el Atrida rey de hombres y el divino Aquiles.”

El comienzo no puede ser más agudo, grandioso y profundo, lo que hoy no nos lo parece porque ya  nadie cree en Zeus, obviamente. Sin embargo en Zeus se personifica la creencia en una fuerza muy por encima de los hombres y que marca su destino más allá de sus intenciones o aspiraciones. Esto tampoco se entiende así en nuestra cultura, que niega o excluye a cualquier Zeus y pretende que el hombre “domine su destino”, “se adueñe de él”,  pretensión expuesta a menudo (en inglés)  de manera cursi como “cumplir los propios sueños”.  Pero en La Ilíada la voluntad de “Zeus” no solo está muy por encima de tales ilusiones, sino que apenas logra ser desentrañada, y solo parcialmente,  por  algunos indicios y consecuencias que supuestamente entienden los adivinos. La voluntad de Zeus se expresa aquí por las consecuencias sociales o generales de un impulso puramente personal (la ira de Aquiles), un hecho difícil de entender. La descripción de dichas  consecuencias (almas que van al Hades y cuerpos devorados por cuervos y perros) tiene extraordinaria gracia (o fuerza)  literaria, sin ser graciosa.

Finalmente no es el poeta quien canta, sino que se limita a transmitir la inspiración de la diosa o musa.  Hoy  tampoco lo entendemos así, pues vemos en el artista el único creador de su obra. Incluso se dice que la inspiración no existe o no es casi nada mientras que el trabajo empeñado es todo o casi todo. Pero hay muchos artistas empeñados y que no llegan a producir  nada valioso, mientras que otros, con poco trabajo, producen obras admirables o meramente admiradas. La obra, además, escapa a la intención e interpretación que le da el artista, por lo demás. Y la diosa suele ser burlona: hace creer a muchos artistas  lo que no es. Por poner un caso, la mayor parte de la novelística  sobre la guerra civil y la posguerra es por lo menos muy mediocre, y a menudo estúpida, como argumenté comentando el libro de Manuel Calderón.

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Asimilar el pasado

**No existe diferencia alguna de fondo entre votar al PP o al PSOE. Su antifranquismo, sus leyes totalitarias y su concepción de la democracia y de España son las mismas. 

**Las amenazas a la democracia y al a la unidad de España tienen la misma raíz: el antifranquismo. Pues no solo el franquismo salvaguardó la continuidad histórica de España, sino que la democracia solo pudo venir de él. El antifranquismo siempre fue y es antidemocrático.

**Es hora sobrada de emprender una ofensiva por la verdad histórica como fundamento de una política que permita corregir las derivas a que ha llevado el antifranquismo a la sociedad española. A ese efecto escribí dos libros que han intentado ocultar y en gran medida ocultado, los partidos y los medios: Los mitos de la guerra civil y Los mitos del franquismo. Los dos, junto con otros, deberían divulgarse masivamente. 

**Así como Europa, en conjunto, no ha asimilado la II Guerra Mundial, España no ha asimilado la guerra civil y el franquismo. 

La Segunda Guerra Mundial - 1

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Histeria de género (para uso de VOX).

1. La histeria “de género” pretende, a) que los sexos no existen, que son simples constructos sociales arbitrarios  (“géneros”); y b), contradictoriamente, que uno de esos “géneros” –llamémosle masculino– oprime al otro (u otros) mediante el sistema del “patriarcado”. 

2. La opresión se manifestaría en el maltrato sistemático y en particular en los asesinatos de mujeres (que propiamente no existen como sexos sino como tales constructos). Estos asesinatos no se producirían por otra causa que por la de ser mujeres las víctimas. Lógicamente, los asesinos lo son a su vez por ser varones (otro constructo), que practican la violencia del macho (“machista”). 

3. Naturalmente, dadas estas circunstancias, las mujeres tendrían que ser especialmente protegidas (¿por los gobiernos patriarcales?), de modo que un mismo delito fuera más castigado si lo comete un varón que si lo comete una mujer. Lo cual implica considerar a la mujer menos capacitada o responsable, menos libre internamente y por lo tanto inferior. Una paradoja solo aparente, pues la ideología de “género” parte de esa idea inconfesada. 

