Momentos críticos
La reunión “secreta” entre Abascal y Feijóo, teóricamente para limar asperezas ante la posible investidura del cabecilla del PP, es una pésima noticia. Los ataques del PP a VOX no han quitado a este ningún voto. El voto se lo quitó el propio VOX al presentarse como compañero inferior del PP. Fue esa política o antipolítica la que fomentó el “voto útil”. Si no repara el desaguisado, VOX se volverá simplemente irrelevante, y tendrán razón los que pronostican que los 600.000 votos pasados al PP serán solo la avanzadilla del resto o de una abstención impotente y tremendamente desilusionada.
Quiero insistir en que lo único relevante en la política española desde 2002 es el surgimiento de VOX: de cómo vaya ese partido va a depender todo. Lo demás es “más de lo mismo”, con la salvedad de que ese “más” está acercándose ya a la destrucción del país. Si VOX no aprovecha su error electoral para volverlo contra el PP y ganar su propia fuerza como alternativa, se convertirá en un satélite irrelevante de Feijoo y los suyos. Lo que no tendría importancia si ese fracaso no afectase tan radicalmente a los intereses más profundos de España. Vivimos momentos críticos.
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Charlatán como profesor de historia
**Contra VOX se han concitado PP, PSOE, PNV y golpistas catalanes, prácticamente toda la TripleM ampliada, la UE y la Iglesia. Toda la morralla, en suma. Como decía no sé quién, “a más enemigos, más honor”. Y hay que añadir algunos, no se sabe cuántos, que dentro de VOX sembrarán el derrotismo o la confusión cuando más necesario es clarificar ideas y cerrar filas. La cuestión es si VOX estará a la altura de las circunstancias.
**Los separatismos se apoyan en un racismo especialmente ridículo. Después de la experiencia nazi no se puede invocar abiertamente como antes. Pero sigue siendo la base esencial del separatismo: sin él perderían casi toda su razón de ser.
**Dado que es preciso disimular el racismo, los sepas exaltan las lenguas regionales, oponiéndolas a la nacional común. Pero en todas las regiones es el español común la lengua más hablada, y las culturas regionales en español son más importantes que la regionales en lengua regional.
**Los separatistas dicen defender la lengua regional, pero en realidad la desprestigian y enlodan con sus racismos disimulados, sus historias falseadas, su odio y sus pretensiones.
**España no es un estado sin nación que oprimiría a varias naciones sin estado, como pretenden, abierta o encubiertamente, tanto el PP como el PSOE y los sepas. El intento de destruir la unidad nacional significaría dividir a España en un conglomerado de estaditos hostiles entre sí, impotentes y manipulables por potencias extranjeras más fuertes
**Dos dichos propuestos para enriquecer el idioma: “Ignaro y venal como un periodista”. Otro: “Charlatán como un profesor de historia”. Véase Galería de charlatanes. Son algo injustos, desde luego, pero no demasiado.
**Ustedes, feministas, no representan a las mujeres. Se representan a sí mismas y ya es bastante. Sería muy triste, en verdad, que las mujeres se sintieran representadas en histéricas como ustedes.
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Marx XVII (nuevo resumen)
El marxismo se proclama concepción científica del ser humano y de su historia, que entiende inteligible por la economía, su elemento “materialista”. La economía, por la insuficiencia técnica, divide a los humanos en clases sociales, con una explotando al resto y la formación de ideologías (la religión en primer lugar, también las concepciones jurídicas etc.) que justifiquen su dominación, y la organización de un estado cuya fuerza garantice dicha dominación. A lo largo de la historia, los sistemas económicos han evolucionado hasta que la enorme expansión técnica del capitalismo vuelve innecesaria la división en clases. Ahora bien, los capitalistas mantienen su dominación explotadora, y su forma económica o sistema productivo entra en continua contradicción con las necesidades sociales, intentando detener la marcha de la historia hacia el comunismo.
De acuerdo con esta teoría, Marx analizó los orígenes y procesos de la acumulación capitalista, basada en la competencia por la ganancia. Ganancia o plusvalía a su vez originada en la valoración de las mercancías por las horas de trabajo obrero que exige su fabricación, parte de las cuales se apropia el capitalista. El impulso de la competencia tiende a introducir más y más técnica, a concentrar el capital cada vez más, y a proletarizar al resto de la sociedad.
