Metodología
A algunos les parece mejor “tecnología” que técnica y “metodología”, que método, por eso de que alargar las palabras les suena más científico y tal. En cuanto a la “metodología”, dan mucho la tabarra los charlatanes historiográficos para descartar el simple ejercicio de la inteligencia. Así, su metodología les lleva a afirmar que en la guerra civil el Frente Popular era republicano (la historiografía de derecha, no menos “metodológica”, lo ha aceptado casi siempre), y además era democrático. En realidad no llegan a esa distorsión radical por ningún método, sino que parten de ella, consistiendo su metodología en ignorar o mutilar los datos –la multitud de datos definitorios– que lo desmienten.
Mencionaré tres ejercicios metódicos más adecuados. En Galería de charlatanes he usado el método simple y eficaz, de exponer puntos clave defendidos por diversos historiadores y demostrar sus contradicciones y hasta qué punto chocan con el mero sentido común. Este es un método que en España creo que nadie emplea. Y no es de extrañar que ninguno de los charlatanes analizados haya respondido con un poco de seriedad.
Otro método muy interesante –y también muy poco empleado– fue el de Los personajes de la república vistos por ellos mismos Se trata del contraste entre las memorias y escritos de los personajes decisivos de aquella época acerca de los mismos sucesos históricos. El resultado no pude ser más revelador. Un defecto muy corriente en la historiografía española (y no solo española) es la escasa atención a lo que dicen y hacen los verdaderos protagonistas, tomando su papel el historiador para interpretar constante y metodológicamente el sentido de sus dichos y hechos.
Cuando me decidí a estudiar lo que entonces pasaba por “la insurrección de Asturias” o incluso “la huelga de Asturias”, no es que tuviera una idea ni medianamente precisa del asunto, partía más bien de la versión entonces casi generalmente aceptada, también rechazada por algunos de derecha, que sin embargo no iban al fondo del problema. Mi método consistió en examinar las palabras, intenciones abiertas y actos de los protagonistas de un lado y del otro. Empecé por la prensa de la época, enormemente instructiva, y seguí por las intervenciones en las Cortes, por los archivos de la Fundación Pablo Iglesias, especialmente los documentos de Largo Caballero, por las memorias o escritos posteriores de unos y otros, destacando las de Juan Simeón Vidarte, socialista de alto rango y el único masón que he encontrado que menciona las maquinaciones políticas de esa “orden” (en las memorias de Martínez Barrio, que llegó al máximo grado de la orden, la masonería prácticamente no existe. De ahí el libro Los orígenes de la guerra civil
Evidentemente, este es el único método que permite llegar a conclusiones precisas. Irrebatibles, como lo han sido, porque se apoyan sistemáticamente en las ideas, decisiones y actos de los verdaderos protagonistas, tan metodológicamente sustituidos por las lucubraciones, valoraciones ideológicas y mutilaciones de los metodólogos Que, por cierto, han tenido que recurrir a leyes de tipo soviético para salvar sus patéticas historietas, e imponerlas a la sociedad. En lo que no van a tener éxito, finalmente.
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Pasarela de capullos
*Fill empty Spain dicen unos capullos que quieren “rellenar la España vaciada”. No existe la España vaciada, expresión idiota y victimista.
*Si maltratas a una mujer you are a loser, informa en un anuncio capullesco la Mutua Madrid Open.
*(Alvo) Mi empresa (no que sea mía, sino para la que trabajo) nos lleva a veces de team building … vinieron a Madrid otros compañeros de provincias …. welcome back!, les pusieron en sus sitios esas organizadoras gilipollas.
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Blas Infante y Ayuso
**Hay que entender las cosas: Blas Infante era un orate que quería imitar en Andalucía a otro, Sabino Arana. Radicalmente antiespañol y proislámico. Es el símbolo, junto con la aljofifa, de un proceso disgregador de España. Y los fomentadores y financiadores de ese proceso son, justamente, el PP y el PSOE, más aún el primero que el segundo. Por eso es fundamental que la cuestión se plantee claramente antes de que sea tarde.
**Ayuso impide al infame Bolaños (el de la memoria chekista, además de antiespañol) subir al estrado de autoridades en la conmemoración del 2 de mayo. Ha estado muy bien. En cambio, Ayuso mantiene las leyes de memoria chekista, las de género, es cómplice evidente de la aljofifa, de Blas Infante, de la política de su jefe Feijóo (“Galicia es una nación sin estado”) y de las simpatías de su partido hacia el PNV. La conclusión es evidente.