4. Esa supuesta inferioridad se manifiesta de dos maneras: en la idea de “derechos de la mujer” (o de los homosexuales, etc.); y en la aversión a la maternidad, que más define a la mujer fuera de todo constructo.  La pretensión de derechos específicos vulnera la idea de la igualdad ante la ley, retrotrayéndonos a las sociedades de privilegios (privilegio significa “ley privada” o “ley particular”. Y la aversión a la maternidad en la negación del carácter humano de la vida que se forma en el seno femenino.

5. Salta a la vista que bajo la carga aparente del odio al varón y al “patriarcado”, la ideología de género detesta de modo muy especial la propia condición biológica femenina.

6. El aborto puede ser  necesario en circunstancias excepcionales, pero estas ideologías lo promueven como un derecho:   el derecho (histérico) a aniquilar vidas humanas en  el seno materno. La mera consideración de tal derecho impulsa a practicarlo masivamente, y así ocurre actualmente. De transmisora de la vida, que presuntamente inferioriza a la mujer, esta se convertiría en lo contrario. Mientras, esos mismos ideólogos promueven la inmigración descontrolada, dos tendencias sociales  destructivamente complementarias. 

7.  En la realidad, y salvo casos `psicopáticos muy extraños, ninguna mujer es asesinada por serlo (como tampoco ningún varón). Ni ningún asesino lo es por ser varón o “macho” ni ninguna asesina por ser “constructo mujer”. De ser cierta la explicación feminista, el número de mujeres asesinadas sería enorme, hasta poner en crisis la continuidad de la especie (¿otro “constructo”?). Pero el número real de mujeres asesinadas es muy bajo y  nunca “por ser mujer”. 

8. Casualmente el número de mujeres asesinadas es  más bajo en España que en la media europea, aunque  haya crecido notablemente, sobre todo en comparación con  el franquismo, en particular desde la adopción de “leyes de género”. No obstante, se convierte en una histérica y permanente  agitación en los medios y a menudo en las calles. 

9. Que no solo los maltratos y muertes a mujeres hayan aumentado, sino también la violencia doméstica en general, con los niños como víctimas especiales, es un resultado lógico de estas ideologías, pues fomentan  la desconfianza y aversión entre los sexos y socavan la estabilidad familiar. Otro de sus efectos es el considerable  aumento de los suicidios, también entre niños y adolescentes.  

10. Otro rasgo que delata la histeria de esas ideologías es su pretensión de representar “a las mujeres”, cuando es evidente que la gran mayoría de ellas no se sienten representadas por tales personajes (mujeres y varones, homosexistas, etc.) ni siguen sus consignas; aunque a menudo se sientan desconcertadas por su fraseología enloquecida.

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Nuevo comunismo

El programa 2030 parte de dos ideas de base complementarias. La primera es que ya hay demasiada gente en el mundo y que el ritmo de crecimiento actual conduciría a una catástrofe, idea discutible, aunque digna de consideración. Y la segunda es la expuesta por uno de sus líderes: “No tendréis nada (es decir, os despojaremos de todo) y seréis felices”. Esta exposición ha chocado mucho, pero no tiene nada de nuevo : es justamente el plan comunista, puesto en práctica en la URSS. La felicidad consistiría precisamente en la igualdad de la desposesión, con las necesidades básicas presuntamente aseguradas por un estado omnímodo y omnipotente (un estado mundial, del que nadie podría ya escapar). La idea es mucho más antigua, la expone Don Quijote en su discurso sobre la edad de oro. La libertad personal desaparecería, porque la felicidad igualitaria gobernada por la ciencia la haría innecesaria.

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El 18 de julio y la actualidad

El 18 de julio y la actualidad. Resumen Histórico

El 17, oficialmente el 18, de julio de 1936  comenzó, según se dice a diestra y siniestra, la guerra civil española. No es así: se reanudó. La guerra la comenzaron el PSOE y los separatistas catalanes  el 6 de octubre de 1934, después de un año de preparación clandestina y maniobras desestabilizadoras. Lo he  demostrado de modo inapelable. Entonces solo duró dos semanas, pero los partidos guerracivilistas  se unieron más estrechamente, de derecho o de hecho, en el frente  popular, y en las elecciones de febrero-abril de 1936 dieron un nuevo golpe, falsificando las votaciones e instalando un régimen de terror que destruyó la república.

No es casual que el levantamiento del 18 de julio comenzara invocando la república y con la bandera republicana, algo que sorprende a muchos. Pues la causa inmediata fue precisamente la destrucción de la legalidad republicana por el frente popular. Sin embargo, aquello no iba a durar, porque la república misma había resultado un experimento caótico que nadie quería continuar, ni en la derecha ni en la izquierda.  Pero el frente popular, que mayormente se declaraba rojo, supo aprovechar el cuento legitimador de “la república”, y la derecha no supo ponerle obstáculo. 