Surge entonces una contradicción sin salida: la técnica no produce valor por sí misma, según Marx, sino que solo incorpora el valor que ya tenía. Es decir, aumenta la masa de valor, y con ella la masa de plusvalía, pero reduce la tasa de ganancia, y este aumento de la masa en detrimento de la tasa origina crisis sucesivas y cada vez peores, y los intentos de aumentar la tasa mediante una explotación creciente del proletariado, empujan a este a la rebelión, hasta que el capitalismo sea derrocado revolucionariamente y se abra un proceso más o menos largo en que los medios de producción pasen de ser propiedad de unos pocos explotadores a ponerse al servicio de la comunidad.
Ya hemos visto que la oposición entre tasa y masa es una entelequia, necesitada por la doctrina, pero no por la realidad. Y que, de todas formas, la tremenda influencia ejercida por el marxismo se debe, más que a su análisis económico, mal conocido por sus seguidores, a su teoría de las clases y su evolución histórica, que llevaría a una sociedad igualitaria, opulenta y presumiblemente feliz.
La historia, por lo tanto, se explicaría científicamente, bajo sus innumerables manifestaciones y avatares, por una lucha, abierta o subterránea, entre las clases explotadoras y las explotadas. Es el tema abordado en el artículo anterior, cuyas contradicciones quedaron solo esbozadas.
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Significado histórico de Franco
El significado histórico de Franco y su régimen puede resumirse así: la continuidad de España como nación y como cultura. Hoy atacada brutalmente por el antifranquismo.
En una carta a su revoltoso y un tanto descerebrado hermano Ramón, Franco afirmaba que la mejor opción para España era una democracia en orden, y que el golpismo solo conduciría a alguna tiranía. Al poco llegó la república, y la democracia no produjo orden, sino en un caos hasta desembocar en un frente popular que llevó al país al borde de la disgregación y la sovietización, es decir, a la desaparición de la España histórica.
¿A qué se debió aquel fracaso? Algunos arguyeron que los españoles, por su carácter anárquico, serían incompatibles con una democracia, cosa que unos miraban como algo positivo y otros como negativo. Otra explicación, compartida por el propio Franco, era que los partidos, por su propia naturaleza, tendían a imponer sus intereses particulares por encima de los comunes, cosa que la experiencia republicana había puesto bien de relieve. Por lo que la continuidad de España debía reposar en un régimen sin partidos.
Las dos interpretaciones me parecen falsas o insuficientes. A mi juicio, el fracaso de la república proviene de dos hechos concretos: la radicalización de un PSOE que con Primo de Rivera parecía haberse civilizado, y la denigración sistemática de la idea de España y su historia por todo el espectro izquierdista y separatista. Esto último lo había denunciado, a raíz del 98, Menéndez Pelayo, si bien dándole una interpretación muy discutible. Cabría añadir la inepcia intelectual de una derecha señoritil, pesetera, sin apenas sentido social y casi indiferente a la cultura (como volvemos a presenciar ahora mismo). Y ello en un contexto europeo de crisis profunda del liberalismo y auge de los utopismos comunista y anarquista en España. En tales circunstancias, el régimen de Primo de Rivera funcionó casi increíblemente bien, no obstante lo cual fue liquidado, no por la izquierda sino por la propia derecha, dato bien revelador de su carácter.
Ya he expuesto que no existe régimen posible sin partidos, aunque estos se llamen familias, camarillas, grupos de presión o de cualquier otro modo. En el franquismo hubo cuatro, mal avenidos, que no obstante fueron encauzados productivamente por el arbitraje de Franco y por la presencia de un ejército poco politizado, pero con dos ideas claras compartidas por Franco: patriotismo o continuidad de la nación española; y oposición a una nueva experiencia al estilo de la república. Como decía Fernández de la Mora, Franco no era un intelectual ni un ideólogo, pero se atenía a unas pocas ideas que se revelaron extraordinariamente fructíferas.