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Ser social y poder
Me insisten algunos amigos en que explique de forma bien comprensible mis tesis sobre el poder y la democracia. He aquí una especie de resumen:
1. El hombre es un ser social por naturaleza. Nadie puede vivir fuera de la sociedad. No existe o existió nunca un “estado de naturaleza” ni un “contrato social”
2. A diferencia de las sociedades animales, regidas por el instinto (por un orden inconsciente) las sociedades humanas se rigen por un orden en parte consciente y en parte inconsciente, lo que se llama el poder.
3. Toda sociedad humana genera automáticamente poder. La razón es que en ella existen intereses, ideas, sentimientos, aspiraciones, etc., diversos y a menudo opuestos. El poder nace de la necesidad de establecer un orden entre ellos, que permita la subsistencia social y por tanto individual.
4. No puede existir sociedad humana sin poder, aunque este puede adoptar diversas formas. Una sociedad acrática es imposible, solo podría funcionar al modo de las hormigas o las abejas, con un poder muy concentrado sobre una masa homogénea. Y a eso es a lo que tienden todas las utopías anarquistas o igualitaristas.
5. La sociedad humana está, por tanto, muy fuertemente individuada, aunque la noción de individuo es falsa, por lo que es preferible la noción de personalizada.
6. Individuo significa lo mismo que átomo: indivisible. Así como no existen átomos en la naturaleza, tampoco existen en la sociedad. Las personas, lejos de ser indivisibles, son extremadamente complejas y a menudo íntimamente contradictorias.
7. El poder es ejercido siempre y necesariamente por un pequeño grupo (oligarquía) sobre el conjunto de la sociedad. Ello aparte, las oligarquías pueden ser muy variadas. Este concepto va más al fondo que la tradicional distinción entre monarquía, aristocracia y democracia. Lo más común es que la oligarquía esté encabezada por una persona (monarca) y se sostenga sobre alguna forma de consentimiento de la mayoría (democracia)
8. Si la palabra democracia es en sí misma un oxímoron, monarquía y aristocracia son también imposibles. Ninguna monarquía se sostiene sin una oligarquía que la apoye y ejerza realmente el poder; y todas las oligarquías, hasta las más tiránicas, se pretenden aristocracias, siendo a menudo tan difícil desmentirlas como aprobarlas. Oligarquía es un término mucho más objetivable.
8. Las oligarquías aspiran a establecer un orden perpetuo, pero ello es imposible por la propia naturaleza del poder.
9. El poder se justifica por un orden que la oligarquía declara justo (legítimo) lo cual es aceptado más o menos por la mayoría social, pero nunca por completo. Esto da al poder un rasgo intrínseco de inestabilidad, a corto o a largo plazo.
10. La justicia puede concebirse como un equilibrio entre los diversos intereses en la sociedad, pero ese equilibrio nunca beneficia o es aceptable por igual para todas las personas y grupos sociales. Esto hace que no pueda sostenerse indefinidamente ningún equilibrio social, ni por tanto la oligarquía que lo dirige.
11. Dadas las diferencias y oposiciones de intereses, etc., en la sociedad, ningún poder podría sostenerse simplemente por la aceptación que por un período consiguiera. Necesita siempre la fuerza o la amenaza de la fuerza para imponer sus decisiones, en forma de leyes o de otro modo.
12. Toda oligarquía, por beneficiosa que la considerase por un tiempo la mayoría de la sociedad, tiende a crear sus propios intereses y a expandirlos utilizando sus dos armas principales: la propaganda y la fuerza. Es decir a hacerse tiránica
13. La historia del pensamiento político occidental puede entenderse como un esfuerzo permanente para contrarrestar las tendencias tiránicas del poder y establecer formas de dominación aceptables para la mayoría. El resultado último de ese esfuerzo, hasta ahora es la llamada democracia, cuyo significado etimológico es autocontradictorio.
14. Dado el carácter inevitablemente penoso que reviste el poder en cualquiera de sus formas, para unos o para otros, el citado esfuerzo teórico-práctico ha dado lugar también a especulaciones sobre sociedades sin poder (acracias) o igualitarias (comunistas), imposibles sin reducir a los humanos a una condición semejante a la de las hormigas.
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Para difundir en redes: Felipe González llegó al poder con la mayoría más absoluta desde la transición, aureolado por los “cien años de honradez y firmeza”, que era lo que la mayoría deseaba y esperaba después del desastre creado por Suárez. Pero ¿cuál fue el balance real de su gestión? https://youtu.be/gRVWGjw7hVk