La  esencia de todo el conflicto está en la consigna de Franco: no rebelarse por la república ni  por la monarquía, sino por España. Pues lo que estaba en cuestión era la continuidad histórica, política y cultural de España, entonces decisivamente amenazada por la mezcla de sovietizantes y disgregadores del frente popular. Este se componía de partidos cuya única concepción común era la demolición de la España histórica, y de la Iglesia como su elemento peor. En ello coincidían todos –y era en lo único que coincidían– desde los llamados republicanos de izquierda a los anarquistas. Como se quejaba Azaña, casi nadie entre ellos tenía una idea nacional, y él mismo la tenía negativa. Sobre tal negatividad era difícil sostener una unidad  de acción, y esa fue una causa principal de su derrota. Solo el  Partido Comunista vio el problema,  se declaró hasta patriota a ultranza y reivindicó con más fuerza que nunca la legalidad republicana que había contribuido a destruir. Pero no logró resolver del todo el problema planteado por sus ineptos  e intrigantes aliados.

En el bando nacional, Franco supo maniobrar mucho mejor para asegurar la unidad de acción entre sus distintos partidos o “familias”, naturalmente díscolas entre sí y que ya al principio estuvieron cerca de impedir el golpe de Mola;  mantuvo una eficaz economía, consiguió ayudas externas en condiciones mucho mejores que sus enemigos  y dirigió con brillantez  las operaciones bélicas. De ahí su victoria.

Por supuesto, no  podía volver una república que nadie deseaba, ni tampoco una democracia imposibilitada por la experiencia republicana y por el carácter antinacional y la fuerza de los partidos del frente popular. El régimen resultante, aunque poco definido ideológicamente, fue lo bastante fuerte para evitar la entrada en la guerra mundial y luego derrotar al maquis y al aislamiento internacional. Finalmente creó una sociedad nueva,  libre de  los viejos extremismos y odios, próspera como nunca antes, con excelente salud social y la unidad nacional afianzada. Paradójicamente, estos inmensos servicios agotaron al régimen, debido , como señalé, a su poca definición ideológica y dependencia política de la personalidad de Franco. Pero puede decirse que el régimen “murió de éxito”.

Así, ya antes de la muerte de Franco el “franquismo” se iba descomponiendo, mayormente por efecto del Vaticano II, hostil al régimen que había salvado a la Iglesia del exterminio. Y  asimismo por  la doble disgregación de sus “familias”: entre ellas mismos, pues cada una tiraba ya por su lado;   y dentro de cada una, pues había varias Falanges, varios grupos carlistas, católicos y monárquicos.  La única solución era una transición democrática que evitase una repetición del caos republicano, cosa posible porque la oposición al régimen era muy débil, y se suponía que los partidos emergentes (que salvo los comunistas y muy a última hora la ETA, no habían hecho oposición al régimen), algo habrían aprendido de la historia. La solución democrática, en todo caso, solo podía provenir del franquismo y de ningún modo de sus enemigos, enemigos también de ella.

La transición funcionó bastante bien, aunque con varias confusiones peligrosas.  La más de fondo, la  misma que había otorgado al frente popular una legitimidad republicana y democrática absolutamente fraudulenta:  con lo que el antifranquismo fue convirtiéndose en santo y seña de los nuevos partidos y la nueva democracia, hasta aceptarlo implícitamente  los  propios descendientes más directos del franquismo. Aceptación implícita que hizo explícita Aznar al condenar en 2002 el alzamiento del 18 de julio, demostrando una miseria intelectual y moral asombrosa.  Aquella condena abrió de par en par las puertas a las derivas posteriores del PSOE y separatistas, nuevo frente popular de facto, al que se unió como auxiliar el PP. Y por eso nuevamente España está sufriendo la presión brutal de la disgregación separatista y de una sovietización modificada, con leyes totalitarias, etc. Todo ello “legitimado” en el antifranquismo y, como antaño, en la denigración sistemática de la historia de España. La democracia se ha degradado a un conchabamiento de los enemigos de España y la libertad, empezando por el PP y el PSOE. 

¿Fue entonces inútil la guerra y la reconstrucción franquista? En la historia todo evoluciona, y el hecho de que los logros del franquismo (unidad nacional, paz, independencia, libertades, monarquía  y la propia democracia finalmente) persistan, aunque  muy amenazados, revela las fuertes raíces de aquella experiencia histórica. Pero hoy se plantea a la actual generación de los españoles un desafío fundamental, que es de esperar que se resuelva por medios democráticos. Hace solo cinco años no parecía haber ninguna salida al contubernio PP-PSOE, y hoy, afortunadamente, ha surgido VOX, que representa una  alternativa, real, sean cuales sean sus defectos.

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La mejor manera de entender la guerra civil (y sus consecuencias) es analizar la significación política a histórica de los enemigos a quienes venció: https://youtu.be/a1-0eypwTGs

El programa Una hora con la historia llega  cada tres meses a una situación crítica por los impuestos (casi 1.000 euros). La situación se salva por las contribuciones extraordinarias de algunas personas. Para que el programa funcione de manera sana,  sin necesidad extraordinaria hace falta que 300 oyentes se comprometan a enviar 10 euros al mes a su cuenta. Para casi cualquier persona es muy poco, pero para la labor del programa es mucho: BBVA ES09 0182 1364 3302 0154 3346

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Bestialidad 2030 / España y los tres occidentes / Marx (XIV) Clases y mesianismos

La mejor manera de entender la guerra civil (y sus consecuencias) es analizar la significación política a histórica de los enemigos a quienes venció: https://youtu.be/a1-0eypwTGs

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Bestialidad 2030

**La bestialidad 2030 en acción: circulan vídeos promoviendo la masturbación infantil y la pederastia, por un lado, y el suicidio de los ancianos por otro. La “filosofía” es que hay demasiados humanos, que la reproducción es asunto muy menor en la sexualidad, y que los viejos “ya han disfrutado de la vida”,   resultan muy costosos y debe convencérseles de  de las bondades del suicidio. O, como decía el exColetas, pueden irse “a la mierda”.

**Creo que nunca desde la transición había caído tanto el nivel intelectual y moral de los políticos españoles. En un proceso en que también ha decaído profundamente dicho nivel en la media de los españoles. Exceptuemos a VOX. Una de las cosas más reveladoras de los debates electorales es la gran superioridad intelectual de los candidatos de VOX sobre la cháchara y la pacotilla ideológica de los demás.

**El cuento del  “voto útil”  (nada de  votar en conciencia) lo inventaron los obispos en la transición, para apoyar a Suárez contra Fraga. Y ahora la siguen empleando los obispos  para apoyar a Feijoo frente a Abascal. Ojo con esa lamentable banda.

**Feijóo ha declarado su intención de estrechar la cooperación y amistad con Marruecos, una tiranía que perjudica constantemente a España, que ha invadido territorios españoles y amenaza seguir en ello. Claro que para Feijóo, España no existe en realidad, pues se compone de naciones sin estado, empezando por Galicia. No hay contradicción entre esta idea de fondo y su afición a la tiranía marroquí.

**La guerra de Ucrania está redefiniendo la situación internacional  en profundidad, no solo geopolíticamente, sino también ideológicamente (ideologías LGTBI, etc.)

**También define Ucrania la posición de España, único país del mundo cuyos gobernantes crean conflictos con Rusia en beneficio de  quienes invaden nuestro territorio en Gibraltar, y de quienes han invadido el antiguo Sahara español y aspiran a hacer lo mismo con Ceuta y Melilla, y seguramente otros territorios.  Les conmueve la invasión de Ucrania, dicen.

**En relación con la guerra de Ucrania, VOX debería defender abiertamente la neutralidad de España. Tiene argumentos de sobra para ello, y no debería dejarse atemorizar por la algarabía propagandística de quienes nos invaden o amenazan. La neutralidad es  una de sus asignaturas pendientes.

La Segunda Guerra Mundial - 1

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D.t. España y los tres Occidentes

***¿De veras hacía falta un libro más sobre la SGM?

— Creo que sí. No un refrito de las interpretaciones en boga, sino un reenfoque La versión hoy dominante sería: la Alemania nazi –el  mal absoluto–, habría sido derrotada por Inglaterra y Usa, junto con, secundariamente, la URSS,  otro régimen malvado, aunque menos que el alemán, y que pudo cosechar éxitos gracias fundamentalmente a la ayuda useña. Me parece una versión propagandística, y creo que la he desbaratado en el libro. Y que, además, no incluye adecuadamente el principal fondo histórico del conflicto, que no fue solo entre potencias, sino fundamentalmente entre ideologías. Yo compararía esa guerra con la II Guerra Púnica, de la que en definitiva nace Europa. Con esta guerra mundial se acaba Europa en más de una faceta, principalmente en la cultura.

***Pareces dar por liquidada a Europa para los restos. 

—No lo afirmo, pero hoy por hoy no se ven indicios de otra cosa. No solo es un problema político  o militar, sino ante todo cultural. Desde aquella guerra, Europa ha cesado de aportar cultura, aunque le haya ido bien económicamente. Es más, en el plano de la alta cultura, el proceso es más bien el de una autodemolición, empezando por la de la historia, de los cuatro siglos y medio de era europea. Se suele considerar la SGM como una especie de  suicidio de Europa, pero la evolución posterior  ha sido aún más negativa. ¿Podría cambiar esa corriente? No lo sé. Señalo, no obstante, que Europa es el núcleo creador de lo que suele llamarse Occidente, y en este concepto pueden distinguirse algo así como tres suboccidentes: el anglo,  el centroeuropeo y el hispánico. Siempre insisto en que el hecho de haberse abstenido España en la SGM podría tener un alcance histórico de primer orden, quizá de revitalización cultural o espiritual. Aunque hoy por hoy no lo veo.

El programa Una hora con la historia llega  cada tres meses a una situación crítica por los impuestos (casi 1.000 euros). La situación se salva por las contribuciones extraordinarias de algunas personas. Para que el programa funcione de manera sana,  sin necesidad extraordinaria hace falta que 300 oyentes se comprometan a enviar 10 euros al mes a su cuenta. Para casi cualquier persona es muy poco, pero para la labor del programa es mucho: BBVA ES09 0182 1364 3302 0154 3346

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Marx (XIV) Clases sociales y mesianismo

El  análisis económico con que Marx intentó validar científicamente  su doctrina es falso, no solo porque sus predicciones fallaran sino porque su teoría del valor-tiempo de trabajo es en el fondo absurda. Sin embargo, ello no afectó, o apenas, a su  influjo sociopolítico y cultural a  todos los niveles pues su influencia no depende de dicho análisis, poco o mal conocido por los seguidores de Marx,  sino de un hallazgo más comprensible:  la división de todas las sociedades en clases (exceptuando la meramente especulativa comuna primitiva). Con el significado de que una clase explotaba a las demás, vivía literalmente del trabajo de las demás, en especial de la más directamente implicada en la labor  manual: los esclavos en la llamada antigüedad, los siervos en la “edad media”,  el proletariado industrial en  la “contemporánea”. Este es un concepto fácil de aprehender, evidente en apariencia,  y con una profunda fuerza moral, pues la igualdad entre los seres humanos, conseguible o no en este mundo, es una idea  arraigada en las sociedades de raíz cristiana. Contiene además una motivación mesiánica: explica, o lo parece, por qué, históricamente, nunca se consiguió la ansiada igualdad, y también por qué el capitalismo, creando a sus propios enterradores, sería el prólogo necesario a ella.

Y explica a su modo otras cosas Por ejemplo, por qué una capa social muy minoritaria puede sujetar a sus intereses y explotar a la vasta mayoría social.  Marx lo aclara  por dos mecanismos: el estado y la ideología. El estado garantizaría por la fuerza esa dominación, y la ideología, muy especialmente la religión, convencería a los explotados de que su situación sería irremediable y en cierto modo conveniente para todos. La religión adormecería a la gente con sus promesas para el otro  mundo, y las teorías económicas, filosóficas y hasta el arte, tendrían como misión principal justificar la realidad profunda de la explotación, para desconcertar y asfixiar la rebeldía natural de los explotados.

Ahora bien, por debajo de la fuerza del estado y de las fantasmagorías ideológicas, habría una realidad económica profunda en la incapacidad de la técnica para producir suficientes bienes para todos. Por eso, cuando los abusos de los explotadores suscitaban rebeliones de los oprimidos, estos, al margen de sus intenciones, solo podían reproducir las estructuras explotadoras, solo cambiando de explotadores. Cosa que solo dejaría de ser cierta en nuestro tiempo, gracias a la inmensa productividad técnica del capitalismo. Ya hemos visto que la  realidad del empuje técnico choca con la teoría del valor-trabajo. Pero infunde enormes esperanzas movilizadoras a los seguidores de Marx.

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